Discursos

EMBAJADOR PEDRO OYARCE YURASZECK
INTERVENCIÓN ANTE EL CONSEJO PERMANENTE DEL EMBAJADOR PEDRO OYARCE YURASZECK, REPRESENTANTE PERMANENTE DE CHILE ANTE LA OEA

12 de julio de 2006 - Washington, DC


Señoras y señores Representantes Permanentes y Alternos
Señor Secretario General Adjunto
Señores Observadores Permanentes
Funcionarias y funcionarios de la Secretaría
Señor Presidente:

Deseo agradecer sus palabras de bienvenida y expresarle la disposición de Chile a cooperar al éxito de su gestión. Soy un ciudadano privilegiado al representar a mi país en el principal foro político de las Américas, el lugar donde colectivamente buscamos asegurar a nuestra gente mejores condiciones para un vida con mayor dignidad, prosperidad y paz.

Privilegiado también porque tendré una nueva oportunidad de trabajar con una figura política de Chile y de la región, el Secretario General José Miguel Insulza.

Tengo responsabilidades y desafíos que asumo con humildad y con el interés de compartir con todos los representantes ante este Consejo y con los miembros de la Secretaría algunas reflexiones sobre nuestra organización.

Haré un comentario general, para luego referirme a cuatro temas:
• Gobernabilidad y cooperación democrática
• Derechos Humanos y cooperación
• Cooperación para el desarrollo integral
• Cooperar para una seguridad multidimensional

La OEA es un espacio único para el diálogo regional. Este es un foro diverso, donde confluyen nuestras particularidades en una variedad de áreas de la agenda hemisférica. Aquí se pueden implementar los mandatos de las reuniones sectoriales y contribuir al desarrollo de proyectos y programas. En el centro de este esquema se encuentran los mandatos de las Cumbres de las Américas. Contamos con las directivas políticas de más alto nivel. Tenemos una Secretaría con capacidades técnicas y con una visión estratégica de futuro. Nuestro objetivo es traducir estas condiciones en acciones concretas que hagan a la gente percibir a la OEA como una institución más cercana, más propia, o como dijo la Presidenta de Chile, señora Michelle Bachelet, hace algunos días, más acogedora.

Para Chile, el multilateralismo es un camino indispensable en su vinculación al mundo. De allí que adherimos activamente al regionalismo, al que entendemos como parte de un sistema multilateral global integrado y operativo.

Tal como ha sido reiteradamente invocado por el Secretario General, la relevancia de la Organización es un desafío permanente si aspiramos a un multilateralismo hemisférico efectivo. Ello nos lleva a insistir en la idea de trabajar con una agenda acotada, con prioridades concretas, pero sobre todo que refleje una voluntad política compartida, que es la esencia de la acción colectiva. Hay un concepto que en este punto desearía subrayar: el de la cooperación, la que entiendo como la lógica de integración, consenso y acción, que debe inspirar, en forma transversal, todo el trabajo y las iniciativas de esta Organización.

Gobernabilidad y Cooperación democrática

Las acciones de la OEA para el fortalecimiento de la democracia están vinculadas a dos ideas simples: la primera es la sustentabilidad y la segunda el tener capacidad de ser un actor cuando las circunstancias lo demanden. Las Misiones Especiales y en particular las de Observación Electoral del último año, muestran que la Organización tiene legitimidad y aceptación por parte de los diversos actores políticos y sociales de la región. Este es un capital cuidadosamente adquirido, que debemos esforzarnos en preservar e incrementar. La Carta Democrática Interamericana es un instrumento de cooperación y su aplicación efectiva demanda condiciones de confianza básicas. Sin ello, difícilmente podremos continuar avanzando en el trabajo que se ha hecho. Esa labor fue recientemente reconocida por las autoridades políticas en la Asamblea de Santo Domingo.

Creemos que es necesario asegurar una democracia sustentable y la OEA ha demostrado que puede contribuir a ello. La experiencia nos enseña que la prevención es un componente esencial de una estabilidad duradera y este concepto cabría entenderlo en su sentido más amplio. Al reforzar las capacidades para asistir al funcionamiento de instituciones democráticas, estamos implementando eficazmente la Carta Democrática Interamericana. El desafío es, entonces, articular un respaldo político, académico y ciudadano de alto nivel a nuestra agenda democrática.

Derechos Humanos y cooperación

Todos estamos de acuerdo en que esta Organización ha contribuido al perfeccionamiento de un sistema de promoción y protección de los Derechos Humanos y a la elaboración de estándares que forman parte de la conciencia ciudadana del hemisferio. Para continuar en este proceso evolutivo, es necesario recordar lo que el Secretario General planteó, y la Asamblea General aprobó en Santo Domingo: universalización, cumplimiento de las decisiones y fallos, valoración de los informes nacionales y de las relatorías y dotar al sistema de los recursos para que mantenga una labor de calidad son elementos todos necesarios para la operatividad del sistema.

