CIDH

Comunicado de Prensa

CIDH urge a Estados a aumentar los esfuerzos para erradicar la pobreza en América

17 de octubre de 2014

Washington, D.C. - En el marco del Día Internacional para erradicar la pobreza, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hace un llamado a los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a realizar todos los esfuerzos a su alcance para poner fin a este flagelo.

La pobreza y la pobreza extrema sumen a las personas en una situación de discriminación estructural, en la cual además de la falta de ingresos y recursos económicos, hay obstáculos significativos en el acceso a una vida digna, a alimentación y vivienda adecuadas, a servicios de educación y de salud, a oportunidades de trabajo y de desarrollo, a la inclusión política y a la justicia. De esta manera, la pobreza se constituye en una situación estructural de violación a los derechos humanos. Tal como lo indica la Convención Americana sobre Derechos Humanos: “Sólo puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos”.

“Mientras exista la pobreza, existirán violaciones a los derechos humanos”, indicó el Comisionado Paulo Vannuchi, encargado de la Unidad sobre Derechos Económicos Sociales y Culturales de la CIDH. “No hay ninguna posibilidad de que una persona pueda gozar de manera plena de sus derechos humanos si vive en la pobreza. La pobreza somete a la persona a una situación de violaciones permanentes a sus derechos fundamentales, donde su derecho a la vida está vulnerado por la falta de una alimentación adecuada, o por los obstáculos, a veces insalvables, para atender un problema de salud. Resulta urgente, indispensable, que se sostengan y se multipliquen los programas y las políticas públicas para enfrentar este problema, erradicar la pobreza, y garantizar el derecho de cada habitante de América a una vida digna”.

A través de los esfuerzos desplegados para combatir la pobreza y la pobreza extrema en América, se han logrado progresos alentadores en su reducción en los últimos años, pero insuficientes. Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, aún hay más de 160 millones de personas viviendo en la pobreza en la región, o sea el 28 por ciento de la población, y de esta cifra, 68 millones de personas viven en la pobreza extrema. Asimismo, la CEPAL ha advertido que el progreso se ha desacelerado, y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha indicado que otras 200 millones de personas estarían en riesgo de caer en la pobreza. Por su parte, en Estados Unidos la pobreza aumentó de 12,5% en 2007 a 15,0% en 2012, según cifras oficiales, mientras que los niveles de desigualdad en el ingreso y en la distribución de la riqueza han aumentado en los últimos años. Según un estudio de 2014 de la Universidad de Stanford, la desigualdad en el ingreso ha estado en aumento en Estados Unidos desde hace 30 años, llegando en 2012 a una situación en que el 20% de la población más pobre accedió sólo al 3,4% del ingreso.

El Artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispone que los Estados deben lograr progresivamente “la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura.” Por su parte, el Protocolo de San Salvador sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, reconoce en forma expresa “la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, por cuanto las diferentes categorías de derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente con el objeto de lograr su vigencia plena”. La Comisión Interamericana reitera su llamado a los Estados Miembros de la OEA que aún no lo hayan hecho a ratificar el Protocolo de San Salvador.

La Comisión urge a los Estados Miembros para que adopten políticas públicas, leyes, procedimientos y prácticas que garanticen la protección efectiva de los derechos humanos de las personas que viven en pobreza y extrema pobreza, y a continuar dedicando esfuerzos y recursos para erradicar la pobreza.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.

No. 121/14