Discursos

EMBAJADOR ALBERT R. RAMDIN
SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL CONSEJO PERMANENTE CON MOTIVO DE SU TOMA DE POSESIÓN COMO SECRETARIO GENERAL ADJUNTO DE LA OEA

19 de julio de 2005 - Washington, DC


Señor Presidente del Consejo Permanente, Embajador Roberto Álvarez,
Señor Secretario General, Dr. José Miguel Insulza,
Señores Representantes Permanentes y Representantes Suplentes,
Señores Observadores Permanentes,
Señores representantes de organizaciones internacionales y regionales,
Funcionarios de la OEA, invitados especiales, señoras y señores,

Permítaseme comenzar felicitando al Embajador Roberto Álvarez, Representante Permanente de la República Dominicana, por haber asumido la presidencia del Consejo Permanente. Embajador, en su primer discurso hace pocos días, realmente sentó las bases para una agenda bien interesante y aguardo con interés trabajar junto a usted y sus colegas del Caribe que presidirán el Consejo en los próximos meses.

Ante todo, quisiera expresar mi solidaridad y condolencias a los gobiernos y pueblos de nuestras hermanas naciones del Caribe, México y Estados Unidos, que fueron afectadas por la serie de huracanes recientes. La Organización de los Estados Americanos seguirá trabajando con ustedes y haciendo todo lo posible por prestar asistencia para su retorno a la normalidad.

Distinguidos representantes, me siento gratificado por la confianza depositada en mí y honrado por la oportunidad de servir a los Estados Miembros en el cumplimiento de las importantes tareas del cargo de Secretario General Adjunto. No subestimo el significado del cargo de Secretario General Adjunto, que es en efecto una enorme responsabilidad y un honroso deber. Hemos recorrido un largo camino en el logro de nuestros objetivos en la OEA, pero aún nos esperan muchos desafíos y, pese a las grandes limitaciones financieras con que la Organización tiene que funcionar, ofrezco a los Estados Miembros mi firme compromiso de trabajar en pro de la ejecución de los mandatos.

Por tanto, al defender los principios de la Carta, prometo impulsar la razón de ser de la OEA fomentando una mayor eficiencia, efectividad y sensibilidad. A través de un proceso de consultas constructivas y de modernización, nos proponemos mejorar nuestra capacidad de servicio y las funciones políticas de la Organización.

Antes de continuar, quisiera expresar mis sentimientos de gratitud. En primer término, deseo expresar mi cálido agradecimiento y especial reconocimiento a mi querida esposa, Charmaine, y a nuestras hijas, Kathryn, Kristyn, Amy y Anu, por su cariño, paciencia y apoyo.

Permítaseme reiterar mi gratitud al Gobierno de Suriname, especialmente al Presidente y el Ministro de Relaciones Exteriores, por su fe en mi visión para la OEA. Asimismo, extiendo mi sentido agradecimiento a los gobiernos de la Comunidad del Caribe por su respaldo y a los demás Estados Miembros por su firme apoyo en este importante momento de la historia de la Organización y de nuestro Hemisferio.

Prometo, en mi calidad de Secretario General Adjunto de la OEA, desempeñar la labor que se me ha confiado en la mayor medida de mis capacidades y servir a cada uno de los Estados Miembros.

Doy las gracias a mis distinguidos predecesores hoy presentes, el Embajador Luigi R. Einaudi y el Embajador Christopher Thomas, por su liderazgo y su noble trabajo a favor de los pueblos del Hemisferio. También agradezco su apoyo a nuestro nuevo Secretario General, Dr. José Miguel Insulza. Me siento especialmente alentado y admirado por su compromiso con el espíritu colegiado y el trabajo en equipo. Puede usted contar con mi pleno apoyo y con el de mi equipo para abordar la importante agenda hemisférica. Quisiera saludar además a los muchos amigos que nos acompañan hoy. Mucho me alegra que estén aquí y les agradezco su apoyo y aliento. Asimismo, extiendo un especial agradecimiento al Embajador Denis Antoine, Decano del cuerpo diplomático de la OEA, por su orientación y apoyo en los últimos meses.

Deseo asegurar a mis colegas de la OEA, cuyos esfuerzos incansables y ardua labor contribuyen a muchos de los éxitos de esta Organización, que valoro sus servicios. Su trabajo demuestra la seriedad con que asumen sus responsabilidades. Por tanto, les digo que, como Secretario General Adjunto, me empeñaré en que la Organización tome con la misma seriedad su responsabilidad para con ustedes. Será una satisfacción trabajar juntos, escuchar sus opiniones y contar con su experiencia e idoneidad.

