Discursos

DOCTOR FERNANDO DE LA FLOR ARBULÚ, REPRESENTANTE PERMANENTE DEL PERÚ ANTE LA OEA
PALABRAS DEL REPRESENTANTE PERMANENTE DEL PERU ANTE LA OEA EN OCASION DE SU BIENVENIDA ANTE EL CP DE LA OEA

12 de octubre de 2005 - Washington, DC


En primer lugar, mi saludo.

Vengo a colaborar en la búsqueda de los objetivos previstos por la Carta de la Organización: la paz y la justicia en un marco democrático.

Cuando se creó la OEA, allá en 1948, la realidad hemisférica politicamente era otra. Habían algunos gobiernos autoritarios, otros declaradamente dictatoriales y en ambos casos indudables afectaciones a los derechos ciudadanos.

El notable escritor Gabriel García Márquez, al momento de recibir el Nóbel de Literatura, en su discurso de aceptación dijo: “ Hubo un general, que fue tres veces dictador en esta parte de América, que hizo enterrar tres veces con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada guerra de los pasteles. Otro general que gobernó durante 16 anos como un monarca absoluto y dispuso que su cadáver fuese velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. Y uno último, general también, déspota teósofo, que luego de exterminar en una matanza a 30,000 campesinos, hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina...”

Y es que como dice el escritor en algunos de nuestros paises a veces la ficción supera a la pura realidad, de donde entonces los novelistas se convierten en historiadores.

No he querido hacer alusión a historiadores ni ensayistas para graficar la realidad política de nuestra América.

Han pasado 57 anos y ahora la situación ha variado sustancialmente. La agenda restringida a la paz y a la justicia (siempre valores supremos) se ha ampliado por la exigencia de la naturaleza de las cosas.

En un mundo globalizado e interrelacionado, hoy los pueblos exigen atención a más derechos.

Los temas hemisféricos de mayor interés (tienen que ver con la vida de las gentes) pueden resumirse a tres: democracia, derechos humanos y seguridad.

Vengo a senalar la firme voluntad del Perú de ratificar las políticas adoptadas desde la instauración de la genuina democracia el ano 2001: promover los valores democraticos, fortalecer las instituciones llamados a preservarlos, respetar escrupulosamente los derechos humanos y conciliar los criterios de una seguridad hemisférica que garantice la paz del mundo.

El compromiso democrático del Perú actual está fuera de toda duda.

El país estuvo en la iniciativa que impulsó la aprobación de la Carta Democrática Interamericana, que acaba de cumplir 4 anos de vida. Es joven pero con proyección a un futuro adulto y responsable.

La Carta desarrolla con más detalle el concepto democrático incipiente previsto en la Carta Fundacional de la OEA. Las realidades historicas impusieron esa adecuación. Era necesario decir – como se hace- que los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla.

Hay muchos conceptos de democracia. El más apropiado podría ser aquel por el cual se instaura el mecanismo socialmente aceptado para la adopción de decisiones. Sin dejar de hacer referencia a aquella feliz referencia de que la democracia es el peor de los sistema de gobierno, a excepción de todos los demás.

Pero el compromiso democrático exige más que la propia declaración. Como lo ha demostrado la historia,la Carta Democrática Interamericana fue una exigencia de los tiempos y de nuestros pueblos. Puede perfeccionarse, pero puede también constituirse en algo más.


Permitáseme una licencia.

Un profesor le dijo a sus alumnos que respondan a la pregunta porqué, libremente. Todos, a excepción de uno, se refirieron a cuestiones filosóficas, invocaciones religiosas, explicaciones de fe. Respondieron lo usual, lo previsble. Ese uno contestó solo:porqué no? Esa sola referencia, simple, pero llena de contenido, sin embargo, marca una nueva visión de la propia pregunta; es una especie de cuestionamiento de principio, una nueva entrada a las cosas.

Porqué no?

Esta digresión me sirve para lanzar una reflexión en voz alta, sin ningún compromiso y solo aludiendo a porqué no?

Porqué no hacemos que la Carta Democrática Interamericna constituya un instrumento internacional vinculante a los Estados de la OEA?

El cambio –como dice Octavio Paz- tiene dos modos privilegiados de manifestación: la evolución y la revolución; el trote y el salto.

No digo que se haga manana, solo ingreso al tema desde la óptica de la ruptura de la inercia natural y anticipo, como reflexión, lo que el futuro, más temprano que tarde, nos exigirá. Hacer del compromiso democrático una obligación más que moral y política, también una obligación jurídica, con todas sus implicancias.

