Discursos

DISCURSO DE LA VICEPRESIDENTA Y MINISTRA DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO DE COSTA RICA, SEÑORA EPSY CAMPBELL BARR
DISCURSO DE LA DELEGACIÓN DE COSTA RICA, DURANTE EL CUADRAGÉSIMO OCTAVO PERÍODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA OEA

4 de junio de 2018 - Washington, DC


Señoras y señores Cancilleres
Señoras y señores Representantes Permanentes y Embajadores
Secretario General Luis Almagro
Secretario General Adjunto Néstor Méndez
Señoras y señores delegados

Permítanme en primer lugar expresar la solidaridad del gobierno de la República de Costa Rica con el gobierno y el pueblo de Guatemala por la explosión del volcán de Fuego el día de ayer el cual causó lamentables pérdidas humanas y materiales.

Hace 70 años, en un momento en el que el mundo se recuperaba de los horrores de la guerra, el continente americano se unió en solidaridad y esperanza para adoptar el Pacto de Bogotá que fundó esta Organización. Con ese acuerdo, nuestro joven continente mostró al mundo que era posible elegir un camino de luz y de paz.

70 años han transcurrido desde entonces y nos encontramos hoy ante una organización cuya naturaleza y propósitos no han cambiado, pero cuyo entorno y responsabilidades nos enfrentan a grandes retos y desafíos que mi país está dispuesto a asumir.

Como Estados miembros de esta organización, asumimos un compromiso con la democracia y el Estado de Derecho; con la construcción de sociedades cimentadas en la libertad, el respeto irrestricto a la ley, a los derechos humanos y las elecciones abiertas e imparciales. En el aniversario de la OEA, celebramos los pasos significativos que hemos dado en esta dirección, pero también reconocemos con gran preocupación la persistencia de importantes desafíos para la institucionalidad, la democracia, el desarrollo y los derechos humanos en todos los países de la región.

El precio de defender la democracia es que no podemos apartar la mirada de la situación en Venezuela. Existe hoy en Venezuela una crisis institucional y humanitaria que ha cobrado la vida de muchos venezolanos y que ha provocado la salida de millones de personas, quienes en busca de seguridad y una oportunidad de vida son acogidos por nuestros países.

La inclusión de este tema en la agenda de la Asamblea permite a todos los Estados a redoblar esfuerzos para encontrar una solución pacífica a la crisis venezolana, que garantice a sus millones de ciudadanos el pleno ejercicio de sus derechos.

Mi país no puede reconocer el resultado del proceso electoral que recién se realizó en Venezuela, cuando arrastra, desde antes de su convocatoria, graves vicios de legitimidad e incumple con los estándares internacionales mínimos de un proceso electoral pluralista, libre, democrático y transparente.

El bienestar de nuestros ciudadanos demanda de todos los países de la región la apertura a ser examinados por organismos internacionales. Seguimos convencidos que la vía del multilateralismo seguirá siendo la correcta.

Esta convicción nos ha llevado a recibir de forma ininterrumpida desde 1962 Misiones de Observación Electoral de la OEA aún cuando tenemos una larga historia democrática con elecciones libres, periódicas y transparentes. La experiencia acumulada por la Organización en el despliegue de Misiones de Observación y Veeduría Electoral es digna de encomio y ha servido de ejemplo para el mundo. Estamos convencidos que esta es y deberá continuar siendo una de las principales actividades de la organización. Los Estados debemos fortalecer el Departamento para la Cooperación Electoral. La garantía de procesos electorales transparentes y democráticos constituye la piedra angular sin la cual no podemos construir sociedades justas e inclusivas.

Hace 70 años, nuestra región fue pionera al adoptar en 1948 la Declaración Americana de los Derechos del Hombre. Posteriormente en 1969 se suscribe en mi país el Pacto de San José. El acuerdo da vida al Sistema Interamericano de Derechos Humanos y es hasta la fecha un estandarte del respeto, protección y realización de los derechos humanos en el continente.

Costa Rica reitera su apoyo incondicional al fortalecimiento de este Sistema así como nuestra voluntad de trabajar para atender los desafíos y reforzar la institucionalidad hemisférica: la Corte, la Comisión y sus Relatorías. Debemos esforzarnos por mejorar los resultados con una mayor eficiencia y con una administración financiera transparente y austera.