También quiero dejar constancia de mi agradecimiento a quienes se han comprometido a trabajar conmigo como asesores en los próximos años, un equipo que con tanta capacidad encabeza el Embajador Alfonso Quiñónez.

Distinguidos representantes, señoras y señores, como ya lo he dicho, veo a la OEA como un vehículo común y único para resolver las diferencias y fijar metas compartidas que promuevan la democracia, el respeto por el estado de derecho, la justicia social, el desarrollo económico, la seguridad y los derechos humanos. Creo firmemente en el valor del sistema interamericano y especialmente en esta Organización –de lejos uno de nuestros más eficaces instrumentos hemisféricos para llevar adelante nuestra agenda colectiva– que conducirá finalmente a la paz y la solidaridad, la estabilidad y la prosperidad.

Al respecto, la adopción de la Carta Democrática Interamericana marca una victoria moral, humana y política en la evolución de nuestra Organización y de las Américas. Ese instrumento subraya que la democracia es condición sine qua non del desarrollo social, económico y político. Al mismo tiempo, me apresuro a recordar a los Estados Miembros que la democracia no crece orgánicamente en el vacío, sino que exige vigilancia y renovación. La democracia –ustedes coincidirán– tiene también que ser cultivada y alimentada.

A mi juicio, alimentar la democracia sugiere que los Estados Miembros y la OEA trabajen de consuno en el fomento de la justicia social, la lucha contra la discriminación en todas sus formas, la reducción de la pobreza y la promoción del desarrollo integral. Es preciso reforzar constantemente las estructuras de la democracia con medidas resueltas y concretas que se traduzcan en desarrollo económico, oportunidades de empleo y educación, protección de los derechos humanos, ciudadanía responsable, buen gobierno, seguridad humana y libertades políticas. La democracia tiene también que fomentar la transparencia y la responsabilización. Tengo la convicción de que cuando el pueblo puede experimentar, ver y compartir los frutos de la democracia, más probable será que la sienta suya y la defienda.

Distinguidos representantes, señoras y señores, aunque la democracia sigue arraigándose en las Américas, persisten varias dificultades en nuestras hermanas naciones de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Haití, entre otras. Un número cada vez mayor de países del Hemisferio enfrenta los desafíos del buen gobierno, el desarrollo, la pobreza y la gobernabilidad democrática. En mi opinión, es preciso que la OEA ofrezca liderazgo en el debate en torno a las fuerzas subyacentes que causan injusticia social, protesta e inestabilidad y que amenazan la democracia.

De acuerdo con la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana, esta Organización y sus líderes deben estar dispuestos a apoyar, promover y defender la democracia. Además, no sólo es vital que la democracia representativa se desarrolle y florezca, sino también que los funcionarios elegidos a los que se confía la noble tarea del liderazgo defiendan y fomenten siempre los intereses democráticos y derechos humanos de los pueblos a los que sirven. Por tanto, exhorto a esta Organización a intensificar sus esfuerzos por combatir la corrupción y promover el buen gobierno.

Habiendo regresado recientemente de una visita con el Secretario General a la República de Haití, permítaseme compartir con ustedes mis ideas en relación con esta nación caribeña. Es vitalmente importante que la OEA siga comprometida en Haití y promoviendo el desarrollo político y económico de ese país. Actualmente, la atención tiene que centrarse en mejorar el clima de seguridad en preparación de las próximas elecciones locales, legislativas y presidenciales. Insto a la comunidad internacional a mantener su apoyo financiero y técnico para la celebración de elecciones libres y justas, así como su respaldo al proceso de gobernabilidad democrática tras la instalación de un nuevo gobierno en Haití en febrero de 2006.

Durante mi mandato como Presidente del Consejo Permanente y como funcionario de la Secretaría, fui testigo directo de las expectativas reales y crecientes de los Estados Miembros de la OEA y de sus ciudadanos, que esperan de nosotros una respuesta rápida y de alta calidad. La realidad es que hoy nos encontramos en una situación en que los mandatos y expectativas superan los recursos materiales y financieros de que dispone la Organización. Me siento obligado, sin embargo, a recordar a los Estados Miembros que la ejecución con éxito de los mandatos está indisolublemente ligada a la disponibilidad de recursos financieros.

