Del no trabajo al trabajo con derechos

Durante la época colonial, la utilización para la servidumbre doméstica de las mujeres indígenas, a las que se sumaron posteriormente las mujeres afrodescendientes, pervivió con la modernidad en la forma del empleo doméstico discriminado y despreciado socialmente.

Hasta fines del siglo XX la mayoría de los países de la región discriminaban legalmente a las trabajadoras del hogar, ayudando a que muchas de las ideas, opresiones y prejucios de otra época a se mantuvieríasan hasta nuestros días.

En general las justificaciones para asignar menores derechos de las trabajadoras del hogar frente a otras formas de empleo se fundamentaban en tres aspectos centrales:

Balanza con una trabajadora del hogar y una bolsa de dinero

01

Que el trabajo doméstico debía considerarse una forma especial de ocupación ya que los empleadores no generan ganancias en base al trabajo de las personas que emplea.

Manos cuidando una casa

02

Considerar que el empleo doméstico era una suerte de favor que se hacía a mujeres sin cualificaciones específicas, por parte de una persona supuestamente generosa que brindaba un sitio para vivir y comida.

Cartera sin dinero

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La dificultad de quienes emplean trabajadoras domésticas para pagar salarios similares a cualquier otro tipo de empleo.

A partir de inicios del siglo XXI, la mayoría de los países hispanohablantes empezaron a equipararar los derechos laborales de las Trabajadoras del Hogar con los demás tipos de empleos, estos avances se argumentaron en el cuestionamiento al concepto mismo de trabajo y a la incorporación de la perspectiva de género en la economía.

Trabajadora del hogar exigiendo sus derechos
Trabajadora del hogar manifestándose por sus derchos

Gracias al proceso de alianzas construido entre feministas en los diversos espacios de debate internacional, se promovieron acuerdos mundiales y regionales que incorporaron instrumentos para la aplicación práctica de los cambios conceptuales.

En 1995, A partir de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer realizada en Beijing, se instala la puesta en valor del trabajo del hogar y de cuidados y la importancia de cuantificarlo y registrarlo con las encuestas de uso del tiempo y la implementación de las cuentas satélites del trabajo no remunerado del hogar y de cuidados. A partir de entonces, y sobretodo en la siguiente década, los acuerdos e instrumentos internacionales regionales van incorporando disposiciones que comprometen a los Estados a reconocer plenos derechos al empleo doméstico.

EL RECONOCIMIENTO DE LAS
TRABAJADORAS DEL HOGAR PASO A PASO

1994

Belém do Pará

Consagró el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia tanto en el ámbito privado como en el público.

1995

Beijing

Reconoció el valor del trabajo del hogar y de cuidados.

2007

Consenso
de Quito

Promovió igualar las condiciones y derechos laborales del trabajo doméstico al de otros trabajos.

2010

Consenso
de Brasilia

Promovió la equiparación de los derechos laborales, reglamentando su protección y erradicando el trabajo doméstico infantil.

2011

Convenio 189
de la OIT

Potenció la tendencia de compromisos mundiales con el cambio de las desigualdades históricas que pesaban sobre el empleo doméstico.

2013

Consenso
de Santo Domingo

Instó a los estados a ratificar o adherirse al convenio 189.

2015

OEA

Impulsó para que los Estados Parte de la OEA adopten medidas legislativas y administrativas que promuevan la regulación del empleo doméstico.

2020

Compromiso
de Santiago

Instó a adoptar medidas que aseguren la promoción y protección de los derechos humanos de todas las trabajadoras domésticas.

2021

Convenio 190
de la OIT

Reconoció el derecho de toda persona a un mundo laboral libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género.

La mayoría de países de la región han aprobado la igualdad legal del empleo doméstico y ratificado el convenio 189, pese a esto, las desigualdades persisten y el debate ha empezado a centrarse en cómo lograr el pleno ejercicio de los derechos conseguidos.

acuerdos sobre las Américas y el Caribe

¿Cuáles son los obstáculos que impiden a las trabajadoras del hogar ejercer sus derechos?

