La pandemia decoronavirus (COVID-19) pone de relieve la necesidad de desarrollar una estrategia global e integrada para proteger la salud humana. El mejoramiento de la salud ambiental a través de una buena calidad del aire, del agua, de los servicios de saneamiento y de la gestión de los residuos, junto con la protección dela biodiversidad, reducirá el grado de vulnerabilidad de las comunidades en caso de pandemia y, en consecuencia, aumentará el bienestar general de la sociedad, al tiempo que reforzará nuestra resiliencia frente a futuras pandemias. La exposición a la contaminación atmosférica (exterior) y del aire (interior) en espacios cerrados y viviendas aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, respiratorias y trastornos del desarrollo, aparte del riesgo de muerte prematura, acentuando la vulnerabilidad de la población frente al COVID-19. El acceso al agua corriente, la eficacia de los servicios de saneamiento y la conservación de la vida silvestre en su hábitat natural son fundamentales en la lucha contra la propagación de las pandemias; la gestión eficaz de los residuos se revela igualmente imprescindible para minimizar posibles efectos colaterales en la salud y el medio ambiente