Por tanto, corresponde a los Estados Miembros hacer lo que sea necesario para abordar esta urgente situación financiera. Los Estados Miembros también deberían considerar la posibilidad de adoptar nuevos criterios para examinar el sistema de cuotas vigentes a fin de que refleje mejor las capacidades y expectativas de los Estados Miembros, así como los crecientes mandatos y el costo de su ejecución. La Secretaría General, en preparación del período extraordinario de sesiones de la Asamblea General que tratará este tema, está lista para trabajar con ustedes.

Estoy convencido de que la OEA puede ser más eficaz si elabora un sistema más eficiente de asignación, priorización y financiamiento de los mandatos. Por ejemplo, los Estados Miembros tal vez tengan que considerar la anexión de cláusulas de extinción a ciertos mandatos, o quizá haya que instarlos a reexaminar la manera en que funcionan el Consejo Permanente y sus comisiones. Esta mañana tuve el agrado de participar en una reunión del Grupo de Trabajo sobre Procedimientos y Prioridades para conversar sobre formas de aumentar la eficiencia del Consejo Permanente. El debate fue por cierto muy alentador y felicito a Perú y Canadá por haber asumido el liderazgo en esta importante tarea.

El Secretario General y yo tenemos ideas comunes sobre la necesidad de una reestructuración dentro de la Organización. Creemos que es preciso modificar ligeramente la actual estructura orgánica a fin de reflejar las prioridades que determinemos, teniendo en cuenta los recursos financieros. Espero con agrado la oportunidad de trabajar con él y con todos los Estados Miembros en la importantísima tarea de ayudar a la Organización a brindar mayores servicios y asegurarnos de que lo haga con mayor eficiencia. No hay duda de que se puede mejorar. En mi opinión, la OEA puede hacer más y debe hacerlo en forma más eficaz en función del costo, con pragmatismo y puntualidad. Una institución revigorizada y reformada ciertamente nos permitirá aprovechar al máximo los recursos disponibles, aumentar su relevancia y, espero, atraer nuevos recursos.

La Secretaría también tendrá que promover también sinergias internas para eliminar la duplicación y el desperdicio de tiempo, energía y oportunidades. Estoy convencido de que, fortaleciendo la cultura de cooperación, comunicación y transparencia, y fomentando un uso más eficiente de los recursos dentro de la Organización, la OEA facilitará la identificación con sus programas a todos los niveles dentro de los Estados Miembros.

Concuerdo con el Secretario General Insulza en que la OEA no está sola en la consecución de sus objetivos; forma parte de un sistema interamericano y debe, por tanto, ser vista en ese contexto. Cada institución que forma parte del sistema interamericano debe centrar su atención en sus capacidades básicas, pero ello no debe obviar la necesidad de fomentar la cooperación y mejorar la coordinación. Al hacer a la OEA más eficiente, debemos asegurar que los programas que emprende fuera y dentro de la Organización no dupliquen tareas ya desempeñadas por otras instituciones multilaterales. En suma, debemos fomentar la complementariedad.

En cooperación con la Oficina del Secretario General, procuraremos elaborar los contextos adecuados para la coordinación interinstitucional en la OEA y con las organizaciones multilaterales. Estoy firmemente comprometido con el fortalecimiento de las relaciones y la ampliación de la cooperación entre las instituciones interamericanas.

Apoyo también el llamado a un proceso de consulta más intenso entre los sistemas de integración regionales y subregionales, los organismos especializados, el sector privado y la sociedad civil. Con este compromiso activo podemos crear una plataforma constructiva importante para ejecutar los mandatos de las Cumbres de las Américas en forma más coordinada.

Creo que una OEA más eficaz y productiva exige un enfoque más inclusivo. Ello entraña un programa de proyección exterior intensivo y puntual, así como el fomento de una mayor comunicación y coordinación de las actividades y enfoques entre la Organización, la sociedad civil, el sector privado y los observadores permanentes.

Muchos de nosotros creemos que una mayor integración económica y liberalización comercial en el contexto de las negociaciones comerciales en curso sigue siendo muy promisorio para nuestros pueblos. Sin embargo, es imperativo que los resultados de esas negociaciones y nuevas normas no marginen social y económicamente a ciertas regiones, países y grupos. Las economías vulnerables y pequeñas requieren y deben obtener tiempo para ajustarse a la competencia, a medida que caen los obstáculos hemisféricos al comercio, y debe prestarse atención al valor real del tratamiento especial y diferencial.

