A pesar de las disposiciones que limitan la participación militar a situaciones extraordinarias, el rol de las Fuerzas Armadas en operativos de control de protestas ha sido amplio y recurrente , especialmente en regiones como Ayacucho y Puno. Esto contraviene los estándares internacionales que promueven la exclusividad de cuerpos civiles en el control del orden público. Aunque se establecen principios de subordinación y complementariedad para la intervención de las Fuerzas Armadas, en la práctica no siempre se han respetado estos principios, lo que ya ha resultado en incidentes graves de uso excesivo de la fuerza . El involucramiento militar y los episodios de uso excesivo de la fuerza, con las consecuencias que conlleva el mismo, han exacerbado la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones de seguridad, especialmente en las regiones más afectadas por las protestas.