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Resumen ejecutivo

A fines de 1994, en el marco de la prioridad acordada por el gobierno de Uruguay al desarrollo de la economía forestal, se inició la segunda fase del Proyecto Regional de Alternativas para la Inversión Forestal (PRAIF), ejecutado por la Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca con la cooperación técnica del Departamento de Desarrollo Regional y Medio Ambiente de la Secretaría General de la OEA y el apoyo financiero del Fondo Nacional de Preinversión de la Oficina de la Planeamiento y Presupuesto. Al igual que en la primera fase, el objetivo general del Proyecto consistió en generar información técnico-económica especializada que permitiera que la toma de decisión con respecto a la inversión en el ámbito forestal se realizara con mayores elementos de juicio. Concretamente, con el fin de apoyar y orientar al sector privado en la concreción de industrias claves para el mejor aprovechamiento de la producción forestal del país, el PRAIF-II debía abocarse a la elaboración de estudios de prefactibilidad en dos líneas de inversión identificadas en la primera fase: (i) el procesamiento de madera pulpable de Eucalyptus en forma de astillas para celulosa y (ii) la producción de madera aserrada de calidad con destino a la exportación.

Las actividades del Proyecto, que culminaron en marzo de 1996, se llevaron a cabo con un equipo de trabajo conformado por consultores nacionales y especialistas internacionales que trabajaron en colaboración con las entidades involucradas en el desarrollo de los sectores forestal y maderero. En el caso del subproyecto para la producción de madera aserrada, la misma dinámica del Proyecto le imprimió algunos ajustes. En primer lugar, la atención se dirigió prioritariamente al procesamiento de la madera de Eucalyptus debido a: (i) la predominancia de este género en el proceso de forestación en Uruguay (82% de la superficie plantada con fines industriales), (ii) las dificultades asociadas al procesamiento de las especies de este género para fines no pulpables y el conocimiento aún poco difundido de las técnicas requeridas, y (iii) la no existencia de un mercado internacional claramente establecido para la madera aserrada de Eucalyptus con las consiguientes dificultades para determinar los precios de exportación que pueden razonablemente esperarse.

En segundo lugar, surgió una aparente dificultad para conciliar el objetivo del PRAIF-II de presentar "modelos" de aserraderos para pequeños y medianos productores, con dos condiciones ineludibles: los rendimientos de escala que impone la competitividad en los mercados internacionales y la calidad de la materia prima de Eucalyptus disponible actualmente en el país. Cuando las plantaciones no han sido manejadas con un claro fin aserrable, como de manera general ha sucedido en el país, los procesos de transformación económicamente rentables se restringen a productos de menor calidad y precios. Es posible que estos productos encuentren un lugar en los mercados internacionales, como lo prueban las exportaciones actuales de unos pocos aserraderos locales. No obstante, la más amplia experiencia argentina al respecto, en particular en la provincia de Entre Ríos, parece indicar magras perspectivas para una industrialización centrada en la implantación de pequeños y medianos aserraderos procesando productos de baja calidad. Probablemente, existan oportunidades o nichos de mercado cuya investigación podría dar lugar al establecimiento de pequeños aserraderos rentables, pero parecerían relevar del estudio de casos individuales antes que de un "modelo" aplicable por parte de un determinado sector de productores con cierta garantía de éxito.

Si bien entonces en el marco del PRAIF-II se elaboró un estudio de prefactibilidad para la producción de madera aserrada con la materia prima disponible actualmente y se desarrollaron lineamientos orientados hacia el mejor aprovechamiento de la misma en las circunstancias actuales, se decidió acordar cierta prioridad a las perspectivas a más largo plazo que se vislumbran para la transformación de madera de Eucalyptus en productos de alto valor. Ello llevó a desarrollar propuestas tanto para el manejo silvicultural de las plantaciones como para el aserrado y secado de la materia prima de mayor calidad que generarían esas plantaciones. En una perspectiva de desarrollo integral, se analizó también un complejo industrial de gran envergadura que permitiría maximizar los beneficios de plantaciones con fines industriales no pulpables, mediante no solamente la actividad del aserrado sino la integración en un mismo sitio de varios procesos de transformación complementarios en cuanto a su uso de materia prima.

CAPÍTULO 1 - SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE MERCADO PARA PRODUCTOS FORESTALES

En los últimos treinta años la cosecha mundial de madera ha aumentado a un ritmo anual medio de 1,8%, observándose una estrecha correlación de este incremento con el crecimiento de la población y el mejoramiento de las condiciones de vida en diferentes partes del mundo. La fuerte tendencia de crecimiento de la población mundial que se observa implicará una mayor presión sobre los recursos forestales. Si bien éstos son de una magnitud considerable, existen varios factores que ponen en duda la capacidad de satisfacer la demanda futura de madera, entre los cuales se destacan:

· dificultades de accesibilidad y falta de infraestructura para aprovechar los recursos forestales en extensas áreas del planeta;

· rendimientos muy bajos de ciertas especies, que no justifican el desarrollo de operaciones comerciales;

· el proceso de deforestación del planeta, que alcanza tasas estimadas en más de 15 millones de hectáreas por año; y

· las acciones que han aparecido en favor de la conservación de los recursos naturales del planeta. Estas acciones se expresan en restricciones tanto en la tala de bosques naturales como en el comercio internacional dé la madera procedente de estos últimos. La Organización Internacional de Maderas Tropicales (O.I.M.T.) planteó en 1994 que, al año 2000, todas las exportaciones de madera de bosques tropicales de sus naciones miembros deberían proceder de bosques manejados en forma sostenible e, incluso, considera incorporar a esta norma los bosques boreales y templados en el futuro.

El escenario para este fin de siglo está así marcado por cambios significativos en la estructura de la oferta mundial de madera. De un lado, productores tradicionales como Estados Unidos, Canadá o Malasia ceden crecientemente el terreno a países forestales emergentes como Nueva Zelandia, Sudáfrica, Brasil y Chile Las plantaciones desplazan cada vez más a los bosques nativos en la oferta mundial de madera. Por otra parte, algunos países tradicionalmente exportadores de materias primas forestales han desarrollado una industria de la madera con el fin de exportar productos con mayor valor agregado, tal como ha sucedido en el Sudeste Asiático, con la consiguiente caída de las exportaciones de materias primas tropicales, si bien ésta reconoce también otras causas.

Suele haber consenso entre los especialistas en el tema forestal que en el futuro el balance oferta-demanda del recurso forestal será, en el mejor de los casos, bastante ajustado y más probablemente negativo. Un estudio canadiense reciente, realizado por el Consejo de Industrias Forestales de Columbia Británica, estimó que en el mercado internacional de latifoliadas (categoría a la que pertenecen las especies de Eucalyptus) el déficit alcanzaría a 142 millones de m3 en 2010 y aumentaría a 200 millones de m3 para 2020.

En un escenario conformado por mercados dinámicos, crecientes niveles de demanda para determinados productos y condiciones de severas restricciones en la oferta maderera, está cobrando creciente relevancia el suministro de países cuya madera proviene de plantaciones y cuya capacidad de procesamiento de esta materia prima se desarrolla respetando criterios de competitividad a nivel internacional. De hecho, el escenario internacional ha sido receptivo a la aparición de nuevos actores a los que se suele referir como "países forestales emergentes": Nueva Zelandia, Sudáfrica, Chile y Brasil pertenecen a esta categoría, esencialmente debido a la alta productividad de sus tierras forestales y sus ventajas comparativas para implantar cultivos de rápido crecimiento. Uruguay también tiene indudables ventajas naturales para el desarrollo de un sector forestal, aunque la forestación a un ritmo significativo es un proceso reciente, que demandará cierto tiempo para alcanzar magnitudes relevantes a nivel mundial. Si se afianza el proceso de forestación en el país y éste se ve acompañado del desarrollo en paralelo de los servicios y la industria que requiere, todo lleva a pensar que Uruguay se integrará en un futuro no muy lejano a esta categoría de países forestales emergentes.

Hoy en día, la superficie boscosa del país cubre 982.000 ha, de las cuales el 38% corresponde a bosques artificiales. Cerca de 165.000 ha de bosques artificiales han sido registradas como plantaciones con fines industriales, de las cuales el 81% se estableció en el marco de la actual política forestal. Es decir que el ritmo anual promedio de forestación se elevó de menos de 2.500 ha/año en el período 1975-1988 a algo más de 27.300 ha/año en los últimos seis años. La tendencia fue consistentemente al alza en este período, alcanzándose 40.000 ha en 1993 y un nivel parecido el año siguiente.

Las proyecciones de disponibilidad de madera, sobre la base de las prácticas actuales de manejo de las plantaciones, permiten establecer los siguientes puntos de referencia para los estudios de preinversión que se presentan más adelante:

· El escenario en cuanto a la oferta nacional de madera cambiará radicalmente en el muy corto plazo: en 1999 la disponibilidad de madera duplicará la actual para proseguir con una curva exponencial en el primer decenio del próximo siglo: en el año 2004 se dispondrá de más de 8 millones de m3 y en el 2010 de más de 9,5 millones de m3.

· La mayor parte de la materia prima será del género Eucalyptus (7,4 millones de m3 en el 2004 y 8,7 millones de m3 en el 2010). De acuerdo a la tendencia de plantación de los últimos años, los volúmenes de E. grandis y de E. globulus serán similares, con una ligera ventaja para este último.

· La distribución por especie en el caso del Pinus es favorable al P. taeda frente al P. elliottii, con una participación de más de 50% para la primera y menos de 40% en el caso de la segunda, para los dos años considerados.

· Geográficamente, de las tres regiones forestales, la del Litoral aportará la mayor oferta de madera. Sin embargo, al considerar exclusivamente el Pinus, la oferta se concentrará en la región Centro-Norte. La Región Sur-Este proveerá casi exclusivamente madera de Eucalyptus.

Dentro de este contexto general, se han analizado las perspectivas de inserción de Uruguay en los mercados internacionales para diferentes productos forestales. Con respecto a las astillas para pulpa, la situación se sintetiza en los siguientes puntos:

· Existen dos tipos de mercados en el mundo para madera pulpable: (i) el que se desarrolla dentro de macroregiones (Estados Unidos-Canadá, países escandinavos entre sí y Escandinavia-otros países europeos) y que representa aproximadamente 22 millones de m3/año y (ii) el que involucra áreas mutuamente alejadas y, por lo tanto, transportes navieros (34 millones de m3/año). En este último - de interés para Uruguay - los principales polos compradores son el Lejano Oriente (principalmente Japón), Escandinavia y, en menor medida, el sur de Europa (España, Italia, Portugal). Mercados como China, Taiwan y Corea del Sur podrían eventualmente ser de interés en el futuro.

· De 1960 a 1990, la participación (en volumen) de las astillas o chips en el comercio mundial de madera pulpable se elevó de 10% a 52%. Si bien la astilla es una commodity, se reconoce actualmente algunos grados de diferenciación en este producto, básicamente en función de las propiedades de cada especie y la calidad de la producción. El E. globulus se destaca claramente como una especie de primera categoría.

· Japón conforma el principal y más estable mercado para madera pulpable en forma de astillas. Este país absorbe el 70% de los volúmenes de astillas comercializados a nivel internacional y ha mantenido su condición dominante en este mercado por más de treinta años. Es probable que esta situación se mantenga en el futuro, con un crecimiento moderado de la demanda japonesa. Otro factor que contribuye a la fuerte influencia de Japón en este negocio internacional, particularmente en el Lejano Oriente, es el control por empresas niponas de la mayoría de los buques especializados que se utilizan para el transporte de los chips.

