Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
FORO DE NEGOCIOS AMÉRICAS-ÁFRICA: NUEVAS ALIANZAS COMERCIALES PARA EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

18 de abril de 2013 - Washington, DC


Honorable Kamla Persad-Bissessar, Primera Ministra de la República de Trinidad y Tobago

S.E. Sindoso Ngwenya, Secretario General del Mercado Común para África Oriental y Meridional (COMESA)

Embajador Albert Ramdin, Secretario General Adjunto de la Organización de los Estados Americanos

Sr. Tom K. Alweendo, Director General de la Comisión Nacional de Planificación de Namibia

Distinguidos representantes de los gobiernos de África y las Américas,

Representantes de otras organizaciones regionales, panelistas y la comunidad empresarial de los dos continentes.

Señoras y señores:

Es un gran honor darles la bienvenida a la Casa de las Américas en ocasión del Primer Foro de Negocios Américas-África. Me gustaría expresar mi más sincera gratitud y reconocimiento a los organizadores de este evento, en especial a mi colega, el Secretario General Adjunto de la OEA, Albert Ramdin, al Excelentísimo Sr. Neil Persan, Embajador de Trinidad y Tobago ante la OEA, al Consejo Corporativo sobre África y a la Sociedad de África por su liderazgo en la organización de este Foro.

Quizás esta sea la primera oportunidad en que la OEA organiza un foro de esta índole pero hemos sabido establecer una relación más estrecha con África desde hace un buen tiempo. Hace más de cinco años que se inició un fructífero intercambio con el “Foro Puente Democrático” celebrado en nuestra sede y cuando tuve la oportunidad de dirigirme ante la Unión Africana, en Addis Abeba en 2011, para reflexionar sobre los "Retos y Oportunidades en la Promoción y Defensa de la Democracia y los Derechos Humanos en África y en las Américas".

La OEA ha tenido el privilegio de enviar un equipo de observadores electorales para las elecciones legislativas en Angola en 2008 y las elecciones presidenciales en Togo en 2010, además de realizar un intercambio de observadores africanos, quienes asistieron a las elecciones de Colombia en 2007 y Haití en 2010-11, dándonos la posibilidad de ampliar nuestra cooperación. La OEA también facilitó la participación de representantes de la Unión Africana en la reunión anual de la Asociación de Organismos Electorales del Caribe llevada a cabo en 2008.

Hoy, estamos reunidos aquí para estrechar esas relaciones, fomentar los intercambios entre dos regiones del mundo que tienen una enorme cantidad de experiencia para compartir y para intensificar la colaboración en una amplia gama de temas, ya que muchos de los retos que ambas regiones enfrentan son sorprendentemente comunes a muchos de nuestros países.

Por lo tanto, este foro es oportuno por muchas razones: las avenidas político-institucionales que hemos trazado están dando paso a un enfoque del sector privado empresarial que complementará y mejorará ese intercambio al máximo de su capacidad.

La otra razón por la cual este foro es tan oportuno tiene que ver con la importancia de África, América Latina y el Caribe en el escenario mundial. Estamos siendo testigos de una de las mayores transformaciones históricas del poder económico que se está llevando a cabo bajo nuestra propia mirada. Las perspectivas económicas del mundo son cada vez más dependientes de la suerte del Sur. El mundo en vías de desarrollo ya proporciona más del 50 por ciento del crecimiento económico mundial y el 40 por ciento de la inversión global. Su contribución al crecimiento de la inversión global es más de 70 por ciento. Se prevé que la participación de Estados Unidos, Europa y Japón en el ingreso mundial va a caer del 56 por ciento actual a menos de la mitad en 2030.

El continente africano ha sido la segunda región de crecimiento más rápida del mundo durante la última década después del Asia. La aceleración del crecimiento en África, con un promedio del 5 por ciento anual durante los últimos 10 años, refleja una mejora significativa en el panorama macroeconómico, en la estabilidad política y en el entorno empresarial de la región.

Los beneficios del crecimiento económico han alcanzado a mucha gente de África y la pobreza ha ido disminuyendo. El número de hogares en situación de pobreza extrema se redujo del 42 por ciento en 1990 al 32 por ciento en 2006. Hasta el 2011, alrededor de 90 millones de hogares africanos pudieron, de esa forma, acceder a la clase media, lo que representa un aumento de 31 millones de hogares africanos a la clase media en poco más de una década.

En las Américas, por primera vez en su historia, América Latina logró durante la última década una combinación de alto crecimiento, estabilidad macroeconómica, reducción de la pobreza y mejora en la distribución del ingreso. Esto se ha traducido en que más de 50 millones de personas lograron superar la pobreza. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza en la región se ha reducido significativamente desde el 43,9% en 2002 al 28,8% en 2012. Por primera vez, el número de personas en situación de pobreza en América Latina es igual al tamaño de la clase media.