Trabajadora del hogar sosteniendo un bolígrafo mientras piensa
pirámide social ubicando a las trabajadoras del hogar en la base

Las narrativas económicas y culturales:

"Los primeros que se oponen son los empleadores, siempre ven a las trabajadoras del hogar como inferiores, no saben que con nuestro trabajo aportamos mucho a la economía del país y sacamos adelante a muchos de ellos, sin nosotros ellos tampoco podrían ir a trabajar, nuestras empleadoras tampoco podrían desarrollarse ellas mismas en sus propios trabajos, y nosotros también somos como maestras porque enseñamos a sus hijos cuando ellas no se encuentran en sus casas”

—Lideresa de Perú.

Legislación en las Américas y el Caribe

La voluntad política:

Las trabajadoras organizadas identifican como principales actores del freno al cierre de esta brecha a empleadores, parlamentarios, sectores de poder de las sociedades y en varios de los países, las agrupaciones empresariales. Dado que persisten los estereotipos, la discriminación y el poco reconocimiento del valor social de esta actividad y su aporte para la economía de las naciones.

Lupa tratando de inspeccionar una casa

La dificultad que presenta la inspección laboral en recintos privados:

Si bien los lugares de trabajo típicamente se consideran de ámbito público, las trabajadoras del hogar realizan sus labores dentro de un ámbito “privado”, lo cual crea una serie de dificultades para el acceso, monitoreo y seguimiento de sus condiciones de trabajo.

Megáfono con calendarios y organigramas

La poca difusión de los derechos obtenidos y las dificultades para organizar a las trabajadoras del hogar como colectivo:

Las condiciones laborales que dejan poco tiempo y recursos, dificultan la interacción con otras trabajadoras por el espacio y la soledad en que se desarrollan las tareas que, sumadas a la dificultad que tienen gran parte de las mujeres que realizan estos trabajos para acceder a niveles superiores de educación, les impide conocer sus derechos. Todos estos factores aíslan a las trabajadoras del hogar y obstaculizan su organización política.

Mesa y sillas, donde una de las sillas está ausente

Ausencia de una contraparte empleadora en las mesas de negociación:

En varios de los países se están generando mesas conjuntas para trabajar en el cierre de esta brecha, en varios se apunta a la creación de espacios tripartitos, trabajadoras, estado y empleadores. La dificultad para que ello suceda radica en la ausencia, en la mayoría de los países, de una contraparte empleadora organizada, que represente adecuadamente su posición.

¿Cómo se pueden reducir estas brechas?

Trabajadora del hogar leyendo

DOCUMENTARSE

Conocer y capacitarse sobre los derechos de las Trabajadoras del Hogar es el primer paso para ejercerlos, reclamarlos e identificar las posibles vulneraciones.

Trabajadora del hogar hablando con otras personas

LA ASOCIACIÓN Y ORGANIZACIÓN

La accion colectiva y las alianzas son claves para avanzar, permiten intercambiar aciertos y errores, crear conocimiento. La participación fortalece las organizaciones de trabajadoras del hogar como sujeto social para incidir en las políticas públicas. Por otra parte, las luchas de las trabajadoras no deberían quedar aisladas de las de otras mujeres excluidas, como las que llevan a cabo las mujeres indígenas y afrodescendientes, resulta esencial apoyar y potenciar esas articulaciones. El crecimiento y lazos que creen las organizaciones, ayudará a que el conocimiento sobre los derechos obtenidos se expanda a mujeres que están más lejos de los centros de información y acción política en los países.

Trabajadoras del hogar unidas, apoyándose para hacer respetar sus derechos

APOYO

El apoyo mutuo, la solidaridad del movimiento feminista y de mujeres, de los mecanismos nacionales y de los sectores clave, es esencial, as trabajadoras del hogar están cruzadas por múltiples precariedades estructurales y el involucramiento en la lucha por los derechos las vuelve vulnerables a la pérdida de sus fuentes de ingresos. Por lo que un desafío importante es la generación de mecanismos que brinden las capacidades económicas para resistir ante el eventual abuso o incumplimiento de derechos, la capacidad de sobrevivir a la situación de no tener trabajo.

Además, la discriminación histórica lleva a que mujeres trabajadoras que se han desempeñado todas sus vidas como empleadas domésticas, aunque el derecho a la seguridad social les sea reconocido hoy, ya no tienen posibilidades de jubilación. Por tanto, es importante hacer presión desde las organizaciones para que establezcan medidas de transición o compensatorias.