· Escandinavia compra normalmente madera rolliza de Eucalyptus a países como Uruguay, Argentina y Brasil. Sin embargo, también ha importado astillas de fibras largas desde Estados Unidos y Chile y, a principios de los noventa, compró tres embarques de chips de fibra corta a Chile. Por lo tanto, esta región tiene cierta infraestructura para recibir chips y el desarrollo de este mercado potencial para Uruguay dependerá esencialmente de: (i) la evolución de la oferta de madera de los países de la ex-URSS, que proveen más del 70% de las importaciones escandinavas de madera pulpable, y (ii) la capacidad de Uruguay para negociar un abastecimiento de madera pulpable en la forma de astillas.

· No resulta fácil determinar si el sur de Europa constituye un mercado a corto o mediano plazo para empresas locales independientes. Actualmente, esta región importa madera rolliza y la importación de astillas implicaría ciertos ajustes. Debe tenerse en cuenta que el abastecimiento de las plantas de pulpa y papel con astillas, si bien permite la simplificación y eficiencia de las diferentes operaciones de manejo de la materia prima con respecto a los rollizos, implica un cambio importante en la política de aprovisionamiento de las empresas. En efecto, la importación de madera rolliza se basa habitualmente en operaciones spot de acuerdo a requerimientos puntuales o coyunturales de las empresas papeleras, mientras que la importación de astillas implica una estrategia de abastecimiento de mediano y largo plazo dados los diferentes ajustes requeridos en el equipamiento portuario y de transporte y, sobre todo, la modalidad operativa del negocio de astillas (contratos a largo plazo).

· La condición de proveedor de astillas se define por su capacidad de llegar al puerto de destino a un precio C.I.F. competitivo. La distancia de Uruguay al mercado japonés es mayor que la de sus proveedores tradicionales (Australia, Estados Unidos, Chile), lo que significa mayores costos de flete marítimo y, por ende, un menor precio F.O.B. al que Uruguay puede esperar vender sus astillas. Esta desventaja debe ser compensada entonces por otros factores que definen la competitividad de un proveedor. También indica la conveniencia de entablar contactos con otros potenciales compradores, mejor ubicados con respecto a Uruguay.

· El mayor uso de papel reciclado en el mundo y una eventual sobreoferta de madera pulpable, derivada de los numerosos proyectos de plantaciones con especies de rápido crecimiento en diferentes partes del mundo, son factores que podrían incidir negativamente en la demanda futura de chips. No obstante, debe aclararse que Japón ha seguido incrementando sus compras de astillas de fibra corta durante el último decenio, pese al fuerte incremento de su tasa de recuperación de papel y cartón. En cuanto a la aparición de una brecha entre la oferta y la demanda de astillas a principios del siglo XXI, ello dependerá de: (i) las presiones medioambientales en favor de una menor cosecha de bosques naturales y (ii) la postura de los países compradores frente a los crecientes desequilibrios de los ecosistemas naturales en el mundo, que puede llevar a limitar o suspender las compras de madera que no proviene de plantaciones. Si estas dos tendencias se confirmaran, total o parcialmente, una situación excedentaria de madera pulpable sería poco probable.

En cuanto a las perspectivas para la exportación de madera aserrada de latifoliadas, se destacan los siguientes factores:

· Los volúmenes que se transan en los mercados internacionales son restringidos en comparación con los de madera aserrada de coníferas y son también pequeños en relación a la producción mundial total de ese producto. Se trata de un negocio en el cual la calidad es un parámetro básico dado que a menudo esta madera tiene usos en mueblería y en decoración, aunque también puede destinarse a usos estructurales. Los precios son superiores a los de la madera de coníferas.

· La madera aserrada de latifoliadas compite con la de coníferas y con una serie de substitutos, desde los tableros de madera (contrachapados, tableros de partícula y de fibra) hasta otros productos no lignocelulósicos (aluminio, plásticos, otros metales). Sin embargo, existen mercados suficientes en el mundo para absorber los productos madereros que puedan elaborarse a partir de las plantaciones de Eucalyptus de Uruguay. En particular, la madera aserrada de latifoliadas y los tableros de madera reconstituida experimentarán fuertes incrementos de demanda.

· En el futuro, se estima que el flujo de madera aserrada de latifoliadas cambiará drásticamente como consecuencia de la disponibilidad decreciente de maderas tropicales del Sudeste Asiático. No existen en el planeta otras fuentes de maderas tropicales que permitan sustituir las deficiencias del Sudeste de Asia. Europa del Este se transformará en un exportador neto a Europa Occidental. Por último, el sector del Lejano Oriente tendrá una demanda creciente por estos productos.

· La clave del éxito en los mercados está dada por la competitividad y en ese sentido la capacidad que posee Uruguay de generar madera a un bajo costo es una ventaja considerable, que sólo algunos países poseen. Sin embargo, el país deberá además desarrollar ventajas en otros planos para asegurar la transformación de esta materia prima a escala y precios competitivos. Entre otros, se deberán aplicar planes de manejo silvicultural intensivo en aquellos sitios que lo permitan, desarrollar una cultura maderera-forestal e impulsar el desarrollo tecnológico local.

· La madera aserrada de E. grandis es poco conocida en los mercados internacionales, no existiendo un mercado y precios establecidos. En la medida en que Argentina, Brasil, Sudáfrica y Uruguay emerjan en los mercados con productos de E. grandis distintos a la madera pulpable, esta situación cambiará pero este proceso requiere cierto tiempo y maduración. Lógicamente, las posibilidades de comercialización de madera aserrada de Eucalyptus son mucho más favorables y amplias si el producto es de alta calidad y secado en cámara, es decir elaborado con materia prima procedente de plantaciones manejadas con podas y raleos.

La estrategia de mercadeo deberá basarse en las posibilidades de substitución que ofrecen las especies de Eucalyptus frente a otras especies, mejor conocidas pero cuya oferta no es sostenible en el tiempo. Cuando Uruguay empiece a disponer de madera de Eucalyptus de alta calidad, las naciones miembros de la O.I.M.T. estarán cumpliendo con su compromiso de ajustar la cosecha de bosques nativos a niveles de rendimientos sostenibles. En estas circunstancias, Uruguay tendrá dos ventajas de considerable importancia: (i) su comercio maderero descansará en recursos provenientes de plantaciones y, por lo tanto, sólo podría verse beneficiado por la aplicación de normas internacionales que otorgan una mayor protección a los recursos forestales naturales y (ii) el E. grandis tiene propiedades físicas y mecánicas muy similares a las muy apreciadas especies del Meranti/Lauan (excepto con respecto a la permeabilidad del duramen) del Sudeste Asiático, lo que facilitará el proceso de sustitución.

También debe tenerse presente que existe una demanda significativa de productos cuya identidad específica es irrelevante para el comprador. El mercado chino, por ejemplo, es muy receptivo a las chapas de color rosadas y rojas (típicas tonalidades de varias especies de Eucalyptus) con escasa preocupación por la especie de las que provienen. Más importante aún, si la materia prima es de buena calidad se vuelve posible elaborar productos con mayor valor agregado (transformación terciaria), en cuyo caso no se encontraría ningún tipo de resistencia a la especie en los mercados. Por ejemplo, los productos de carpintería de obra, que experimentaron el mayor crecimiento en el comercio mundial de productos forestales en los últimos años, son aceptados por su funcionalidad antes que por haber sido manufacturados con una u otra especie determinada. En muchos mercados se acepta el machihembrado y el multilaminado en componentes de estos productos, lo cual facilita el uso de tablas o chapas de pequeñas longitudes o secciones tal como es aconsejable producir con las especies de Eucalyptus.

Finalmente, el análisis de los mercados internacionales indicó un consumo mundial en franca expansión de tableros de partículas y dé fibras, especialmente los O.S.B. y M.D.F., y la madera rolliza pulpable de Eucalyptus constituye una buena materia prima para la elaboración de estos productos. Actualmente no se producen tableros de este tipo en Uruguay, aunque sí en países vecinos. Se recomienda el estudio de proyectos de esta naturaleza, a partir de la información básica proporcionada por el PRAIF-II, empezando con un análisis de las perspectivas concretas de mercado dado que se avecinan fuertes ampliaciones de la capacidad instalada a nivel internacional en estos rubros. Ante la escasa experiencia de Uruguay en este área, es también aconsejable que los productores o empresarios interesados en este tipo de proyectos busquen un socio tanto para la parte comercial como tecnológica y financiera.

CAPÍTULO II - OPCIONES TÉCNICAS PARA AMPLIAR LAS PERSPECTIVAS DE INSERCIÓN DE URUGUAY EN LOS MERCADOS

La forestación a un ritmo acelerado es un proceso reciente en Uruguay y, con algunas excepciones en la cadena papelera, el país sólo ha incursionado en usos primarios de la madera de Eucalyptus, básicamente: el aserrío a pequeña y mediana escala, la producción de postes para líneas de transmisión y la exportación de madera pulpable rolliza. Estos usos no son muy exigentes con respecto a la calidad de la materia prima, ni requieren de sofisticadas tecnologías para el acondicionamiento de la misma. Sin embargo, a medida que la forestación se extiende y se intensifica se percibe una preocupación creciente entre los participantes del sector forestal y de otros sectores de la sociedad por maximizar el beneficio de la forestación, sea desde el punto de vista del inversor privado o desde una óptica global. A diferencia de las commodities que Uruguay exporta actualmente, la producción en forma económica de productos de mayor valor requiere que la madera de las especies implantadas sea de una calidad superior a la actual.

Antes de abordar el análisis de proyectos de inversión específicos correspondió así analizar algunas condiciones básicas para el procesamiento eficiente de la materia prima proveniente de plantaciones de Eucalyptus, género reconocido como de difícil tratamiento, y la comercialización exitosa de la producción. Estas condiciones se refieren a: (i) la necesidad de desarrollar determinadas técnicas tanto silviculturales como industriales para asegurar un rendimiento rentable en la conversión de la materia prima en productos de exportación y (ii) la conveniencia de diseñar e implantar un sistema nacional de normalización para los productos de la madera que Uruguay podría elaborar y exportar.

Manejo silvicultural de las plantaciones de Eucalyptus

En el proceso actual de forestación en Uruguay se observa una marcada tendencia hacia la plantación de especies de Eucalyptus, con altas densidades de población y rotaciones cortas (8 a 10 años) orientadas hacia la producción de madera pulpable. Al margen de esta tendencia, están las plantaciones de pino, manejadas con rotaciones más largas e intervenciones intermedias como la poda y el raleo, y un número pequeño pero creciente de proyectos de Eucalyptus manejados con fines aserrables, aunque con poco conocimiento acerca de las técnicas más apropiadas y de la respuesta de las especies al régimen de manejo aplicado.

En términos simples, al igual que en otros países que han iniciado un proceso de forestación intensivo, la mayor parte de los pequeños y medianos productores han establecido y dejado crecer una gran parte de las plantaciones sin tener un claro objetivo con respecto al uso final de la madera generada. Los usos no pulpables de esta madera son limitados, fundamentalmente por la heterogeneidad, pequeños diámetros y nudosidad de las trozas. La alternativa consiste en aplicar regímenes de manejo silvicultura intensivos, en los que la poda y el raleo dan lugar a un proceso sinergético que permite maximizar el diámetro de las trozas y el volumen de madera libre de nudos.

En el marco del PRAIF-II se elaboró una propuesta de regímenes de manejo silvicultural para obtener madera de alta calidad de las plantaciones de E. grandis, que pudiera destinarse a los procesos de aserrío, debobinado y faqueado, los que a su vez abren amplias perspectivas para la manufactura de productos elaborados. El primer régimen propuesto es el más intensivo - comprende cuatro raleos y cuatro podas a edades específicas - y se aplica a los sitios de prioridad forestal más productivos (suelos CONEAT 7.2, 7.31 y 7.32). El rendimiento esperado, en una rotación de 20 años, es de 693 m3/ha de madera comercial sin corteza, compuesta en un 52% de trozas aserrables podadas, un 27% de trozas aserrable de secciones no podadas y el 21% restante de madera de calidad pulpable.

