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II. Marco de referencia

A. Principales aspectos ambientales
B. Recursos naturales renovables
C. La región del proyecto
D. Conceptualización del proyectof

A. Principales aspectos ambientales

1. Introducción
2. Cuencas hidrográficas
3. Política de recursos naturales y del medio ambiente

1. Introducción

Guatemala está ubicada en la faja subtropical del Hemisferio Norte. Posee una extensión de 108.889 km2 y fronteras con México, Honduras y El Salvador. Las variaciones altitudinales van desde el nivel del mar hasta aproximadamente los 4.000 metros de altitud. Las variaciones de altitud y precipitaciones existentes determinan la existencia de 11 zonas de vida ecológicas.

La variabilidad del clima y suelo es también determinante en el tipo de vegetación que se desarrolla. El clima en general va de meso a megatérmico y de húmedo a per-húmedo, y localmente se definen varios microclimas. Las temperaturas promedio varían entre 28°C en las costas y 10°C en las montañas. La precipitación varía entre 0,5 y 6 m anuales, y está influenciada fundamentalmente por la convergencia intertropical y en menor medida por los frentes fríos y ciclones tropicales. Los recursos biológicos son variados y se reflejan en la riqueza y diversidad de sus ecosistemas.

Los ecosistemas de origen templado cubren aproximadamente el 30% del país, conformado fundamentalmente por coníferas y un centenar de especies arbóreas de hoja ancha. El 70% está formado por ecosistemas subtropicales de vegetación casi exclusivamente latifoliada. La fauna es abundante y variada, lo que es resultado de la confluencia y corredor entre la fauna Neártica del Norte y la fauna Neotropical del Sur. Esta situación hace complejo el conocimiento y el manejo de los diferentes sistemas de recursos naturales existentes, pero también presenta la perspectiva de desarrollar un manejo integral de los mismos que propenda a su uso sostenido.

La población de Guatemala se estima en 9 millones de habitantes, con una densidad aproximada de 85 hab/km2; esto lo convierte en el país más poblado de Centroamérica y el segundo en densidad, luego de El Salvador. Presenta el porcentaje más alto de población rural de la región (56%); además se caracteriza por tener un 50% de población indígena, de la cual el 73% reside y trabaja en el agro. Guatemala, junto con México, Ecuador, Perú y Bolivia es uno de los "Pueblos Testimonios" de América; es decir que tiene una configuración socio-cultural que conserva en su seno hasta el presente la dualidad indígena - no indígena.

Los beneficios que se deriven del manejo adecuado de los recursos naturales renovables contribuirán a satisfacer a corto y mediano plazo las crecientes demandas de bienes y servicios de la población guatemalteca. El sector agrícola, silvícola, de caza y pesca se ha mantenido como uno de los más activos, a pesar de que ha disminuido su participación en el PIB, del 27,3% en 1969 al 25,6% en 1988. El crecimiento, modernización e innovación tecnológica es evidente, aunque en su mayor parte ha beneficiado tan sólo a un reducido número de unidades grandes y medianas de producción. Dichas unidades de producción se especializan en cultivos de exportación y están ubicadas en los suelos más fértiles y en manos de un pequeño grupo de agroexportadores.

A consecuencia del aumento demográfico del país y a una mayor concentración del recurso tierra, se ha venido ejerciendo progresivamente una acentuada presión sobre los recursos naturales (suelo, agua y bosque). Las fincas, que van de una caballería en adelante (45 ha) contienen el 64% del total de las tierras en 13.628 unidades de producción. En el otro extremo, las fincas con menos de 7 ha contienen el 16,1% del total de las tierras, están distribuidas en 468.461 unidades de producción y se hallan ubicadas en las zonas menos fértiles y accesibles (Censo Agropecuario 1969). En este contexto la pobreza extrema emerge como el gran protagonista del área rural; el 83.7% de la población rural vive en estado de pobreza y el 51.5% llega al grado de extrema pobreza. En otras palabras, 250.000 familias que subsisten en fincas de minifundio y 200.000 familias de trabajadores agrícolas asalariados conforman el grueso de los hogares guatemaltecos en situación de indigencia.

El estado del sector agrícola constituye uno de los limitantes más serios para estimular el desarrollo del país. No se encuentra en condiciones de absorber más mano de obra a causa de los bajos ingresos ni crea un mercado para el consumo; las mejores tierras ya se encuentran en uso y la expansión de la frontera agrícola se realiza con base en la ocupación de áreas generalmente no aptas para ese fin, donde la conversión de tierras de vocación forestal al uso agropecuario está causando alteraciones ecológicas de consideración.

En general, los problemas ambientales más relevantes que ocurren por el patrón de uso actual de los recursos son los siguientes:

a) Deforestación en donde la extracción es mayor que la reposición natural y artificial. El volumen anual de disminución se debe a estos factores: leña (13.064.00 m3), colonización (6.000.000 m3), incendios-plagas (1.350.000 m3) y uso industrial (234.000 m3). Este volumen es equivalente a la corta en tala rasa de 11.500 ha de bosque natural.

b) Erosión de los suelos, provocada por los procesos de deforestación, prácticas de cultivos limpios en zonas de ladera, con fuertes pendientes y ausencia de prácticas de conservación de los suelos, alta susceptibilidad a la erosión (más del 60% de los suelos del país son alta o muy altamente susceptibles a la erosión), y la no utilización del suelo de acuerdo con su verdadero potencial. En forma aproximada se ha estimado que en ciertas zonas se pierde anualmente 1.400 ton/km2. Algunos estudios establecen que la remoción de la capa fértil del suelo, desde principios del siglo, equivale al 40% de la capacidad productiva de la tierra.

Debido a toda esta problemática, en los últimos años se han realizado esfuerzos de diversas instituciones gubernamentales y no gubernamentales, para promover un uso adecuado de los recursos naturales. Dentro de ellos vale la pena mencionar la conformación de la Comisión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de la República, el Consejo Nacional de Areas Protegidas (CONAP) y la Comisión Nacional de Manejo de Cuencas (CONAMCUEN), creada por acuerdo gubernativo del 30 de marzo de 1989, e integrada por 14 instituciones gubernamentales involucradas en el campo de los recursos naturales.

2. Cuencas hidrográficas

En Guatemala existen 35 cuencas hidrográficas ubicadas en tres vertientes principales: a) la Vertiente del Pacífico, con una superficie de 23.990 km2 y que desagua 23.000 millones de m3 (posee 18 cuencas principales); b) la Vertiente del Mar Caribe, con una superficie de 34.096 km2 (posee 7 cuencas principales), y c) la Vertiente del Golfo de México, con una superficie de 50.803 km2 (posee 10 cuencas principales). Las dos últimas, en conjunto, drenan 98.619 millones de metros cúbicos.

Por su superficie, población y caudales, las cuencas principales del país son la del río Usumacinta, con 43.700 km2 cuyo caudal se calcula en 1.202 m3/s; sus afluentes son los ríos Chixoy, Negro-Salinas y La Pasión; la cuenca del río Motagua, con 12.719 km2 y un caudal medio anual de 203 m3/s; su población total estimada llega a 1.207.700 habitantes y es preciso acotar que la mitad de la ciudad de Guatemala se ubica en su área. Otra de las cuencas importantes del país es la del río Chixoy, debido a que en ella se ubica el complejo hidroeléctrico Chixoy-Pueblo Viejo, que produce aproximadamente el 70% de la energía hidroeléctrica del país. Además existen más de 300 lagos y lagunas que cubren una extensión que sobrepasa los 1.000 km2. El río Usumacinta drena al Golfo de México.

