Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
TALLER “EL RETORNO DE LOS MIGRANTES: RETOS Y OPORTUNIDADES”

4 de febrero de 2010 - Washington, DC


Señor Presidente, me permito, en primer lugar, felicitarlo por la iniciativa de organizar este importante taller, “El retorno de los migrantes: retos y oportunidades”. Creo que podemos sentirnos contentos del trabajo que se está realizando en la Comisión que usted preside, y también del trabajo que realiza la Secretaría en este importante tema. Nuestros países se han manifestado activamente en relación a él en distintos foros, en el seno de la misma Organización de los Estados Americanos (OEA) y en el proceso de la Cumbre de las Américas. Para nadie es un misterio la importancia que este tema tiene en nuestros países.

La región de América Latina representa una proporción no tan grande de la población mundial, es menos de un ocho por ciento, y sin embargo, junto al Caribe, explica un 16 por ciento de los migrantes del mundo. Este es un cambio muy radical en nuestra región, que siempre fue de inmigrantes provenientes de Europa y de Asia, y muchas veces de manera forzada desde África. Esta corriente ha cambiado en las últimas décadas y ahora somos nosotros los que enviamos más migrantes que los que llegan.

El número de migrantes en el mundo no es tan grande como se piensa; las cifras internacionales muestran que cerca de un tres por ciento de las personas que viven en los países son inmigrantes, lo cual es una cantidad proporcionalmente menor de lo que era a fines del Siglo XIX. No obstante, dado al tamaño de la población mundial –estamos hablando de una población mundial que ya bordea los 6.500 millones de habitantes- en números absolutos la cantidad de migrantes es muy grande, y eso lleva a que nos preocupemos. No es, como algunos piensan, un fenómeno fuera de control; lo que ocurre es que emigra mucha gente del mundo en desarrollo al mundo desarrollado, y hacia algunos países en particular, lo que llega a provocar una cierta preocupación y alarma.

Los americanos migran mucho más dentro de América que hacia otras regiones. Es interesante un dato que entrega ni más ni menos que la OCDE en su “Economic Outlook” de 2010: el segundo país de destino de los migrantes latinoamericanos después de Estados Unidos –por cierto, sabemos bien que tres de cada cuatro inmigrantes del resto de América vienen a Estados Unidos- es Argentina. No es España ni ningún otro país de Europa. Se trata, por lo tanto, de un fenómeno que de alguna manera también es muy propio de esta Organización, porque son los países americanos los que tienen que lidiar con el tema migratorio, principalmente. Y bien sabemos que Canadá tiene una cantidad importante de inmigrantes, pero también lo tienen República Dominicana, Bahamas y Suriname, donde un diez por ciento de su población es de origen brasileño, por ejemplo.

Cuestiones que son poco conocidas pero que tenemos que tener presente cuando hablamos de este tema en nuestra organización. Estamos hablando de una situación que es relevante por sus propias proporciones, por su tamaño y también por sus consecuencias, porque los efectos de la migración son agridulces para nuestros países: tienen que ver con la separación de las familias, dentro de las cuales muchas son monoparentales y dependen además de uno de los padres que vive en el exterior. Pero también es cierto que en los últimos años la migración ha hecho una contribución muy significativa a la economía de los países de origen. Sabemos bien que hay países de nuestra región en que las remesas son el mayor ingreso en divisas para el país, o por lo menos compiten con otros productos como mayor fuente de ingresos. Por lo tanto, cuando hablamos de migración –la que va y la que viene- debemos hablar también de sus impactos sociales y familiares, a veces dolorosos, y también de su fuerte impacto económico.

Hoy se vive una situación paradójica, que tiene que ver con un fenómeno que es general en América: la caída del empleo en la región. La crisis económica ha producido una caída importante del empleo; las cifras difieren según el país del que se trate pero en todas partes la situación ha golpeado. Menos puestos de trabajo significa más gente buscando trabajo, y la oportunidad de encontrarlo fuera es siempre una posibilidad; por lo tanto, tiende a fomentar la inmigración. Pero, por la crisis, en Estados Unidos también se produjo el fenómeno al revés, es decir el retorno de migrantes que ya no encuentran trabajo acá y vuelven a buscarlo en sus países de origen, lo que produce desequilibrios en los respectivos mercados laborales, produce cambios bruscos que los países tienen que ajustar a las nuevas situaciones, un asunto sobre el cual naturalmente quisiéramos discutir y escuchar opiniones: de qué manera pueden lidiar o estar lidiando nuestros países con estos movimientos fundamentales en el mercado laboral.

Como digo, esta es una situación de dos caras que requiere de políticas migratorias integrales que den respuesta a las múltiples modalidades del flujo de personas. Hoy algunos podrán decir que no es un fenómeno tan grande; que la caída de las remesas ha sido mayor. No es que caiga sustantivamente la cantidad de inmigrantes, lo que cae es el promedio de dinero que mandan a sus casas como efecto de la crisis económica. Por lo tanto, no es aún un fenómeno preocupante, pero en la medida en que nuestros países se van desarrollando, y que el mercado de trabajo interno y externo se va haciendo cada vez mas fluido, vamos a tener que lidiar con estos temas de ida y vuelta. En mi propio país he sabido que existe una inmigración argentina sustantiva, histórica, pero que fluctúa muy significativamente con los ciclos económicos, migrantes que van y vienen especialmente en el sur de Chile, y esos son temas que vamos a tener necesariamente que acomodar con nuevas políticas porque estos fenómenos están siendo crecientes.

No me parecería justo no decir algo que, probablemente desde el punto de vista numérico no parece muy significativo dentro de los grandes flujos de migración, pero que es muy importante para algunos países pequeños, especialmente para países del Caribe. Un tema sobre el cual tenemos que decir alguna palabra: el de las deportaciones. No se trata de cuestionar la ley, ni el ejercicio de la ley, ni el derecho que cada país tiene, pero sí de la necesidad de que la política de deportaciones no afecte a los países a los cuales son devueltas las personas, pues en muchos casos, como sabemos, se procede a las deportaciones sin aviso, sin noticia previa y sin justificación. Muchas veces los deportados son personas que han vivido prácticamente toda su vida en el país al cual emigraron y muy poco tiempo en el país en el cual nacieron, lo que provoca serios problemas, serios desajustes en toda la región, pero especialmente en algunos países del Caribe que son también miembros de esta organización, razón por la cual he creído necesario mencionarlo.

Quiero agradecerles y darles mi reconocimiento por el interés que ustedes ponen en el tema de la migración, y en este caso del retorno migratorio, pero también en la búsqueda de soluciones mediante el diálogo y la cooperación, como corresponde a la Organización de los Estados Americanos.

Este es un tema que hemos visto muchas veces en nuestra historia; un tema a cuya solución no conducen ni las confrontaciones ni los debates exasperados. Las soluciones se pueden encontrar solamente a través de diálogo y la cooperación, y espero que ése sea el clima que inspiren nuestros debates.

Muchas gracias Presidente, y lo felicito nuevamente.