Discursos

EMBAJADOR JAVIER SANCHO BONILLA, REPRESENTANTE PERMANENTE DE COSTA RICA ANTE LA OEA
PALABRAS DEL EMBAJADOR JAVIER SANCHO BONILLA, COMO SECRETARIO PROTÉMPORE DEL GRUPO CENTROAMERICANO, DURANTE LA CONMEMORACIÓN DEL V ANIVERSARIO DE LA CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA

12 de septiembre de 2006 - Washington, DC


Muchas gracias, señor Presidente,

Hace cinco años, cuando diecinueve terroristas arremetieron contra el Centro Mundial de Comercio en Nueva York y el Pentágono en Washington D.C; en Lima, Perú, treinta y cuatro naciones se comprometían a promover y fortalecer –con un instrumento histórico- la democracia en el hemisferio occidental.

Ese día, el 11 de septiembre de 2001, se comprobó una vez más la incapacidad de los totalitarismos religiosos para alcanzar la paz, la justicia y la prosperidad; objetivos que sólo con democracia y en democracia los pueblos del mundo han logrado concretar.

Justamente porque la defensa de la democracia no puede ser un ejercicio retórico, debe expresarse en mecanismos concretos y eficaces para asegurar su prevalencia. Esto debe incluir no solo los casos de ruptura abierta, sino también en aquellos en los cuales quienes violan la institucionalidad recurren a diversos mecanismos para disfrazar ese hecho.

Así lo hicimos Canadá, Perú y Costa Rica, junto con el resto de de los países de la región, durante la Tercera Cumbre de las Américas, realizada en Québec en abril de 2001, cuando promovimos la aprobación de la llamada “cláusula democrática”, según la cual se excluirá de esas cumbres y de los procesos vinculados a ellas al gobierno de un Estado donde se haya alterado o roto el orden democrático.

Seguíamos de esta forma a nivel hemisférico los antecedentes que había establecido la Unión Europea para limitar el acceso a nuevos miembros, y que en MERCOSUR habían servido para defender la democracia en Paraguay en 1996.
Tal decisión estableció un importante costo: político, económico y comercial, para quienes transgredan la institucionalidad democrática, con los lógicos efectos disuasivos que esto implica.

Para fortalecer aún más la protección de la democracia, los países del hemisferio impulsamos en Costa Rica, como sede de la Trigésima Primera Asamblea General de la OEA en junio de 2001, la adopción de la Carta Democrática, cuyos principios y mecanismos se aprobaron en la llamada Resolución de San José.

La Resolución de San José contribuyó a ampliar el ámbito de las situaciones en las cuales la OEA podrá intervenir para proteger la democracia. Se adoptó entonces plenamente la conceptualización hecha en la cláusula democrática y se fijó plazo para la aprobación del texto definitivo de la Carta, lo cual se materializó en la Asamblea General Extraordinaria de la OEA, celebrada en Lima, el once de septiembre de 2001.
En este quinto aniversario, cuando recordamos y rendimos respetuoso tributo a las víctimas del terrorismo, celebramos la indiscutible voluntad de los países del hemisferio con la democracia entendida como el régimen político fundado en los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Celebramos a la democracia como una forma de organización; como una respuesta a cómo ordenar el poder político y no una respuesta a las finalidades de la sociedad. Celebramos a la democracia que, en palabras de Friedrich Hayek , "es por encima de todo un proceso de formación de opinión,” como un sistema de discusión inteligente para llegar a acuerdos por la regla de la mayoría.

Por todo ello, los países a los cuales tengo la honra de representar esta tarde: Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Panamá y Costa Rica, celebramos también a la Organización que nos cobija, por la fortaleza de sus principios y su resolución para alcanzarlos.

Y creemos que, al conmemorarse el quinto aniversario de la Carta Democrática, le corresponde a la OEA renovar su compromiso con la democracia, para que continúe fortaleciéndose y profundizándose en el hemisferio; pues con un Estado de Derecho fuerte, seguridad multidimensional, transparencia, gobernabilidad y estabilidad, se crean las condiciones indispensables para favorecer el florecimiento de las economías e impulsar los procesos e integración que necesitamos para disminuir la pobreza y crear oportunidades de crecimiento y superación para nuestras familias.

Conmemoramos pues a una Organización verdaderamente democrática, que reúne a libres e iguales, en la que todos contribuimos en la medida de nuestras posibilidades: con nuestra visión política, con nuestra cultura y tradición y con nuestros aportes para alcanzar los objetivos de la Agenda Interamericana.

Muchas gracias, señor presidente.