Los desafíos en derechos humanos en toda nuestra región son muchos y apremiantes. Nuestras poblaciones en situación de vulnerabilidad no pueden esperar más para que sus derechos sean respetados.
Costa Rica se rehúsa a guardar silencio ante la escalada de violencia en Nicaragua y se une al rechazo de la comunidad internacional a los deplorables sucesos ocurridos en las últimas semanas que han cobrado la vida de más de 76 personas y han dejado centenares de heridos y desaparecidos; cifras que continúan en aumento al día de hoy.1 Con el pueblo nicaragüense compartimos mucho más que una vecindad geográfica. El sufrimiento de su gente es un dolor que alcanza también al pueblo de Costa Rica, porque somos pueblos hermanos, cuyos ciudadanos compartimos el sueño de vivir en sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

Como una nación que cree y promueve el respeto por los derechos humanos y el Estado de Derecho, instamos al Gobierno de Nicaragua a cesar inmediatamente toda represión a los manifestantes y la detención arbitraria de quienes participan de las protestas. Urgimos nuevamente a las autoridades nicaragüenses a acatar las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a restablecer las condiciones necesarias que permitan continuar el proceso de diálogo mediado por la Conferencia Episcopal. La construcción de la democracia es un proceso permanente y minucioso que debe ser asumido por todos los actores sociales día con día. Esa es una obligación ineludible que asumimos al firmar la Carta de la OEA y en la que los países miembros no podemos ni debemos retroceder.

Mi país ha definido la lucha por la igualdad como una prioridad y reconoce que es urgente actuar contra el flagelo de la discriminación.
Lograr la plena aplicación de las Convenciones Interamericanas en la materia es una obligación.

La igualdad de condiciones y oportunidades es un derecho inalienable de todo ser humano y el papel que puedan jugar todas las Relatorías de Sistema es fundamental. En este sentido, extendemos nuestro reconocimiento a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la creación de la Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales que se une a los importantes esfuerzos de otras Relatorías.
Asimismo, Costa Rica reconoce que la libertad de expresión es un concepto en constante evolución. Los Estados debemos defender esta libertad ante cualquier acción que pretenda menoscabarla o limitarla. Costa Rica se suma a las voces que condenan la violencia contra los medios de comunicación y, especialmente, contra los periodistas que ejercen su profesión y que continúan siendo víctimas de la violencia, la intolerancia y la represión.

Señor presidente,

Mi país se ha proclamado “nación pluriétnica y multicultural”, lo cual es un reflejo de la rica diversidad que caracteriza a nuestro continente. Yo misma hablo ante ustedes como la primera mujer afrodescendiente en ser electa vicepresidenta en América Latina, así como la primera mujer en la historia de mi nación en ostentar el cargo de Ministra de Relaciones Exteriores. Asumo estas funciones con orgullo y gran sentido de responsabilidad, al representar a un país que reconoce las ventajas y los aportes de la diversidad.

Nos congratula que la Organización de los Estados Americanos comparta la diversidad como un valor y haya institucionalizado la celebración de la Semana Interamericana de los y las Afrodescendientes en las Américas y la Semana Interamericana de los Pueblos Indígenas. Celebramos también que en esta Asamblea General Costa Rica copresentó junto a Panamá una resolución para
el reconocimiento y promoción de los derechos de los afrodescendientes en las Américas.

A pesar de estos avances, debemos reparar las deudas históricas y atender los retos comunes con el fin de alcanzar la igualdad real en el continente. Las poblaciones y las culturas son dinámicas y, por ello, es mandatorio reflexionar periódicamente sobre las condiciones estructurales que las afectan, que las invisibilizan y que les impiden disfrutar plenamente de sus derechos. Muchas poblaciones y grupos son parte aún de esta lucha: los afrodescendientes, los pueblos indígenas, las mujeres, la comunidad LGBTI, los adultos mayores, las personas con discapacidad entre muchos otros. Todos ellos son luchadores incasables, que trabajan por el reconocimiento de su dignidad. Darles nuestra mano y nuestro mayor esfuerzo es un imperativo ético. Usemos este espacio para emprender una aventura conjunta para descubrirnos como seres humanos libres y diversos. No temamos dar pasos contundentes hacia sociedades cada vez más inclusivas.

Esa aspiración requiere de una participación plena y equitativa de las mujeres del continente. Al inicio de este año, en esta misma sala, conmemoramos el 90 aniversario de la Comisión Interamericana de Mujeres; una efeméride que nos permitió reconocer el camino recorrido y los desafíos que aún tenemos por delante. Millones de mujeres en el hemisferio experimentan violencia en todos los ámbitos y contextos sociales, incluido el femicidio, el acoso, y la desigualdad.
Cualquier actitud discriminatoria y desvalorizante es inaceptable y debe ser eliminada para erradicar la violencia contra las mujeres en todas sus formas.
Celebro que el gobierno del Presidente Carlos Alvarado, haya decido tener un gabinete paritario, más de la mitad de ministros y ministras son mujeres.