Queremos mantenernos tal cual, trotar o saltar?

Claro que ante ello surge el argumento de la autodeterminación y soberanía nacional, contemplado en la propia Carta fundacional de la Organización.

La consideración de que nadie extrano está autorizado a intervenir en los asuntos internos de un Estado es, sin duda, de trascendecia indiscutible. Pero hay que trabajarlo, de la misma manera como en su momento se hizo con la denominada Cláusula Democrática y posteriormentre con la propia Carta Interamericana. Porqué no?

Por lo demás, y con esto ingreso al segundo tema por desarrollar, no han sido acaso los derechos humanos un asunto que ya ha trascendido el principio de la soberanía y autodeterminación de los publos a nivel universal.

Dicho de otra manera,el respeto de los derechos humanos han hecho una excepción al principio de no intervención en todo el mundo.

Hoy día es difícil invocar ese criterio de soberanía o autodeterminación ante una violación a los derechos humanos.

A este respecto, se ha dicho que los derechos humanos son anteriores a la existencia del Estado. Su origen es la misma naturaleza humana.

No digo con esto que el principio puede aplicarse automáticamente a la democracia, pero empecemos a reflexionar en ese sentido, es decir, como una suerte de obligación de los Estados a instaurar el régimen democráico para sus pueblos.

En el campo específico del respeto a los derechos humanos, el gobierno del Perú ha marcado una clara diferencia desde que se instauró el régimen democrático: reconocer que allí donde hubo afectación es necesario reparar, de un lado, e instruir, por otro lado, el irrestricto respeto a los derechos de los ciudadanos en todos los ámbitos.

En los próximos días están por iniciarse varias audiencias de la Comisión Inteamericana de Drechos Humanos de esta Organización.

El Estado del Perú, a través de sus más altas autoridades polticas, estará presente para informar acerca de los asuntos temáticos que lo convocan, y entre ellos, los avances que se están haciendo en el cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad (que estudió las violaciones ocurridas a los derechos humanos en las décadas de 1980 al 2000).

Esta es una nueva y generosa actitud del propio Estado, la cual, en la persona del Presidente de la República pidió perdón a los deudos de las víctimas por las violaciones ocurridas.

Es, pues, una nueva manera de enfrentar una dolorosa situación, que reconocemos verdaderamente y que intentamos resarcir en la medida de las posibilidades del propio Estado.

Este ejemplo grafica nítidamente la diferencia entre un régimen democrático y otro que no lo es, respecto de cómo enfrentar la violacion a los derechos humanos.

El compromiso del Perú es mantenerse en esa línea y promover que el sistema interamericano de derechos humanos se fortalezca y se institucionalice como un genuino mecanismo que busque, vinculatoriamente, el irrestricto respeto de tales derechos en todo el hemisferio.


El último tema que quisiera tratar, aunque someramente, es el de la seguridad hemisférica.

No es todavía un debate terminado el de seguridad y defensa. Aún cuando se trata de un asunto especializado y especialmente sensible, es menester abordarlo.

La defensa tiene que ver con proteger la integridad del terreritorio. La seguridad tiene un alcance más amplio y comprende a las personas y al propio orden jurídico.

La incorporación del concepto multidimensional en la seguridad hemisféroica, a partir de una nuevo entendimiento de amenazas no tradicionales, si bien es verdad constituye un acierto en la identificación de dichos nuevos fenómenos, puede –destaco puede- conllevar el peligro de comprender practicamente toda la vida ciudadana. Y allí radica precisamente el peligro que es necesario advertir.

Seguridad hemiférica sí, siempre que el concepto no incluya todo ni ponga en peligro el ejercicio libre de la ciudadanía de nuestros pueblos.

Por último, unas palabras acerca de dos temas: la lucha contra la corrupción y la impunidad, que como el Perú lo viene reclamando a la comunidad internacional, debe constituir una permanente política de consolidación democrática. No puede permitirse que se mantengan impunes y sin sanción aquellos que saqueron las arcas públicas.

El Perú está próximo –como otros países hermanos- a iniciar un proceso electoral. Tengo el encargo del senor Presidente de la República, en este sentido, de venir a testimoniar a la comunidad hemisférica internacional de la firme decisión del gobierno de llevar adelante unas elecciones limpias y hacer una transferencia ordenada y transparente a quien el pueblo democrática y libremente elija, confirmando de esta manera la vocacion peruana de seguir viviendo en democracia.

Termino senor Presidente, con la palabra que todos los hombres, desde que el hombre es hombre, dicen: gracias.