Discursos

EMB. GONZALO GUTIÉRREZ, VICEMINISTRO, SECRETARIO GENERAL DE RELACIONES EXTERIORES DEL PERÚ
INTERVENCIÓN DEL SEÑOR EMB. GONZALO GUTIÉRREZ, ANTE EL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA

12 de septiembre de 2006 - Washington, DC


Señor Presidente del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos, Señor Secretario General, Señores Representantes Permanentes, Señor Secretario General Adjunto, señoras y señores:

Me es muy honroso y grato participar hoy en la OEA, en nombre del Perú, en esta Sesión Extraordinaria del Consejo Permanente para conmemorar el quinto aniversario de la Carta Democrática Interamericana.

Como país sede del vigésimo octavo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General, en el que se aprobó la Carta Democrática Interamericana, el 11 de setiembre del 2001, el Perú agradece esta oportunidad de dirigirse a ustedes para comentar el significado de este aniversario.

La democracia del continente se encuentra en una encrucijada: tiene abiertas muchas posibilidades, pero también enfrenta grandes retos. Tiene abierta la posibilidad de consolidar sus logros en el campo económico e institucional; pero enfrenta los retos derivados de la persistencia de altos niveles de pobreza, una deficiente distribución de los beneficios derivados del crecimiento económico, así como una insuficiencia en los servicios proveídos por el Estado.

Nos encontramos pues ante dos desafíos: por un lado, el desafío interno de forjar y preservar el consenso necesario para sostener la gobernabilidad y, por el otro, el desafío externo, compartido por todos, de cooperar para consolidar el desarrollo en un marco democrático.

Muchos de nuestros países están superando esforzadamente el desafío interno. En efecto, a lo largo de las décadas de los ochenta y noventa, los actores políticos y sociales de nuestras naciones han atravesado un difícil proceso de aprendizaje que está gestando hoy un consenso frágil pero amplio acerca de la necesidad de legitimar la democracia con un Estado que promueva mayor justicia y menor desigualdad.

No sin dificultad, se instala progresivamente en nuestros sistemas políticos nacionales una convicción compartida sobre la necesidad de contar con liderazgos inclusivos así como con mecanismos permanentes y creíbles de consulta y concertación política en los que es necesario respetar las reglas preestablecidas en nuestros respectivos sistemas democráticos. Es necesario impregnar a nuestras clases políticas, sociedades civiles y sectores privados del convencimiento de que es necesario encontrar un equilibrio apropiado entre los valores de la democracia y los requisitos del crecimiento económico con equidad.

Esta evolución pone en evidencia el segundo desafío, el desafío externo de la cooperación regional para el desarrollo en democracia, que no es otro, en nuestro continente, que el desafío de hacer realidad y aplicar cabalmente la Carta Democrática Interamericana.

Desde su aprobación, la Carta Democrática ha sido objeto de críticas de diversa índole acerca de su naturaleza jurídica, su amplitud temática, su utilidad política y la eficiencia de sus instrumentos de aplicación. Muchas de esas críticas son justificadas y debemos tenerlas en cuenta a fin de ir perfeccionando este importante instrumento del sistema interamericano.

Sin embargo, el Perú está convencido de que esas críticas no disminuyen el valor político del compromiso asumido por nuestros países el año 2001. Consideramos que la Carta ha significado un avance en la definición compartida de la democracia, más allá de su dimensión electoral o formal; ha instaurado un vínculo claro entre el principio democrático y los sistemas interamericanos de protección de los derechos humanos y de promoción del desarrollo sostenible; y ha establecido, a pesar de sus insuficiencias, las premisas políticas y procesales para la acción colectiva en defensa de la democracia, recogidas en las estipulaciones de su capítulo IV.

Por ello, los peruanos consideramos que la democracia está mejor cautelada en el continente americano luego de la aprobación de la Carta Democrática que antes de su entrada en vigor. Con sus limitaciones, es indudable que la Carta, como parte de un proceso iniciado tal vez con la resolución 1080 de 1991, ha marcado una etapa importante en el progreso hacia una relación más solidaria y cooperativa entre nuestras democracias.

La Carta Democrática nos está ayudando a dejar atrás una interpretación pasiva y conservadora del compromiso por la democracia contenido en las primeras versiones de los instrumentos constitutivos de la OEA. La aprobación de la Carta Democrática demuestra que un principio de no intervención no debe constituirse en una barrera infranqueable y que la acción internacional a favor de la causa democrática es aceptable y legítima siempre que cumplamos con los supuestos y circunstancias previstas en los instrumentos internacionales relevantes. Este compromiso aprobado por nuestros países nos obliga a incorporar a nuestros principios el hecho que la gobernabilidad democrática y sus vulnerabilidades constituyen un problema de responsabilidad compartida para la comunidad hemisférica.

