Las alternativas al encarcelamiento, incluyendo los tribunales de tratamiento de drogas (TTD), son principalmente diseñadas para personas que se encuentran en conflicto con la ley, con un consumo problemático de sustancias psicoactivas como factor principal de su conducta delictiva. Dichas conductas no se refieren necesariamente a delitos relacionados con el uso de sustancias (ej., posesión), pero también con aquellos delitos cometidos bajo la influencia de una sustancia psicoactiva (ej., conducción bajo la influencia), y aquellos cometidos con la finalidad de obtener dinero para comprar dichas sustancias (ej. robo).
Dichas alternativas ofrecen a estas personas la opción de elegir participar en un programa de tratamiento y rehabilitación, supervisado por el poder judicial y en coordinación con un equipo multidisciplinar, en lugar de ser encarceladas.
Al enfocarse en el tratamiento del consumo problemático subyacente, estos programas se dirigen a la causa fundamental, y no a los síntomas, de la conducta delictiva, ayudando a romper la dinámica de la "puerta giratoria" de la delincuencia, el consumo problemático de las sustancias y el encarcelamiento.
En general, las alternativas al encarcelamiento aplican un enfoque multisectorial, uniendo al personal con los conocimientos jurídicos, sanitarios y de integración social y estimulan la colaboración multisectorial de una manera más generalizada.
El modelo de alternativas al encarcelamiento más conocido y estudiado es el de los tribunales de tratamiento de drogas (TTD), que pueden operar en distintas fases del sistema penal, tanto en las fases previas como a las posteriores a la condena. Sin embargo, los TTD son solo uno de muchos modelos que operan en las Américas. Otros modelos incluyen los de disuasión. derivación o remisión, tribunales de re-entrada, tribunales comunitarios, justicia comunitaria, justicia restaurativa, entre otros modelos basados en enfoques de justicia terapéutica.