El segundo régimen es ligeramente menos intensivo - involucra tres raleos y cuatro podas - y se aplica a sitios con una productividad media (suelos CONEAT 9.3 y 9.6). El rendimiento esperado, en una rotación de 20 años, es de 507 m3/ha de madera comercial sin corteza, que comprende un 52% de trozas aserrables podadas, un 33% de trozas aserrables no podadas y el 15% restante de madera pulpable.

Se estimaron los costos e ingresos de los regímenes silviculturales desarrollados, tomando valores de la madera en pie que reflejen la utilidad de la misma según el posible uso de las diferentes secciones de los árboles y teniendo en cuenta también el precio de intercambio internacional de los distintos tipos de trozas que se obtendrían. Se demostró la rentabilidad de los modelos, teniendo en cuenta la típica situación del pequeño y mediano productor que recurrió a un préstamo bancario para la plantación y debe enfrentar compromisos de reembolso en el tiempo. A título ilustrativo, puede mencionarse que, a ninguna tasa de descuento inferior a 30%, un típico régimen local de manejo para fines pulpables es capaz de generar un valor actualizado neto superior al de los dos regímenes intensivos analizados.

Estas propuestas han sido elaboradas por consultores internacionales a partir de observaciones en el terreno y el análisis de datos de mediciones sobre las relaciones entre el diámetro y diferentes niveles de altura del árbol. No obstante, como no existe una base de datos adecuada, derivada de investigaciones locales, se tuvo que recurrir extensamente a la experiencia sudafricana en el manejo del E. grandis. En este sentido, convendría generar y acumular información en el país sobre la respuesta de las especies seleccionadas de Eucalyptus a las prácticas de manejo con el fin de progresar en la definición de modelos de regímenes con alta especificidad local con respecto al tipo de sitios, especies, turnos de corta, etc. En particular, deberían realizarse experimentos locales para:

· determinar las densidades de población, para una variedad de edades y diferentes tipos de suelos, que resulten óptimas para la obtención de máximos diámetros en rotaciones de duración razonable. Al respecto, el PRAIF-II proporcionó información para el diseño de una metodología de investigación;

· entender el impacto que puede tener la poda de ramas verdes en la fracción dominante del rodal, dado que: (i) esta práctica siempre conlleva algún riesgo de introducción de hongos patógenos en el duramen del árbol y (ii) la remoción excesiva de la copa verde puede impedir la continua expresión de dominancia de los árboles podados;

· determinar el impacto que tiene el raleo sobre la regeneración vegetativa en los rodales, cuya remoción puede implicar un costo significativo.

Procesos de transformación primaria de la madera

Los defectos inherentes a la madera de plantaciones de rápido crecimiento de Eucalyptus imponen la estructuración de un marco apropiado de políticas y prácticas para la transformación primaria eficiente de sus trozas. A partir de la experiencia australiana y de otros países que procesan madera de este género, se fue conformando un conjunto de reglas básicas que deberían ser respetadas en el proceso de aserrío y que consisten en:

· utilizar trozas cortas, preferentemente de una longitud no mayor a 3 metros;

· utilizar sistemas de aserrío que liberen las tensiones de crecimiento simultáneamente en ambos lados de las trozas, basas o tablas, es decir líneas de producción con sierras dobles y, eventualmente, sierras múltiples;

· respetar estrictamente técnicas de corte tangencial para que las tensiones residuales se expresen como arqueadura antes que como encorvadura y para restringir la dimensión de los nudos en la cara de los tablas;

· al efectuar el primer corte de la troza, limitar el ancho de los costeros de tal forma que el espesor del cuerpo residual de la troza no sea inferior a dos tercios (67%) del diámetro total de la troza. Esta regla debe respetarse también al voltear la troza a 90 grados para efectuar el siguiente par de cortes simultáneos.

· mantener pequeñas las secciones aserradas: no intentar efectuar cortes anchos y gruesos, especialmente en las caras iniciales;

· apilar inmediatamente todas las tablas aserradas en "castillos" utilizando una práctica de apilamiento de muy alto estándar, y mantener los castillos cubiertos y correctamente delimitados;

· reducir al mínimo el tiempo entre la operación de apeo y la conversión de las trozas. Mantener la máxima longitud posible de las trozas durante las operaciones de cosecha, transporte y almacenamiento, y tronzarlas en los largos requeridos inmediatamente antes del aserrío;

· cuando la política de productos incluye la elaboración de productos de alto valor, seleccionar las trozas de mayor diámetro para la transformación. En todo caso, evitar las trozas que tienen defectos aparentes, como perforaciones por insectos, grano en espiral, y corazón descompuesto o descentrado;

· para el proceso de debobinado, además de las dos últimas reglas, es altamente recomendable que las trozas se sumerjan en agua caliente (60 a 65 °C) durante suficiente tiempo para que la sección interna de la madera alcance esa temperatura.

Asimismo, debe definirse una política de productos que reconozca como punto de partida los defectos inherentes de la materia prima. A pesar de estas imperfecciones, las plantaciones de Eucalyptus de rápido crecimiento tienen cierto potencial para la transformación y el procesamiento de su madera en productos de mayor valor que la madera aserrada para pallets. Este potencial se verá fuertemente acrecentado si se intensifican los regímenes de manejo silvicultural de las plantaciones mediante la poda y el raleo. Mientras maduren estas plantaciones, una política potencialmente redituable para los aserraderos actuales consiste en segregar y añadir valor a las tablas de mejor calidad. Para ello se deben diseñar reglas para la clasificación de las trozas, no sólo por diámetro sino también por calidad, y patrones de corte específicos. En el marco del PRAIF-II se diseñaron reglas de clasificación provisionales, a partir de un pequeño ensayo en un aserradero local. Los resultados obtenidos sugieren la conveniencia de desarrollar estudios que tengan mayor representatividad.

Secado artificial del Eucalyptus

La madera aserrada no secada se exporta aún en un porcentaje importante a los principales polos compradores, como Europa, Estados Unidos y Japón. Sin embargo, esta situación está cambiando y la demanda se orienta crecientemente hacia madera seca, con un contenido de humedad de entre 8 y 12%. En cuanto a la elaboración de productos de mayor valor agregado, se requiere ineludiblemente trabajar con madera secada artificialmente a un contenido de humedad final del 8%. En este caso, las normas son estrictas en los mercados internacionales y no existe ninguna posibilidad de desarrollar este tipo de productos sin contar con secadores apropiados. La tendencia creciente de los precios internacionales de los productos de la madera hace cada día más sostenible y justificable secar artificialmente la madera de especies que son refractarias al secado y deben secarse lentamente, tal como las de Eucalyptus.

Actualmente, en Uruguay, un número muy limitado de aserraderos dispone de plantas de secado. En 1996, se estima que la capacidad física de secado en el país, incluyendo todos los géneros, alcanzará a 750 m3, distribuidos en 20 secadores de una capacidad individual comprendida entre 10 y 75 m3. Para entender la dinámica que, en términos de capacidad de secado, podría significar la intensificación de las actividades de aserrado y procesamiento de la madera de plantaciones en Uruguay, el ejemplo de Chile es significativo. La actual capacidad de secado en ese país es estimada en 14.000 m3, es decir 18 veces la de Uruguay, y esta capacidad deberá cuadruplicarse para el año 2000 para poder cumplir con las metas de exportación, tanto de maderas nativas como de pino radiata.

Es un hecho reconocido que la madera de Eucalyptus no sólo es lenta en secar sino que es además susceptible a defectos inducidos durante el proceso de secado, más aún la madera juvenil. El secado del Eucalyptus es un proceso que no admite apuro y en el que no se puede prescindir de alta precisión y control en sus condiciones de aplicación. Este proceso no es de bajo costo y, como se aplica a madera aserrada de calidad, si no se lleva a cabo en forma adecuada se corre el riesgo de echar a perder una materia prima de alto valor. La minimización de los efectos inducidos en el secado es un elemento crítico en la economía del aserrado.

En el presente estudio, se han propuesto lineamientos básicos que cubren las varias etapas del secado: encastillado de la madera aserrada, vaporizado, primer secado en cámara, igualado, reacondicionamiento, segundo secado en cámara, segundo igualado y acondicionamiento final. El programa propuesto es indicado para varias especies de Eucalyptus, incluyendo algunas aún más refractarias al secado que el E. grandis, y podría resultar conservador para esta última especie. Una estrategia prudente consistiría en adoptar los mismos lineamientos para esta especie en una primera instancia y modificarlos con cautela una vez acumulada cierta experiencia.

Sistema nacional de normalización para los productos forestales

A medida que el sector manufacturero de productos madereros se desarrolle en Uruguay en respuesta a la creciente disponibilidad de madera rolliza, se volverá cada vez más importante que sus productos sean reconocidos como confiables, teniendo características físicas y mecánicas sobre las que todos los involucrados puedan contar. Un sistema racional para la especificación y evaluación de la calidad de los productos madereros otorga cierta protección al consumidor, que tradicionalmente carece de medios para determinar los méritos de lo aseverado por los fabricantes o sus distribuidores. Desde el punto de vista de los industriales, una producción ordenada que cumpla con una norma de calidad reconocida limita las perspectivas comerciales de competidores menos escrupulosos así como la posibilidad de reclamos por parte de clientes insatisfechos.

La mayoría de los países reconocen ahora formalmente normas técnicas para prácticamente todos los productos de la madera, y la mayoría de los productores y principales consumidores reconocen lo beneficioso de esta situación. En el caso de Uruguay, el mercado local para productos madereros es muy pequeño, reflejando una preferencia fuertemente establecida por el uso de productos de hormigón y otros materiales de construcción en la gran mayoría de edificios. En este campo, la necesidad de normas técnicas para la madera es probablemente mayor aún pues debe servir de instrumento para socavar una tradición fuertemente arraigada. Esto es deseable (i) en el interés de la conservación de energía y de alguna limitación a la liberación a la atmósfera de gases propios del "efecto invernadero", así como (ii) porque un mercado doméstico ampliado llevará al aumento de la producción de productos de madera mas "amigables" al medio ambiente.

Actualmente, en Uruguay, las normas técnicas son limitadas en número y alcance, y se refieren principalmente a nomenclaturas, definiciones (glosarios) y metodología para pruebas. Mientras que éstas son incuestionablemente necesarias como requisito básico, no llegan a fomentar confianza en la utilización de productos madereros ni a guiar a los productores en la fabricación de productos con normas apropiadas en términos físicos y de calidad. Elevar el nivel de estas normas para que contribuyan a proteger al consumidor e imponer niveles de calidad a los fabricantes implica un trabajo substancial. En este estudio se ha identificado el alcance del trabajo a realizar e indicado cómo la experiencia australiana puede servir de ayuda, dado el avance logrado en ese país en este campo, en particular para productos elaborados con las especies plantadas en Uruguay. Para ello se ha conseguido una amplia gama de documentos con normas australianas relevantes como pautas para Uruguay.

