Comunicado de Prensa


Panel de la OEA debate las perspectivas contemporáneas sobre la democracia, la ciudadanía de las mujeres y el Estado

  5 de abril de 2011

La Carta Democrática Interamericana, la tradición democrática en América Latina y la creciente participación de la mujer en la vida política cotidiana en los países de la región fueron los temas centrales hoy en el panel “Perspectivas contemporáneas sobre la democracia, la ciudadanía de las mujeres y el Estado”, que se realizó en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington, DC con la participación de reconocidos expertos y autoridades en el tema de género.

El panel contó con la participación de Line Bareiro, experta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de las Naciones Unidas; Virginia Vargas, experta en derechos de las mujeres y democracia y fundadora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán; y Pablo Zúñiga, Director Adjunto del Departamento de Modernización del Estado y Gobernabilidad de la OEA. El debate forma parte del Primer Foro Hemisférico “Liderazgo de las mujeres para la democracia de ciudadanía”, que es organizado por la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la OEA, ONU Mujeres y la Secretaría General Iberoamericana y se celebra entre el 4 y 6 de abril.

Pablo Zúñiga, especialista de la OEA en temas de democracia, hizo una presentación sobre la vigencia de la Carta Democrática Interamericana y su relevancia en la promoción de la participación activa de las mujeres en los sistemas democráticos de la región, enfatizando sus múltiples usos prácticos en el avance de las agendas de inclusión democrática y ciudadana que se impulsan en varios frentes del hemisferio. Entre otras cosas, resaltó el Artículo 28 del instrumento, que declara que la plena e igualitaria participación de la mujer en las estructuras políticas “no es sólo un deber para que exista la democracia, sino es un instrumento para promover la democracia”.

Igualmente, resaltó los Artículos 9 a 13 y los 2, 6, 7 y 16, que enfatizan entre otras cosas el derecho de todos los ciudadanos a la participación democrática; que la democracia representativa se refuerza con la participación de toda la ciudadanía; que los derechos humanos son fundamentales para la buena salud de los estados democráticos; que los gobiernos deben rechazar todas las formas de discriminación, incluyendo la discriminación de género; que la democracia está interrelacionada con el derecho de los pueblos al desarrollo humano y social; y que la buena educación de toda la población, incluyendo las niñas y las mujeres, es clave para el fortalecimiento de las instituciones democráticas.

“La Carta Democrática Interamericana no es una convención, es una resolución de la Asamblea General”, explicó. “Pero la manera en que se promueve es un mensaje político que ustedes pueden, y quizás hasta deben, utilizar en la medida que ustedes determinen”, agregó el funcionario de la OEA. Entre las aplicaciones de la CDI, el experto en temas de democracia destacó tres: en campañas mediáticas o campañas de cambio cultural; en las políticas públicas o en la legislación de los gobiernos de la región; y en los procesos de educación formal y no formal.

Por su parte, la experta de la CEDAW Line Bareiro afirmó que el derecho a la democracia reflejado en la Carta Democrática Interamericana, “a pesar de que no es una convención, es mucho más de lo que tiene por ejemplo las Naciones Unidas. Para mi fue un shock el darme cuenta que la democracia y la libertad no forman necesariamente parte de lo consagrado en los instrumentos de derechos humanos del sistema universal”. Sin embargo, en su opinión, “el fuerte consenso democrático” que llevó a la firma el 11 de septiembre de 2001 de la CDI se ha “relativizado” hasta cierto punto en los últimos años.

En este contexto, la profesora universitaria de origen paraguayo destacó la creciente participación activa de la mujer latinoamericana en los sistemas democráticos de la región como una de las fuerzas positivas presentes y futuras que ayudarán a sus gobiernos a alcanzar los ideales de participación ciudadana y representación democrática. “Estamos en un momento en el cual es posible pensar que desde una ciudadanía activa de las mujeres podemos nosotros reconfigurar, fortalecer, expandir, profundizar la democracia para que llegue verdaderamente a todos y a todas”.

Asimismo, recordó los beneficios del uso de cuotas de género en el desarrollo de la participación de la mujer en los sistemas políticos, aunque advirtió que las cuotas por sí mismas no sirven sin la concurrencia de cuatro condiciones: la existencia de un Estado de derecho, la ciudadanía activa de la mujer, una opinión pública favorable y la adaptación los mecanismos del sistema electoral a las cuotas.

La fundadora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán y experta en derechos de las mujeres y democracia, Virginia Vargas, en su presentación titulada “Democracia con tiempo de beligerancia: la contribución de la ciudadanía de las mujeres en el siglo XXI”, ofreció un análisis del importante y reformador papel de las mujeres en el camino hacia un nuevo entendimiento de la democracia y en la reinterpretación de los conceptos y términos asociados con las sociedades democráticas, como “globalización”, “diversidad” y “multiculturalidad”.

“En este tránsito hacia nuevas conceptualizaciones y prácticas más complejas y amplias de la democracia, los aportes de los movimientos feministas y de mujeres han sido realmente muy significativos”, explicó Vargas, que mencionó especialmente su activa participación en las luchas por la recuperación y extensión de la democracia, y las campañas por las reinterpretaciones de la democracia, los espacios de construcción ciudadana y la condición política de lo privado.

Sin embargo, esta “dinámica de ampliación” de la ciudadanía se enfrenta en el siglo XXI con varias “trampas” que perjudican los avances conseguidos por la mujer. Entre ellas resaltó la tensión creciente entre democracia y desarrollo económico, ya que en el modelo económico actual la ciudadanía “es valorada como acceso al consumo y no por ser portadora de derechos”; y la existencia de una perspectiva “hegemónica e imperante” sobre democracia y ciudadanía que “ha obviado las consecuencias políticas subjetivas paradigmáticas de la diversidad y las consiguientes diferencias de acceso al poder y a los recursos”.

Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org

Referencia: C-611/11