La calidad natural de las aguas en Guatemala no presenta condiciones extremas en términos generales y puede catalogarse como buena. Unicamente en el oriente del país (río Paz) se han detectado concentraciones de elementos tóxicos (arsénico), y por lo general en el Norte, en la región donde predominan las calizas, el agua es dura. La contaminación de las aguas ha sido fruto de la deposición de desechos de todo tipo, de manera especial los humanos. Los principales problemas parecen estar en los ríos de la planicie costera del Pacífico, en las cuencas de los ríos Maria Linda y Motagua, que recibe desechos de la ciudad de Guatemala, así como en las cuencas de los nos Samalá y Paz y en los lagos de Izabal, Amatitlán, Petén Itza y Bahía de Amatique.

La mayor ocurrencia de agua subterránea en las cuencas del país está localizada principalmente en el litoral del Pacífico, que en su mayor parte es un aluvión cuaternario, y en las formaciones volcánicas con valles intermontanos. En el norte del país los acuíferos presentan las características típicas de formaciones calizas tipo Karst.

Se han desarrollado esfuerzos sectoriales importantes en forma casi continua y congruente con el concepto de cuencas hidrográficas, los cuales se han circunscrito a estudios de diagnóstico y formulación de programas y proyectos de manejo, sin llegar a la ejecución de los mismos. Tal es el caso de los estudios de cuencas internacionales.

Dichos estudios han sido elaborados en fases preliminares de planificación de proyectos específicos en los campos de hidroelectricidad, riego, conservación de suelos y cuencas internacionales. Es de destacar que los estudios han sido elaborados independientemente en las instituciones gubernamentales involucradas.

3. Política de recursos naturales y del medio ambiente

De acuerdo con preceptos legales de tipo general, a cada uno de los ministerios, organismos y unidades técnicas les corresponde desarrollar funciones y objetivos que deben enmarcarse y buscar coherencia con las políticas de acción que genera el poder ejecutivo. En el documento de Bases y Estrategias del sector público agropecuario del actual Gobierno, las políticas que guardan relación con el recurso agua y suelo son claramente dirigidas al sector agropecuario, pero les falta definición para otros usos y aprovechamientos. Las políticas mencionadas se indican a continuación:

· "Efectuar un uso óptimo del recurso suelo a nivel nacional, tanto superficial como subterráneo, a fin de lograr un mejor aprovechamiento en el campo agropecuario".

· "Determinar la capacidad de uso y manejo eficiente del suelo para lograr un mejor aprovechamiento y conservación en forma integral".

· "Lograr el desarrollo forestal y el de otros recursos naturales que se hallan relacionados con el bosque".

En general, en Guatemala no existía una legislación integral sobre el uso, aprovechamiento y conservación de los recursos naturales, y lo poco que había se limitaba a leyes específicas que tratan sobre estos recursos. Es tan sólo a partir de 1986, con la promulgación de la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente que se trata a los recursos naturales renovables de manera integral, estableciéndose los principios para el uso racional de la flora, fauna, suelo, subsuelo y agua. La Ley crea la Comisión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) como la institución encargada de su aplicación. Posteriormente, en 1989 se expide la Ley de Areas Protegidas, Decreto Legislativo No. 4-89, que crea el Consejo Nacional de Areas Protegidas (CONAPA). Existen otros proyectos de ley que enfocan consideraciones sobre aspectos de recursos naturales y medio ambiente y que están siendo revisados para su aprobación y aplicación; entre otros, el proyecto de Ley de Aguas, que contempla el uso múltiple del agua a nivel de cuenca hidrográfica.

B. Recursos naturales renovables

1. Regiones naturales
2. Disponibilidad y uso del recurso suelo
3. El recurso forestal
4. Zonas de protección

1. Regiones naturales

La República de Guatemala está ubicada en la región subtropical del Hemisferio Norte (13° 44' a 18° 30' latitud norte), dentro de la que se enclavan 10 provincias fisiográficas (Llanura Costera del Pacífico, Pendiente Volcánica Reciente, Cadena Volcánica, Tierras Altas Cristalinas, Tierras Altas Sedimentarias, Depresiones de Izabal y del Motagua, Planicie Baja Interior del Petén, Cinturón Plegado del Lacandón, Plataforma de Yucatán y Llanura Costera del Caribe). Por su posición geográfica, características geológicas y topografía presenta una compleja variedad de aspectos climáticos, hídricos, edáficos, ambientales y bióticos. Esta variabilidad de factores determina la existencia de 11 zonas ecológicas en el país. El cuadro 1 muestra las zonas de vida según el sistema de Holdridge.

Según el Perfil Ambiental de Guatemala preparado por la Universidad Rafael Landívar/USAID (1984), el clima general del país va de meso a megatérmico y de húmedo a per-húmedo, aunque existen variaciones locales que definen microclimas. La temperatura media anual varía entre 28°C en las costas y 10°C en las montañas, aunque se presentan extremos de temperaturas máximas y mínimas absolutas de 42°C y 7°C. El régimen de lluvias también es variado; hay zonas como el Altiplano con una precipitación media anual de 1.200 a 1.800 mm; zonas relativamente secas como en los Llanos de la Fragua (Zacapa), cuyo promedio alcanza 400 a 600 mm; también existen zonas sumamente húmedas con valores de 4 a 4,5 m, y cabe mencionar además las zonas extremas cuyas precipitaciones medias anuales sobrepasan los 6 metros.

2. Disponibilidad y uso del recurso suelo

En base al Mapa de Capacidad Productiva de la Tierra (Guatemala, SGCNPE/INAFOR/IGN, 1979) se establece que el 26,4% de la cobertura nacional es de vocación eminentemente agrícola, el 21,4% principalmente para pastos, cultivos perennes o forestales, el 37,1% para uso o aprovechamiento forestal, el 14,1% para parques nacionales, recreación y vida silvestre, y el 1% restante se encuentra cubierto por agua o está utilizado en áreas urbanas (véase el cuadro 2).

CUADRO 1 - ZONAS DE VIDA SEGUN EL SISTEMA HOLDRIDGE

ZONA DE VIDA

SUPERFICIE

Km2

% TOTAL

Monte Espinoso Subtropical

1.100

1,02

Bosque Seco Subtropical

4.011

3,68

Bosque Húmedo Subtropical (Templado)

12.733

11,69

Bosque Húmedo Subtropical (Cálido)

25.417

23,34

Bosque muy Húmedo Subtropical (Cálido)

4.650

42,71

Bosque muy Húmedo Subtropical (Frío)

2.330

2,14

Bosque Húmedo Montano Bajo

9.547

8,77

Bosque muy Húmedo Montano Bajo

5.457

5,01

Bosque Pluvial Montano Bajo

975

0,90

Bosque Húmedo Montano Subtropical

100

0,09

Bosque muy Húmedo Montano Subtropical

710

0,65

TOTAL

108.889

100,00

Fuente: Cruz de la R. 1976. Clasificación de zonas de vida de Guatemala basado en el Sistema Holdridge, Guatemala, Instituto Nacional Forestal, 24 pp.

