Alberto Elías, encargado del Despacho de la Procuración General de la República, Embajador Miguel Ruiz Cabaña, sub secretario de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Embajador Luis Alfonso de Alba, Subsecretario para América Latina y El caribe, Sergio González Gómez, Embajador Emérito, Doctora Paulina Duarte, embajadores, Jefes de Delegación, Amigas y Amigos, estimados y estimadas participantes en la Cuarta Conferencia de Estados Parte de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados, es un gran honor para mí estar aquí con ustedes en la Ciudad de México.

Aprovecho este espacio para agradecer a México por el liderazgo asumido en el tema de armas en las Américas y por hacer posible esta Cuarta Conferencia de los Estados Parte. Este reconocimiento cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que la Tercera Conferencia de los Estados Parte tuvo lugar en mayo de 2012.

En estos seis años transcurridos desde la Tercera Conferencia, la región ha evidenciado algunas transformaciones trascendentales en cuanto a las dinámicas y patrones delictivos que enfrenta. Sin pretender ser una lista exhaustiva ni final, me gustaría hacer referencia a algunas de esas transformaciones:

La expansión a nuevos mercados y la diversificación de las actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas y precursores químicos; el tráfico de armas; la trata de personas y el tráfico de migrantes; el tráfico de bienes falsificados, de medicinas, de recursos naturales; y el lavado de activos, entre otras.

Una mayor sofisticación, creatividad y adaptabilidad de los grupos criminales organizados, y su transnacionalización.

El reemplazo de estructuras verticales por una lógica de operación en red, permitiendo la división de tareas y la especialización en etapas/procesos específicos de las cadenas de valor de los negocios ilícitos.

La creación de nuevos mecanismos tecnológicos y bancarios que facilitan transacciones financieras rápidas, y favorecen el blanqueo de capitales, fortaleciendo en última instancia el poderío financiero de la delincuencia organizada.

La accesibilidad y disponibilidad de armas de fuego, que ha contribuido al incremento de la letalidad del crimen organizado y que a fortalecer su poderío armamentista frente al Estado.

Lamentablemente, y muy a pesar de los esfuerzos realizados por los gobiernos para reducir violencia delictiva y letal, la región ha cobrado visibilidad internacional por ser una de las regiones más violentas del mundo.

Según el último Estudio Mundial sobre el Homicidio de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la tasa de homicidios promedio en el mundo se sitúa en el 6,2 por 100.000 habitantes, en América Central se registraron más de cuatro veces ese número: 26 víctimas por cada 100.000 habitantes.

La tasa de homicidios masculinos en las Américas es la más alta del mundo: 29,3 por 100.000 hombres, casi siete veces mayor que en Asia, Europa y Oceanía (todos por debajo del 4,5 por cada 100.000 hombres).

En particular, la tasa de homicidios de víctimas de sexo masculino con edades entre 15 y 29 en Sur y Centro América es más de cuatro veces la tasa promedio mundial de 16.7 por cada 100.000, para ese grupo de edad. Es decir supera 60 por cada 100, 000 habitantes. Muchos de estos homicidios están vinculados a pandillas o al crimen organizado, especialmente el narcotráfico.

Las armas de fuego son el principal mecanismo utilizado: 66 por ciento de los homicidios intencionales en la región fueron llevados a cabo con un arma de fuego.

Frente a este breve pantallazo de la realidad que hoy nos toca vivir en la región, esta Cuarta Conferencia de Estados Parte debe encontrarnos convencidos de que hoy, más que nunca, tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para impedir, combatir y erradicar la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales relacionados.

Comparto con ustedes que en seguimiento de la recomendación 23 de la Secta Reunión de Ministros de Seguridad, realizada en octubre de 2017 en Honduras en el Marco de la Red Interamericana para la Prevención de la Violencia y el Delito, estamos elaborando el Plan Hemisférico para la reducción de Homicidios que por supuesto incluye como uno de su sejes principales, la prevención y combate al tráfico de armas.

Quiero recordar que hace 20 años, en 1997, nuestra región le dio un ejemplo al mundo con la adopción de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados. Este fue el primer tratado multilateral, legalmente vinculante contra el tráfico ilegal de armas. Hasta el día de la fecha, 31 Estados han ratificado la Convención.

Desde su adopción, se han celebrado Tres Conferencias de los Estados Parte; y los temas de la CIFTA aparecen de manera sistemática, todos los años desde 1997, en las resoluciones de la Asamblea General de la OEA, 29 en total.

En 2012, la Tercera Conferencia de los Estados Parte dio un paso crucial al adoptar como documento final, el Curso de Acción 2012-2016, pasando de manera concreta del plano discursivo al plano de la acción, viabilizando un instrumento por medio del cual guiar a los Estados en la implementación de la CIFTA y mostrar resultados concretos en lo que respecta a esa implementación.

La Secretaría Técnica de la CIFTA diseñó un cuestionario con la finalidad de recopilar información relevante y actualizada sobre los avances y desafíos de los Estados Parte y los Estados Signatarios, en lo que respecta a la implementación de la Convención. Hasta el día de hoy se han llevado a cabo tres rondas de relevamiento de información.

Mientras que Ecuador ejerció la Secretaría Pro-Tempore del Comité Consultivo se terminaron de elaborar todas las legislaciones modelo en las áreas a las que se refiere la CIFTA. De esta manera, los Estados Parte y los Estados Signatarios hoy tienen a su disposición 7 leyes modelo, 2 reglamentos modelo y 3 guías.

Recién ayer en este salón, voces muy diversas coincidieron en que la construcción de sinergias para prevenir y combatir el tráfico ilícito de armas de fuego es esencial para alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible 16.4.

En julio de este año, la CIFTA cumple veinte años desde su entrada en vigor. Y el periodo para el cual fue elaborado el Curso de Acción llegó a su fin en 2016.

La Cuarta Conferencia se presenta entonces como un punto de inflexión clave. Este ejercicio de reflexión resultará de sumo valor para alimentar e informar el nuevo Curso de Acción propuesto para el periodo 2018-2022.
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Como Secretaría Técnica de la CIFTA reitero nuestro cabal compromiso de seguir acompañando y apoyando a los Estados, en la medida de nuestras posibilidades y la disponibilidad de recursos, en la implementación de esta Convención. Espero que esta reunión marque el inicio de un esfuerzo colectivo y conjunto por reposicionar el tema de armas en el lugar prioritario de la agenda regional que se merece, y que se traduzca en compromisos y acciones concretas sobre las cuales seguir avanzando como región y como organización hemisférica multilateral.

Muchas gracias a todos y todas por su atención y les deseo una muy productiva Conferencia.