Discursos Secretario General Adjunto

PRESENTACIÓN DEL ESTUDIO “EMIGRACIÓN Y SEGURIDAD ALIMENTARIA”

23 de agosto de 2017 - Salón de Las Américas, OEA, Washington, DC

Conducido por el Programa Mundial de Alimentos y con la participación de la SG/OEA a través de la Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad, Departamento de Inclusión Social, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura (FIDA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

Welcome to the House of the Americas, our house, your house.

“Toda persona tiene derecho a una nutrición adecuada que le asegure la posibilidad de gozar del más alto nivel de desarrollo físico, emocional e intelectual.” Así reza uno de los derechos humanos básicos contemplados en nuestro Protocolo de San Salvador, tratado que consolida el compromiso hemisférico por proteger los derechos económicos, sociales y culturales de todos los ciudadanos. El rol del estado es precisamente garantizar su goce y prevenir, a toda costa, situaciones de vulneración de esos derechos tan básicos como el acceso a una alimentación adecuada. Sin derechos humanos, no hay inclusión social, ni democracia, ni sociedades en paz. Cuando millones de nuestros hermanos padecen hambre, cuando los beneficios del desarrollo no alcanzan a todos, cuando la riqueza sola la comparten algunos, no podemos asegurar una ruta democrática para nuestra región.

