Discursos

EMBAJADOR ARISTIDES ROYO, REPRESENTANTE PERMANENTE DE PANAMA
PALABRAS DEL EMBAJADOR ARISTIDES ROYO, REPRESENTANTE PERMANENTE DE PANAMA, ANTE LA SESION DEL CONSEJO PERMANENTE DEL DÍA 20 DE NOVIEMBRE DE 2008.

20 de noviembre de 2008 - Washington, DC


Quiero expresar mis respetos por el Gobierno y el hermano pueblo de Nicaragua, país por el que tengo un profundo y entrañable afecto.   Siendo Presidente de la República de Panamá en el año 1979 recibí a la Junta de Gobierno Provisional de Nicaragua aún antes de que cayera el Gobierno de Somoza y en esta misma OEA, pasadas casi tres décadas, me declaro orgullosamente convicto y confeso de que autoricé al gran amigo nicaragüense Miguel Escoto actual presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas para que desde el escaño de Panamá hablase contra la dictadura que regía los destinos de Nicaragua.   Dudo, en consecuencia, que alguien pueda señalarme como antisandinista ni tampoco como malqueriente del actual gobierno de Nicaragua.

Respecto a las recientes elecciones municipales,  el Gobierno de Nicaragua presentó hace poco un escrito  en el cual expresa que el Secretario General de la OEA forma parte de una “campaña sistemática” contra ese país y que ha hecho “causa común para desarrollar en Nicaragua un plan de desestabilización y de deslegitimización de los comicios electorales  realizados el 9 de noviembre de 2008 con el fin de provocar el colapso de las Instituciones del Estado y del Gobierno de Nicaragua.” En nota enviada por la Misión de Nicaragua, ésta cita como evidencia un comunicado de prensa por medio del cual el Secretario General de la OEA se suma a la campaña contra Nicaragua y, por consiguiente, pretende desacreditar al gobierno de ese país con el fin de deslegitimizar las elecciones municipales. Como quiera que dicho comunicado ha originado parte de la protesta nicaragüense,  vale la pena analizar las declaraciones del Secretario General formuladas el 11 de noviembre del 2008, las que desencadenaron una reacción que a mi modesto entender no se ajusta ni a las intenciones ni a las palabras pronunciadas por él.

El Secretario General Inzulsa manifestó su preocupación por las dificultades surgidas en Nicaragua en la etapa de los cómputos de las elecciones municipales.  Añadió que la OEA siguió con atención el proceso de recuentos e hizo ver que no habiendo sido invitado a observar estos comicios la OEA no está en condiciones de emitir opinión sobre los mismos.  Finalmente, el Secretario General hizo un llamado a todas las partes, y abro comillas, “para que encuentren a través del diálogo un mecanismo superador de esta situación, cuyo agravamiento implicaría un serio retroceso para el proceso democrático”, insistiendo en que es necesario “que sean los criterios incluidos en la Carta Democrática Interamericana los que guíen el camino de la solución a esta controversia seria” (cierro comillas).

A mi entender, no encuentro en las palabras del Secretario General expresión alguna que configure un intento de desestabilizar al Gobierno de Nicaragua ni contiene acusación alguna contra el gobierno por fraude o actos de violencia.    Más bien, me atrevo a señalar que las palabras del Secretario General forman parte del marco de las preocupaciones jurídicas y políticas que le dan carácter a esta entidad multilateral.   En distintos conflictos que han surgido en países del hemisferio lo hemos visto actuando como mediador, facilitador y amigable componedor y esto me correspondió presenciarlo personalmente tanto en Nicaragua en el año 2005 como en Ecuador y Colombia en el presente año.  En el caso de las elecciones municipales nicaragüenses, habría que hacer una interpretación latu sensu, es decir, realmente extensiva, amplia y generalizadora, para poder calificar tales preocupaciones como una injerencia en asuntos internos o como parte de una campaña desestabilizadora.  No olvidemos que el comunicado hace una mera y objetiva referencia a las preocupaciones por las dificultades surgidas con motivo de las últimas elecciones nicaragüenses y que el Secretario General hizo un llamado a todas las partes para que a través del diálogo encuentren la solución a las controversias surgidas entre oposición y gobierno.  