Debemos comprometernos para avanzar aceleradamente para lograr la igualdad entre las mujeres y los hombres de la región. Para que cada niña que nazca tenga garantizadas todos sus derechos y oportunidades.

La mayor parte de los países latinoamericanos compartimos importantes desafíos, entre ellos la llamada “trampa” de la renta media. Ciertamente, nuestros índices de desarrollo muestran un avance considerable, pero, a pesar de grandes esfuerzos y sacrificios, aún no tenemos suficiente capacidad para atender las demandas de una población que aspira legítimamente a alcanzar un desarrollo óptimo en todas sus dimensiones. Aún requerimos de cooperación y otras herramientas que nos permitan cumplir la meta de la erradicación de la pobreza en el marco de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.


Costa Rica se congratula porque esta Asamblea General haya abordado el tema en la resolución “Incorporación de criterios multidimensionales para la medición de la pobreza y el desarrollo”, presentada por Chile, México y Costa Rica y copatrocinada prácticamente por la totalidad de la membresía, tanto latinoamericana como caribeña. Confiamos en que esta es una clara señal de que avanzamos en la discusión de temas relevantes en la agenda internacional y en el desarrollo integral de las Américas.

Señor Presidente,
Señoras y señores Cancilleres,

No puedo dejar de referirme a los desafíos de la seguridad hemisférica. Una preocupación común que debe ser atendida de manera integral y coordinada entre todos los estados miembros de esta organización, con el fin de evaluar, prevenir, enfrentar y responder efectivamente a las amenazas existentes.

América Latina es la región más violenta del orbe. Este es un flagelo que debemos atender sin dilación.

Es por ello que reconocemos la importancia del trabajo que la Organización realiza para apoyar y asistir a los Estados Miembros en el desarrollo y fortalecimiento de sus capacidades nacionales para enfrentar los delitos de la trata y el tráfico de personas, atendiendo de forma especial la violencia generada contra mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Seguros del rol clave de la colaboración, trabajamos de la mano con los países de la región y con la OEA en el desarrollo de capacidades y estrategias para combatir la criminalidad organizada, asegurando los pasos fronterizos, los puertos y el transporte de carga.

Señor Presidente,
Señoras y señores Cancilleres,

La Organización de los Estados Americanos se encuentra en un momento crucial que nos obliga como Estados Miembros a adoptar decisiones que tendrán un impacto en el funcionamiento y la labor que esta Organización desarrolla en nuestro continente.

Debemos tomar una decisión respecto al sistema de cuotas y ser coherentes, brindando de manera racional el financiamiento necesario para su sostenibilidad, garantizando eso sí un uso racional y austero de los recursos, y el cumplimiento de las metas de la organización.


Señor Presidente,
Señoras y señores Cancilleres,


70 años han transcurrido desde que la Organización de los Estados Americanos se erigió como el principal foro hemisférico de diálogo,
encuentro y edificación de mejores condiciones para los pueblos de este continente. Son 70 años de luchas, compromisos, acciones exitosas y otras quizás fallidas, pero que han dejado huella en la historia de nuestros pueblos.

Costa Rica aboga y abogará incansablemente por que la OEA continúe siendo un espacio robusto y efectivo de diálogo al servicio de los Estados Miembros. Un continente en el que la democracia, los derechos humanos y la libertad se fortalecen diariamente a través de instituciones sólidas y transparentes, es un continente cercano a su gente y que trabaja por el bienestar de toda su población.

Conmemoramos estos 70 años de la OEA, no mirando hacia el pasado sino con la mirada firme en el futuro. Ese futuro está en nuestras manos y en las decisiones que tomemos para mantener a esta Organización como un espacio relevante de diálogo. Iniciemos hoy una nueva etapa en la historia de la OEA y renovemos nuestro compromiso para convertirla en una organización ejemplo para el mundo.

Termino con la frase del héroe y libertador Juan Rafael Mora Porras “Marchemos siempre unidos, adelante, con fe y constancia en el porvenir”.


Muchas gracias.

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1 Estas cifras son las confirmadas por la CIDH en su informe preliminar del 21 de mayo. Sin embargo existen números mayores reportados por otras fuentes tales como ONGs, prensa y otros que contabilizan más de 110 fallecidos tras los sucesos del Día de las Madres (30 de mayo).