Boletín electrónico / Número 11 - Mayo, 2005

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Aproximación teórica para la determinación del costo de capital

En el marco de la última reunión del Comité Consultivo Permanente I: Normalización de Telecomunicaciones, se presentó el documento Aproximación teórico-práctico para la determinación del Costo de Capital. Inicialmente este documento es una recopilación teórica sobre algunos elementos metodológicos que deben considerarse y diferenciarse en el análisis financiero desde la perspectiva regulatoria; la cual generalmente está vinculada con la definición de un margen de ganancia razonable sobre la base de los costos económicos necesarios para la prestación de un determinado servicio, muy particularmente sí este servicio es ofrecido por un monopolista o una empresa que ostenta posición de dominio.

En general, las inversiones que realizan las empresas del sector de telecomunicaciones están asociadas a inversiones en activos productivos, por lo que, el análisis se centra en cómo determinar el costo de capital más apropiado para remunerar el capital empleado en este tipo de inversiones y su utilización como medición de cobertura de riesgo.

Así, el costo de capital puede determinarse a través de distintos modelos; entre los más difundidos se encuentran: el Arbitrage Pricing Theory (APT) y el Capital Asset Pricing Model (CAPM), sin embargo el atractivo que ha caracterizado estas teorías, en algunos casos, desde el punto de vista práctico, no resulta aplicable por lo que deben evaluarse algunas incompatibilidades presentes durante el proceso de análisis y aplicación.

En el documento presentado se desarrolla una aproximación teórica a las metodologías comúnmente utilizadas para la estimación del costo de capital de una determinada inversión, la selección metodológica dependerá de las necesidades y nivel de información disponible en cada situación. Por una parte, el modelo CAPM puede ser considerado más simple de utilizar a la hora de estimar el precio de un activo, y por otra parte el modelo APT, con más detalle para explicar el retorno de los activos, ya que cada inversionista tendría un portafolio único con un vector único de betas, siendo más eficiente para mostrar la sensibilidad de los activos ante los factores económicos que no están representados en el índice del mercado.

El tema es especialmente relevante al reconocer que las características y realidades entre un país y otros son distintas, tal como se evidencia en los países pertenecientes a América. Estas diferencias son fundamentales en escenarios de regulación tarifaria, ya que de ellas se deduce la necesidad de formar tarifas a partir de los rendimientos económicos, correspondiendo a las empresas las consideraciones de apalancamiento, siendo importante que la tasa de descuento tarifaria refleje el rendimiento sobre la inversión total o sobre los activos totales y el riesgo del negocio.

Los modelos financieros generalmente empleados para la valoración de activos en los mercados financieros desarrollados, presentan serias dificultades de implementación en economías emergentes, debido principalmente a la distorsión presente en los elementos necesarios para la formación eficiente de los precios del mercado, dado que los mercados bursátiles en este tipo de economías son pequeños y tienen poca liquidez.

A pesar de esta situación, las ventajas y la simplicidad del modelo CAPM ha justificado su aplicación. A fin de contrarrestar el escenario planteado algunos teóricos proponen, entre otras soluciones, añadir una proporción de la prima por riesgo país al costo de oportunidad obtenido de forma tradicional.

Dentro de la lógica tradicional presentada en el modelo CAPM, se necesitan estimar tres parámetros para determinar el costo de capital: la tasa libre de riesgo, la prima por riesgo de mercado y el beta. Los dos primeros pueden ser genéricos para toda la industria, mientras que el beta es específico y propio de cada empresa, sector o subsector de la industria. Este aspecto, es uno de los temas más controvertidos en la doctrina financiera, puesto que el cálculo del beta resulta más laborioso y complicado que la estimación de los parámetros anteriores.

El beta de una empresa es determinado por tres variables: el tipo de negocio(s) en que se encuentra la empresa, el grado de apalancamiento de la operación de la empresa y el apalancamiento financiero de la empresa. De esta forma, se puede diferenciar entre un beta financiero y económico, obteniendo así las bases suficientes para realizar análisis de valoración.

Ahora bien, para incorporar un factor de corrección, como la prima por riesgo país para una economía emergente, muchos han sido los autores que al respecto se han referido, particularmente, Jaime Sabal plantea que:

  1. El riesgo país no es igual para todos los proyectos: pueden existir diferencias en la reputación de un país para ciertos tipo de actividades que es mejor que para el resto de la economía, por lo que se podría cometer el error de suponer que el efecto del riesgo país es uniforme para todos los proyectos.

  2. El riesgo país no es totalmente sistemático y es inestable: al sumar la prima por riego país a la tasa de libre riesgo, y por lo tanto a la tasa de descuento, se esta suponiendo que el riesgo país no puede ser reducido por vía de la diversificación en una cartera de inversiones contentiva de gran variedad de activos. De esta forma, como norma general, sí el riesgo país fuera totalmente sistemático sería correcto sumarlo completamente, cuando es parcialmente sistemático se debería incorporar solo una fracción del riesgo país.

  3. El riesgo crediticio no es el riesgo país: se supone que el riesgo de incumplimiento de pago del gobierno es la medida correcta del riego país, lo que no es cierto en todos los casos.

De esta forma, el autor recomienda que se debe hacer el esfuerzo para identificar el componente no diversificable de lo que puede entenderse como riesgo país y sólo incorporar esta porción en la tasa de descuento, no obstante, reconoce la dificultad de su aplicabilidad en casos concretos.

Finalmente, el reto permanente de la teoría financiera, como el de toda teoría es validar constantemente en qué medida sus principios reflejan verdaderamente la realidad. Así, es relevante que los hacedores de políticas reconozcan las brechas existentes en los países en vías de desarrollo entre algunos supuestos claves de la teoría financiera y las realidades del mundo desarrollado.

 

Fabimar Franchi
Jefe de Políticas Tarifarias y Asuntos Económicos
Comisión Nacional de Telecomunicaciones
República Bolivariana de Venezuela
[email protected]

 


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