En el año 2010, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, los países del mundo se unieron y adoptaron un Plan de Acción Mundial para combatir la trata de personas y dar de este modo una respuesta estratégica a este cruel delito que encuentra a sus víctimas entre los más vulnerables de nosotros[1]. A partir de esa reunión, se estableció al 30 de julio como el día mundial contra la trata de personas, con el fin de concienciar sobre la situación de las víctimas de trata de personas y para promocionar y proteger sus derechos.