CUADRO 2 - CAPACIDAD PRODUCTIVA DE LA TIERRA EN GUATEMALA

DESCRIPCION

SUPERFICIE

Km2

% TOTAL

Tierras (Clases I-II)

4.694

4,3

Tierras (Clases III-IV)

24.064

22,1

Tierras (clase V)

2.668

2,6

Tierras (clase VI)

20.534

18,8

Tierras (clase VII)

40.354

37,1

Tierras (clase VIII)

15.421

14,1

Agua, áreas urbanas y otros

1.154

1,0

TOTAL

108.889

100,0

De la información reportada en el Tercer Censo Agropecuario Nacional (1977), se desprende que existe una gran concentración de la tierra en pocas fincas. De un total de 530.276 unidades productivas (fincas), sólo cuatro fincas abarcaban una superficie de 85.622,6 hectáreas, mientras que 116.829 pequeñas fincas alcanzaban a cubrir 55.289 hectáreas (cuadro 3).

Castañeda et al (1982) indican que según los datos del mismo Censo, gran parte de las pequeñas fincas estaban ubicadas en tierras inapropiadas para la producción agrícola, pero por razones de subsistencia, los propietarios hacen uso de ellas principalmente para cultivar granos básicos. De manera que la distribución de la tierra es uno de los factores importantes que por un lado determinan un problema de sobreexplotación de los recursos, y por el otro una subutilización de los mismos (ver figura 1).

3. El recurso forestal

De los recursos naturales renovables más seriamente afectados en el país se destaca el recurso forestal, tanto por el avance de la frontera agrícola como por los inadecuados procesos de aprovechamiento por parte del sector maderero, favorecidos por la ausencia de una política nacional de desarrollo de los recursos naturales y por el poco cumplimiento de la legislación sobre la materia.

En tal sentido, el proceso de deforestación del país ha venido aumentando a un ritmo muy acelerado en los últimos años, ya que mientras en 1950 se estimaba que Guatemala estaba cubierto por alrededor del 65% de bosques (Mittak, 1975), estudios más recientes coinciden que en 1983 el país contaba con cerca del 40% de cobertura arbórea (Comunidad Económica Europea, 1983; Guatemala, SGCNPE/USPA, 1985, y Universidad Rafael Landívar/USAID, 1984).

En términos de tasas de deforestación, un estudio de la Comunidad Económica Europea (1983) resalta que dichas tasas se han venido incrementando de 80.000 hectáreas por año para el período comprendido entre 1976 y 1980, a 90.000 hectáreas por año para el período que va de 1981 a 1985.

Del total de cobertura forestal, se estima que el 70% corresponde a bosques de latifoliadas, 20% a bosques de coníferas y 10% a bosques mixtos (Castañeda, L, et al, 1982).

El Perfil Ambiental de Guatemala (Universidad Rafael Landívar USAID, 1984) indica que en el periodo comprendido entre 1972 y 1982 las plantaciones forestales alcanzaron cerca de 50.000 hectáreas, y según los registros de la Dirección General de Bosques (DIGEBOS, 1989), en el período 1984-1988 se reforestaron 9.841 hectáreas en todo el país.

Si se analizan los datos proporcionados por las fuentes anteriores, se deduce que la reforestación del período 1972-1982 fue de alrededor de 5.000 ha/año, mientras que en el período 1983-1988 alcanzó unas 2.000 ha/año. Estas cifras demuestran el acentuado descenso que sufrió el programa de reforestación en la presente década; y es de aclarar que fue recién en el año 1988 cuando se iniciaron en el país nuevos programas de reforestación a escala industrial.

En su mayor parte, los aprovechamientos forestales en Guatemala se realizan en forma ineficiente e improductiva. Esto se debe a que en el proceso predominan practicas que en lugar de manejar las masas forestales para una producción sostenida, más bien ponen en peligro la integridad de los ecosistemas. Estos aprovechamientos generalmente son ineficientes en cuanto a la selección de los árboles de corta, el apeo, desfame, troceado, forma de extracción de las trozas, distancia para el madereo, forma de transporte al mercado, escasez y mal estado de los caminos forestales, desperdicio de energía humana en el corte y extracción de leña y madera, etc.

CUADRO 3 - DISTRIBUCION DE LA TIERRA SEGUN EL TAMAÑO DE LAS FINCAS

DESCRIPCION DE LAS FINCAS

NUMERO DE FINCAS

%

SUPERFICIE EN MANZANAS*

%

Menos de 1 Mz.

166.829

31.5

18.984

0.3

1 Mz a menos de 2 Mz

121.184

22.8

164.200

2.8

2 Mz a menos de 5 Mz

128.125

24.2

381.128

6.5

5 Mz a menos de 10 Mz

51.492

9.7

340.059

5.8

10 Mz a menos de 32 Mz

40.129

7.6

706.859

12.1

32 Mz a menos de 64 Mz

9.076

1.7

402.370

6.9

1 Cab** a menos de 10 Cab

12.107

2.3

1806.665

31.0

10 Cab a menos de 20 Cab

862

0.2

749.257

12.8

20 Cab a menos de 50 Cab

381

0.1

702.728

12.0

50 Cab a menos de 100 Cab

72

-

311.344

5.3

100 Cab a menos de 200 Cab

15

-

126.662

2.2

200 Cab y más

4

-

122.318

2.0

* 1 Mz = 0,7 ha
** 1 Cab = 64 Mz o 45 ha

Fuente: Castañeda, L. et al 1982. Diagnóstico de la Situación de los Recursos Naturales Renovables de Guatemala Tercer Congreso Nacional de Ingenieros Agrónomos (1983) Antigua, Guatemala. Memorias. Ed. por Colegio de Ingenieros Agrónomos. Guatemala, pp. 19-42.

FIGURA 1 - GRAFICO DE LORENTZ SOBRE CONCENTRACION DE LA TIERRA

COEFICIENTE DE GINI O 88

En términos de consumo de leña, como muchos de los países en vías de desarrollo, Guatemala depende de sus bosques como la mayor fuente de energía. Según estudios realizados por Martínez (1982), el 80% de los hogares y la pequeña industria utilizan leña para satisfacer sus necesidades diarias de energía. En las áreas urbanas el 52,5% de los hogares usa leña y el 5,1% utiliza carbón, mientras que en las áreas rurales la utilización de estos combustibles es de 97% y 0,2%, respectivamente. El consumo anual de leña per cápita resulta en 1,2 m3 en la región cálida y oriente del país y 2,3 m3 en el Altiplano (Martínez, 1982).

Las fuentes tradicionales de leña han sido los bosques naturales comunales, municipales o estatales, así como los productos del desombre de las fincas de café, cacao, cardomomo, pequeños bosques familiares y cercos vivos.

La participación del sector forestal dentro del producto interno bruto (PIB), ha oscilado entre 2,1 y 2,7% durante los años comprendidos entre 1973 y 1981 (Guatemala, SGCNPE/USPA, 1985). Recientemente se ha reportado que este porcentaje ha disminuido a 1,2%.

De acuerdo con los anuarios de comercio exterior del Instituto Nacional de Estadística (Guatemala, INE, 1955-1985), las importaciones de productos derivados del bosque (incluyendo pulpa, papel y similares) siempre han triplicado a los ingresos provenientes de las exportaciones, lo que indica que a pesar de que el país tiene suficiente potencial como para autoabastecerse en materia forestal, está gastando tres veces más en divisas de las que obtiene de sus productos silvícolas.

