Migration on the world’s busiest maritime route from the Horn of Africa to the Arabian Gulf has dropped dramatically since the onset of the COVID-19 pandemic while stigmatization and ill-treatment of migrants are increasing.

This briefing provides a snapshot of anti-money laundering and terrorist-finance threats within the context of the COVID19 pandemic. It has been sourced from confidential debriefs of UNODC law enforcement, governmental, NGO, academic, media, open-source and private sector partners around the world during early April 2020.

This briefing provides a snapshot of cybercrime threats within the context of the COVID19 pandemic. It has been sourced from confidential debriefs of UNODC law enforcement, governmental, NGO, academic, media, open-source and private sector partners around the world during early April 2020.

El alcohol es una sustancia nociva que tiene un efecto adverso en prácticamente todos los órganos del cuerpo y el riesgo de daño para la salud aumenta con cada trago que se consume. El consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo si es excesivo, debilita el sistema inmunitario y reduce la capacidad para hacer frente a las enfermedades infecciosas, incluida la COVID-19. El consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo de síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una de las complicaciones más graves de la COVID-19.

La comunidad y la respuesta al VIH tienen mucho que ofrecer a la preparación y la resiliencia a la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Contar con organizaciones dirigidas por la comunidad, como las redes de personas que viven con VIH, para que participen en las mesas de planificación y respuesta desde el principio, es fundamental para fomentar la confianza, asegurar un intercambio productivo de información y sentar las bases para la adopción de medidas conjuntas de solución de problemas.

Las medidas adoptadas, individualmente o en combinación según el contexto, deberían implementarse lo antes posible después de la determinación del escenario de transmisión. Considerando la experiencia en países, en regiones de la OMS distintas de las Américas, que han experimentado diferentes escenarios de transmisión desde el comienzo de la pandemia, parece prudente planificar la implementación de medidas durante, al menos, dos o tres meses.

La OMS y las autoridades de salud pública de todo el mundo están actuando para contener el brote de COVID-19. Sin embargo, este momento de crisis está generando estrés en la población. Estas consideraciones de salud mental fueron elaboradas por el Departamento de la OMS de Salud Mental y Uso de Sustancias, como mensajes dirigidos a diferentes grupos clave para apoyar el bienestar psicosocial y la salud mental durante el brote de COVID-19.

El actual brote de COVID-19 ha provocado estigmatización social y comportamientos discriminatorios contra personas de determinados orígenes étnicos, así como contra cualquier persona que se considere que ha estado en contacto con el virus.

La estigmatización puede socavar la cohesión social y provocar el aislamiento social de grupos de población, lo que podría contribuir a que las probabilidades de propagación del virus sean mayores, no menores. Esto puede dar lugar a problemas de salud más graves y a dificultades para controlar un brote de la enfermedad.