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Capítulo V. Comunidades indígenas

1. Población indígena
2. Aspectos Histórico-Antropológicos
3. Organización social y política
4. Aspectos legales y tenencia de la tierra
5. Situación actual

1. Población indígena

En la zona fronteriza brasileña se encuentra el área indígena de Mamoadate, situada a ambas márgenes del río Yaco, área que pertenece a los Municipios de Assis-Brasil y de Sena Madureira. La población pertenece predominantemente al grupo etnolingüístico Matxineri (también conocido como Machineri o Maniteneri), cuya lengua pertenece a la familia Arawack, con una población estimada de 349 personas, asentadas en dos aldeas. Esta zona también se encuentra habitada por el grupo etnolingüístico Jaminawa que pertenece a la familia Paño. Estos se hallan concentrados en la localidad denominada Betel, con una población aproximada de 81 personas.

Otra área indígena es la de Cabeceira do Rio Acre situada en la margen izquierda de este río, perteneciente al Municipio del mismo nombre. Esta zona es habitada por los indios Jaminawa, dispersos en pequeños asentamientos, cuyo estimado poblacional es de 217 personas.

En la zona fronteriza peruana se han identificado los siguientes grupos etnolingüísticos:

Piro, que pertenece a la familia lingüística Arawack; se autodenomina Yine, con subgrupos de parentesco llamados Manchineri y Luchitineri, los mismos que en Brasil son llamados Manitineri y Kujijeneri. Una agrupación luchitineri está asentada en la zona de Bélgica, margen derecha del río Acre, con 28 familias y una población total estimada de 80 personas. También se tiene referencias de otra agrupación manchineri en el río Yaco, en zonas contiguas al área indígena Mamoadate, sin información precisa sobre su población. Posiblemente hay otras agrupaciones Piros en las cabeceras de los ríos Yaco y Chandless.

Yaminahua, (Jaminawa, en Brasil), pertenece a la familia lingüística Paño; se autodenomina Yora, con subgrupos llamados Marinahua, Sharanahua, Mastenahua, Chandinahua y Capanahua. Un grupo de Yaminahua y Marinahua que anteriormente ocupaba la margen derecha del río Acre aguas arriba de Bélgica, actualmente está incorporada en el área indígena Cabeceira Do Río Acre. Otras 6 familias de este grupo se encuentran asentadas en las cercanías de Assis Brasil, frente a Iñapari. Se tiene referencias de poblaciones Yaminahua en el río Chandless (en territorio peruano), cerca al área indígena Mamoadate del Brasil, sin información precisa sobre su población. Existen también grupos etnolingüísticos no identificados, que son poblaciones sin contacto permanente con la sociedad occidental que viven principalmente en las cabeceras de los ríos Tahuamanu, Acre, Yaco y Chandless, y cuya identidad etnolinguística no se ha determinado aún. Algunas referencias brasileñas (CEDI/Museu Nacional) mencionan indígenas "Masko" en las zonas de los ríos Yaco y Chandless de la frontera Perú-Brasil que probablemente se refieren a estas poblaciones. No deben confundirse con otro grupo, vulgarmente denominado "Mashco" o "Mashco-Piro", de la familia lingüística Arawak que en el Perú habita áreas del Parque Nacional del Manú y de la Zona Reservada del Manú, en el Oeste del Departamento de Madre de Dios. La cultura material de estas poblaciones no identificadas sugiere que sean de algún grupo de habla Paño, probablemente poblaciones Yaminahua aisladas por muchos años de las otras agrupaciones ya mencionadas, y posiblemente también de la población vulgarmente llamada "Yurá" o "Nahua" que a partir de 1984 entraron en contacto con la sociedad nacional peruana en el oeste y norte del Parque Nacional del Manú y en el Río Mishaque (Departamento de Ucayali).

2. Aspectos Histórico-Antropológicos

Los Piro y Matxineri al igual que otros grupos de habla Arauak son descendientes de poblaciones que migraron del Amazonas Central hacia las cuencas de los ríos Yurua, Purús, Acre, Madeira, Yaco y Madre de Dios, entre otros, entre los años 3,000 y 500 A.C. Los Yaminahua y sus parientes lingüísticos de habla paño, descienden de posteriores migraciones que de regiones al Sur del Amazonas ocuparon áreas de las cuencas del Yurua, Purús, Beni, Acre, a partir de 1,800 A.C. (Donald Lathrap).