La vivienda de bajo costo y las estructuras de techos para diferentes tipos de edificaciones deberían ser consideradas por los aserraderos de Uruguay como una oportunidad extraordinaria del mercado interno para la colocación de madera estructural. Para facilitar el desarrollo de este mercado, será probablemente imperativo contar con normas apropiadas para la madera estructural. La elaboración de normas técnicas para productos madereros de uso estructural involucra los siguientes pasos básicos:

· la determinación de las propiedades físicas y mecánicas de especies individuales, tal vez en dos categorías etarias;

· la determinación de los contenidos de humedad de equilibrio apropiados para las principales especies y las variaciones climáticas regionales si fuera necesario;

· la asignación de grupos de resistencia para cada especie en condición estacionada y tomando en cuenta el contenido de humedad de equilibrio;

· el establecimiento de un conjunto de reglas visuales de clasificación por tensión, para lo cual se podría seguir las pautas australianas (normas técnicas AS 2082 y AS 2858). Las reglas de clasificación indicadas en estos documentos deberían ser evaluadas con la ayuda de un ingeniero especializado en este área, con el fin de determinar si son apropiadas para lograr, con maderas locales, los valores indicados para las propiedades de resistencia de pequeñas muestras sin defectos. Si las reglas de clasificación resultaran pertinentes, su uso sería recomendable.

La madera clasificada por tensión podría entonces destinarse a usos estructurales utilizando manuales de origen australiano, tales como los publicados por algunos organismos de ese país para ambientes similares al de Uruguay.

Con respecto a las normas técnicas para productos madereros de uso no estructural, una cuestión central es si Uruguay debería moverse en la dirección de normas genéricas o de uso específico.

Esto debe determinarse en función de la producción local, en la que actualmente predominan la madera para pallets de Eucalyptus y tablas de encofrado de pino. Las tendencias emergentes indican una producción más variada de productos aserrados. En el subsector de Eucalyptus se está iniciando la extracción de tablas de mayor calidad del stock de pallets. Los aserraderos de pino están produciendo volúmenes crecientes de maderas para molduras, componentes de muebles y trozas para machihembrado.

Desde la perspectiva del desarrollo y promulgación de normas técnicas nacionales, se considera que se obtendría muy poco beneficio de dedicar los escasos recursos a madera aserrada verde para usos tales como pallets y encofrado. Sin embargo, la promulgación temprana de normas técnicas para madera secada parecería ser útil para fomentar y facilitar el desarrollo del sector terciario. Esto implica la determinación de niveles de contenido de humedad de equilibrio adecuados para las principales especies y/o grupos de especies. En tanto que en Australia la madera estacionada debe tener un contenido de humedad de entre 10% y 15%, esto puede no ser realizable en las condiciones más húmedas existentes en Uruguay donde tal vez deba aceptarse un nivel máximo de 18%. Posteriormente, se deberían desarrollar y promulgar normas técnicas nacionales para la madera estacionada, para las cuales las pautas australianas (AS 2796) serían de gran utilidad. En éstas se reconocen y definen cuatro clases (libre de nudos, selecto, estándar y utilitario), que pueden aplicarse a madera aserrada sin cepillar, madera escuadrada y una variedad significativa de molduras previamente definidas.

Considerando que la tarea es de una magnitud considerable, sería razonable adoptar un acercamiento por etapas al desarrollo y la promulgación de normas técnicas nacionales. Esto podría involucrar normas técnicas nacionales provisorias con períodos de validez definidos, los cuales al expirar darían lugar a nuevas normas mejoradas. Un adelanto progresivo en la forma indicada hacia el objetivo final de un conjunto de normas técnicas global y durable parece adecuado a una situación donde el sector aserradero está en su infancia y los mercados internos están subdesarrollados.

Debe enfatizarse que el desarrollo y la promulgación de normas técnicas nacionales depende fundamentalmente de que la institución nacional responsable trabaje en estrecha colaboración con el sector industrial forestal, los organismos de investigación y, probablemente, los consumidores, tales como los constructores de viviendas, carpinteros, fabricantes de molduras y muebles, etc. En este sentido, la cooperación y el acuerdo mutuo, que normalmente involucran largas y francas conversaciones, numerosas reuniones e investigaciones técnicas especiales, constituyen ingredientes esenciales.

Esto sugiere la necesidad de una buena organización por parte de la industria forestal y otras partes interesadas del sector privado, mediante comités representativos, activos y capaces, con autoridad para negociar y cerrar tratos con las demás partes involucradas.

CAPÍTULO III - ESTUDIOS DE PREFACTIBILIDAD

Complejo de producción y exportación de astillas para pulpa

La producción de chips es uno de los posibles destinos de la masa forestal que está madurando. Sin lugar a dudas, es el proceso técnico inicial y de menor valor agregado en el abanico de posibilidades de transformaciones. Sin embargo, la experiencia internacional indica que es muy probable que, a medida que las plantaciones lleguen a maduración y alcancen volúmenes muy importantes, surjan intereses locales y/o extranjeros para instalar plantas de chips. El estudio presenta las características técnicas, financieras y de mercado del negocio "chipero", información con la cual pequeños y medianos proveedores potenciales de materia prima pueden mejorar su capacidad de respuesta en función de sus propios intereses. Más importante aún, el estudio incluye un análisis de los principales elementos a tener en cuenta en caso de que este sector de productores optara por la instalación de una planta propia, bajo alguna forma asociativa.

El país tiene ventajas comparativas en la producción de madera pulpable, ofreciendo la exportación en forma de astillas una alternativa de negocio mucho más estable que la de rollizos. Esta mayor estabilidad se debe a las distintas modalidades operativas que caracterizan estos dos tipos de negocio. En tanto que es común que la madera pulpable rolliza se venda en el mercado spot, reflejando así su carácter de fuente de abastecimiento marginal de muchas plantas papeleras, la exportación de astillas es objeto de un contrato de compra-venta a largo plazo, entendido como un joint venture entre el proveedor y el socio comercial, en el cual los precios se vuelven a negociar cada año. Esta diferencia se refleja en la evolución de los precios internacionales: la típica evolución cíclica de la industria de la celulosa provoca una alta variabilidad en los precios de la madera pulpable rolliza, en contraste con la tendencia más estable en el caso de las astillas. La minimización de riesgos en el negocio chipero impone que recién después de la firma de un contrato de abastecimiento de largo plazo se realice la inversión prevista.

La experiencia indica que, para una unidad destinada al mercado de exportación, una estructura productiva razonable consiste en una capacidad de procesamiento de 500.000 m3/año de materia prima, en dos turnos. Esto permite una modulación de la producción desde 200.000 m3/año (correspondiente a 5 embarques anuales) hasta 600.000 m3/año (15 embarques) en función de la disponibilidad de materia prima y de los turnos. Es posible considerar la instalación complementaria de plantas más pequeñas, siempre y cuando se inserten dentro de un marco general de producción, comercialización y control de calidad. Con respecto al proceso productivo, se destacan entre las condiciones de éxito: (i) la calidad de la producción (homogeneidad, no contaminación con agentes externos) y ii) la capacidad de mantener el flujo de producción, pudiendo resultar dramática una ruptura de stock en un período previo aun embarque. Ello se logra mediante la combinación de equipos de primera línea, una gran capacidad de gestión y un personal de operación responsable y estable para evitar repetidos periodos de aprendizaje. En función de estas condiciones, se detalló el proceso productivo en sus diferentes etapas (almacenamiento de trozas, eventual descortezado, abastecimiento de la astilladora, astillado, clasificación de las astillas y almacenamiento de las mismas), así como los equipos y personal requeridos para las plantas de los dos tamaños considerados.

Con respecto al transporte interno de la materia prima a la planta y de los chips al puerto de embarque se confirmó, sobre la base de las tarifas vigentes actualmente, la conveniencia del modo ferroviario para los mayores recorridos. Si se aplica algún tipo de peaje a los camiones con carga forestal y las tarifas aumentan proporcionalmente, el ferrocarril podría resultar también conveniente para distancias medianas. Desde el punto de vista macroeconómico, es particularmente relevante que el transporte ferroviario absorba una parte importante de la creciente carga forestal para evitar el rápido deterioro de las carreteras. Aunque actualmente el transporte ferroviario presenta varias limitaciones en comparación con el carretero, los planes de la empresa ferroviaria estatal apuntan a mejorar la red existente y a ofrecer desvíos ferroviarios (móviles) en las zonas de mayor concentración forestal.

Una de las dificultades para evaluar la viabilidad de un complejo de producción y exportación de chips en Uruguay en las condiciones actuales proviene de la situación portuaria del país. Los buques chiperos necesitan un calado, mínimo de 34 pies para poder efectuar un embarque completo de chips de E. globulus (30 pies en el caso del E. grandis). Ningún puerto ofrece actualmente este calado, aunque cada uno presenta una situación distinta:

· En el puerto de Montevideo, el canal de acceso al puerto ya tiene un calado de 34 pies y se llegará a la profundidad requerida en los atraques en menos de dos años (1997-98). Este puerto ofrece una salida factible a corto plazo para la exportación de chips. En este caso la limitación provendría del área disponible para el acopio de chips si se tiene en cuenta los futuros requerimientos de almacenamiento para otros productos forestales y mercaderías en general. Por lo tanto, no se considera conveniente superar los 15 embarques por año en este puerto, es decir 600 mil m3/año (aprox. 340 mil BDMT/año de chips de E. globulus).

· El puerto fluvial de Fray Bentos, convenientemente ubicado en relación a las plantaciones del litoral, posee una infraestructura obsoleta y requiere de importantes inversiones para su adecuación al embarque de chips. Pero la gran limitación de este puerto proviene del calado operacional de sólo 21 pies para la navegación por el Río Uruguay hasta Fray Bentos. La profundización del Río Uruguay a 25 pies de calado efectivo, acordada entre Argentina y Uruguay, aún queda pendiente y en todo caso las instalaciones portuarias no estarían en condiciones operativas antes de 1999.

· El uso del puerto fluvial de Nueva Palmira para el embarque de chips requiere de la profundización del Canal Martín García, que supuestamente será llevada a cabo en los próximos años y que significará un calado operacional de 32 pies. Este calado permitiría solamente el cargamento parcial de buques chiperos de E. globulus (aunque total para chips de E. grandis) con la necesidad de un completamiento de carga en otro puerto. Las instalaciones portuarias (privadas) existentes constituyen una ventaja, aunque tendrían que adaptarse al embarque de chips.

· El puerto oceánico de La Paloma, idealmente ubicado para cargar buques chiperos, no representa en su estado actual una alternativa viable al no disponer de la escollera de protección necesaria para el tránsito de estos buques. Por lo tanto, las inversiones en infraestructura, requeridas para que La Paloma se transforme en un puerto de ultramar para la exportación de astillas, son muy superiores a las consideradas en tos otros puertos. Para poder rentabilizar esta inversión, tendría que asegurarse un mínimo de 15 embarques al año de chips (600 mil m3/año), lo cual a su vez implica una disponibilidad de madera de los departamentos cercanos que sería factible de darse a partir del año 2003, considerando las tendencias actuales del proceso de forestación.

Otro elemento a considerar en la definición de la ubicación de las plantas de chips concierne al impacto ambiental de las mismas. El astillado tiene relativamente pocos efectos contaminantes, aunque es necesario tomar algunas precauciones: no se debe instalar una planta cerca de un sector densamente poblado para evitar las molestias que causan el ruido (además del posible uso de cortinas antiruido) y la emisión de polvo; se debe asegurar la permanente vigilancia de las pilas de chips impidiendo cualquier acto vandálico en su contra; se debe cubrir las cargas transportadas por camión de la planta al puerto para evitar la dispersión de astillas; y la altura de las pilas de chips puede limitarse, dentro de cierto rango, si así lo requirieren consideraciones de tipo paisajístico. Otros factores socio-ambientales deberán ser analizados con más profundidad en la etapa de prefactibilidad, como el incremento del tráfico carretero por la circulación de la carga forestal en zonas turísticas o urbanas y el caso particular de la instalación de un complejo de chips en La Paloma, dada la valoración del departamento de Rocha como zona turística y reserva natural.