4. Zonas de protección

Según el Perfil Ambiental de Guatemala (Universidad Rafael Landívar/USAID, 1984), el sistema de áreas de protección del país consiste en una mezcla de varios tipos o categorías de áreas silvestres, muchas de las cuales han sido declaradas como áreas protegidas por Acuerdo Gubernativo (por ejemplo, todas las faldas de los volcanes), pero sin que se tomen medidas reales para delimitarlas o manejarlas. Otras han sido declaradas Parques Nacionales (por ejemplo el Parque Naciones Unidas), cuando en realidad debieran estar incluidas en categorías de manejo muy diferentes (v.g. áreas recreativas).

Desde 1955 se han declarado en Guatemala 52 áreas de conservación (que representan el 2,72% del territorio nacional). De este total, cinco se localizan en el Petén y cubren el 77% de la superficie de áreas protegidas. Las 47 restantes están repartidas en toda la República, y una de ellas, Los Cuchumatanes, está ubicada parcialmente dentro de la Cuenca del río Chixoy.

C. La región del proyecto

1. Características biofísicas
2. Características socioeconómicas
3. Capacidad de uso, cobertura y uso actual

La cuenca alta del río Chixoy se encuentra ubicada en la zona central de Guatemala, tiene una extensión de 5.494 km2 hasta el sitio de la represa de Pueblo Viejo, y constituye el 5% de la superficie del país. Administrativamente está dividida en 32 jurisdicciones municipales de seis departamentos y tres regiones.

Las características biofísicas y socioeconómicas de la cuenca se presentan en detalle en el diagnóstico. A continuación se resumen los aspectos de mayor interés.

1. Características biofísicas

La geología y litología son muy variadas. Hacia el sur afloran rocas volcánicas del terciario, hacia el centro se localizan cuerpos intrusivos y rocas metamórficas, y en el norte hay depósitos sedimentarios calcáreos y arcillosos. El área se encuentra ubicada en dos grandes provincias fisiográficas: las tierras altas cristalinas ubicadas entre las dos grandes fallas del Polochic y del Motagua, y las tierras altas sedimentarias que abarcan una compleja diversidad de formas de tierra, como la sierra de Chama y la sierra de los Cuchumatanes. En general, la cuenca se caracteriza por tener un relieve juvenil, morfología abrupta, elevados taludes y valles profundos.

En cuanto a sismicidad, la cuenca es considerada activa, en donde sus sistemas tectónicos Cuilco-Chixoy-Polochic y Motagua forman los límites de la placa del Caribe con la de Norteamérica. La interacción de las placas es fuente de sismos de intensidades moderadas y altas. Como fruto de esta actividad se originaron los sismos de 1976 que tuvieron una magnitud de 7,5 en la escala Richter, y el último sismo localizado en Uspantán de magnitud 5.

Los suelos que se encuentran en la cuenca se clasifican en 29 series categorizadas por Simmons, que a su vez corresponden a seis y diez subunidades de la clasificación FAO/UNESCO.

El clima tiene una amplia variación, con la presencia de microclimas que caracterizan zonas particulares y que las diferencia de otras condiciones generales de la cuenca. La precipitación media es de 1.200 mm, y los valores extremos varían de 824 mm en Sacapulas y 5.222 mm en Quixal. Los valores bajos son los predominantes en la cuenca; los altos corresponden a las zonas húmedas bajas del norte. La variación estacional marca dos períodos: la época lluviosa entre mayo y octubre, cuando cae el 94% de la lluvia anual, y la seca el resto del año. Los valores promedio de temperatura fluctúan entre los 12°C y 24°C con pequeñas variaciones anuales.

Esta diversidad de condiciones de la cuenca hace que se presente una variedad de ecosistemas. Para determinar las unidades ambientales mayores se utilizó el sistema de clasificación de zonas de vida de Holdridge. Las unidades identificadas son:

Bosque muy Húmedo Montano Bajo Subtropical (bmh-MBS)
Bosque Húmedo Montano Bajo Subtropical (bh-MBS)
Bosque muy Húmedo Subtropical Frió (bmh-S(f))
Bosque Húmedo Subtropical Templado (bh-S(t))
Bosque muy Húmedo Montano Subtropical (bmh-MS)
Bosque Seco Subtropical (bs)
Bosque Húmedo Montano Subtropical (bh-MS)
Bosque Pluvial Montano Bajo Subtropical (bp-MBS)

La red de drenaje se encuentra controlada principalmente por fallas y fracturas; los cauces principales siguen el sistema de falla del Polochic. Unicamente los ríos Serchil y Pacaranat tienen una influencia litológica en su drenaje. El caudal medio de la cuenca es de 57 m3/s., que significa un rendimiento de 10 lts/s/km2.

El estudio geomorfológico permitió calcular la pérdida de suelos ocasionada por erosión laminar y de microsurcos utilizando la Ecuación Universal de Pérdida de Suelos. La tasa promedio para la cuenca es de 2.885 tn/km2/año, que significa una pérdida de 15,8 millones de toneladas al año.

La aportación de sedimentos al cauce se ha medido en varias estaciones hidrométricas de la cuenca, y en dos batimetrías realizadas en el embalse de Pueblo Viejo. En base a esta información se estima que el aporte promedio de sedimentos es de 700 tn/km2/año, lo que significa una acumulación en el embalse de 3,8 millones de toneladas al año.

2. Características socioeconómicas

La población estimada en 1989 fue de 479.000 personas, de las cuales el 85.7% vive en el área rural. La población urbana corresponde a las dos cabeceras departamentales: Santa Cruz Quiché y Salamá, y a 22 cabeceras municipales. La densidad demográfica promedio es de 96 hab/km2, su distribución no es uniforme y la mayor concentración se presenta en el altiplano en los municipios de Totonicapán, Santa Cruz Quiché, Huehuetenango, y Momostenango. El 57,3% de la población es menor de 20 años con un analfabetismo que llega al 60,4%. La predominancia étnica es indígena (el 72% de grupos Quiché, Mam, Aguacatecos, Uspantecos, Ixiles y Poconchíes). El idioma Quiché es el más generalizado en el área.

Se estima una población económicamente activa del 26%, lo que implica una alta lasa de dependencia. El 92,4% de la PEA es masculina.

Los datos de estructura agraria corresponden a los del censo de 1979. La zona es típicamente minifundista; el 92% de las fincas posee menos de 7 ha y cubre el 33% del área. En el otro extremo, las grandes propiedades representan el 0,74% y cubren una superficie del 31%. La forma de tenencia dominante es la propiedad, que corresponde al 87,6% de las fincas; la forma de explotación es individual, y a este tipo corresponde el 99,4% de las fincas.

En las fincas, un 98,5% se dedica a cultivos anuales que representan el 34,5% del área. Los pastos representan el 15,6% de la superficie; el 41,5% se destina a bosques y el 2,4% a cultivos permanentes. El 2,3% remanente es de tierras erosionadas o deslaves.

La agricultura gira alrededor del maíz, que se cultiva en el 97% de las fincas y cubre el 67% de la superficie dedicada a cultivos anuales. El rendimiento de la zona es un 23% inferior al promedio nacional, y existen diferencias significativas entre los municipios de la cuenca; generalmente los más altos rendimientos corresponden a las zonas de mayor elevación. El segundo cultivo en importancia es el frijol, que se siembra en el 43,5% de las fincas, en su mayoría asociado con maíz; nuevamente los rendimientos son 23% menores a los promedios nacionales. Existen otros cultivos de menor importancia como trigo, papa, sorgo, maicillo, haba, maní y arveja. Los cultivos hortícolas de cebolla, ajo y tomate se concentran en pocos municipios, los de Aguacatán y Chiantla principalmente, y en menor medida en Cunén y Sacapulas. Los cultivos permanentes corresponden a café, frutas deciduas, frutas cítricas y aguacate.