Tales grupos eran habitantes tradicionales de los cursos altos de los ríos Purús, Yaco y Acre, habiéndose efectuado en los últimos siglos un proceso de desplazamiento de los grupos Arawak por los grupos Paño en dirección norte-sur. Cuando William Chandless exploró los ríos Yurua, Purús y Acre, en 1866-69, reportó ataques contra poblaciones Arawak por grupos Paño que coincidían con informes de misioneros que documentan el mismo proceso desde el siglo XVII en la Cuenca del Ucayali.

Con el auge de la goma a fines del siglo pasado, los caucheros y shiringueros penetraron la región fronteriza desde Brasil y Bolivia a partir de 1880 y en el Perú a partir de 1902. Iniciábase así la historia de la conquista de las tierras bañadas por el Acre, hasta entonces territorios exclusivos de los grupos indígenas.

El establecimiento de los shiringales trajo consigo el exterminio de numerosos grupos étnicos que habitan esa región, como los cotiana, los camari, los inhamoré, los capixi, los iñapari, todos víctimas de las epidemias, trabajo forzado y de las expediciones de exterminio promovidas por los dueños de los shiringales, conocidos en la región como "correrías". Dichas manifestaciones de violencia que caracterizaban ese entonces diezmaron a la mayoría de las poblaciones indígenas del área. La sobrevivencia de los yaminahua y los matxineri en la región se vio afectada por la introducción forzada de sus miembros en el sistema shiringalista con la consiguiente desestructuración social y económica de su cultura tradicional; subyugados a los patrones en calidad de shiringueros y discriminados por ser "caboclos" (1) vivieron el presente siglo migrando de un shiringal a otro en busca de mejores condiciones de vida, proceso que aún se observa en el presente.

1 Categoría social que designa en la Amazonía al individuo que se encuentra en el estado límite de ya no ser considerado indio (bravo) sin ser cristiano (civilizado).

Desde la década del 40, con el repunte del caucho en el mercado internacional y los proyectos de su aprovechamiento apoyados por ambos gobiernos, las migraciones de nordestinos del Brasil y de peruanos de la costa y sierra, han creado presión sobre estos indígenas y sus tierras. Esta presión se ve ampliada hoy en día con la entrada a la zona de empresas ganaderas como ha venido sucediendo en el Estado de Acre durante los últimos 15 años.

3. Organización social y política

Entre los grupos étnicos del área fronteriza se percibe diferencias básicas en sus formas de vida como son: la lengua, la cosmología, formas de organización, reglas de matrimonio, descendencia, reciprocidad, todo ello traducido en el sentimiento de pertenecer a una cultura distinta y única que conlleva a su identidad étnica.

Las sociedades de la familia lingüística Paño como los yaminahua, por ejemplo, se organizan en mitades patrilineales y exogámicas efectuándose las alianzas sociales en torno a dos grupos de descendencia, integrándose los individuos al nacer, de acuerdo con el grupo a que pertenece su padre. El matrimonio se da necesariamente entre personas de mitades opuestas y obliga al varón a vivir junto al suegro para que preste servicios y apoyo político.

En cambio el sistema de parentesco de los piro enfatiza el parentezco femenino, de manera que el individuo pertenece al grupo de parentezco de la madre y radica con el grupo de origen de la esposa.

En la actualidad, por asimilación de los indígenas a la actividad extrativista de la shiringa y consecuentemente dispersión geográfica, tales reglas sociales no siempre son cumplidas; sin embargo persisten readaptados a sus modos de vida.

La herencia del sistema shiringalista ha determinado que la población de los yaminahua y matxineri se encuentre dispersa en diversos asentamientos donde predomina la residencia de la familia núcleo. Asimismo, los piro y yaminahua del Perú se caracterizan por un patrón de asentamiento disperso, semi-nómada, con desplazamientos o migraciones estacionales, conformando pequeñas agrupaciones, en respuesta al medio ambiente.

Las últimas décadas se caracterizan por la toma de conciencia de los grupos indígenas en cuanto a su derecho a la posesión de sus tierras tradicionalmente ocupadas, así como de su situación de dependencia, ante lo cual tienden a agruparse y a buscar espacios estratégicos a través de las organizaciones indígenas.

En el Perú, las comunidades nativas de Madre de Dios están organizadas en la Federación Nativa del Río Madre de Dios (FENAMAD), la cual reivindica los derechos y el desarrollo de los pueblos indígenas de la zona fronteriza. La FENAMAD, con sede institucional en Puerto Maldonado, es la base de las organizaciones nacionales AIDESEP, CONAP y CCP, así como de COICA a nivel internacional en la cuenca Amazónica.

