La implementación eficiente de programas de alternativas al encarcelamiento es un aspecto importante de un sistema de justicia penal eficaz, y desempeña un papel clave en: (A) reducir la reincidencia delictiva; (B) optimizar el uso de recursos estatales; (C) despresurizar el sistema penitenciario; e (D) interrumpir el uso de prisiones para la expansión del crimen organizado. Esto suele ser evidente en el contexto de aquellas personas cuya supuesta actividad delictiva está relacionada con un trastorno por uso de sustancias subyacente, aunque también se aplica en otros contextos. Es poco probable que el encarcelamiento prevenga la reincidencia en estos otros casos, ya que no aborda el problema subyacente.
Décadas de investigación empírica demuestran que, cuando se implementan correctamente las alternativas, pueden romper este ciclo de reincidencia. No obstante, una barrera clave para la implementación efectiva de las alternativas en el Hemisferio Occidental (Alt: en las Américas), incluida Colombia, es la falta de información confiable sobre los antecedentes específicos y las necesidades de las personas, que permitan a los funcionarios detectar factores subyacentes, lo cual incluye a, entre otros, los trastornos por uso de sustancias que impulsan el presunto comportamiento delictivo. Asimismo, permiten la toma de decisiones más informada sobre cuales programas de ATI se adaptarían mejor a sus circunstancias específicas; e identificar los servicios sociales relacionados que podrían beneficiarlos.
Para abordar esta problemática, la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas está colaborando con Colombia para pilotear instrumentos de evaluación que permitan brindar información dentro del sistema de justicia penal. En colaboración con un equipo de expertos del Centro para la Innovación de la Justicia (CCI, por sus siglas en inglés), se está desarrollando y piloteado un instrumento de evaluación con personas en conflicto con la ley seleccionadas en la etapa de ejecución penal, para mejor determinar cuáles alternativas podrían apoyar su rehabilitación y reducir la reincidencia. Después de la fase piloto, el instrumento se ajustará en función de los resultados iniciales y se someterá a un estudio de validación más exhaustivo antes de implementarlo a escala.