La producción pecuaria contribuye al 18,4% del producto bruto de la región. El 26% de las fincas reporta la existencia de ganado bovino; la ganadera es de doble propósito, carne y leche, y de razas criollas. La ganadería porcina es de mucha importancia: el 57% de las fincas mantiene porcinos en un promedio de 2,4 cabezas por finca Existen Aves de corral en el 83% de las fincas con un promedio de 11,5 aves por finca. La población ovina es significativa, y se estima en 90.000 cabezas; su pastoreo es de tipo extensivo, sin control.

El recurso forestal de la cuenca se distribuye sobre una superficie de aproximadamente 3.100 km2 equivalente al 56% del área total; de éstos, 908 km2 corresponden a la categoría de bosque abierto. No se dispone de inventarios completos y no se han puesto en practica planes de manejo que garanticen la permanencia de los bosques nativos, que presentan una tendencia a desaparecer cada vez más aguda

Los bosques naturales están constituidos por especies de coníferas y latifoliadas, y dan paso a la formación de bosques puros de coníferas, mixtos de coníferas con latifoliadas y mixtos de latifoliadas, aunque predominan las dos primeras. Los bosques se explotan en su mayor parte mediante cortas selectivas cuya intervención se limita a la explotación del material más valioso; una proporción menor, especialmente de coníferas, se aprovecha mediante la corta total, lo que dará como resultado, en pocos años, un bosque remanente sumamente pobre que degrada genéticamente a la masa forestal.

Estudios realizados en la zona determinan que la relación de área boscosa varia considerablemente, según el tamaño de la finca, desde un 0,1% en las microfincas hasta el 29% en las unidades multifamiliares. El uso principal al que se destina el recurso es el energético. El 91% de los hogares urbanos y el 99,2% de los rurales utilizan leña. El consumo diario por hogar es de 13,8 kg para áreas urbanas y 10,4 kg para las rurales.

El mecanismo de comercialización predominante es el de "día de mercado" existente en todos los municipios adonde acuden los individuos con sus excedentes de producción. La plaza se convierte en centro de acopio; una parte se comercializa entre los mismos residentes del área y la otra se negocia con el intermediario, usualmente el camionero que transporta los productos fuera de la zona.

La infraestructura vial de la cuenca es deficitaria y de mala calidad. En su mayoría son caminos de penetración desarrollados sobre zonas de topografía muy accidentada, y en su construcción no se han tomado en consideración diseños técnicos que garanticen su estabilidad ni obras de arte como zanjas, cunetas, alcantarillas; estos factores han incidido en su deterioro y en que los caminos se constituyan en un foco de procesos erosivos. Se estima que existe un total de 1.000 km de carreteras, 183 de ellas asfaltadas, que son las que corresponden a tramos de la Carretera Panamericana del altiplano y de la carretera a Salamá y San Jerónimo.

La dotación de servicios de energía eléctrica y telecomunicaciones se concentra en las cabeceras municipales y en unos pocos caseros. Unicamente el 15% de las viviendas de la cuenca dispone de electricidad, y el servicio telefónico se restringe a las cabeceras departamentales y a los municipios de Chiantla y Rabinal.

La infraestructura de salud la componen tres hospitales localizados en las cabeceras departamentales de Huehuetenengo, Santa Cruz del Quiché y Totonicapán, cinco centros de salud tipo "A", 22 centros tipo "B", y 83 puestos de salud.

La educación se atiende con la presencia de 392 escuelas rurales de castellanización, 861 escuelas rurales primarias y 90 escuelas urbanas. A nivel secundario funcionan 57 centros y 12 escuelas para obreros y adultos.

La vivienda es predominantemente de adobe con techo de tejas. Son propias en un 83,7% y la ocupación promedio es de 5,5 individuos por vivienda.

La provisión de servicio de agua entubada y alcantarillado se circunscribe a las cabeceras municipales y a unos pocos caseríos. En el sector rural el abastecimiento es de manantiales, pozos y ríos y no existe un sistema adecuado de eliminación de excretas.

3. Capacidad de uso, cobertura y uso actual

La capacidad de uso (mapa 1) determina que el 11,4%, o sea 622 km2 son áreas de dase II, III, y IV, cuya vocación agrícola tiene ciertas limitaciones de uso, y se concentran principalmente en las subcuencas de los ríos Salamá y Chicruz. Las clases V y VI recomiendan usos que se limitan a plantaciones perennes y pastizales, y ocupan un 14,4% del área (785 km2). La mayor parte del área de la cuenca corresponde a la dase Vil, que ocupa el 67,5% de la superficie (3.677 km2), y sus características limitan su uso a pastizales y bosques. Finalmente existen 365 km2 o sea el 6,7% del área de dase VIII, cuyas limitaciones extremas restringen su uso a zonas de protección, recreación y vida silvestre.

El uso de la tierra se obtuvo en base a información producida por varias instituciones públicas; responde a trabajos que utilizaron fotografías aéreas, imágenes satelitarias y comprobaciones de campo. La integración de la documentación encontró contradicciones en varias zonas donde existen traslapes, aunque se corrigieron con trabajos de campo. Es necesario efectuar una actualización de esta información, la que se está realizando con el análisis digital de imágenes Landsat tomadas en diciembre de 1988.

El uso de la tierra (mapa 2) se resume en 802 km2 de agricultura (14,6%), 2.191 km2 de bosque (40%), 1.592 km2 de pastos (29%), 593 km2 de bosque abierto-agricultura (10%), y 366 km2 de bosque abierto-pastos naturales (6,6%).

Esta información de uso de la tierra constituye uno de los indicadores más idóneos de los factores socio-económicos y culturales que afectan y dirigen la conducta del campesino asentado en la cuenca del rió Chixoy, o sea presencia de minifundio dedicado a cultivos limpios de subsistencia utilización del bosque con fines de abastecimiento energético, y pastoreo extensivo (ver figura 2).

MAP 1 - REPUBLICA DE GUATEMALA - PROYECTO DE MANEJO Y CONSERVACION DE LOS RECURSOS NATURALES RENOVABLES DE LA CUENCA DEL RÍO CHIXOY

MAP 2 - REPUBLICA DE GUATEMALA - PROYECTO DE MANEJO Y CONSERVACION DE LOS RECURSOS NATURALES RENOVABLES DE LA CUENCA DEL RÍO CHIXOY

FIGURA 2 - USO DE LA TIERRA EN LA CUENCA

FUENTE: Cuadro 11-18

La confrontación de la información de capacidad sobre el uso de la tierra determina la intensidad del uso del recurso. Este análisis permite establecer áreas en las cuales es necesario introducir técnicas productivas que compatibilicen la capacidad de uso con la realidad del campesino reflejada en el uso actual que da al suelo (mapa 3). Del análisis se puede inferir que existe un subuso de 235 km2 (4,3%); en uso adecuado 2.135 km2 (38,9%); sobreuso ligero 266 km2 (4,8%); sobreuso mediano 620 km2 (11,3%), y sobreuso fuerte 2.238 km2 (40,7%). Estos resultados señalan un grave panorama del estado de los recursos naturales de la cuenca, pues se puede determinar que el 57% de la superficie está afectada por un uso diferente a su capacidad, sin la introducción de tecnología o prácticas que superen ese conflicto.