En Brasil, los grupos étnicos mencionados se encuentran bajo la acción tutelar de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) responsable de su protección y asistencia.

4. Aspectos legales y tenencia de la tierra

La nueva Constitución Brasileña, promulgada el 5 de octubre de 1988, dedica un capítulo específico al indio, definiendo entre otras cosas el derecho a la posesión de las tierras tradicionales ocupadas. Cabe al indio la posesión de la tierra y el usufructuó exclusivo de todas las utilidades existentes en el suelo. La propiedad de las tierras indígenas es de La Unión, siendo una de sus funciones a través del órgano indigenista oficial, demarcar y registrarla en el Servicio de Patrimonio de La Unión. El subsuelo de las tierras indígenas sólo puede ser explotado por empresas nacionales y con el consentimiento del Congreso Nacional. Cabe resaltar que la constitución definió un plazo de 5 años, a partir de su promulgación para que La Unión demarque las áreas que aún no fueron regularizadas. El área indígena de Mamoadate tiene una superficie de 313.647 ha y está demarcada desde 1987, faltando aún el Decreto de homologación de la demarcación para su respectivo registro en el Servicio de Patrimonio de La Unión. No existe presencia de invasores en la misma.

El área indígena Cabeceira del Río Acre, cuenta con una superficie de 18.870 ha y no ha sido aún demarcado.

La Constitución Política del Perú de 1979 establece la existencia legal y personería jurídica de las comunidades nativas, asimismo declara que sus tierras comunales son inembargables e imprescindibles, también inalieneables, salvo ley especial de interés público.

La Ley de Comunidades Nativas (D.L. 22175) de 1978 y su Reglamento (D.S. 003-79-AA) de 1979, reconoce la existencia legal y la personería jurídica de las comunidades nativas y establece el reconocimiento, la demarcación y titulación de la propiedad de las tierras agrícolas, así como el otorgamiento de contratos de concesión de uso forestal sobre las tierras con capacidad de uso para estos fines, entre otras consideraciones.

De más de 1,200 comunidades nativas existentes en el Perú, poco más de 700 han sido reconocidas. Alrededor del 85% de éstas cuentan con títulos de propiedad sobre sus tierras comunales. La zona fronteriza Perú-Brasil es una de las áreas de la selva peruana donde aún no se ha avanzado en este sentido, por los complejos procedimientos establecidos en la legislación citada y la falta de presupuesto correspondiente.

Actualmente hay mucha presión sobre las tierras indígenas por empresas ganaderas, lo cual ha generado una controversia política, que pone en peligro la propiedad de los territorios comunales de los indígenas.

Es una tarea urgente y prioritaria, por tanto, el reconocimiento de las comunidades nativas y la demarcación y titulación de sus territorios comunales en el área fronteriza.

5. Situación actual

Actividades Productivas e Infraestructura

La decadencia de los shiringales en la economía acreana ha afectado la economía indígena haciendo que "el trabajo en la shiringa ya no compense". Para los matxineri y los yaminahua tal situación trae consigo la necesaria búsqueda de alternativas económicas mediante cultivos de maíz y arroz, y en la agroindustria de la mandioca.

En las poblaciones indígenas de la zona fronteriza peruana predomina la agricultura de subsistencia, que se caracteriza por las técnicas de roce, tumba y quema, con rotación frecuente seguida por largos períodos de barbecho de pequeñas chacras donde producen hasta 80 especies vegetales distintas en forma mezclada. Este sistema permite la regeneración más fácil del bosque para su aprovechamiento futuro.

La agricultura comercial se limita a productos de pan llevar como arroz y maíz. La economía de subsistencia se complementa con actividades de caza, pesca, recolección, así como con la producción de animales de corral, aunque es frecuente encontrar familias indígenas con dos o tres cabezas de ganado vacuno, especialmente entre los Piro de Bélgica. La producción forestal comercial más importante es la goma y, en pequeña escala, la castaña, sobre todo en la comunidad nativa de Bélgica. La goma es comercializada vía el Banco Agrario en Iñapari, Iberia y Alerta o vía comerciantes brasileños que suben hasta las poblaciones más remotas para estos fines.

El principal problema económico para todas las poblaciones indígenas de la zona fronteriza que mantienen contacto permanente con la sociedad nacional es el alto costo de las mercancías traídas de fuera y los bajos precios ofrecidos por sus productos. Quienes sacan el mayor provecho suelen ser contratistas forestales, transportistas y otros intermediarios, además de los comerciantes itinerantes. Dicha situación va agravando las condiciones de vida de los indígenas con el consiguiente abandono de sus áreas, como es el caso de las familias yaminahua que migraron para Assis-Brasil y Bolivia.