Aunque todavía nos resta camino en el proceso de concertar las voluntades políticas y acordar reglas institucionales apropiadas, es evidente que se empiezan a abrir paulatinamente perspectivas de coordinación y de acción colectiva en defensa de la democracia. Sin poner en discusión el principio de la no intervención en asuntos internos, que sigue siendo uno de los pilares de nuestra convivencia, la Carta Democrática está contribuyendo sin duda a fortalecer entre nosotros una comprensión más amplia y cooperativa de la soberanía y del desarrollo.

A cinco años de su aprobación, nos debemos detener un momento, no para celebrar con entusiasmo retórico, sino para preguntarnos sobre cómo avanzar políticamente, cómo hacer de la Carta Democrática una plataforma más útil para la cooperación democrática entre nosotros. El reto que tenemos es acordar, al amparo de la Carta, procedimientos que permitan acompañar el fortalecimiento de los regímenes democráticos, así como mecanismos para alertar sobre riesgos institucionales, promover acciones concertadas de prevención y facilitar la resolución de las crisis de gobernabilidad que siguen afectando a nuestros países. Esta es una tarea que debemos urgentemente acometer, a la luz de los procesos políticos que se viven en algunos de nuestros países.

En seguimiento de la resolución AG/RES.1957 (XXXIII-O/03), el Perú desearía que se consolide entre nosotros la práctica de informes nacionales voluntarios de cumplimiento de la Carta Democrática. Tengo el agrado de presentar en esta sesión al señor Secretario General el Informe nacional peruano de seguimiento de la Carta Democrática Interamericana 2006 con motivo de este quinto aniversario.

Deseo destacar que, como parte de la tarea de difusión de la Carta Democrática Interamericana en mi país, ella fue traducida al quechua en junio del año pasado y hoy también hago llegar a la Secretaría General la versión en aymara. Ambas traducciones han sido hechas en el marco del Proyecto Piloto denominado Curso a Distancia para Maestros: “La enseñanza en valores y prácticas democráticas”, que desarrollan conjuntamente la OEA y el Ministerio de Educación del Perú. Esta es una contribución tangible de mi país a la tarea de difusión pedagógica de la CDI en los principales idiomas nativos de las Américas, tarea a la cual nos gustaría convocar a los demás Estados miembros.

El Perú también respalda la idea de la presentación anual, por la Secretaría General, de un informe general o de informes sectoriales sobre el estado de la democracia en el continente. Los peruanos creemos que la institucionalización de la presentación anual de los informes nacionales voluntarios y el de la Secretaría General, podría promover una renovación periódica de la atención pública sobre el estado de la democracia en el hemisferio y, por consiguiente, un seguimiento permanente de la cooperación democrática entre nuestros países.

Igualmente, el Perú está convencido de que existe un margen aún no explorado de iniciativas colectivas que podemos adoptar para mejorar la capacidad preventiva de la OEA y contribuir significativamente al manejo y solución de crisis institucionales. El Perú cree que en ese esfuerzo multilateral nuestros Estados tienen interés en acoger la contribución renovadora y entusiasta de nuestras sociedades civiles, en particular las iniciativas y propuestas que puedan hacer nuestros centros de investigación para hacer más concreta la solidaridad preventiva de nuestros países en el marco de la Carta Democrática.

Para contribuir a esa reflexión, el Perú como aporte de mi país con ocasión del quinto aniversario de la Carta Democrática Interamericana, convocará en noviembre próximo, con el apoyo de la OEA, a una reunión de expertos regionales a nivel andino, sobre la estabilidad democrática. Esperamos que este evento promoverá algunas propuestas útiles para la acción conjunta en materia de alerta, prevención y manejo de crisis.

En el Perú, este aniversario está marcado, por lo demás, por dos procesos electorales nacionales, las elecciones presidenciales y legislativas, realizadas en el primer semestre, y las elecciones municipales y regionales, que se desarrollarán el próximo 19 de noviembre. Esta vez, nuevamente, a pedido del Gobierno peruano, la Organización de los Estados Americanos acompañará la realización del proceso a través de una Misión de Observadores Electorales, para cuya participación me ha complacido suscribir con el señor Secretario General, el requerido Acuerdo de Privilegios e Inmunidades.

En este año eminentemente electoral en el Perú y el continente, con ocasión del quinto aniversario de la Carta Democrática Interamericana, el Perú quiere subrayar que enfrentamos tanto el desafío interno de la gobernabilidad con una mejor equidad social, como el desafío compartido de la cooperación democrática. Debemos ser capaces de superar ambos desafíos para hacer de la Carta un mandato apreciado por nuestros pueblos y para demostrar que nuestra solidaridad se refuerza con el paso del tiempo.

Muchas gracias.