Descripción y resultados
La tregua surge ante la ausencia de políticas públicas eficaces de prevención y control de la violencia. La tregua fue planeada como una estrategia para reducir los homicidios relacionados con las pandillas. En el transcurso del proceso se involucraron diferentes organizaciones, tales como: religiosas (facilitadoras y garantes humanitarias del proceso); no gubernamentales (gestoras y facilitadoras del diálogo o las negociaciones); internacionales (generadoras de recursos para programas de inserción); y gubernamentales (también facilitadoras y además administradoras de ciertas condiciones para el diálogo o las negociaciones). El equipo de facilitadores trabaja para identificar objetivos comunes que debían alcanzarse y ser tangibles, los que podrían ser entregados a los pandilleros a cambio de que estos cumplieran los compromisos establecidos.
En El Salvador, los facilitadores aseguraron promesas de modificaciones inmediatas en el comportamiento de las pandillas a cambio de beneficios rápidos viables para el Gobierno. Por ejemplo, a cambio de una reducción de la violencia de las pandillas, el Gobierno accedió a trasladar inmediatamente a líderes pandilleros encarcelados hacia prisiones menos restrictivas y a proporcionarles algunos privilegios. Tras la ejecución exitosa de la primera parte de la tregua salvadoreña, que se tradujo en logros a corto plazo para las dos partes, comenzaron a negociarse cuestiones más amplias que tendrían más tiempo para que se cumplieran de ambos lados.
Se encontró que la tregua en El Salvador produjo una reducción en los homicidios que no estuvo asociada a otras tendencias o factores temporales, y por tanto tuvo un efecto a corto plazo en la disminución de la letalidad de los delitos violentos, no necesariamente de otras dimensiones de la inseguridad. La media del número de homicidios mensuales se redujo de 354 antes de la tregua a 218 después de la tregua, para una disminución neta de alrededor de 136 homicidios al mes. Los datos muestran que entre marzo de 2012 y junio de 2014 la tregua había salvado cerca de 5,501 vidas. No hubo cambios significativos entre los momentos pre-tregua y pos-tregua en el número de hurtos, extorsiones, robos, violaciones y hurto/robo de vehículos.
Lecciones Aprendidas
- Las treguas entre pandillas solo deben utilizarse como último recurso y solo bajo ciertas condiciones. Solo cuando el Estado tiene capacidad limitada o muy reducida para el control social se debe considerar una tregua.
- Los resultados sugieren que una tregua solo podría ser factible cuando las pandillas están suficientemente bien organizadas para poder regular el comportamiento de sus miembros y hacer que estos se comporten con menos violencia.
- Las treguas entre pandillas pueden producir beneficios a corto plazo, pero en el largo plazo pueden crear resultados adversos.
- Los hallazgos sugieren que algunos beneficios prometidos deben ser entregados fácil y rápidamente por ambas partes al inicio del proceso para lograr la confianza y servir como una primera prueba de la habilidad de los líderes pandilleriles para cumplir.
- Algunas de las concesiones que el Gobierno debió entregar para lograr la reducción de los homicidios se encontraban dentro de la ley; otras, en cambio, provocaban dudas y parecían situarse en la frontera de lo legal, o al menos de lo socialmente permitido y admisible. Este hecho, aunado a la poca transparencia de las autoridades en el manejo del tema frente a los medios de comunicación y la ciudadanía, debilitó el proceso y aplazó su continuidad.
- Los interesados tienen solo un breve período de tiempo para proporcionar los beneficios prometidos antes de perder la confianza, lo que significa que los beneficios tangibles deben ser entregados en semanas o meses, no años.
- Se necesita más investigación para examinar cómo las treguas entre pandillas podrían afectar la cohesión del grupo y, en caso afirmativo, si la cohesión creada podría dirigirse efectivamente hacia esfuerzos productivos no violentos.
- Es indispensable que cualquier tipo de concesión que se realice por parte de los Gobiernos hacia las pandillas en el marco de una tregua sea completamente transparente, a fin de que los distintos sectores del país mantengan la certeza de que todo se está conduciendo dentro de los límites de las leyes vigentes.
- Las partes interesadas deben anticiparse a las demandas que puedan surgir y definir sus opciones de respuesta. Algunas demandas pueden ser alcanzadas fácilmente, como la mejora de las condiciones carcelarias.
- Los Gobiernos tienen que tomar una decisión acerca de la visibilidad y la transparencia de su participación. Esta decisión tiene que ser tomada en el contexto de las leyes nacionales y locales, las expectativas del público sobre la transparencia y los patrones de las prácticas del pasado.
- Los Gobiernos deben procurar que haya una coordinación interinstitucional para el manejo de las treguas y evitar que se conviertan en la responsabilidad de una sola instancia gubernamental. Resulta necesaria la existencia o recopilación de datos confiables y pertinentes que sirvan para analizar y evaluar el proceso.
Categoría: | Mejores Prácticas |
País: | El Salvador |
Idioma: | Español |
Año: | 2018 |
Institución: | OEA |
Información Adicional: | Reinserción, mediación o negociación con grupos armados |