Sobre infraestructura, el acceso a las áreas indígenas Mamoadate y Cabeceira de río Acre es por vía aérea y fluvial, efectuándose a la primera a través del río Yaco, cuya travesía dura entre 15 y 30 días partiendo de Sena Madureira; para la segunda por el río Acre, partiendo de Assis Brasil a 8 horas y media se encuentra la primera aldea indígena del área, San Lorenzo.

El acceso a las poblaciones indígenas de las cabeceras de los ríos Tahuamanu, Acre, Yaco y Chandless de la zona fronteriza peruana es sumamente difícil debido a la distancia y las limitadas perspectivas económicas; sin embargo, es factible por vía fluvial desde Iberia y, localidades brasileñas, o por vía aérea. La comunidad nativa Bélgica es solamente accesible por vía fluvial a través del río Acre.

Salud, Saneamiento y Educación

En lo que respecta a la asistencia médica, los indios yaminahua y matxineri disponen sólo de pequeñas farmacias, que son financiadas por la Fundación Nacional del Indio en el Brasil, (FUNAI) y administradas por promotores de salud indígena, contratados y entrenados por el órgano tutelar y por las entidades civiles de apoyo al indio.

La periodicidad en la provisión de las medicinas y la capacitación de los promotores de salud son insatisfactorias, conllevando a una atención médica precaria. En las aldeas Betel y Jatobá del área Mamoadate hay presencia de misioneros protestantes norteamericanos que prestan asistencia médica a los indígenas. Las enfermedades más frecuentes son la gripe, diarrea, parasitosis y verminosis, aunque accidentes ofídicos ocurren también con frecuencia.

Las poblaciones indígenas peruanas no cuentan con asistencia médica, salvo la comunidad de Alerta que dispone de una posta sanitaria, pero sin personal que la administre.

El saneamiento ambiental todavía no es problemático en estas poblaciones indígenas, debido al carácter disperso de su asentamiento; sin embargo, el establecimiento de sistema de agua potable diseñado de acuerdo a criterios geográficos y culturales de estas poblaciones sería de enorme beneficio.

En el campo de la educación, en la zona fronteriza brasileña se constata la existencia de escuelas rurales dirigidas por promotores indígenas, los cuales son contratados por la Secretaría Municipal de Educación y por la Fundación "Educar". En la aldea Jatobá, la educación está bajo la responsabilidad de misioneros extranjeros. La dificultad de acceso a las aldeas y la escasez de recursos humanos y financieros son señalados por el personal de campo de la FUNAI, como las principales causas de la deficiente asistencia prestada a los indígenas.

La capacitación de los promotores de enseñanza la hace la FUNAI y demás entidades de apoyo, pero se da en forma precaria y descontinuada. Existía un convenio de cooperación entre la FUNAI, el Ministerio de Cultura y la Secretaría Estatal de Cultura que fue suspendido en 1987.

Los misioneros, por sus conocimientos de lingüística, se encuentran en mejores condiciones para desarrollar programas de capacitación. Priorizan la enseñanza para la formación religiosa, la misma que genera conflictos sociales internos en las aldeas en la medida en que las comunidades se dividen entre creyentes y no creyentes.

En el Perú sólo la comunidad de Bélgica cuenta con una escuela del Estado, con una profesora de tercera categoría que viene desde Iñapari y demuestra habilidad y compromiso para con la comunidad; sin embargo, el curriculum es poco adecuado al medio y el nivel de enseñanza es sumamente bajo. Las demás poblaciones indígenas carecen de servicios de educación formal.

Medio Ambiente

Las condiciones ambientales de las dos áreas indígenas brasileñas, no sufrieron daños graves o de naturaleza irreversible durante el tiempo en que fueron económicamente explotados por la actividad shiringalista, debido al carácter poco depredatorio de dicha actividad.

El equilibrio de determinadas especies de la fauna como el ante, el venado, otros animales y peces cuyas carnes son apreciadas por los pobladores de Assis-Brasil, se podrá comprometer a mediano plazo si se persiste con la práctica de la caza y pesca depredatoria. Las limitaciones de las posibilidades de desarrollo agrícola y ganadero en la zona peruana son demostradas por los estudios de suelos y de capacidad de uso mayor. En territorios indígenas, además de otras áreas, la mayor extensión de tierras es de aptitud forestal, por lo que se debe promover el aprovechamiento de los recursos naturales de acuerdo a su potencial de rendimiento sustentable.

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