Creo que es urgente dar mayor énfasis a la preparación para casos de desastre y la mitigación de sus efectos. Debemos robustecer la labor que ya emprendió la Comisión de Seguridad Hemisférica para identificar y coordinar estrategias que mejoren la preparación, coordinen las políticas regionales y promuevan una mayor movilización de recursos y apoyo cuando ocurren desastres. Tengo el agrado de informar que en breve la OEA convocará una reunión entre los organismos e instituciones que se ocupan de la gestión en casos de desastre para examinar un enfoque más armonizado centrado en programas de fortalecimiento de la capacidad, a fin de que no sea necesario comenzar de nuevo cada año cuando la región se vea azotada por huracanes y otras fuerzas climáticas.

La creciente incidencia de los desastres naturales es un recordatorio tangible de la nueva dinámica de la seguridad de nuestro Hemisferio. Estoy convencido de que coincidirán conmigo en que la Declaración sobre Seguridad en las Américas es un paso importante de nuestro Hemisferio, que aporta criterios pragmáticos y útiles para la acción colectiva. La magnitud de estos desafíos y la necesidad de una mayor coordinación reflejan el carácter multidimensional de la seguridad en nuestro Hemisferio. La OEA debe seguir trabajando con los Estados Miembros para enfrentar las amenazas tradicionales a la seguridad. A la vez, la OEA debe estar preparada para enfrentar las amenazas no tradicionales nuevas y las ya existentes, como los desastres naturales, la delincuencia organizada transnacional, la violencia, el VIH/SIDA y otras pandemias, el terrorismo y el tráfico ilícito de drogas y de armas pequeñas, entre otras.

Asimismo, insto a los Estados Miembros a fortalecer los mecanismos regionales y hemisféricos existentes, tales como la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE) y los grupos de expertos sobre delito cibernético, lavado de dinero y corrupción. También espero que la OEA participe más activamente en la adopción de medidas para luchar contra la expansión del VIH/SIDA, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Señoras y señores, distinguidos representantes permanentes y observadores permanentes, la Organización de los Estados Americanos debe ser una defensora incansable de la diplomacia preventiva y pública. Al respecto, espero que la Organización pueda aprovechar más las oficinas nacionales en los Estados Miembros. A medida que la OEA se reorganice para servir mejor los intereses de los Estados Miembros, pienso en un papel de más realce para las oficinas nacionales. Las veo en condiciones de brindar información fidedigna, fomentar la cooperación técnica, facilitar el desarrollo y la democracia, ayudar a los Estados Miembros en la elaboración de políticas para el alivio de la pobreza, en el intercambio de prácticas óptimas y –algo muy importante– en la sensibilización de las poblaciones locales en cuanto al valor y el trabajo de la Organización. También se puede estimular a las oficinas nacionales, dentro de la estructura y de las metas programáticas de la OEA, a aprovechar los recursos de la Organización para movilizar fondos adicionales.

Encomio al Secretario General por su empeño en la diplomacia pública desde que asumió el cargo. Estoy seguro de que las deliberaciones en otras capitales, como las mantenidas en Estados Unidos, servirán para promover mejor la labor y vigencia de esta institución hemisférica. Doy la bienvenida a los representantes del Congreso de los Estados Unidos hoy entre nosotros; su presencia augura un futuro de mayor cooperación entre la OEA y los poderes legislativos de nuestros Estados Miembros. Espero, también, una creciente colaboración con los observadores permanentes y la comunidad internacional para hacer realidad los sueños colectivos de nuestros pueblos.

Tengo la convicción fundamental de que la protección y promoción de los derechos humanos no son negociables. El progreso que seguimos logrando y la mayor preocupación por la protección de los derechos humanos en nuestro Hemisferio nos indican que estamos en el buen camino. Me sumo al Secretario General en la exhortación a una mayor cooperación y diálogo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como con los poderes judiciales de los gobiernos nacionales de los Estados Miembros.

Por último, señor Presidente, distinguidos representantes permanentes, señor Secretario General, señoras y señores, como Secretario General Adjunto de esta importante institución hemisférica, me empeñaré en robustecer la Organización, mejorar sus funciones institucionales y políticas y promover una mayor eficiencia y relevancia. Me esforzaré por impulsar el compromiso de la Organización con la promoción de la democracia y el buen gobierno en las Américas. Aguardo con interés trabajar con los Estados Miembros en forma práctica y programática para asegurar la importancia central del desarrollo integral.

Estoy firmemente convencido de que se requiere un enfoque holístico para forjar criterios comunes basados en visiones compartidas y agendas colectivas que nos permitan desarrollar una identidad hemisférica común basada en un sentido de identificación con nuestros propósitos, responsabilización, respeto y comprensión mutuos, y solidaridad.

Muchas gracias.