El análisis de la información precedente evidencia un hecho muy significativo para la cuenca alta del rió Chixoy, y es que al 89% de la superficie total se la puede catalogar como de aptitud potencial forestal y únicamente la mitad de esta área cuenta con algún tipo de cobertura forestal.

D. Conceptualización del proyecto

1. Naturaleza del problema
2. Acciones necesarias
3. Política nacional y acciones realizadas
4. Efectos del proyecto

1. Naturaleza del problema

La ocupación del espacio geográfico en Guatemala, principalmente en el altiplano se remonta a las culturas de origen Maya, cuya población nativa se estimó en alrededor de un millón de habitantes, previa a la conquista española. Para el año de 1650 se establece que la población no excedía de 200.000 personas, en su mayoría indígenas; para el año de 1778 la población se eleva a 380.000. Actualmente viven en Guatemala 9 millones de habitantes, la mitad de ellos indígenas.

La presencia indígena del altiplano se mantuvo en sus sitios tradicionales de ocupación durante la época colonial y los primeros cien años de la Independencia. La reducida población y una baja tasa de crecimiento favoreció este proceso. La presencia foránea fue limitada, y se circunscriba usualmente a un sacerdote y unos pocos soldados. Estas circunstancias establecen las condiciones para la formación de una cultura indígena guatemalteca que se sustenta en tres elementos básicos: la cultura maya-prehispánica con sus raíces en la civilización general mesoamericana, la cultura hispánica-católica de los siglos XVI al XVIII, y la base de la subsistencia agrícola de los campesinos.

La agricultura de la milpa, sistema dependiente de las bondades ambientales de las zonas, basada en la siembra de maíz, frijol y otras cosechas secundarias, pudo cubrir las necesidades de subsistencia de esta población y dejar pequeños excedentes, lo cual contribuyó a la tranquilidad civil que se daba por lo general entre los indígenas colonizados.

La suficiencia de la tierra como medio de producción en el último cuarto del siglo XIX, y la necesidad creada de facilitar mano de obra a las fincas cafetaleras de la costa sur decidieron la promulgación de leyes que exigían de 50 a 100 días anuales de trabajo a quienes no podían comprobar un cierto mínimo de ingresos. El indígena, por su agricultura de subsistencia, rara vez podía demostrarlo.

Con el triunfo de la Revolución de 1944 fueron derogadas estas leyes, y se temía que los caficultores ya no iban a tener suficiente mano de obra. Sin embargo, a mediados del siglo XX la población indígena había crecido suficientemente y el reparto de tierras había reducido significativamente el tamaño de la propiedad, a tal grado que los indígenas tenían que continuar bajando a la costa para la cosecha del café y otros productos a fin de lograr un ingreso anual suficiente para su subsistencia. De esta forma, se puede establecer que la presión sobre el recurso tierra en el Altiplano se agudiza desde los inicios del presente siglo, y conforme sigue creciendo esta población la presión se intensifica.

Los indígenas han considerado varias opciones para enfrentar la crisis de falta de tierras; las principales han sido emigrar para buscar tierras en otras zonas del país y a los centros urbanos, especialmente a la dudad de Guatemala. Estas dos opciones han significado romper con las comunidades y los lazos tradicionales y familiares importantes. Otras opciones más atractivas para ellos son aquellas que les permite mantener residencia en el Altiplano. Se han especializado en la fabricación de ciertos artículos de uso tradicional que se comercian internamente, y últimamente artesanías que abastecen el mercado turístico. Estas actividades han ayudado en pequeña medida a encontrar respuesta a la crisis existente; sin embargo, la gran mayoría de la población campesina, especialmente indígena, sigue buscando soluciones en las áreas que conoce mejor, como la agrícola, forestal y pecuaria. La agricultura indígena tradicional incluye fuertes componentes místico-religiosos. Cada ciclo agrícola se acompaña con ritos y oraciones. La tierra es considerada sagrada como también las siembras, especialmente el maíz, que ocupa un lugar central en la cultura indígena maya desde tiempos prehispánicos.

La preocupación existente sobre el manejo de la cuenca del río Chixoy, asociado con los problemas erosivos de la misma, está presente desde los estudios de preinversión realizados a inicios de la década de los 70 por el consorcio LAMI, ratificado posteriormente en análisis realizados por consultores y profesionales del INDE, que repetidamente advierten sobre la magnitud del proceso erosivo. En 1979 la consultora Lamarre Valois International Limited realizó el Estudio de Desarrollo de la Cuenca del Rió Chixoy a nivel de Prefactibilidad, y en el año 1981 presentó el Estudio de Factibilidad del Proyecto de Desarrollo Integral Agrícola-Forestal y de Artesanía de Momostenango. Este proyecto, considerado prioritario dentro del análisis de prefactibilidad, constituye una aproximación al manejo integrado para un área prioritaria de la cuenca. Estos proyectos no se llegaron a realizar, posiblemente por la situación de violencia que vivió la zona desde finales de la década de los 70 hasta mediados de los años 80.

MAP 3 - REPUBLICA DE GUATEMALA - PROYECTO DE MANEJO Y CONSERVACION DE LOS RECURSOS NATURALES RENOVABLES DE LA CUENCA DEL RÍO CHIXOY

Posteriores esfuerzos conjuntos entre el INDE, el Ministerio de Agricultura y el ex Instituto Nacional Forestal, hoy DIGEBOS, culminaron con la presentación del Estudio de Prefactibilidad del Proyecto de Manejo de los Recursos Naturales Renovables de la Cuenca Alta del Río Chixoy, en 1987. Este documento sirve de base para la presentación de una solicitud de asistencia técnica que permite formular la factibilidad del proyecto y posterior tramitación de un crédito internacional para su ejecución.

El interés expresado por el Gobierno de la República de Guatemala permitió iniciar un esfuerzo conjunto de la Secretaria General de la Organización de los Estados Americanos (SG/OEA) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), asignando recursos técnicos y financieros para la realización del Estudio a nivel de factibilidad.

Los acuerdos suscritos entre el BID y la SG/OEA, y posteriormente entre el Gobierno de Guatemala y la SG/OEA determinaron la realización del Estudio a nivel de factibilidad de un proyecto de inversión para el manejo y conservación de los recursos naturales renovables de la Cuenca Alta del Rió Chixoy. El estudio inició formalmente sus actividades el primero de marzo de 1989, con la integración de un grupo de consultores nacionales e internacionales contratados por la OEA, y profesionales de contraparte asignados por el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de Agricultura a través de sus direcciones operativas (USPADA, DIRYA, DIGEBOS, DIGESA), el Instituto Nacional de Electrificación, la Comisión Nacional del Medio Ambiente, y la Secretaría General de Planificación Económica Como fruto de esta actividad se prepara el presente documento.

Las difíciles condiciones socio-económicas en que se desenvuelve la actividad del campesino minifundista acompañado de una realidad física de tener que ocupar tierras marginales, de vocación diferente a sus necesidades agrícolas y pecuarias, es causa de la degradación de los recursos naturales y de la pauperización de la población. Si a esta realidad se adiciona la insignificante cobertura que brindan los sistemas de extensión y la falta de programas de apoyo financiero, se completa el cuadro de marginación en el cual se desenvuelve el indígena habitante de la cuenca del rió Chixoy.