A pesar de su creciente influencia económica, los países en desarrollo tendrán que enfrentar sus propios desafíos en sus esfuerzos por mantener la tendencia positiva detrás de su rápido crecimiento económico.

El comercio y la inversión entre nuestras regiones es cada vez mayor. Por ejemplo, el comercio entre Brasil y África aumentó alrededor de $ 4.200 millones en 2000 a alrededor de 27,6 mil millones dólares en 2011. Desde 1990, el comercio entre Brasil y África ha registrado impresionantes tasas de crecimiento en torno al 16% anual. Grandes y pequeñas empresas brasileñas por igual están activas en África. La inversión privada brasileña también tiene una fuerte presencia en la región. Estoy seguro de que vamos a escuchar más sobre esto en la presentación de Odebretch y Vale que tendrá lugar más tarde en el día de hoy.

Su presencia, sin duda, va más allá de los intereses comerciales, no podemos hacer suficiente hincapié en las raíces culturales comunes con África. El hecho de que la mayoría de la población brasileña sea de origen afro-brasileño refuerza inherentemente los vínculos culturales.

Nuestra región es el hogar de 150 millones de afrodescendientes, que constituyen aproximadamente el 30% de la población de las Américas. Sabemos que esta diversidad es una fortaleza, es un rico patrimonio que nos ha ayudado a forjar lo que somos, a través de los diferentes idiomas y culturas que han prosperado en el continente americano.

América Latina y el Caribe por un lado, y África por el otro, tienen un potencial económico que es ampliamente reconocido por la comunidad empresarial. Una de las ventajas que podemos prever en este compromiso entre los dos continentes puede ser el posicionamiento de muchos países de la región como verdaderos socios para el desarrollo, en vez de contar únicamente con una óptica de empresarios avisados.

De hecho, nuestra región está familiarizada con los desafíos de desarrollo que enfrentan muchos países africanos. La cooperación Sur-Sur no es un concepto vano, sino una realidad en la que los proyectos se basan en las experiencias nacionales de desarrollo tangibles.

Esta nueva asociación subraya el hecho de que los países de ambos lados del Atlántico comparten desafíos comunes respecto al desarrollo. Hay una extensa experiencia y conocimiento en un vasto campo de políticas públicas, especialmente en la reducción de la pobreza, en salud, en energía y en el desarrollo rural. El programa de transferencia condicionada de dinero que se originó en México, Brasil y otros países, es un ejemplo del tipo de colaboración que tenemos que acentuar.

El proceso de las Cumbres América del Sur-África simboliza el acercamiento entre los dos continentes en países que tendían a mirar hacia el Norte en la búsqueda de relaciones más profundas, y ahora tratan de fomentar relaciones significativas con países en vías de desarrollo.

Otras naciones de nuestro hemisferio están profundizando sus lazos con África. Los Estados Unidos han promovido el crecimiento económico, el comercio, la inversión y el fortalecimiento de las instituciones democráticas, en lo que es una de las principales prioridades de su nueva iniciativa llamada "Estrategia de EE.UU hacia el África subsahariana", presentada en junio de 2012. El Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica también se ha comprometido a trabajar con el Congreso de su país para extender más allá del 2015, las preferencias arancelarias bajo la Ley Africana de Crecimiento y Oportunidad (AGOA).

Canadá se encuentra en un proceso de expansión de sus relaciones comerciales y de inversión con el África subsahariana. La primera misión comercial liderada por el Ministro de Comercio canadiense se llevó a cabo en Nigeria y Ghana en 2013. A su vez, Canadá ha concluido recientemente numerosos tratados de inversión con los países africanos. Y no debemos olvidar que las naciones del Caribe también están aumentando su presencia en la búsqueda de mayores oportunidades comerciales con África. El hecho de que este foro cuente con la presencia de la Primera Ministra de Trinidad y Tobago, y que el evento sea organizado conjuntamente por la OEA y el gobierno de ese país es una clara demostración de este hecho.

Existe un nuevo sentido de optimismo tanto en las Américas como en África por igual. Si bien es cierto que ambas regiones se enfrentan a una serie de desafíos que deberán de afrontar, nuestros dos continentes tienen la oportunidad de lograr un crecimiento transformador que sea ampliamente compartido e inclusivo. Corresponde ahora a los líderes de los sectores público y privado aprovechar esta oportunidad. Hagámoslo juntos.

Muchas gracias.