Comunicado de Prensa


Mesa redonda de la OEA debatió sobre la importancia de una vinculación efectiva entre el mundo académico y el político

  6 de noviembre de 2014

La Organización de los Estados Americanos (OEA) realizó hoy su sexagésima segunda Mesa Redonda de Políticas para debatir sobre la necesidad y las dificultades para una relación fluida y productiva entre los mundos académico y político. Bajo el título “Académicos, tomadores de decisión y relaciones internacionales: Buscando un terreno común”, se analizó la publicación homónima de los autores Abraham F. Lowenthal y Mariano E. Bertucci y se compartieron algunas de sus conclusiones.

El Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, pronunció las palabras de apertura del debate, que contó con la participación del propio Lowenthal, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de California del Sur; Fred Bergsten, asociado senior y director emérito del centro de pensamiento Peterson Institute for International Economics, y del Embajador Thomas Shannon, consejero del Departamento de Estado de Estados Unidos. La directora del Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson International Center for Scholars, Cynthia J. Arnson, estuvo a cargo de la moderación, mientras que el Secretario de Asuntos Políticos de la OEA, Kevin Casas-Zamora, presentó a los asistentes.

Al presentar el tema del evento, el Secretario General Insulza afirmó que “en el ámbito de la política exterior, como tal vez en cualquier otro campo de la política, la relación entre el mundo académico y el político ha sido, y debe ser, estrecha y simbiótica”. Apuntó que el debate se abrió cuando se popularizó la idea de la existencia de una desconexión entre ambos sectores, a raíz de las reflexiones del académico Stanley Hoffmann, que fundamentó la separación entre lo que se enseña en la universidad y lo que se aplica en los gobiernos.

El líder de la institución hemisférica afirmó que, desde su perspectiva, la relación entre academia y gobierno en América Latina es frecuente, “y quiero creer que esto tiene que ver con la mejora en la calidad en la gestión pública que hemos visto en los últimos años, especialmente en el sector económico, no sólo en el sector de la política exterior”, aseguró. “En general, podemos decir que es posible reducir la brecha entre ambos”, continuó, aunque para ello es necesario superar un reto: “No importa cuán abrumadoramente evidente sea la eficacia de una política para hacer frente a un desafío internacional, ésta no se traduce automáticamente en política exterior”. Como ejemplo de ello citó el caso del debate frente a la política de drogas, que ha sido tradicionalmente prueba de dicha ambivalencia.

Como conclusión, el Secretario General sentenció que “a pesar de que los académicos valoran la teoría y los políticos valoran soluciones más pragmáticas, todos coincidimos en que una relación academia-política más fuerte es la más beneficiosa”, y animó a empujar el debate “en torno a cómo conectar el mundo de las ideas con el mundo real”.

La opinión de los expertos

Durante el desarrollo de la conversación, los panelistas coincidieron en la dificultad de encontrar puntos de encuentro entre los investigadores y los responsables de la toma de decisiones en materia de políticas públicas, tanto por la falta de tiempo para dedicar al estudio como la naturaleza del origen de ambas visiones: la teoría y la práctica.

Lowenthal explicó que una de sus principales motivaciones es mejorar la calidad de la política, “trabajando en mejorar la comunicación y el entendimiento entre académicos y políticos”. En este sentido, señaló la necesidad de que los estudiosos puedan conocer de primera mano “el mundo real”, por lo que consideró necesario que las universidades revisen sus políticas de carrera y les permitan a los aspirantes a académicos pasar temporadas significativas al servicio de instituciones públicas.

El profesor Lowenthal explicó que para lograr un acercamiento es necesario un esfuerzo de ambas partes. “Muchos tomadores de decisiones, para ser franco, piensan que los académicos están abstraídos en debates autorreferentes, principalmente interesados en impresionar a otros académicos, escribiendo soluciones iluminadas sobre las materias que los tomadores de decisiones tienen que resolver. Muchos académicos, siendo franco otra vez, atribuyen simplismo a los tomadores de decisión, a quienes perciben como interesados en procesos y resultados, pero no en entender la causalidad de los problemas”, dijo el autor, que agregó que los expertos consideran que esta brecha se está ampliando, por lo que es fundamental entender el mutuo beneficio del intercambio de visiones.

Thomas Shannon, por su parte, manifestó su preocupación por que en materia de investigación se esté dando una especialización cada vez mayor y que los políticos se vean sobrepasados por la amplitud de la producción académica. Por esta razón, estimó necesaria la existencia de espacios de encuentro entre ambos sectores, que también vinculen al público, sujeto de los estudios y destinatario de las políticas públicas.

“Es una época muy conectada, con mucho acceso a la información, y existen grandes presiones de distintos grupos de interés” que hay que considerar tanto en la teoría, como en la práctica, dijo. El diplomático estadounidense agregó que es “terriblemente importante intentar reconectar a la academia con el gobierno, pero no hacerlo con un solo vínculo, sino reconociendo el mundo tan dinámico en el que vivimos, con la creciente velocidad de los cambios económicos y sociales”.

Fred Bergsten consideró que la misión de los centros de pensamiento, como el que representa, es precisamente servir de nexo entre las dos visiones, que deben encontrar un punto de entendimiento que ayude al diseño de políticas más eficientes para la ciudadanía. Por eso, consideró que es importante que los pensadores “entiendan las necesidades del mundo real, para incorporarlas a la investigación antes de dar las respuestas que van a pedir los tomadores de decisiones”.

El directivo del Peterson Institute agregó que los académicos deben tratar de anticiparse a las preocupaciones de la política del mundo real, para poder desarrollar investigación relacionada con esas materias. Ése es, agregó, el aporte que pueden hacer los centros de pensamiento a establecer vínculos productivos para el público final.

Por último, la moderadora del encuentro, Cynthia Arnson, afirmó que en una época sobrecargada de comunicaciones veloces, de una cantidad abrumadora de información y de falta de tiempo para leer libros o documentos, en la que la gente quiere información “si no en un tuit, al menos en un párrafo o dos”, los espacios de encuentro entre el mundo académico y los responsables de las políticas públicas son cada vez más necesarios.

La galería de fotos del evento está disponible aquí.

El B-Roll del evento está disponible aquí.

Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org

Referencia: C-480/14