Para la evaluación financiera se partió de una situación básica que corresponde a las condiciones estimadas como más probables para el inicio de la actividad de astillado en el país. Se estimó luego la rentabilidad de diferentes alternativas del proyecto, variando la localización, el tamaño de la planta y la especie de madera pulpable en función de los análisis anteriores. Para visualizar el rango de variación de la rentabilidad del proyecto cuando se cambian algunas de las condiciones asumidas, se ha analizado la sensibilidad de la rentabilidad en relación con las cuatro variables claves de la operación: el precio de la materia prima, su densidad básica, el precio del producto final y la velocidad de aprendizaje en la actividad productiva. Las tasas internas de retorno (TIR) más representativas son:

· 46,5% para un proyecto de exportación de chips de E. globulus (con densidad básica de 0,570 BDMT/mcs) a Japón. Se consideró una planta de gran tamaño, ubicada en Montevideo, un precio de la materia prima de 41 US$/m3 (precio de madera rolliza puesta en Montevideo en julio de 1995), un precio FOB de 110 US$/BDMT y un capital de trabajo correspondiente al valor de 3 meses de consumo de materia prima. Se obtienen las siguientes TIR al variar algunas de las condiciones mencionadas, ceteris paribus: 78% cuando el destino es Europa (precio FOB hipotético de 125 US$/BDMT); 29% con un precio de la materia prima de 45 US$/m3; y 29% con una densidad básica de la madera de 0,530 BDMT/m3

· Si el proyecto se desarrolla en Nueva Palmira, en las condiciones básicas consideradas pero ajustando obviamente los costos y precios a esta situación especifica, se obtiene como valores para la TIR: 56% cuando el ahorro de flete terrestre con respecto a Montevideo es compartido por mitades entre los productores forestales y la planta de chips; 68% si este ahorro va enteramente a beneficio de la planta y 44% si el ahorro es apropiado por los productores forestales.

· Si el proyecto se realiza en La Paloma, ajustando nuevamente los costos y precios a esta situación, se obtiene una TIR de 19% cuando el ahorro de flete terrestre es apropiado por la planta de chips y de 16% si este ahorro va a cuenta de los productores forestales. La comparativamente menor rentabilidad de una planta en La Paloma se debe a las altas inversiones requeridas para la adecuación de este puerto al embarque de chips, las cuales se cargaron en su totalidad al proyecto.

· También se ha analizado el procesamiento de E. grandis (con densidad de 0,443 BDMT/m3) en una planta de gran tamaño, ubicada en Montevideo, con un precio de la materia prima de 30 US$/m3 (precio de julio de 1995), un precio FOB de exportación a Japón de 95 US$/BDMT y un capital de trabajo correspondiente a 3 meses de consumo de materia prima. La TIR obtenida es del 19% y llega al 25% si se cambia el destino por Europa (precio FOB de 97 US$/BDMT). Si se considera una densidad básica menor (0,420 BDMT/mcs), se obtienen TIR muy bajas. No obstante, debe destacarse que la situación analizada es extrema dado que lo razonable es instalar una planta que procesa principalmente E. globulus con un cierto porcentaje de E. grandis, lo cual es técnicamente viable.

Este tipo de proyecto tiene una estructura que corresponde mucho más a la de un proyecto comercial que industrial: con una inversión fija del orden de los US$ 5 millones (incluyendo la adecuación de las instalaciones portuarias), se genera un movimiento anual del orden de los US$ 30 millones. Ello se debe a que se trata de un acondicionamiento de la madera para su comercialización antes que de un verdadero proceso industrial.

Si la empresa que lleva adelante el proyecto fuera una asociación de productores forestales o estos últimos establecieran una asociación para abastecer una planta independiente, podría considerarse como factible disminuir el capital de trabajo al equivalente a un mes de consumo de la materia prima en vez de tres, en consideración también a las condiciones climáticas del país que permiten cosechar y transportar la madera prácticamente durante todo el año. En esta situación, la rentabilidad se incrementa sustancialmente. Otra ventaja derivada de este tipo de estructura empresarial concierne a la notoria mejora de la rentabilidad cuando la planta de chips puede apropiarse de los ahorros de flete terrestre que resultan de su instalación a una menor distancia de las plantaciones que Montevideo, como es el caso de Nueva Palmira. Pero debe enfatizarse que el proyecto requiere de una alta capacidad de ejecución y gestión. La imperiosa necesidad de cargar los buques en las fechas y tiempos previstos determina una serie de requerimientos en cadena que deben cumplirse estrictamente para que el negocio resulte efectivamente rentable.

En términos generales, los resultados obtenidos del estudio de prefactibilidad son ampliamente favorables al desarrollo de un proyecto de chips en las diversas localizaciones consideradas, frente a la alternativa de exportar madera rolliza, aun teniendo en cuenta la inversión requerida para adaptar la infraestructura portuaria a la exportación de chips. Desde el punto de vista de la orientación general del sector forestal, se trata de un proyecto que incorpora un pequeño margen de valor agregado a la materia prima, mayor que el que corresponde a la exportación de madera rolliza.

Sin embargo, la rentabilidad del proyecto en los niveles mencionados deberá confirmarse en la etapa del estudio de factibilidad, otorgando particular atención a los aspectos sensibles del proyecto. Entre otros, quien quiera llevar adelante el emprendimiento deberá:

· definir la densidad básica de las especies consideradas mediante pruebas a escala industrial;

· determinar el precio interno de la materia prima una vez que quede más clara su tendencia cuando maduren las plantaciones;

· analizar la vulnerabilidad del proyecto si se confirma la instalación de una planta de celulosa, la cual tendría una mayor capacidad de competir por la materia prima (vía precios) debido a la menor incidencia de la misma en su estructura de costos;

· precisar el precio FOB exacto al que Uruguay puede aspirar, mediante el establecimientos de contactos directos con importadores japoneses u otros.

Complejo industrial integrado para el procesamiento de madera de Eucalyptus de alta calidad

Es de fundamental importancia visualizar desde ya las formas de maximizar el aprovechamiento del producto de plantaciones sometidas a regímenes intensivos de poda y raleo con el fin de orientar el desarrollo de la industria maderera en esta dirección. Debe demostrarse la rentabilidad de instalaciones industriales que insumen madera rolliza de alta calidad, para que el productor forestal tenga el estímulo necesario para emprender el manejo de sus plantaciones: la posibilidad de obtener un precio por la madera rolliza que refleje su tamaño y calidad y compense ampliamente los costos de producción que tuvo que absorber. A su vez el desarrollo de la oferta de rollizos de alta calidad es el factor que alentará la aparición de plantas industriales específicamente orientadas a la valoración del producto en los mercados internacionales.

Es en este contexto que el PRAIF-II ha analizado a nivel de prefactibilidad un proyecto de transformación con alto valor de plantaciones de E. grandis. El complejo fue concebido a gran escala con el fin de (i) minimizar los costos de producción y (ii) contar con una masa crítica de productos para facilitar la penetración en los mercados de exportación de especies poco conocidas. La instalación de un conjunto de unidades en un mismo sitio con una estructura industrial totalmente integrada ofrece las siguientes ventajas frente a unidades geográficamente independientes:

· la operación de los servicios del complejo con economías de escalas (recepción de trozas, descortezado y acondicionamiento de la materia prima, suministro de electricidad con líneas de alta tensión, generación de vapor, etc.);

· la utilización de todos los tipos de trozas provenientes de las plantaciones en forma acorde con su calidad y dimensiones; y

· el aprovechamiento del conjunto de residuos de la transformación primaria para la realización de actividades de transformación secundaria con costos de producción muy competitivos.

El complejo comprende instalaciones para la producción de: (i) láminas faqueadas a partir de las mejores trozas podadas, (ii) madera aserrada libre de nudos a partir de trozas podadas, (iii) madera en chapas laminada (L.V.L.) a partir del debobinado de trozas de gran diámetro, podadas y no podadas, (iv) madera aserrada para pallets a partir de las trozas sin podar y de pequeño diámetro que inevitablemente se obtienen de árboles podados y (v) una planta para la fabricación de tableros de fibra de densidad media (M.D.F.) para aprovechar los residuos de los procesos primarios.

Sobre la base de los rendimientos por hectárea obtenidos en los dos regímenes de manejo propuestos previamente y en función de las escalas de operación que la experiencia internacional indica como más apropiadas para lograr economías de escala en las diferentes unidades de producción, se ha calculado que el complejo requeriría un suministro anual de madera rolliza equivalente al producto de: (i) 800 hectáreas netas efectivas de plantaciones manejadas según el Régimen 1 y (ii) 1.100 hectáreas netas efectivas en el caso del Régimen 2. Ello significa que cada año áreas de estos tamaños serían forestadas, raleadas, podadas y sometidas a la corta final. Dada la rotación de 20 años considerada, esta situación "constante" sólo puede alcanzarse 20 años después de la adopción del régimen; asimismo, el área total requerido para abastecer en forma continua el complejo es de 16.000 hectáreas netas efectivas en el caso del Régimen 1 (800 ha x 20) y 22.000 hectáreas para el Régimen 2. Estas estimaciones, basadas en cálculos minuciosos, permiten asegurar el equilibrio entre la oferta de trozas de las plantaciones manejadas y la demanda de materia prima del complejo.

A título ilustrativo, se han considerado dos posibles zonas para el establecimiento de las plantaciones y del complejo industrial. La primera se sitúa en el departamento de Tacuarembó y es representativa de suelos y otras condiciones medioambientales que podrían soportar el Régimen 1. La segunda zona se ubica en el Litoral, en la unión de las Rutas 90 y 25, incluyendo así partes de los departamentos de Paysandú y Río Negro, y es representativa de las condiciones requeridas para el Régimen 2.

Los costos del suministro de madera al complejo y los demás costos de producción fueron determinados con precisión, con una metodología explícita y con la debida atención a los factores locales relevantes. La inversión total del complejo asciende a US$ 127 millones, de los cuales alrededor del 60% corresponde a costos de plantas y equipos. Se destaca el costo de capital de la planta de M.D.F. con el 46% de la inversión global.

Como puertos de embarque para la exportación de la producción del complejo industrial se consideró Montevideo para el Complejo 1 y Fray Bentos para el Complejo 2. La distancia del complejo al puerto sería así de 400 km. en el primer caso y 120 km. en el segundo. Se eligió el transporte por carretera para el tráfico de contenedores entre cada complejo y el puerto seleccionado. El uso del ferrocarril seria preferible, pero existe actualmente cierta incertidumbre con respecto a la capacidad del sistema ferroviario para transportar estos volúmenes sin una inversión substancial en vías férreas.

La tarifa adoptada para el flete marítimo resultó de la revisión de las cotizaciones obtenidas de agentes marítimos locales, junto con información adicional sobre el tipo de descuento corrientemente ejercido.

Para poder determinar los ingresos del complejo industrial, se tuvo que adoptar una serie de supuestos con respecto a los lugares de destino y precios de venta de los diferentes productos. Se supuso que las ventas se realizarían en Europa en los casos de madera aserrada de calidad, madera para pallets y M.D.F.. A título referencial, se consideraron los precios actualmente vigentes de US$ 800 (Meranti secado, Francia), US$ 184 (Italia) y US$ 453 (Milan - Italia), respectivamente.

Para las láminas faqueadas, se seleccionó el mercado chino dada su disposición a adquirir grandes volúmenes de madera rosada/roja sin que su identidad específica sea relevante. Se adoptó un precio de US$ 2,50/m2 para las láminas de mejor calidad. El mercado norteamericano fue seleccionado para la madera en chapas laminada (L.V.L.) debido a los niveles atractivos de demanda que se registran allí para este tipo de producto, además de una amplia experiencia en su uso. Se adoptó el precio actual en planta al por mayor de US$ 17/pie3.