Señores y Señoras,

  • Hoy nos reunimos nuevamente respondiendo con resultados concretos a los compromisos que asumimos en la Secretaría General de la OEA en septiembre de 2015 al sumarnos a los esfuerzos liderados por el  Programa Mundial de Alimentos (PMA)  para erradicar el hambre y la pobreza a través de la utilización de los alimentos como instrumentos de seguridad alimentaria, con particular atención hacia los sectores más pobres y vulnerables como mujeres, niñas y niños.
  • Junto a la Organización Internacional para las Migraciones, el Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura, el Banco Interamericano de Desarrollo y más de 700 hombres y mujeres de las comunidades de Guatemala, Honduras y El Salvador, el estudio que hoy  se presenta es un aporte esencial que contribuye a dar luz y conocimiento sobre las dinámicas y  relaciones existentes entre seguridad alimentaria y emigración.
  • Como hemos dicho en foros anteriores, creemos que los desafíos que hoy enfrentan los países de la región debido a los efectos estrechamente interrelacionados entre el cambio climático, la seguridad alimentaria y la migración  ponen a prueba la eficiencia de las instituciones, su capacidad de adaptación y sus respuestas. También sus efectos abarcan zonas geográficas que trascienden los límites políticos de cada Estado.
  • Por ello, los mecanismos de colaboración y diálogo entre los Estados con enfoque en la responsabilidad compartida, son esenciales a la hora de atender las crecientes demandas de protección, bienestar y asistencia, en especial de los grupos vulnerables como mujeres, niñas y niños.
  • En un contexto de muy limitados recursos  y pobreza persistente a pesar de algunos avances, la eficiencia de las respuestas para combatir el hambre están directamente vinculadas con la profundidad de conocimiento que tengamos sobre  las dinámicas e interrelaciones de factores que la generan, y por ello lo esencial del estudio que lanzamos hoy.
  • Múltiples causas no suficientemente enfrentadas a lo largo del tiempo han desencadenado en El Salvador, Guatemala y Honduras  problemas estructurales de desarrollo – entendiendo desarrollo en  su concepto multidimensional y desde una perspectiva de derechos- afectando severamente a sus poblaciones.
  • De acuerdo al Banco Mundial, entre 2005-2015 se registraron niveles elevados de pobreza en los tres países objeto de este estudio. En El Salvador  oscila entre 32-40%,  en Guatemala entre 50-60% y en Honduras entre 64-66%. La pobreza sigue amenazando a toda la región y continúa limitando a las poblaciones más vulnerables el ejercicio de sus derechos.
  • La violencia generada por grupos delictivos organizados  ha también contribuido al aumento del desplazamiento forzado desde estos países y al interior de ellos, registrándose  tasas  de  homicidios  jamás  anteriormente vistos. Mientras que  la  tasa  que  supera  los 10  homicidios intencionales (por  100.000 habitantes) por año se clasifica como epidémica, las tasas de homicidio en Guatemala alcanzaron las 30 a 40 muertes por 100 mil habitantes en recientes años. En Honduras, en 2011 y 2012 la tasa de homicidios llegó a más de 90 muertes por 100 mil y en  El  Salvador a  103 por 100 mil.
  • También el desempleo, la falta de oportunidades para los más jóvenes, la ausencia o insuficiencia de servicios sociales, problemas relacionados con las pérdidas agrícolas y los eventos climáticos adversos como las sequías prolongadas contribuyen a desencadenar problemas que desafían la capacidad no solo de las instituciones sino de las sociedades en conjunto para hallar respuestas que puedan contrarrestar o mitigar este conjunto de problemas.
  • Quienes me acompañan en esta mesa informarán en profundidad e intercambiarán opiniones con Uds. sobre los hallazgos y recomendaciones del estudio. Sin embargo, yo quisiera resaltar un solo resultado: Para 2016, el 47% de los hogares del Corredor Seco de El Salvador, Guatemala y Honduras donde alguno de sus miembros había emigrado, padecían de inseguridad alimentaria.
  • Interpretando este resultado bajo cualquier dimensión de análisis, sea bajo una perspectiva de desarrollo, ó sea bajo una perspectiva de derechos humanos,  el resultado es exactamente el mismo: hoy día y siempre será inaceptable.
  • Es inaceptable porque no hay democracia estable posible cuando millones de nuestros hermanos padecen hambre, cuando no hay desarrollo, cuando no hay cumplimiento efectivo de los derechos humanos como el derecho a una alimentación adecuada.
  • Si bien las respuestas urgentes que demanda esta grave situación de inseguridad alimentaria no son sencillas de diseñar ni de llevar a cabo, quiero reiterar el total compromiso de nuestra Organización para continuar la búsqueda de caminos que conduzcan a soluciones duraderas.
  • El  problema del hambre y la inseguridad alimentaria hoy ya no pasa desapercibido. Su visibilización y el compromiso para la erradicación del hambre y lograr la seguridad alimentaria forman parte de la agenda mundial y hemisférica.
  • La resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015 reconoce la positiva contribución de los migrantes al crecimiento inclusivo y al desarrollo sostenible y establece entre sus objetivos poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. La Conferencia Regional de la FAO en 2016, subrayó los efectos adversos sobre el fenómeno cíclico asociado a El Niño, en el panorama agrícola y alimentario de la región, en particular en el Corredor Seco Centroamericano y la necesidad de abordar el reto con un enfoque que combine respuestas a corto, mediano y largo plazos.
  • A nivel hemisférico, los Estados comprometieron sus esfuerzos en la “Declaración sobre cambio climático, seguridad alimentaria y migración en las Américas” para adaptar, mitigar y contrarrestar los efectos adversos del cambio climático y su posible impacto en la seguridad alimentaria y la migración.
  • Para terminar, quiero reiterar el compromiso de la Secretaría General de continuar apoyando el diálogo hemisférico y los esfuerzos de los Estados para identificar y movilizar recursos técnicos y financieros que conduzcan a brindar respuestas eficaces y duraderas para que el Objetivo Hambre Cero de la Agenda 2030 se cumpla cuanto antes en nuestra región.
  • Precisamente antes de iniciar este Foro, el Programa Mundial de Alimentos y la Secretaría General de la OEA formalizamos esta voluntad de trabajar juntos con la firma de una DECLARACIÓN CONJUNTA con el objetivo de juntar esfuerzos para lograr la erradicación del hambre y la seguridad alimentaria y nutricional de los grupos más vulnerables, para lograr la reducción de la malnutrición, con énfasis en los grupos más vulnerables, y para trabajar juntos en el fortalecimiento de los programas de protección social.
  • Nos entusiasma mucho, poder tener al Programa Mundial de Alimentos, como aliado en estos trabajos. Agradecemos la confianza para contribuir en la elaboración de este estudio que hoy lanzamos, y que provee un marco de acción para los países del Triángulo Norte, pero también para las organizaciones que estuvimos involucradas en su preparación. Tenemos el camino trazado y caminaremos juntos.

Muchas gracias.