El proyecto ha fijado sus metas preferentemente hada este campesino minifundista, con parcelas inferiores a 7 hectáreas y que en algunos casos es beneficiario de los servicios de bienes comunales. Sus propiedades se sitúan en terrenos ondulados y de pendientes fuertes, mayores al 25%, población mayoritariamente analfabeta, sin acceso fácil a servicios públicos, familias de más de 5 miembros en promedio y a las cuales no se les ha suministrado la asistencia para que puedan aprovechar y manejar adecuadamente suelos y bosques, que constituyen su único patrimonio y base de sustento.

Se ha preparado una propuesta de manejo y ordenamiento de la cuenca a escala 1:250.000, con la cual se pretende localizar espacial y temporalmente las actividades que compatibilicen la disponibilidad de los recursos, con las tecnologías de producción y las estrategias de participación activa del campesinado. Se establece un sistema que permite seleccionar las áreas prioritarias de acción en donde los esfuerzos de extensión y transferencia tecnológica permitan modificar las practicas agrícolas, pecuarias y silvícolas, hacia sistemas mejorados, que sin desconocer las necesidades del campesino, respondan a un mejor manejo de los recursos naturales.

El problema de erosión es grave; se estimó que la tasa promedio de pérdida de suelo es de 2.885 ton/km²/año. Para un horizonte de 50 años se estima que la tasa se incrementara a 4.450 ton/km²/año; mediante la intervención del proyecto, para el mismo período esta tasa se reduciría a 3.164 ton/km²/año. A nivel de subcuenca los promedios de las tasas de pérdida de suelos varían entre 1.401 ton/km²/año para el río Chilil y 4.728 ton/km²/año para el Serchil. A nivel de sector sedimentológico se encontraron tasas superiores a 11.000 ton/km2/año.

La erosión laminar y de microsurcos en la cuenca tiene relación directa con la cobertura y el uso de la tierra a que se ve sujeta. En las zonas de bosque denso los valores son menores a 200 ton/km²/año, en tanto que en las zonas descubiertas, de fuerte pendiente y sujetas a la producción de cultivos limpios, se superan las 10.000 ton/km²/año. Para estas zonas el agotamiento del suelo es muy acelerado, y se estima que se pierde 7,5 mm de suelo por año, lo cual significa que, para gran parte de los suelos con profundidad menor a los 20 cm, la capa arable desaparecerá en 25 años.

A pesar de una afta tasa de deforestación, estimada entre 1,5% y 2% anual, la masa boscosa remanente es aún significativa, ya que cubre el 40% de la superficie. Es de hacer notar que su aprovechamiento se realiza sin la aplicación de planes de manejo y que los mejores ejemplares se han perdido; esa es la causa por la cual el bosque está sufriendo una erosión genética de grandes proporciones.

Las posibilidades de producción agrícola son considerables en la zona de Salamá y Chicruz, al igual que en los valles intermontanos del altiplano. Además de estos factores la cuenca del Chixoy es la principal fuente de desarrollo hidroenergético de Guatemala; su aprovechamiento se inició con la construcción y puesta en marcha de la central de Pueblo Viejo, y existe en estudio el desarrollo integral de la cuenca con los aprovechamientos identificados de Serchil, Tapezcos y Jocotales, proyectos que están considerados para el equipamiento eléctrico a corto y mediano plazo. Esta situación presenta una nueva característica de importancia del manejo de los recursos naturales de la cuenca.

Bajo estas consideraciones, el manejo de la cuenca y el uso sostenido de los recursos naturales es de fundamental importancia para mejorar el nivel de vida de la población, cuyo sustento depende de la agricultura de subsistencia y de las actividades silvo-pecuarias. Además, se garantizara la mejor operación de la central de Pueblo Viejo y el potencial aprovechable de los proyectos que se desarrollaran en la cuenca. Estos conceptos de ordenación y manejo con fines de uso múltiple e interrelacionado permiten contabilizar beneficios transectoriales, que vislumbran la necesidad de que este esfuerzo supere el horizonte actual de acción y se proyecte hacia una actividad más continua en el mediano plazo.

2. Acciones necesarias

La magnitud, extensión y severidad de los problemas que se presentan en la cuenca, contrastados con una capacidad institucional restringida, limitada organización social y disponibilidad financiera, determinan la necesidad de priorizar las áreas de intervención para concentrarlas donde la intervención con los programas agropecuarios y forestales dé los mayores beneficios combinados en el orden social, económico y ambiental.

El componente de extensión agropecuaria y forestal se efectuaría a través de un sistema de extensión que promueva la participación de comunidades y campesinos. Está encaminado a proporcionar asistencia técnica a minifundistas asentados en 76 microcuencas seleccionadas en las subcuencas de los ríos Serchil, Pacaranat, Blanco, Molino y Negro. Se introducen practicas de conservación de suelos y mejoramiento de la producción agrícola en 12.241 fincas que cubren 8.113 hectáreas de cultivos limpios, manejo de pastos en 2.017 hectáreas y establecimiento de sistemas agroforestales en 1.550 hectáreas. Con estas medidas se da apoyo a 66.000 campesinos y se afecta un área de fincas de 71.120 hectáreas, lo que representa el 13% de la cuenca.

El combustible de uso generalizado en la cuenca es la leña; con la finalidad de racionalizar su consumo, que es ineficiente debido a la utilización del sistema de tres piedras, se plantea la construcción de 6.000 estufas mejoradas, con lo cual se logrará ahorrar un 60% de leña.

Las actividades de manejo del bosque en sus niveles intensivo y extensivo se realizarán en las subcuencas del Negro, Serchil, Pacaranat, Chilil, Salamá y Chicruz; cubre un total de 50.000 hectáreas, el 10% de la cuenca, y el 25% del área boscosa remanente. De esta superficie se proponen 5.000 hectáreas para manejo intensivo a fin de llevar al bosque a un estado normal de producción en un plazo de 15 años de iniciado su manejo (incluyendo una reserva forestal equivalente al 10% del área). En las restantes se plantea un manejo protector en donde el aprovechamiento de corta se racionaliza al extraer únicamente lo que el bosque da anualmente en forma natural. Con esas practicas se propone controlar talas ilegales, incendios, plagas y enfermedades, lo que permitirá el abastecimiento de madera para construcción y fines energéticos que demanda la población.

Para la vigilancia y control de zonas de protección se ha previsto la realización de dos planes de manejo, uno para el área protegida de uso múltiple de los Cuchumatanes y el segundo para 18.000 hectáreas adyacentes al reservorio de Pueblo Viejo, zona en la cual se espera el restablecimiento de la cubierta de vegetación protectora con la participación de guarda recursos.

La propuesta de reforestación con fines industriales se orienta a la repoblación de tierras con vocación forestal que se ubican en las subcuencas del río Salamá y Chicruz. Las 5.000 hectáreas de plantaciones generarían mano de obra, mejorarán la cobertura de la zona y podrán abastecer la abundante demanda de materia prima que hay en la zona

Las actividades planteadas para realizarse tanto en las microcuencas prioritarias como en el manejo de bosques, demandan la activa participación de los pequeños agricultores y de las comunidades organizadas. La presencia mayoritariamente indígena, con sus singulares características socio-antropológicas permite recomendar la creación de un sistema de promoción y acercamiento a la comunidad, dirigido por antropólogos y promotores sociales y la utilización de representantes agrícolas escogidos de miembros sobresalientes de la comunidad para establecer a través de ellos los programas de asistencia técnica.