Estos precios de mercado de referencia fueron sometidos a una serie de descuentos. En el caso de la madera aserrada secada, se aplicó: (i) un descuento de 15% por limitaciones de longitud y (ii) otro de 20% durante los dos primeros años para facilitar la penetración de los mercados. Para la fracción de la producción de menor calidad (calidad de componente) se aplicó un último descuento de 20%. Para el L.V.L. y el M.D.F., se consideraron descuentos de 20% para la penetración de los mercados. Para la madera para pallets, el descuento se redujo a 10%. En el caso del L.V.L. un descuento adicional de 8% fue previsto para permitir al importador un gasto adicional en ingeniería.

Los beneficios brutos anuales que se obtendrían de la operación de estos dos complejos son substanciales, alcanzando cerca de US$ 45,5 millones (31% de la facturación y 35% de la inversión en capital) en el Complejo 1 y US$ 44,1 millones (30% de facturación y 35% de inversión en capital) en el Complejo 2. Estos datos corresponden a una situación de "operación constante" de los complejos, es decir de producción a plena capacidad. Para la evaluación financiera de los complejos se tuvo en cuenta una "curva de aprendizaje", de acuerdo a la cual la plena utilización del complejo sólo se alcanzaría en el cuarto año de operación. Se obtuvo una tasa interna de retorno a la inversión de 31,3% para el Complejo 1 y 30,3% para el Complejo 2.

En síntesis, los valores obtenidos para los indicadores de rentabilidad son altamente favorables al establecimiento de un complejo industrial, a pesar de la actitud conservadora que se adoptó consistentemente en el estudio. Para los pequeños y medianos productores forestales, los resultados indican que existen excelentes perspectivas para la viabilidad de complejos integrados de transformación capaces de soportar niveles de precios para la madera en pie suficientemente altos como para justificar los gastos en raleo y poda en la forma intensiva propuesta en el capítulo anterior. Para este sector de productores forestales la viabilidad de los emprendimientos propuestos, tanto para la fase de producción forestal como la de la transformación con alto valor de plantaciones manejadas, descansa en su capacidad de organización y agrupamiento en determinadas regiones o zonas del país. Sin un alto grado de cooperación inter-empresarial, los emprendimientos propuestos sólo estarán al alcance de unas pocas empresas en el país. En este sentido, se destaca una vez más la importancia de la formación de estructuras cooperativas regionales o zonales y la búsqueda de alianzas, la que se ve favorecida hoy en día por la creciente transnacionalización de las operaciones forestales.

El estudio de este proyecto se inscribe dentro del marco de una planificación estratégica del sector forestal de Uruguay. En efecto, podría argumentarse que la instalación de un proyecto de esta naturaleza no es viable actualmente sino en un horizonte lejano (2010) debido a la rotación de 20 años considerada para las plantaciones. Pero la demostración de la rentabilidad de este emprendimiento, a partir del análisis detallado de las condiciones locales y la determinación cuidadosa de los costos e ingresos que implica, es una poderosa herramienta para orientar los participantes del sector forestal hacia las decisiones y acciones requeridas para una alta valorización de las plantaciones de Eucalyptus.

Quizás la forma más sencilla de visualizar el impacto que podría tener este tipo de proyecto en la economía uruguaya es imaginar una situación extrema en que se instalaran 12 de estos complejos industriales: en su conjunto generarían, cuando estén en plena operación, ingresos anuales en divisas por un monto de US$ 2.000 millones, es decir del orden del valor de las exportaciones totales de Uruguay en este momento. Con esta observación no se pretende sugerir que estos complejos sean una panacea para el desarrollo de la economía forestal del país; para empezar implicarían una inversión global de US$ 1.270 millones de dólares y la implantación de una superficie equivalente a alrededor de 190.000 hectáreas con regímenes de manejo silvicultural intensivos. Simplemente, el cálculo apunta a destacar el potencial de un sector forestal adecuadamente manejado, en el que el valor antes que el volumen y la calidad antes que la cantidad constituyan los principios rectores.

El concepto desarrollado para el aprovechamiento de las plantaciones de Eucalyptus constituye una innovación a nivel internacional. En efecto, sería un error creer que existe un modelo de complejo de transformación de madera de Eucalyptus disponible en alguna parte del mundo, que el sector forestal uruguayo podría emular. La aplicación de los regímenes de manejo silvicultural intensivos propuestos sólo encuentra un paralelo en Sudáfrica y, aun allí, éstos se llevan a cabo a una escala relativamente modesta y sin el rigor que se recomienda para el caso de Uruguay. Aún no puede verse en ningún lugar del mundo un aserradero utilizando E. grandis o cualquier otra especie de Eucalyptus en la escala o la forma que ha sido propuesta. Tampoco pueden verse ejemplos de los demás procesos de conversión de E. grandis y otras especies de Eucalyptus en la forma propuesta. En cambio, están a la vista complejos integrados de gran escala que cortan y procesan madera de pino de plantaciones y aplican la última tecnología de punta. También existen amplias oportunidades de examinar instalaciones de pequeña escala para especies de Eucalyptus, donde se aplican procesos de aserrío, debobinado y otros tipos de conversión básicamente sobre la base de los mismos principios y tecnologías que los que han sido recomendados. El complejo propuesto plantea una escala que es única para la conversión y el procesamiento de Eucalyptus de plantaciones, la que fue motivada por el imperativo de una estructura de costos muy bajos.

Sería otro error interpretar el estudio como una receta cuyos pasos deben seguirse sin excepción para obtener resultados seguros. Si bien el análisis descansa en la amplia experiencia de especialistas internacionales, debe reconocerse que fue elaborado a partir de una base de datos local mucho menos completa de lo que sería deseable. Debe recomendarse con insistencia la realización de investigación aplicada en temas que no sólo son importantes sino que no tienen precedentes seguros en otras partes del mundo. El análisis debe considerarse entonces como una indicación global de la estrategia a seguir para una alternativa deseable de futuro para el sector forestal de Uruguay. Se deberá integrar la experiencia local, basada en investigaciones sólidas, para encontrar el camino estratégico exacto que resulte más adecuado en el contexto local.

Es probable que el concepto desarrollado con respecto al aprovechamiento con alto valor de las plantaciones de Eucalyptus enfrente cierto nivel de escepticismo entre los participantes del sector forestal-maderero nacional. También es probable que, de no aprovecharse, Uruguay se quedará a la zaga de otros países, incluso de la región, que tarde o temprano transformarán este concepto en una realidad.

Instalaciones para la producción y exportación de madera aserrada de calidad

Este proyecto ha sido analizado como alternativa a un complejo industrial integrado para el aprovechamiento de plantaciones de Eucalyptus manejadas con fines aserrables. Las instalaciones ya no están destinadas a producir varios tipos de productos de la primera y segunda transformación, sino exclusivamente madera aserrada de E. grandis. La mayor parte de la producción tiene un nivel de calidad muy superior al habitual actualmente en Uruguay y, por lo tanto, es secada artificialmente para poder valorizarla en los mercados internacionales.

Se ha propuesto un aserradero con tecnología de primer nivel incluyendo, por una parte, sofisticados sistemas electrónicos de optimización y, por otra, maquinaria robusta, de alto rendimiento y gran precisión y confiabilidad en su operación. Ello implica un importante costo de capital pero redunda en altos niveles de producción, rendimiento y calidad. El nivel de producción ha sido fijado en 135.000 m3/año para asegurar economías de escala, y significa un consumo de materia prima equivalente a 500.000 m3/año. La planta de secado es de tipo convencional y cumple con los requerimientos técnicos para secar grandes volúmenes de madera de una especie de muy lento secado como el E. grandis. El impacto de una planta de secado en un proyecto de aserrado es considerable: esta planta absorbe un poco más del 60% de la inversión global del proyecto, la cual asciende a US$ 30 millones en su versión más sofisticada.

Aun procediendo de plantaciones manejadas con fines aserrables, la madera de Eucalyptus es más difícil de aserrar que la mayoría de las especies de uso común. Las tensiones internas que se liberan al efectuarse los cortes, con sus consecuentes deformaciones, rajaduras, grietas, etc. hacen recomendable que en la etapa de factibilidad se efectúe una serie de ensayos prácticos y sistemáticos para evaluar rigurosamente el efecto del programa de corte propuesto sobre la materia prima disponible. Esto redundará en un lay-out y la selección de tecnología y maquinaria totalmente apropiados.

En la estructura de los costos de producción, se destaca la enorme importancia de la materia prima, que absorbe el 75% de tos costos anuales. Ello se debe a que se asumió que el proyecto debía poder pagar precios por la materia prima que reflejen la calidad de las trozas podadas, de tal forma que la inversión del productor forestal en un manejo intensivo de sus plantaciones se vea redituada con el desarrollo de este proceso industrial.

Se obtuvo un nivel de rentabilidad atractivo para este proyecto (TIR de 26%), aunque menor que el del complejo industrial integrado. La evaluación financiera se realizó en condiciones exigentes. En efecto, no se asumieron ingresos ni usos productivos para los residuos del aserradero dado que no se dispone, en esta etapa de prefactibilidad, de datos confiables sobre sus posibilidades de generación de ingresos. En una etapa de factibilidad, deberá evaluarse la posibilidad de utilizar los residuos para la generación de electricidad en la planta de secado o como materia prima complementaria en plantas de chips en caso de que éstas se establecieran en el país.

Al igual que para el complejo industrial integrado, el proyecto fue evaluado desde la perspectiva del inversor privado, es decir en términos financieros. No se realizó la evaluación desde el punto de vista de la economía nacional debido a que estos proyectos sólo podrían implantarse dentro de varios años, cuando se disponga de materia prima de calidad. En un período de cambios en la economía uruguaya, especialmente en sus relaciones con el resto del mundo, las diferencias entre precios de mercado y precios de cuenta sufrirán probablemente modificaciones importantes. En todo caso, se ha mostrado en el estudio que la evaluación económica en las condiciones actuales arrojaría valores para los indicadores de rentabilidad superiores a los de la evaluación financiera.

Aserradero para la producción y exportación de madera para pallets

Muchos productores forestales, en particular los pequeños y medianos, están interesados en conocer las posibilidades de destinar su producción a procesos de aserrío, aun sin haber aplicado a las plantaciones el tratamiento más recomendable para este fin. Ya se ha destacado cierto potencial de la madera de Eucalyptus en estas condiciones, en particular como madera aserrada para la industria del embalaje.

El anteproyecto desarrollado se centró en la elaboración de madera para pallets, es decir un producto primario cuya rentabilidad y competitividad en los mercados externos es muy sensible a la escala. Por lo tanto, en la medida en que el proyecto se dirige a pequeños y medianos productores, requeriría una vez más del establecimiento de estructuras asociativas. La producción es del orden de 100.000 m3 (250.000 m3/año de materia prima) y la inversión asciende a US$ 6 millones.

La planta propuesta prevé una salida especial para las tablas de mejor calidad. No obstante, ante el ya referido desconocimiento de la proporción de la producción que sería de una calidad superior, el proyecto ha sido evaluado considerando un precio uniforme para la totalidad de la producción. No podría aplicarse simplemente un precio superior para un porcentaje arbitrario de la producción, dado que ésta tendría que secarse o someterse a procesos adicionales de elaboración que implicarían entonces otros niveles de inversión.

