Discursos

MINISTRA DE RELACIONES EXTERIORES DEL PARAGUAY, EMBAJADORA LEILA RACHID DE COWLES
EN OCASIÓN DEL XXXIV PERÍODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS

8 de junio de 2004 - Quito, Ecuador


Señor Presidente:

En la realidad contemporánea de nuestra región persisten obstáculos considerables que impiden lograr el tan ansiado desarrollo económico y social de nuestros pueblos.

Si bien no debemos olvidar que en la primera mitad de los años ’90 se lograron avances en materias como el establecimiento de sistemas políticos pluralistas y la realización de un notable esfuerzo por reorientar la estrategia de desarrollo; sin embargo, la marginación, la exclusión, la pobreza, la extrema pobreza y la desigualdad persisten aún en gran parte de América.

Asimismo, en la actualidad nuestros países registran una gran preocupación por las debilidades en el funcionamiento de la democracia, por la devaluación del rol parlamentario, por la caída en la representatividad de los partidos políticos, entre otros, todo lo cual parece dirigirse a un proceso de desentendimiento y despolitización de la ciudadanía, acentuando los problemas de representación y legitimidad entre dirigentes y dirigidos.

También la aguda percepción de injusticia social, de que quienes pagan las crisis son “los de abajo”, la visión en varios países de las élites políticas como élites corruptas y de la globalización como una conspiración de los países ricos para explotar a la región, son realidades que no podemos desconocer y se reflejan en el incremento de posiciones nacionalistas y en el descrédito de los gobiernos, debilitando día a día nuestros regímenes democráticos.

Ante semejante panorama tendremos que ir poniendo énfasis en la reparación del vínculo entre ciudadanos y sus representantes, en revertir la consideración del espacio público como espacio de una clase política separada de la gente, poco transparente cuando no ventajista y, en algunos casos corrupta.

Señor Presidente:

El progreso en nuestros países sólo podrá darse si logramos encarnar al mismo tiempo dinamismo económico, incorporación de la tecnología a nuestros sistemas productivos, generación de redes sociales capaces de lograr sociedades más justas y cohesionadas, y el fortalecimiento de los sistemas democráticos, asegurando niveles estables de gobernabilidad.

Sin lugar a dudas, debemos ir encaminándonos hacia el nacimiento de una nueva ética civil, una nueva relación entre el Estado y los individuos, con un nuevo peso de la sociedad civil, tal como lo dijera el domingo pasado en el diálogo con los representantes de la misma.

En ese sentido quiero destacar el compromiso que asumimos los paraguayos, respaldados por nuestra Constitución Nacional, contando con el Consejo Impulsor del Sistema Nacional de Integridad (CISNI), institución mixta, que en su seno alberga miembros designados por el Estado, por los Partidos Políticos y la Sociedad Civil, teniendo como objetivos implementar el Plan Nacional de Integridad y actuar como Autoridad Central Consultiva de la Convención Interamericana contra la Corrupción y la Convención de Naciones Unidas.

El Plan Nacional de Integridad destaca como elemento fundamental el fortalecimiento de la capacidad de participación de la sociedad civil en el desarrollo de mecanismos que estimulen la transparencia y la prevención de la corrupción, en directa relación con el mejoramiento de las políticas públicas nacionales, a través de la capacitación orientada tanto hacia la optimización de la eficiencia institucional, como también hacia la transferencia de tecnologías y procedimientos adecuados para la lucha contra la corrupción.

No puedo dejar de lado otra relevante línea de acción del citado Plan Nacional, como es la promoción de espacios de coordinación interinstitucional particularmente orientados hacia aquellas instituciones con atención prioritaria para los objetivos propuestos de integridad, de acuerdo al resultado de diversos estudios de consultoría y auditoría internacionales entre las que se cuentan la Administración de Justicia, las Aduanas y el proceso de Adquisiciones Públicas, las cuales están contempladas en el mecanismo de implementación de la Convención Interamericana contra la Corrupción.

En conjunción con la sociedad civil, tenemos en ejecución programas de difusión de la Convención. Con Transparencia Internacional-Capítulo Paraguay, estamos trabajando en un programa de monitoreo de la Convención, que se constituirá en una agenda de trabajo para la implementación de las recomendaciones del Comité de Expertos, relacionadas a normas de conducta para funcionarios públicos, declaración de rentas y bienes, órganos de control y mecanismos de participación ciudadana en los esfuerzos anticorrupción.

Así también, deseo resaltar la importancia y el valor de los Mecanismos Multilaterales de Evaluación del Sistema Interamericano, ya sea en el ámbito de la Convención Interamericana contra la Corrupción como en el de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD - MEM). Estos esfuerzos entre-pares son una concreta muestra de cooperación hemisférica.

Paraguay fue uno de los países evaluados en la primera ronda de análisis del Comité de Expertos. En julio de 2003 hemos recibido con beneplácito el Informe y las Recomendaciones de él emanadas. Este importante documento forma parte de la Agenda del Gobierno en su lucha contra la corrupción y ya estamos trabajando en su implementación.

Asimismo acogemos las recomendaciones emanadas de la V Reunión de los Ministros de Justicia y Procuradores Generales, de adoptar medidas legales tendientes a negar acogida a funcionarios corruptos, a quienes los corrompen; extradición y asistencia judicial mutua en relación a delitos de corrupción, incluida la capacidad de disponer el decomiso o confiscación de activos derivados de actividades criminales y devolver esos bienes al Estado requirente.

Por otra parte, teniendo en consideración la Declaración de Nuevo León, adoptada en enero de este año, en México, apoyamos la realización de la próxima Conferencia de los Estados Parte de la Convención a realizarse en Managua, Nicaragua, y la aprobación de un Plan de Acción sobre Medidas Concretas Adicionales para aumentar la transparencia y combatir la corrupción en todos sus niveles y acogemos la propuesta de fortalecer el Mecanismo de Seguimiento.

Quisiera informarles también que días atrás hemos remitido al Congreso Nacional el pedido de ratificación de la Convención de las Naciones Unidades contra la Corrupción para su aprobación correspondiente.

En otro orden de cosas, queremos expresar nuestro mas firme apoyo y felicitacion a la propuesta presentada el día de ayer por el Canciller argentino, el amigo Rafael Bielsa, para que la IV Cumbre de las Américas, a llevarse a cabo en noviembre de 2005, se aboque al análisis de la “creación de trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática”. Ese será, indiscutiblemente, un acertado camino para poner en positivo la agenda de nuestra región y no vernos más reflejados en el triste rostro que la ha caracterizado durante tanto tiempo.

Bajo ese lema propuesto, cuando pensemos en América como una región volcada al desarrollo, no la estaremos identificando solamente con un determinado nivel de ingreso per cápita. Estaremos pensando en países que, junto con detentar un nivel de crecimiento económico sostenido, manifestarán también notables mejoras en los índices de distribución del ingreso y socialmente integrados. Países en los cuales la democracia sea reconocida no solo como un régimen de Gobierno sino, por sobre todo, como una forma de vida.

Señor Presidente

No quisiera finalizar esta intervención sin hacer mención expresa al motivo de nuestro afán y de nuestra lucha: el bienestar de nuestros pueblos. A ellos dedico este canto de esperanza en versos del celebre poeta uruguayo, poeta del MERCOSUR y de Latinoamérica, Mario Benedetti, en su conocido poema:

Por qué cantamos (*)

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada mas que un blanco móvil
usted preguntara por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aun que explote la vergüenza

usted preguntara por qué cantamos

cantamos porque el río esta sonando
y cuando suena el río/ suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos porque el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

(*) Extracto

Muchas Gracias.