Las
evaluaciones de programas bien elaborados, diseñados para
fomentar el desarrollo infantil temprano, demuestran que los niños
que participan en estos programas tienden a ser más exitosos en
años escolares posteriores, son más competentes social y
emocionalmente y muestran un mayor desarrollo verbal e
intelectual durante la infancia temprana, a diferencia de los niños
que no participan en programas de calidad.
Los
Beneficios de la Calidad, los Programas de DIT en los Estados
Unidos:
Exito
Escolar
Los
niños que asisten a programas de calidad para la infancia
temprana:
-
están
mejor preparados para la transición del jardín de infancia
a la escuela (Houlares et al 1990, Howes 1990)
-
demuestran
más habilidad en exámenes de aptitud cognitiva (Berrueta-Clement
et al 1984, McKey et al 1985) y desarrollo lingüístico
(Phillips et al 1987, Whitebook et al 1989)
-
mantienen
logros en el funcionamiento intelectual hasta 3 ó 4 años
después de finalizado el programa (Berrueta-Clement et al
1984, McKey et al 1985)
-
son
asignados con menos frecuencia a clases de educación
especial (Berrueta-Clement et al 1984, McKey et al 1985)
-
suelen
graduarse y seguir una educación o capacitación post
secundaria (Berrueta-Clement et al 1984)
Competencia
Social y Emocional
Los
niños que asisten a programas de calidad para la infancia
temprana:
-
muestran
mayor motivación para aprender y dedicarse a la escuela (Berrueta-Clement
et al 1984, Lally et al 1988, McKey, 1985)
-
demuestran
mayor competencia social cuando son preescolares (Phillips
et al 1987, Whitebook et al 1989), en el jardín de infancia,
en los grados primarios (Howes et al 1990, McKey et al 1985,
Vandell et al 1988) y en los años de secundaria (Berrueta-Clement
et al 1984)
-
muestran
mayor sociabilidad; sus padres y compañeros los clasifican
como más amigables y sociables (Phillips et al 1987,
Vandell et al 1988)
-
sus
profesores los consideran más atentos y orientados al
cumplimiento de tareas (Phillips et al 1987)
Mejores
Oportunidades para la Salud
Los
niños que asisten a programas de calidad para la infancia
temprana:
-
tienen
mayor acceso a programas de atención de la salud y mejor
salud física (Howes et al 1990, McKey at al 1985)
-
reciben
mejor cuidado dental (Howes et al 1990, McKey at al 1985)
-
demuestran
un mejor estado nutricional y mejores hábitos de
alimentación (Howes et al 1990, McKey at al 1985)
Fuente:
NAEYC
Fuentes
utilizadas por la Asociación Nacional para la Educación en la
Primera Infancia (National Association for the Education of
Young Children, NAEYC)
Numerosos
estudios
longitudinales han sido llevados a cabo en los Estados Unidos
para demostrar el beneficio y la efectividad de los programas de
desarrollo infantil para niños que viven en pobreza. Estos
estudios demuestran el profundo impacto que las experiencias
tempranas tienen en la vida adulta y en la productividad.
Los
hallazgos positivos de los estudios longitudinales tienen eco en
las evaluaciones
de los programas de desarrollo infantil temprano en países en
desarrollo. Los siguientes beneficios han sido
consistentemente atribuidos a programas integrales en la
infancia temprana (Young, Mary, 1996, Early
Child Development: Investing in the Future, Washington,
D.C.: The World Bank):
-
Mejor
nutrición y salud. Al proveer estimulación
psicosocial, los programas de DIT pueden aumentar la
eficacia de las iniciativas de atención a la salud y de
nutrición. Estos programas también pueden ayudar a
asegurar que los niños reciban atención a la salud.
Por ejemplo, en Colombia, a los niños que participan en el
Proyecto Comunitario de Atención y Nutrición del Niño, se
les exige completar su vacunación en los seis meses
siguientes a su ingreso al programa. Dichos programas también
pueden monitorear el crecimiento y proveer suplementos
alimenticios y micronutrientes, como realiza el Programa de
Servicios Integrados Para el Desarrollo del Niño de la
India, y pueden contribuir a los esfuerzos de salud pública
como las vacunaciones masivas.
-
Inteligencia
Superior. Los niños que participaron en los siguientes
programas de infancia temprana: Primer Programa de Visita al
Hogar (Jamaica), Proyecto de Cali (Colombia), Programa No
Escolarizado de Educación Inicial - PRONOEI (Perú), y
Proyecto de Enriquecimiento Temprano (Turquía) obtuvieron
en promedio puntuaciones más altos en exámenes de aptitud
intelectual que aquellos niños que no participaron.
-
Mayor
índice de matrícula escolar. El Programa Promesa, de
Colombia, citó un índice de matrícula significativamente
mayor (en años posteriores de escolaridad) entre niños del
programa que entre no-participantes.
-
Menor
índice de repetición escolar. Los niños que
participaron en el programa para la infancia temprana
repitieron menos grados y progresaron más en la escuela que
los no participantes en circunstancias similares. Los niños
del Programa Colombiano Promesa, del estudio Alagoas y
Fortaleza en el Noreste de Brasil y los del estudio de
Argentina tuvieron, en promedio, un índice más bajo de
repetición.
-
Menor
índice de deserción escolar. En 3 de 4 estudios, el
índice de deserción fue más bajo para niños que
participaron en dichos programas. En el programa Dalmau de
la India (el único estudio donde se midió la asistencia)
la asistencia escolar en años superiores fue 16% más alta
para niños de 6 a 8 años. En el programa Promesa, de
Colombia, el índice de matrícula del tercer grado subió
en un 100%, reflejando menores índices de deserción y
repetición. Por otra parte, 60% de los niños del programa
llegaron al cuarto grado, comparado con sólo 30% de niños
en el grupo de comparación.
-
Ayuda
para aquellos en desventaja. Hay considerable evidencia
de que los programas para la infancia temprana benefician
particularmente a los pobres y en desventaja. En el proyecto
Haryana de la India, por ejemplo, los índices de deserción
no cambiaron significativamente para niños de nivel
socioeconómico superior pero cayeron dramáticamente en un
46% para los niños de nivel socioeconómico inferior y en
un 80% para aquellos de nivel socioeconómico medio (Chaturvedi
et al 1987). Un estudio llevado a cabo en Jamaica prueba
inequívocamente que el complemento nutritivo para niños
desnutridos-la mayoría viene de familias en
desventaja-mejora el desarrollo mental (Grantham-McGregor
et al 1991). Los programas de la India y Guatemala
resultaron en una significativa reducción en la edad de la
matrícula de las niñas, otro grupo tradicionalmente en
desventaja (Myers,
1995).
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