Discursos

EMB. MARIA DEL LUJAN FLORES, REPRESENTANTE PERMANENTE DE URUGUAY ANTE LA OEA Y PRESIDENTA DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS
INTERVENCIÓN DE LA EMB. MARIA DEL LUJAN FLORES EN LA APERTURA DEL 127º PERIODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA CIDH

26 de febrero de 2007 - Washington, DC


Señores Representantes Permanentes y Observadores,
Sr. Secretario General,
Sr. Secretario General Adjunto,
Sr. Presidente de la CIDH, Dr. Florentín Meléndez y señores Comisionados
Sr. Secretario ejecutivo de la Comisión, Dr. Santiago Cantón
Sras. Y Sres.

Es para mí un honor el participar en la ceremonia de inauguración del 127 periodo de sesiones de la CIDH en calidad de Presidenta del Consejo Permanente en nombre del Uruguay.

Ello tiene una especial significación por tratarse de un órgano de la OEA creado para promover la observancia de los derechos humanos y su protección, función que ha jugado un papel preponderante a lo largo del tiempo y que la sigue teniendo.

En efecto, la historia de nuestro continente se encuentra estrechamente vinculada al esfuerzo continuo por lograr la efectiva vigencia de los derechos humanos.

Expresiones de la preocupación por aspectos vinculados a los derechos humanos se constatan desde los orígenes del sistema Interamericano, en el Tratado de Unión Perpetua, Liga y Confederación (Panamá) de 1826.

Luego fueron surgiendo textos de las reuniones panamericanas en los primeros años del siglo XX pero fue en 1948 en la IX Conferencia Internacional de los Estados Americanos (Bogotá) con la adopción de la Carta de la OEA y en especial con la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre que se abrió el camino para el desarrollo progresivo de la promoción y protección de los derechos humanos en el ámbito regional.

La Declaración, piedra angular del sistema Interamericano se aprobó en abril de 1948, ocho meses antes que la Declaración Universal de Derechos Humanos del 10 de diciembre de ese mismo año. Como bien se señaló ello fue expresión de una concepción democrática y humanística que está en la esencia misma de los principios e ideales del sistema Interamericano.

La falta de un mecanismo internacional para abordar los problemas relativos a los derechos humanos llevo a que en 1959 la V reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados Americanos (Santiago de Chile) adoptara una Resolución mediante la cual creó la Comisión interamericana de Derechos Humanos. A lo largo de toda su trayectoria, como entidad autónoma en un principio, y con posterioridad a la entrada en vigor de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como uno de los órganos principales de la OEA tuvo un importante desarrollo institucional y normativo y demostró ser un valioso instrumento para el desarrollo progresivo del derecho internacional de los derechos humanos en el hemisferio.

La competencia y funciones de la Comisión en tanto órgano de la OEA y en cuanto órgano de la Convención Americana, comprende desde la elaboración de informes, recomendaciones, desarrollar actividades de investigación, incluyendo visitas in loco, de seguimiento, de consulta, recibir peticiones individuales o comunicaciones interestatales, solicitar informes a los Estados e inicio de la tramitación de casos.
Si bien la protección jurídica internacional de los derechos humanos es subsidiaria de la protección interna, la materia relativa a los derechos humanos ha dejado de ser una cuestión reservada exclusivamente a la jurisdicción domestica. Contribuyó a este hecho el prestigio bien ganado de la labor desarrollada por los órganos de tutela de los derechos humanos del sistema Interamericano.

Prueba de ello es el visible incremento de actividad de la Comisión de Derechos Humanos en la última década, lo que habla además de un creciente conocimiento del sistema y de su funcionamiento, de una positiva evaluación de su proceder.

Como bien se ha señalado es gracias a su existencia que ha sido posible medir la conducta de los Estados en relación con normas jurídicas de dignidad humana. Ello ha contribuido a documentar violaciones, a dar apoyo a quienes han visto lesionados sus derechos, siendo un factor coadyuvante de la recuperación democrática de la región. La enumeración podría ser mucho más extensa pero importa señalar que en su labor de promoción y protección de los derechos humanos la Comisión ha mantenido una fluida comunicación con gobiernos y sociedad civil, lo cual es deseable que se profundice.

Señor Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y señores Comisionados, el Consejo Permanente de la OEA tiene dentro de su agenda como uno de los temas a asignar particular atención a la situación de los derechos humanos en el hemisferio y en esta temática le corresponde a la Comisión el jugar un papel fundamental en el logro de los mayores avances.

Le deseo a usted y demás miembros de la Comisión el mayor de los éxitos en los trabajos del presente período de sesiones.