Hot Spot Policing consiste en la saturación de actividad policial en puntos críticos, es decir: lugares donde se concentra la mayor cantidad de crímenes en una ciudad. Normalmente, dichos puntos comprenden una sección de avenida o de bloque. Es de especial importancia dicha condición pues áreas muy extensas donde se aplique proactivamente el patrullaje policial no parecen cambiar sus tasas de criminalidad, siendo esto comprobado en el Experimento de Kansas City de 1972-73. Dichas intervenciones policiales asimismo deben ser acompañadas posteriormente por proyectos enfocados a la reconstrucción del tejido social del lugar, pues la intervención policial per se no provee las condiciones para reducir la criminalidad a largo plazo.
Una estrategia de policiamiento de fuerte arraigo en la Policía Colombiana es el Team Policing. Dicha estrategia consiste en la construcción de técnicas que aumenten la visibilidad de la policía con el objetivo de disuadir al criminal a que actúe. Colores llamativos, pequeñas y múltiples estaciones distribuidas geográficamente y otras prácticas similares buscan similar una condición de omnipresencia policial. En Colombia se hace uso de dicha estrategia en la actualidad como medio de compensar los escasos recursos con los que se cuenta. Bogotá cuanta con un déficit importante de oficiales de policía que se busca compensar con el aumento de la visibilidad de aquellos que se encuentran en servicio.
Tanto en Bogotá como en Medellín se puede apreciar una evolución en el planteamiento de las estrategias, perfeccionando su construcción a través del tiempo. Durante las primeras incursiones al Hot Spot Policing durante las administraciones Moreno (Bogotá) y Salazar (Medellín), las áreas clasificadas como zonas críticas tenían una expansión geográfica considerable. Con 31 zonas identificadas en Bogotá y 4 grupos de clasificación en Medellín, las áreas abarcaban grupos de barrios residenciales, zonas educativas y espacios de trabajo, mezclando diferentes necesidades de seguridad y haciendo más difícil la implementación de los programas. En últimas, al ser los puntos tan extensos los patrullajes de policía resultaron siendo poco modificados de sus programas pasados de policía comunitaria.
Las administraciones posteriores de Petro en Bogotá y Gaviria en Medellín procedieron a reducir la extensión geográfica de los puntos críticos, multiplicando en el proceso aquellos identificados como tal. De 31 zonas en Bogotá se pasó a 75 y en Medellín de las 4 clasificaciones se trasladó hacia 31 “nudos críticos” de la seguridad ciudadana. Las diferencias en efectividad entre las dos ciudades son evidentes: en Medellín las tasas de homicidio bajaron 60% entre 2012 y 2015 y aquellas de criminalidad de los “nudos” bajaron un 70% en 2015. Mientras tanto, las 75 zonas Bogotanas fueron progresivamente ampliadas para abarcar barrios enteros, disminuyendo la pertinencia del modelo. Asimismo, las áreas planteadas solapaban con iniciativas diferentes de seguridad, impidiendo así la adecuada gestión de recursos.
Las políticas actuales de Hot Spot Policing corresponden a las 754 zonas críticas de la administración Peñalosa en Bogotá y a la recuperación de zonas degradadas en la Medellín de Federico Gutierrez. Las estrategias más nuevas incluyen sistemas de georreferenciación del crimen, sistematización del patrullaje, recolección de datos en tiempo real así como de su organización estadística. En Bogotá, el alto número de zonas críticas y el bajo número de oficiales de policía resultó en una mezcla de Hot Spot Policing con Team Policing como medio de sobrellevar las dificultades.
Aun con el perfeccionamiento de las políticas públicas enmarcadas en la “nueva oleada” del policiamiento de las zonas críticas en Colombia, no hay evidencia que aquellas hayan tenido un impacto directo en el crimen y/o la violencia de las dos mayores urbes del país. Pese a que las diferencias ideológicas no significaron un abandono del método de policiamiento, las primeras si significaron la interrupción de los procesos de implementación y evaluación de las políticas existentes. A falta de evaluación, resulta difícil determinar la efectividad, los aciertos y desaciertos de las iniciativas existentes. Asimismo, la variación en números y extensión de las zonas críticas a través del tiempo impidió la existencia de continuidad de los proyectos. De igual forma, los grandes operativos policiales de intervención al crimen resultaron efectivos en primera instancia pero fracasaron en la etapa de resolución de problemáticas sociales.
Category: | Publications |
Country: | Colombia |
Language: | Spanish |
Year: | 2016 |
Institution: | Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales |
Author: | Juan Carlos Ruiz-Vásquez y Katerin Páez |