Los indicadores de rentabilidad muestran que el proyecto es rentable (con una T.I.R. para el caso básico de 23,8%), aunque en un nivel inferior a los que se alcanzaron para todos los otros proyectos analizados a nivel de prefactibilidad. Es, por lo tanto, una alternativa menos atractiva que la producción de madera aserrada de calidad pero también menos exigente en cuanto a la materia prima dado que insume madera calificada como pulpable.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

En este resumen ejecutivo las conclusiones y recomendaciones que surgen de los estudios de prefactibilidad para proyectos específicos ya fueron introducidas. Corresponde entonces presentar aquellas que se derivan del análisis del sector forestal-maderero en términos más generales.

Uruguay posee ventajas naturales importantes para el desarrollo del sector forestal. La velocidad de crecimiento de los cultivos forestales, la disponibilidad de tierras (fuera del área de competencia de otros cultivos), la topografía plana y las condiciones climáticas poco severas constituyen elementos básicos para poder generar y cosechar madera en forma económica. A ello se añade un marco legal e institucional que incentiva la forestación y protege el bosque nativo. La rápida extensión de las áreas implantadas, si bien conforma una tendencia relativamente reciente, abre una nueva alternativa para el uso productivo de los recursos naturales del país, en el marco de un desarrollo aparentemente sostenible a nivel interno y de cambios estructurales en el mercado mundial que lo hacen receptivo a la aparición de nuevos proveedores. Si lo anterior se ubica en el contexto de una industria nacional que experimentó un notorio declive en los últimos años, con la pérdida de competitividad de varios de sus sectores por una conjunción de factores micro y macroeconómicos, debería haber amplia conciencia en el país de que la forestación constituye una oportunidad - como pocas veces ocurre - para desarrollar un nuevo sector industrial con alcance internacional y cuyo impacto en la economía nacional puede ser considerable.

No obstante, como es obvio, la ventaja competitiva que puede derivar el país de la disponibilidad de recursos naturales depende de qué tan eficiente o productivamente éstos sean aprovechados. Hoy en día la globalización de las economías y los mercados ya no permite desarrollar un sector y sostener su crecimiento sobre la base de sus solas ventajas naturales o estáticas. Se requiere, en cambio, que las empresas que conforman este sector construyan ventajas dinámicas que les permitan mantener su competitividad en el tiempo a nivel internacional y no verse desplazadas con la aparición de países competidores con su propio conjunto de ventajas específicas. En este sentido, debe tenerse presente la experiencia de otros sectores productivos de la economía nacional, cuyo crecimiento se derivó de ventajas comparativas asociadas a la explotación de recursos naturales, ventajas que sin embargo no pudieron conservar. Sin perjuicio del impacto de factores macroeconómicos, se reconoce habitualmente que ello ocurre cuando un sector no percibe los cambios requeridos para corresponder a la evolución mundial de la estructura de la industria y no invierte lo suficiente para progresar y desarrollar aptitudes especializadas y productos diferenciados, dando lugar a que recién llegados en el sector respondan en forma más rentable a las condiciones cambiantes de los mercados.

La construcción de ventajas competitivas es, por lo tanto, un proceso que no tiene fin y en el que no sólo la inversión (en I&D, tecnología, unidades productivas modernas, aprendizaje, capacitación, etc.) sino también la innovación en las áreas de producción, comercialización y organización son factores determinantes. La relevancia de estas observaciones se deriva del hecho que, con respecto a estos factores, el país no suele demostrar ventajas "naturales" y el entorno tecnológico-industrial general es bastante modesto. Hacer frente a estas exigencias requiere necesariamente la participación e interacción de los diferentes actores, tanto públicos como privados. Para integrar en condiciones ventajosas el sector de pequeñas y medianas empresas o productores al desarrollo de la economía forestal, es recomendable reforzar el entorno sectorial buscando formas de estructurar instrumentos de apoyo - que descansen en una colaboración entre el gobierno, las empresas y asociaciones sectoriales - especialmente en las áreas de capacitación, tecnología (servicios de extensión industrial) y redes de información.

Conviene insistir en que debería prevalecer una estrategia activa antes que pasiva en el desarrollo de la industria maderera nacional. Si el país dedica cuantiosos recursos financieros a la forestación, parecería razonable otorgar también cierta prioridad al entorno tecnológico e industrial en el que los recursos forestales del país se aprovecharán. El país no debería rezagarse en el desarrollo de su capacidad de respuesta frente a los cambios estructurales en los mercados internacionales de la madera. Varios países en la región, como Brasil y otros, también plantan especies de rápido crecimiento y también exploran alternativas para no restringir su destino ala cadena de la pulpa y el papel. En el futuro, la oferta de madera de América Latina será significativa y, por ende, así también será la competencia.

El proceso experimentado en Chile a partir de mediados de los años ochenta, con la reorientación de las pequeñas y medianas empresas madereras hacia la exportación, es relevante para Uruguay. De particular importancia fue el mejoramiento de factores competitivos distintos de los precios, como la organización del trabajo, el nivel tecnológico de la producción, la calidad del producto, el diseño y la imagen, la puntualidad de entrega y la comercialización. Empero, si bien las modalidades de desarrollo de otros países forestales emergentes tienen un innegable valor referencia), no existen "recetas" para desarrollar la economía forestal de Uruguay. El país debe construir su propio patrón de crecimiento, aprovechando la experiencia ajena acumulada para progresar más rápidamente, obviando factores negativos ya conocidos, antes que para reproducir las diferentes etapas por las que transitaron otras naciones.

La política forestal nacional ofrece actualmente generosos incentivos a los agentes privados y, aunque como cualquier herramienta deberá ir adaptándose a la evolución del sector, tiene el efecto de generar una masa boscosa con la continuidad necesaria para ir conformando la base de una industria. El PRAIF-II ha tomado en cuenta explícitamente la política forestal, como un marco dentro del cual se desenvuelve el sector. Pese a que el análisis de dicha política estaba fuera del alcance del estudio, no puede obviarse el hecho que, en algunos círculos, esta política ha sido cuestionada, atribuyéndole una orientación sesgada hacia la exportación de materia prima para la industria de la pulpa y papel de países industrializados. En el presente estudio, originado precisamente por la preocupación del gobierno uruguayo por maximizar los beneficios económicos y sociales de la forestación, se ha demostrado sobre la base de análisis detallados que la exportación de materia prima no es más que una entre varias opciones reales y viables en el país a partir del proceso de forestación en curso. Quizás la más sencilla de ejecutar, pero en todo caso no la más rentable ni la más segura a mediano plazo para el productor o inversionista (exceptuando posibles acuerdos inter-empresariales a largo plazo de suministro de materia prima).

El desarrollo de una industria maderera diversificada en sus mercados y productos es una tarea compleja, de largo aliento y que, por parte de los pequeños y medianos productores o industriales, implica un grado de cooperación inter-empresarial e iniciativa sin precedente en el país. Para el segmento "pequeños y medianos", que conforma la población objetivo del PRAIF-II, un enfoque asociativo es un requisito no sólo para defender sus propios intereses sino también para constituirse en interlocutores de peso frente a las oportunidades de alianzas con empresas extranjeras para conseguir el capital, la tecnología y/o los canales de comercialización requeridos. En efecto, en un entorno en el cual las operaciones transnacionales se han vuelto crecientemente comunes en el sector forestal mundial, la cada vez mayor conciencia internacional del déficit creciente en una oferta mundial que debe satisfacer una demanda siempre más exigente ha estimulado un interés excepcional del capital extranjero en joint ventures con propietarios forestales del hemisferio sur. Si los bosques son artificiales y si los recursos generados son de alta calidad, el interés es crecientemente mayor. Aprovechar esta coyuntura en función de los intereses de productores y empresas nacionales implica desarrollar una estrategia agresiva, y en este estudio se han proporcionado algunas indicaciones sobre la forma en que ésta puede establecerse. Sin embargo, las limitaciones presupuéstales del PRAIF-II no permitieron que la cooperación técnica emprendiera acciones dirigidas a la formación de estructuras cooperativas regionales. Se recomienda dedicar atención a este tema, que podría resultar de trascendental importancia para un desarrollo forestal equilibrado en el que los pequeños productores encuentren un espacio adecuado.

Un factor importante para la posición de Uruguay en los mercados mundiales de la madera será su imagen como país que dé garantías de sostenibilidad en el desarrollo de sus recursos forestales. Al desarrollarse la industria de la madera en base a plantaciones, con un marco legal que tiende a proteger los bosques nativos, el país tendrá automáticamente el "sello verde". Empero, la sostenibilidad del recurso en el tiempo requiere también asegurar que las plantaciones no afecten en forma negativa el medio ambiente de las regiones en que se establecen, en particular con respecto a las especies de rápido crecimiento. Al igual que para la actividad agrícola en general, las actividades de monitoreo, evaluación analítica y cuantificación de los efectos ambientales son extremadamente escasas en el país y deberán desarrollarse acciones al respecto.

El destino más obvio de las plantaciones de Eucalyptus es la industria de la pulpa y papel. Actualmente, existen tres empresas productoras de celulosa en el país y algunos proyectos en vía de desarrollo. Por lo tanto, el estudio de este tipo de proyectos, generalmente de muy gran envergadura, no ha sido incluido entre las actividades del PRAIF-II. En cambio se analizó la viabilidad de establecer en el país uno o varios complejos para la producción y exportación de chips, como etapa intermedia entre la exportación de madera pulpable rolliza y la fabricación de celulosa, previsiblemente más al alcance de pequeños y medianos productores bajo alguna forma asociativa. También se han detectado oportunidades para la producción y exportación de tableros de partículas y de fibras.

En cuanto al destino asserrable de la madera de Eucalyptus, que conforma una línea de producción ya existente en el país, la experiencia internacional ha confirmado que:

· el tratamiento de la madera de este género es difícil debido a sus imperfecciones inherentes y otras inducidas en su procesamiento;

· a pesar de estas desventajas, las plantaciones de Eucalyptus tienen potencial para la transformación de su producto en madera aserrada y debobinada, aun cuando no han sido manejadas claramente con este fin. En términos generales los productos que se puede esperar obtener son considerados como commodities a nivel internacional, aunque bajo ciertas condiciones es posible orientar una parte muy pequeña de la producción hacia la elaboración de productos de mayor valor. En este último caso, es de importancia crítica tener en cuenta los siguientes factores: (i) debe evaluarse correctamente esta proporción y determinar su valor para el procesamiento con mayor valor agregado; y (ii) debe asegurarse que el procesamiento adicional de esta madera pueda realizarse en forma económica. Existen abundantes ejemplos en el mundo de situaciones en que se ha buscado agregar valor a madera aserrada de tan baja calidad que los costos del proceso excedieron el valor del pequeño volumen de productos vendibles que se obtiene. Salvo si el contenido de defectos de las tablas seleccionadas es bajo y la operación es realizada con alta eficiencia, existe la posibilidad de que los costos de producción excedan el valor del volumen muy reducido del producto obtenido.

· para desarrollar el potencial mencionado es esencial que a nivel del aserradero se defina una política de productos realista, y se diseñen y apliquen reglas para la transformación que tengan en cuenta los defectos específicos de esta materia prima;

· el uso de tecnología moderna - actualmente disponible en el mundo - en los procesos de transformación primaria es probablemente fundamental para lograr la producción económica de madera aserrada y/o chapas. Ello implica un costo de capital elevado y una rentabilidad muy sensible a la escala de producción, la cual a su vez requiere seguridad en el abastecimiento oportuno de elevados volúmenes de materia prima. Pero el uso de tecnología moderna para la producción a gran escala maximiza los rendimientos, mejora la calidad del producto y garantiza la competitividad. La escala y la tecnología son factores determinantes para lograr bajos costos de producción a nivel mundial y los mismos son un imperativo para poder sostenerse en los mercados de commodities. No habría que perder de vista, sin embargo, que la aplicación de tecnología moderna debe complementarse con cambios en la organización del trabajo y medidas para la capacitación permanente, si se quiere aprovechar el potencial de productividad de los equipos industriales modernos.