El tema central es consolidar una visión compartida en torno a la convicción de que el trabajo en materia de Derechos Humanos debe estar guiado por una lógica de cooperación, evitando innecesarias incomprensiones y tensiones. La labor autónoma, objetiva y despolitizada de la Comisión y de la Corte es un pilar de la gobernabilidad hemisférica. Mi país está dispuesto a favorecer los entendimientos para fortalecer el sistema en base a este enfoque, con respeto y diálogo.

En el mismo sentido, debemos cooperar para atender los temas críticos de nuestra agenda, como la protección de los derechos de los pueblos indígenas, el racismo, la discriminación y los flujos migratorios.

Cooperación para el desarrollo integral: todos aportan, todos se benefician

En el sistema multilateral, es hoy claro que existe una indivisibilidad e interdependencia entre los derechos civiles y políticos, y los económicos, sociales y culturales. Es claro también que una democracia de calidad es difícilmente posible con desigualdades, inequidades y extrema pobreza. El Latinobarómetro nos ha advertido que cuando la democracia no es capaz de garantizar niveles adecuados de bienestar, puede producirse un peligroso proceso de desafección a sus valores fundamentales.

Debemos traducir en acciones el carácter solidario de la cooperación para el desarrollo integral: en la OEA todos aportan y todos se benefician.

La Organización puede contribuir a potenciar la cooperación que lleva educación de calidad a nuestros niños y niñas; brinda oportunidades de perfeccionamiento a nuestros profesionales y técnicos; pone los frutos de la innovación y la tecnología al alcance de todos; explora las potencialidades de las fuentes alternativas de energía limpia y ofrece nuevas oportunidades de crecimiento económico sostenible a la comunidad rural.

Es indispensable que avancemos en la negociación de la Carta Social buscando convergencias que contribuyan a un mejoramiento efectivo de las políticas públicas y a generar condiciones que permitan el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Todos sabemos que los derechos económicos, sociales y culturales, que tienen que ver fundamentalmente con esta Carta, están consagrados en diversos instrumentos. Centrémonos entonces en acciones concretas, evitando debates jurídicos que, aún siendo legítimos, probablemente no contribuyan a la implementación de las redes y derechos sociales a los que aspiramos. Mayor es el obstáculo cuando el tema social conduce a confrontaciones ideológicas que ciertamente debilitan nuestra necesaria unidad y nos distancian de las preocupaciones inmediatas de la ciudadanía. Es cierto que las políticas públicas que podrían diseñarse a partir de la Carta Social tienen una dimensión técnica, pero también ellas están inspiradas en principios y valores compartidos en el hemisferio. Éste es el consenso que buscamos en nuestra acción en materia social y ello no debería ser fuente de divisiones.

Cooperar para una seguridad multidimensional

Asumimos que la seguridad tiene un carácter multidimensional. Si en esta materia aspiramos a que la Organización realmente responda a los intereses y demandas de nuestros ciudadanos, es necesario que nos ocupemos de su seguridad, y para ello, convendría trabajar con el Departamento de Seguridad Publica de la Secretaria General para seguir desarrollando programas vinculados al combate del crimen organizado, del pandillaje y del tráfico de armas pequeñas. Es necesario que la Organización promueva mecanismos de asesoría para que la seguridad sea un tema central de la cooperación. Esta se debe expresar también en una lucha efectiva contra el terrorismo, el tráfico de seres humanos y la mitigación de los efectos de los desastres naturales.

Conclusiones

Estamos, señor Presidente, en un momento particular, en que se nos han abierto espacios de acción política en una región en la que cada día se arraiga más una cultura y prácticas democráticas. La presencia de esta Organización en una sucesión de procesos electorales sin precedente, desempañando una labor objetiva y eficaz, ciertamente refuerza su legitimidad y la voluntad de los Estados de contar con la cooperación de la OEA para promover la democracia y el ejercicio de los derechos fundamentales.

Pero también se abren espacios de diálogo e interlocución con otras agencias al interior del sistema interamericano y de los esquemas globales, con el objeto de abordar y concordar programas en las múltiples dimensiones que plantea la agenda del desarrollo. Este es un tema central. La presencia del Presidente del BID en el diálogo privado de los Cancilleres es una señal positiva en este sentido. ¿Porqué no pensar en potenciar el diálogo de Cancilleres y autoridades políticas con los representantes de las instituciones financieras y otros actores internacionales? ¿Porqué no afianzar la interrelación entre Naciones Unidas y la OEA? Lo regional y lo global debe potenciarse para tener un sistema multilateral moderno que cuente con una adhesión efectiva.

He querido compartir con los Representantes ante este Consejo, con el Secretario General y con los miembros de la Secretaría, algunas reflexiones que apuntan al interés colectivo de continuar trabajando para dar relevancia a esta Organización. Lo importante es que todos juntos, respetando nuestras legítimas divergencias y la rica diversidad de nuestros pueblos, seamos capaces de llevar la voz de las Américas al debate global. El único interés que nos preocupa a todos es contribuir a mejorar la vida de nuestra gente, y eso tiene que ver con la política en su sentido más profundo. Mi gobierno, como lo afirmó en este Consejo la Presidenta de Chile, señora Michelle Bachelet, cree que ello es posible y estamos dispuestos a hacer los esfuerzos necesarios para conseguirlo.

Muchas gracias.