Ese llamado del Secretario General al diálogo para la búsqueda de la solución de las controversias surgidas y para que se respete íntegramente la voluntad popular expresada en las urnas, no es más que una invitación de buena fe, y así debe interpretarse, pronunciada dentro de los parámetros y fines de esta Organización.  Nos lo recordaba el Presidente Morales en su visita ayer a la OEA, que dos de los fines esenciales de esta entidad son la democracia y la paz.

Yo no puedo hablar por los demás países, pero sí expresar que Panamá comparte la preocupación expresada por el Secretario General y su deseo de que mediante el diálogo se encuentre el camino para la solución.  Me consta que estos son deseos que también han expresado los países y organismos que forman la denominada Mesa de Cooperantes con Nicaragua quienes ayer 19 de noviembre instaron a “todos los sectores de esta nación a encontrar el medio pacífico y transparente de resolver las dudas expresadas sobre el resultado de las recientes elecciones municipales” y manifestaron también su “creciente preocupación por la situación reinante en Nicaragua”.    Esta mesa está integrada por las embajadas de Alemania, Austria, Canadá, que la preside, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Luxemburgo, Islandia, Italia, Japón, Noruega, Países Bajos, Suecia, la Delegación de la Comisión Europea y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Colude).  La conforman también el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prácticamente al mundo entero.   Igualmente, son parte de esta mesa el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

Quiero decirle, con respeto fraternal a Nicaragua, al Gobierno que aquí representa dignamente el embajador Denis Moncada Colindres, que ni los países cooperantes ni los organismos que acabamos de citar,  ni el Secretario General, ni Panamá ni cualquier otro país que exprese conceptos parecidos a los ya mencionados, quedan por ello convertidos en deslegitimizadores, conspiradores o cómplices de intentos desestabilizadores de la democracia nicaragüense.  Por el contrario, confiamos en que el gobierno y la oposición de Nicaragua considerará estos llamados,  estas preocupaciones por la situación y los buenos deseos de que se produzca un diálogo que haga desaparecer cualquier duda sobre los comicios electorales, como expresiones de buena voluntad que nacen de ese afecto que sentimos muchos gobiernos y naciones por el país de Sandino en el que nadie quiere ver el más mínimo atisbo de retorno a situaciones conflictivas del pasado que ojalá nunca más vuelvan a repetirse.

Deseo hacer finalmente una reflexión sobre las funciones, el papel del Secretario General ante diversas situaciones, problemas y conflictos que se suscitan en el hemisferio americano. Sin referirme a casos específicos, creo que este funcionario internacional puede y debe emitir opiniones, hacer sugerencias, comentarios y consideraciones tendientes a la preservación y el fortalecimiento de las instituciones jurídicas y políticas de la OEA, tales como la Carta Orgánica y la Carta Democrática.  Si en un momento dado, los cancilleres reunidos en Asamblea General, llegasen a considerar que quien ejerce el cargo de Secretario General no puede ni debe llevar a cabo estas funciones, deberían entonces reformar la Carta Orgánica y en lugar de Secretario General procedan a nombrar un Administrador o un Gerente de la OEA, para lo cual no se pensará más en elegir altas personalidades americanas tales como Ex Presidentes o Ministros o Ex Ministros sino a cualquier persona graduada de Administración Pública o de Negocios.

Por las razones expresadas y porque mi país considera que la OEA , específicamente su Secretario General, no ha intervenido en los asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros, Panamá lamenta no poder acompañar al hermano país de Nicaragua en el proyecto de Resolución que han presentado ante este Consejo Permanente, no sin señalar que, por supuesto, respetamos la soberanía y la institucionalidad democrática del Gobierno nicaragüense de las cuales somos y seremos decididos defensores.

Para el pueblo y Gobierno de Nicaragua les deseamos el mejor de los destinos.