· si la capacidad de procesamiento de la materia prima se desarrolla respetando criterios de competitividad, existen oportunidades de penetración en un mercado internacional cuya dinámica indica un creciente déficit pero también exigencias cada vez más estrictas con respecto a la calidad.

También se sabe que en algunas partes del mundo se comercializa madera con nudos aun para usos vistosos, como paneles murales y muebles. El comercio maderero parece haber aprovechado la tendencia actual de cierto segmento de los consumidores hacia lo "natural". Si bien entonces puede haber un nicho de mercado para madera nudosa seca de Eucalyptus, debería actuarse con prudencia al desarrollar este mercado, aplicando estándares muy estrictos de control de calidad para asegurar la consistencia en la frecuencia, tamaño y firmeza de los nudos. Es altamente improbable que se pueda sostener una posición en el mercado internacional si los patrones de nudos fueran impredecibles o si los nudos manifestaran una tendencia a caer después de cierto período de uso debido al movimiento de la madera causado por cambios de humedad. En general, este mercado está alimentado con determinadas especies cuyo comportamiento con respecto a los nudos es previsible y conocido.

El desconocimiento actual, por parte de los aserraderos, del porcentaje de su producción que podrían segregar para destinarla a usos de mayor valor que los pallets hace difícil evaluar la rentabilidad económica de instalar secaderos y procesos de transformación secundaria o terciaria. A nivel nacional esto significa que se pierde una oportunidad importante de progresar en el aprendizaje de estos procesos mientras lleguen a maduración montes manejados con fines aserrables. En otras palabras, se ve enlentecido el desarrollo de una "cultura forestal-maderera" que, en última instancia, es la que permite a un país imponerse con altos grados de especialización y competitividad en los mercados internacionales.

En este sentido, convendría realizar ensayos en aserraderos, orientados a determinar el grado potencial de rendimiento en madera de calidad con trozas provenientes de plantaciones sin podar ni ralear. Idealmente, debería llevarse a cabo un estudio nacional o para determinadas regiones o tipos de suelos para definir:

· el rendimiento en trozas aserrables que puede esperarse de plantaciones sin manejo intensivo;

· las reglas a aplicar para la clasificación de las trozas obtenidas de este tipo de plantaciones, por clase diamétrica y por calidad; y

· los niveles de rendimiento en tablas aserradas por clase de calidad que pueden esperarse de cada clase de trozas.

Con respecto al procesamiento de la madera aserrada de mayor calidad, una de las dificultades proviene del elevado costo de capital de las instalaciones convencionales de secado. Para rentabilizar esta inversión se requiere un alto índice de aprovechamiento de la capacidad instalada, lo que resulta difícil asegurar frente a la inseguridad con respecto a los volúmenes de madera de calidad "secable" que podrán obtenerse. Una alternativa, dependiente una vez más de la capacidad asociativa y organizativa a nivel empresarial, consistiría en acordar entre dos o más aserraderos el uso en común de una planta de secado. También existe la opción de recurrir a instalaciones de menor costo, autocontenidas y modulares, que pueden ser añadidas progresivamente a medida que crecen los requerimientos de capacidad, como en el caso de las unidades de secado por deshumidificación.

Sería conveniente desarrollar el conocimiento de las técnicas del secado artificial apropiadas para la madera de Eucalyptus. El secado de especies de este género es un tema mucho menos dominado a nivel internacional que el de especies de otros géneros, como el pino. Sin embargo, el secado de la madera de Eucalyptus se lleva a cabo en algunos países de la región y fuera de ella, a nivel experimental o industrial. Convendría recoger los resultados de estas experiencias y, a partir de su análisis, diseñar y ejecutar un proyecto de investigación experimental orientado a la definición de lineamientos y programas de secado para las especies dominantes en Uruguay, adaptados a las condiciones específicas del país. El desarrollo de la industria de la madera implica ineludiblemente el dominio de las técnicas de secado y las carencias del país en este tema son enormes.

De confirmarse la viabilidad técnico-económica de procesos que agreguen valor a la madera disponible en las circunstancias actuales, desde la óptica del mercado hay una gama de opciones de productos aun dentro de las limitaciones de largo y de secciones, inherentes al aserrío del Eucalyptus joven. Como ejemplos se pueden citar:

· diferentes tipos de molduras (por ej. para marcos de cuadros), lambrices y ciertos componentes de muebles (por ej. puertas para gabinete de cocinas). Estos productos proporcionarían ingresos unitarios elevados para el limitado volumen de madera aserrada de calidad que se puede obtener y permitirían la introducción en los mercados extranjeros de la madera de E. grandis en una forma en que el desconocimiento de este género a nivel mundial difícilmente podría provocar resistencia;

· parquet laminado pre-terminado, a partir de pequeñas secciones de madera libre de nudos para la capa externa y material de menor calidad para el alma del producto. La mayor dureza del E. globulus comparado con el E. grandis parecería indicar la viabilidad de utilizar esta primera especie para la capa externa, o incluso madera de eucalipto colorado. Las perspectivas de comercialización de este tipo de producto pre-terminado son favorables en varios países desarrollados en la medida en que crece la conscientización de las mejores condiciones de higiene que ofrece el parquet comparado al alfombrado integral de los ambientes;

· productos para usos estructurales, como tableros en base a láminas machihembradas y encoladas, especialmente cuando la apariencia externa del producto es de menor importancia. Es un proceso oneroso debido a los costos del machihembrado y de los pegamentos fenólicos requeridos y cuya rentabilidad depende fuertemente del grado de diferenciación que reconoce el mercado entre las distintas calidades del producto.

· madera terciada estructural y madera en chapas laminada (L.V.L.), por su tolerancia a defectos como nudos secos, rajaduras y bolsas de resina.

De las observaciones anteriores debe quedar claro que el destino de las plantaciones actuales de Eucalyptus no tiene porque restringirse a la cadena de la pulpa y papel. Conviene desde ya consolidar y explorar usos distintos en aras del desarrollo de una sólida cultura forestal-maderera en el país y de una economía forestal orientada a la diversificación en mercados y productos para luego llegar a una especialización competitiva a nivel internacional.

Sin embargo, se han visto también los límites, riesgos y dificultades técnico-económicas que conlleva una estrategia productiva basada en cosechas de madera de calidad deficiente para fines no pulpables. Es de fundamental importancia destacar que, al seguir en la dirección productiva actual, la alta dependencia de mercados de productos básicos de bajo valor no puede evitarse. Los riesgos que conlleva esta dependencia aumentan significativamente con el potencial creciente de cosechas.

Para superar estas limitaciones debe buscarse producir una materia prima de mayor calidad en aquellos sitios que lo permiten. Hasta ahora, excluyendo algunos casos particulares, las mejoras en las técnicas de plantación se han concentrado en el laboreo de suelos, fertilización y control de malezas. Aun a este nivel, no existe una consolidación de los resultados a nivel nacional orientada a la difusión y generalización de las mejoras obtenidas. Esta observación apunta a una recomendación de carácter más general, que concierne a la conveniencia para el país de recoger y centralizar la información que se va generando sobre las experiencias locales en diferentes áreas a medida que se extiende y profundice el proceso de forestación. Ello tendría un enorme valor referencial cuando se opte por intensificar las tareas de investigación en el sector forestal-maderero.

Por otra parte, no puede dejarse de mencionar los beneficios que se obtendrían del mejoramiento genético del stock de semillas. El rápido desarrollo tecnológico a nivel mundial en los campos de la reproducción vegetativa, la forestación clonal y la biología molecular ofrecen amplias perspectivas para lograr mayor uniformidad en las plantaciones y mejorar los rasgos de los individuos. En tanto que la aplicación de estas nuevas tecnologías en el país implica el desarrollo de proyectos de cierta envergadura, en el interim la calidad del stock de semillas puede mejorarse mediante una intensificación de las labores de selección a partir de rodales existentes y maduros para encontrar genotipos superiores y más relevantes para el país.

Con respecto a la determinación de las especies aptas para un manejo intensivo, debe tenerse en cuenta no solamente la capacidad de respuesta al tratamiento silvicultural sino también las propiedades de la madera de cada especie para la elaboración de productos, es decir sus defectos inherentes o inducidos, su apariencia externa, etc.

Finalmente, debe quedar claro que el incentivo que tiene el propietario forestal para aplicar regímenes de manejo intensivo dependerá en gran parte de la existencia de mercados apropiados para la comercialización de su producción. Estos mercados deberán poder capitalizar la calidad de la madera y agregar valor a la misma. Solamente de esta manera puede llegarse a pagar precios superiores por la madera de alta calidad. De ahí se deriva la necesidad de desarrollar, a la par del manejo de las plantaciones, una industria maderera local que pueda insumir materia prima de mejor calidad.

Como el desarrollo de este tipo de industria se ve frenado por el horizonte lejano en que se podría disponer de una masa crítica de madera de Eucalyptus de alta calidad, dadas las rotaciones de alrededor de 20 años que implica el manejo intensivo de las plantaciones, puede ser conveniente considerar la viabilidad de incorporar la poda y el raleo al esquema actual de subsidio a la forestación, o condicionar parcialmente el otorgamiento de subsidios al ejercicio de estas prácticas. La experiencia de Chile, donde el subsidio cubre también este tipo de intervenciones en las plantaciones, parecería relevante para el análisis de las implicaciones y alcances de una política forestal con este carácter.

En el ínterin, los pequeños y medianos productores forestales interesados en valorar sus plantaciones tienen el recurso de una estrategia colectiva y de alianzas con socios que busquen invertir en un campo que, a nivel internacional, se percibe como crecientemente redituable a largo plazo. Iniciativas a favor del manejo silvicultural intensivo de las plantaciones surgirán probablemente primero en el norte del país y en otras áreas que se encuentran también alejadas de los puertos de embarque de madera rolliza pulpable, a la vez que muchas veces son las de mayor potencial para el crecimiento de las plantaciones. Actualmente, los precios que pueden obtener algunos de estos productores por su madera rolliza son extremadamente bajos debido a los altos costos de transporte interno que deben absorber para poder competir con proveedores mejor localizados. La tendencia cíclica de la demanda internacional de madera pulpable tenderá a reforzar el interés en el manejo con otros fines. Al respecto es ilustrativo observar que, después de una fuerte alza de los precios internos de la madera rolliza en 1995, favorecida por precios internacionales crecientes de la celulosa y una disponibilidad todavía limitada de plantaciones maduras en el país, a principios de 1996 ya se observó una contracción de la demanda externa de rollizos pulpables a las empresas exportadoras del país como consecuencia de la evolución de la industria mundial de pulpa y papel.

En cuanto a la transformación industrial con alto valor de la madera de Eucalyptus de alta calidad, ciertos defectos inherentes a este género imponen también la estructuración de un marco apropiado de políticas y prácticas. Al igual que en el caso de la madera proveniente de plantaciones sin manejo intensivo, existe un conjunto de prácticas básicas a respetar, las cuales deberán ir afinándose a medida que se amplíe la experiencia local e internacional.

En el largo plazo, de mejorarse efectivamente la calidad de la producción maderera mediante el desarrollo mutuamente dependiente del manejo silvicultural de las plantaciones y de la industria de transformación, se harán crecientemente viables las amplias posibilidades de transformación terciaria que ofrece la industria maderera. Es esta etapa avanzada de elaboración de productos la que, en última instancia, asegura los mayores beneficios de la forestación para la economía y la

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