La organización social tradicional indígena es marcadamente diferente a la ladina (blanca, mestiza). Las Cofradías tienen una base de índole religiosa, arraigada desde los tiempos de la Colonia, reúne a los principales de la aldea y son nombrados por un consejo informal de ancianos. Este tipo de organización no ha jugado un papel mayor en la ejecución de proyectos de desarrollo. Los comités pro mejoramiento nacen en la década del 70 y extienden su acción a partir del terremoto de 1976; están muy difundidos a nivel de aldea y municipio, y el 67% de la población entrevistada en las encuestas conocía su presencia. En la cuenca existen legalmente inscritos un total de 375 comités. La representatividad se establece por elección de la comunidad y están capacitados por la ley para recibir y administrar fondos.

El desarrollo cooperativo ha sido limitado, y puede decirse que existe un total de 24 cooperativas entre las de ahorro y crédito, agrícolas y artesanales; la mayoría de ellas están localizadas en Huehuetenango, 12 en total. Las cooperativas de ahorro y crédito, al igual que las agrícolas, se dedican principalmente a proporcionar pequeños préstamos para la compra de insumos agrícolas.

El actual gobierno promocionó la formación de los llamados comités locales de desarrollo, organizados siguiendo el patrón de los comités pro mejoras. Esta nueva modalidad de organización solicita los fondos por medio del Ministerio de Desarrollo y de los Comités Regionales de Desarrollo (COREDAS).

En varias localidades la acción de DIGESA, a través de los representantes agrícolas, ha sido exitosa; se han organizado grupos en comités pro mejoras, la estructura es informal y depende de la voluntad de los campesinos y de los representantes agrícolas.

La actividad de los organismos no gubernamentales en la zona ha sido importante; su acción se enmarca en programas de salud, educación, agricultura, infraestructura y microempresa. Se ha establecido la acción de un total de 46 ONG, entre los cuales se destaca la acción de la Asociación Cooperación para el Desarrollo Rural de Occidente (CDRO) con base en Totonicapán, que incluye la asociación de 17 comunidades.

Varias agencias internacionales han iniciado proyectos de apoyo en la cuenca; entre éstas se destaca CARE - Cuerpo de Paz, el cual, conjuntamente con DIGEBOS mantiene programas agroforestales y de reforestación. La Agencia Alemana de Cooperación mantiene el programa de alimentos por trabajo COGAAT. Además existen algunos grupos religiosos evangélicos que laboran especialmente en las cabeceras municipales. Esta actividad no tiene una cobertura extendida y en la mayoría de los casos se ha convertido en proyectos de corta duración que han sembrado expectativas sin poder mantenerlas, lo que ha creado cierta reacción de frustración en el campesinado.

En el proyecto se contempla la participación activa de organizaciones de primer grado, comunidades, cooperativas y comités pro mejoras. Su número es significativo en la cuenca; se tratara de integrarlos y organizarlos para que puedan colaborar con el proyecto a través de la acción del grupo de promotores; luego, con el trabajo de los extensionistas y el personal técnico se capacitara a los grupos para que puedan responder a las tareas de manejo de bosques.

La ejecución del proyecto también permitirá el fortalecimiento de las instituciones locales encargadas del manejo de los recursos naturales renovables (DIGEBOS, DIGESA, ICTA, MEM), estableciendo experiencia y capacidad operativa para asumir responsabilidades similares en otras cuencas de interés nacional, como Xayá - Pixcayá, Suchiate, Usumacinta y otras. Se pretende que con esto se sienten las bases para utilizar los recursos naturales bajo criterios de sostenimiento, asegurando elevar el nivel de vida en el corto plazo y creando oportunidades de desarrollo armónico en el mediano y largo plazo.

3. Política nacional y acciones realizadas

Los esfuerzos institucionales en materia de manejo de cuencas en Guatemala en general no tienen mayor coordinación y muestran una evidente duplicidad de esfuerzos y acciones. No es sino hasta finales de 1987 que el Proyecto Regional de Manejo de Cuencas (PMRC) del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) promovió el interés entre las instituciones gubernamentales para la ordenación y manejo de las cuencas hidrográficas, y es entonces cuando inicia programas de asistencia técnica y de capacitación del recurso humano.

La labor desplegada por el CATIE motivó e interesó a las instituciones que participaron en la elaboración de proyectos para la subcuenca del Amatitlán en el año 1987, del Xayá-Pixcayá en 1988, y un estudio general de Diagnóstico de las cuencas hidrográficas en Guatemala Producto de esos esfuerzos, el 30 de marzo de 1989 se emitió el Acuerdo Gubernativo 195-89, por el cual se crea la Comisión Nacional para el Manejo de Cuencas Hidrográficas (CONANCUEM). Entre las funciones de la Comisión se destacan la coordinación interinstitucional; la asistencia para promover el desarrollo de las comunidades rurales que dependen de los recursos naturales e incorporarlas como parte fundamental del manejo de cuencas, y la promoción y formulación de planes de manejo de cuencas hidrográficas en el país.

Otros esfuerzos interinstitucionales han permitido elaborar proyectos como los de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, encargada de los estudios de cuencas internacionales, en los cuales se han identificado proyectos específicos de acción, principalmente en las cuencas hidrográficas compartidas con la República de México.

4. Efectos del proyecto

La situación de marginamiento socio-económico del campesino residente en la cuenca del rió Chixoy, el avanzado estado de deterioro de los recursos naturales renovables y la debilidad institucional existente permiten recomendar que las actividades de manejo de la cuenca se ejecuten en un horizonte de 25 años. El Proyecto debe entenderse como una primera etapa de acción que permita reforzar las estructuras institucionales, capacitar a profesionales y técnicos, promocionar la participación del campesino y fortalecer su organización. Las acciones se iniciaran tanto en las microcuencas prioritarias como en las zonas de manejo forestal. Esta labor permitirá adquirir la experiencia y conocimiento que posibilite su expansión hada otras zonas de la cuenca del Chixoy, al igual que a cuencas hidrográficas en donde las condiciones biofísicas y socio-económicas demanden actividades similares.

El principal efecto del proyecto es el incremento de la productividad agropecuaria y forestal en 15.600 hectáreas a través de un programa de asistencia técnica que permita diversificar la producción, utilizar practicas simples de fertilización, implementar practicas de conservación de suelos, fomentar los sistemas agroforestales y mejorar el manejo del ganado. A través de estas medidas se reducirá la tasa de erosión en un 20% para un horizonte de 25 años. El manejo de bosques permitirá llevar 5.000 hectáreas a un estado productivo normal y se evitará el continuo deterioro de 50.000 hectáreas de bosque remanente. Los planes de manejo para las áreas de protección permitirán mejorar la cobertura y evitar la intensificación de los procesos erosivos y de degradación. Los estudios de diagnóstico permitirán conocer los inconmensurables valores culturales de la zona y planificar su protección inmediata. El mejoramiento de la red hidrometeorológica y sedimentológica permitirá diseñar y evaluar los futuros aprovechamientos hidroenergéticos en la cuenca y se mejorará la eficiencia del manejo del reservorio de Pueblo Viejo.

Además de los logros antes mencionados, la experiencia y fortalecimiento institucional y mejoras en el esquema legal que se deriven de la ejecución del primer proyecto de manejo de cuencas del país permitirá a Guatemala administrar mejor los recursos naturales renovables, garantizando al campesino un desarrollo más equilibrado y justo y que sustente su permanencia en el aprovechamiento sostenido de los bienes agrícolas, pecuarios y forestales.

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