Discursos

JUAN SOMAVIA, DIRECTOR GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO
INTERVENCIÓN DEL SR. JUAN SOMAVIA DURANTE LA INAUGURACIÓN DE LA XIV CONFERENCIA INTERAMERICANA DE MINISTROS DEL TRABAJO

26 de septiembre de 2005 - MÉXICO, D. F.


Excelentísimo señor Presidente don Vicente Fox; señor secretario Francisco Xavier Salazar, y el ministro Luiz Marinho; señor secretario general de la OEA, don José Miguel Insulza; señoras y señores ministros y ministras del Trabajo; señores presidentes de COSATE y CEATAL; amigas y amigos:

Es un honor estar una vez más en la Conferencia Interamericana de Ministros del Trabajo, que en forma regular y tan exitosamente, convoca la OEA y que sea en México.

México, señor Presidente Fox, es para tantos de nosotros símbolo de tierra solidaria y hospitalaria, que abrió sus brazos para acogernos en tiempos difíciles.

Gracias México.

Hoy la persona y su trabajo no están en el centro de la globalización, el trabajo decente es la manera como personas y familias quieren participar en las ventajas de la globalización.

Encuesta tras encuesta, elección tras elección, reiteran esta demanda a sus gobernantes; no queremos dádivas sino oportunidades reales de valernos por nosotros mismos, pero sabemos que la desigualdad de oportunidades es una realidad para demasiados de nuestros ciudadanos.

Los múltiples esfuerzos nacionales se enfrentan a una crisis global del empleo, que afecta a la mayoría de los países, cualquiera que sea su nivel de desarrollo.

La economía global de hoy no genera suficiente cantidad ni calidad de empleo; casi la mitad de la fuerza laboral del mundo son trabajadores pobres, sin protección social.

Esta situación es más angustiante para los jóvenes y las mujeres trabajadoras.

La región está reaccionando, hay una mayor movilización social e inquietud, pero está acompañada de una renovada voluntad política. Cada vez, yo observo como más gobiernos, organizaciones de empleadores y trabajadores, definen el empleo como uno de los principales problemas políticos de nuestro tiempo.

Buscan soluciones por la vía de un compromiso creciente con el diálogo social. Yo creo que de su éxito depende el futuro de nuestras democracias.

Y quiero, señor Presidente, señalar cuán importante son algunas iniciativas que ha tomado su Gobierno; el Consejo para el Diálogo con los Sectores Productivos, la nueva Cultura Laboral y un elemento muy, muy importante, el compromiso por la competitividad, por el empleo y la justicia social.

Es el tipo de acuerdos que justamente en nuestras regiones debe ser la expresión del diálogo social. Y también quiero señalar la importancia de la declaración de CEATAL y COSATE en ésta misma reunión que también nos enrumba en esta dirección.

Y estamos avanzando desde vuestra reunión en Bahía, que refrendó el trabajo decente en la región, esta visión ha logrado reconocimientos significativos en diversas cumbres y foros internacionales.

Esta energía surgida en América Latina, pero también debo decirles desde África y desde Asia, inspiró la declaración adoptada hace una semana, por la Cumbre Mundial en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Más de 150 presidentes y primeros ministros se comprometieron con la meta del pleno empleo productivo y del trabajo decente, como objetivo central de las políticas nacionales e internacionales, incluyendo los principios y derechos fundamentales en el trabajo.

Y también cosas están pasando en esta región, a nivel regional los presidentes de los países del Sistema de Integración Centroamericano, República Dominicana, han refrendado un plan de acción tripartito para promover el trabajo decente, esto sólo hace unos meses atrás.

Con Brasil se ha firmado un acuerdo marco para incrementar progresivamente los elementos del trabajo decente; en Argentina se desarrolla un plan nacional de trabajo decente, en Chile se ha lanzado a la campaña, construyendo trabajo decente, y en México se trabaja sobre los indicadores de trabajo decente, por citar sólo algunos ejemplos de lo que está ocurriendo.

Y dentro de la OIT, gobiernos trabajadores y empleadores, han decidido impulsar programas nacionales de trabajo decente de acuerdo con las prioridades de cada país, porque esto evidentemente supone que especificidades nacionales que es indispensable respetar.

Y como señalaba el secretario general de la OEA de una manera muy clara, y le agradezco los comentarios sobre la OIT.

El mes pasado tuve el honor y el gusto de firmar un acuerdo de cooperación con el secretario general de la OEA para reforzar nuestra cooperación en estos temas, y ustedes pueden estar seguros que sobre la base de este acuerdo, el apoyo de la OIT a todo el proceso interamericano, a lo que haya que hacer después de la Cumbre de Mar del Plata.

De estar ahí y estoy profundamente comprometido y estamos en la OIT a cooperar muy estrechamente con la OEA, que por lo demás se facilita porque resulta que el secretario general de la OEA y el secretario general de la OIT son viejos amigos.

Toda esta evolución política genera un nuevo escenario de compromisos regionales compartidos. Tenemos por delante la gran oportunidad histórica de la Cumbre de Mar del Plata.

Todos los países han asumido el reto y los resultados comienzan a verse: la tasa de desempleo para el primer semestre del 2005 se redujo de 10.9 por ciento a 9.6 por ciento, y disminuyó en siete de los nueve países con información disponible.

La próxima semana, como contribución a la Cumbre de las Américas, difundiremos el panorama laboral con los últimos datos.

La tarea por delante, evidentemente sigue siendo enorme, incrementar la capacidad de los ministerios del trabajo, como tarea absolutamente esencial; fortalecer la libertad sindical y los derechos en el trabajo, promover la creación de más y mejores empresas, reducir la informalidad, extender y mejorar la cobertura de protección social, incrementar la lucha contra el trabajo infantil, impulsar la capacitación laboral, reforzar la productividad y la competitividad.

Difícil, pero ello es posible, es posible con prácticas e instituciones sólidas de diálogo social, que desarrollen la cultura del diálogo como método de resolución de conflictos, de formulación de políticas.

Y también con la convergencia de políticas económicas y sociales que favorezcan altas tasas de crecimiento sustentable e inversiones intensivas en empleos productivos dentro de una globalización justa.

Nada de esto es imposible, o sea, crecimiento-continuidad en el trabajo como política nacional.

Los documentos que van a aprobar ustedes en esta reunión, demuestran visión de futuro y una decidida voluntad de acción concreta para cambiar nuestras realidades.

Los quiero felicitar y nuevamente reiterar la cercanía de la OIT en todo este proceso, creo que son documentos extraordinariamente prácticos que dan una orientación, pero los logros son del trabajo que han creado en este momento.

Están realmente avanzando en términos prácticos y en términos muy realistas en función de lo que está ocurriendo en la región.

Permítanme terminar con un comentario personal.

Yo creo que para seguir avanzando de manera sostenida en el tiempo sobre estos temas, debemos tratar, hacer todos los esfuerzos de colocar la creación del empleo por encima de la lucha política contingente.

Para que sea una política de Estado, la expresión de un interés nacional compartido, donde converjan todas las capacidades nacionales, públicas y privadas.

Es lo que se merecen las familias de nuestra América.

Muchas gracias.