Discursos

EMBAJADOR MANUEL MARÍA CÁCERES, REPRESENTANTE PERMANENTE DE PARAGUAY ANTE LA OEA
DISCURSO DEL JEFE DE LA DELEGACION DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY, EN LA ASAMBLEA GENERAL DE LA OEA, CELEBRADA EN FORT LAUDERDALE, USA.

6 de junio de 2005 - Fort Lauderdale, FL


Señor Secretario General
Señor Secretario General Adjunto
Señora Presidenta
Señores Ministros y Jefes de Delegación
Señoras y Señores:

El futuro de la democracia en nuestra América demanda nuevos esfuerzos imaginativos que nos permitan apreciar y defender las conquistas alcanzadas, sin renunciar a la constante expansión de sus horizontes. Propugnamos democracias de mayor calidad que sean herramientas efectivas para lograr sociedades más desarrolladas y justas. Sin embargo, no debemos olvidar que la democracia, como ha sugerido Amartya Sen, se fundamenta en sus propios valores y se justifica independientemente de su relación con el desarrollo económico. La relevancia intrínseca de los derechos que ella garantiza, autoriza suficientemente a defender su existencia sin que resulte necesario demostrar si fomenta o no el crecimiento económico.

Lo dicho hasta aquí revela, a simple vista, los límites de pensar la democracia sólo como un régimen político, es decir, el método de elegir gobernantes. Sin embargo, en la actualidad ella conlleva la necesidad de institucionalizar la igualdad civil y política con niveles de equidad social indispensables para el ejercicio de los derechos ciudadanos. En ese sentido, se han estado impulsando cambios en las agendas políticas de los países de la región; hoy en día se impulsa la democratización de los Estados junto con las oportunidades sociales, como tareas centrales a fin de conquistar derechos ciudadanos. Es decir, hoy se concibe la democracia como una permanente conquista cotidiana y como un orden perfectible a partir de la acción ciudadana.

Debemos así, al amparo de estas reflexiones, ir formulando un nuevo concepto de democracia que genere un nuevo enfoque: el de la “calidad de democracia”.

Por cierto, este esfuerzo de análisis está fundado en el clima de descontento ciudadano que cunde en nuestro continente con el régimen democrático, ya sea por sus propias limitaciones institucionales, como por los – en muchas ocasiones- magros resultados económicos y sociales obtenidos en los últimos años.

En efecto, debemos ser realistas y asumir que la democracia no anda bien en nuestro continente. Una importante razón es que en muchos casos se puede observar que gobiernos democráticamente electos no tienen la fuerza suficiente para enfrentar problemas del desarrollo, de equidad social e incluso de violencia y seguridad ciudadana. La crisis económica, la alta inflación, las críticas contra el Estado en la mayoría de los programas de ajuste económico, la corrupción y el clientelismo han contribuido a generar un estado anémico.

Esta anemia aparece también en el sistema legal. De hecho, en muchos nuestros países se puede notar la coexistencia de un régimen democrático con un sistema legal que rige de manera intermitente y socialmente sesgada. La legalidad del Estado no alcanza a muchas regiones en nuestros países, incluso a gran parte de algunas ciudades, donde otro tipo de ley es la que rige efectivamente.

Así podemos observar que en algunos países ciertos grupos viven en la pobreza o extrema pobreza, y sufren una sistemática humillación o persecución. Muchas de estas personas, que provienen generalmente de sectores más populares, no sólo son pobres materialmente sino también legalmente.

Señoras y Señores:

Este es un asunto de especial importancia para la Organización de los Estados Americanos. La democratización registrada en el último cuarto del siglo veinte permitió la recuperación o instalación de derechos que habían sido sistemáticamente negados y arrasados bajo los regímenes autoritarios. Pero, al mismo tiempo, no es posible eludir que la actual experiencia democrática en varios países de la región ha coincidido, penosamente, con el deterioro de ciertos derechos ciudadanos que parecían asegurados (sociales y civiles) debido al impacto de las fuertes crisis económicas y sociales y de políticas de desmantelamiento de áreas enteras del Estado.

Esta situación observable en nuestra región, no debe convertirse en excusa para que ciertos poderes fácticos y grupos organizados abusen del margen de tolerancia que maduramente hoy expresa la ciudadanía: esto debe ser entendido como una oportunidad para corregir el rumbo en función del interés general.

Esta avance conceptual nos debe colocar en mejores condiciones, no sólo ya para determinar “qué regímenes son democráticos” sino también para evaluar “cuán democráticos son”. Esto nos permitiría dar cuenta de los factores que explican por qué nuestras democracias pierden legitimidad y ven erosionar progresivamente sus apoyos.

Queridos colegas:

Pese a que la democracia vale por sí misma, a nadie escapa que el mantenimiento de las condiciones económicas negativas arriesga abrir las puertas para que los enemigos de la democracia se autoproclamen como “los mejores intérpretes de lo que requiere una sociedad cuando atraviesa tiempos difíciles”.

Todo esto hace aún más urgente y necesario el desafío de encarar el perfeccionamiento de la democracia en sus diferentes dimensiones y promover así una mayor identificación y compromiso de la ciudadanía con ella.

La democracia es el único régimen político que permite perfeccionarse en un marco de libertad; y ese es un privilegio que no debemos soslayar. La democracia es una fuente de oportunidades para gozar de derechos, y el modo en que ellos sean asegurados. Sólo su vigencia nos permitirá rectificar el rumbo, en libertad, pues la misma democracia contiene elementos que permiten su propio perfeccionamiento y profundización.

Señoras y Señores:

A la democracia perfeccionémosla con más democracia.

El desafío de elevar la calidad de la democracia convoca a muchos actores, y por tanto, su promoción tiene múltiples interesados. Este debe ser el puente que una la sociedad civil con el gobierno y la ciudadanía en general, pues todos tienen un papel legítimo en su promoción. No se eleva esta calidad sin gobiernos, sin la sociedad civil o sin la ciudadanía en general. La superación del desencanto ciudadano hacia la democracia pasa por crear mejores bases para el buen gobierno, y por la recuperación de la fe en la política y sus instituciones.

El Sistema Interamericano en general y la OEA en particular han ido asumiendo esta responsabilidad y para el efecto adoptaron documentos de trascendencia indiscutible. Prueba de ello lo constituye la Carta Democrática Interamericana, la cual es un instrumento que ha demostrado su eficacia para preservar la democracia en nuestra región. En ese sentido rescatamos su utilización a solicitud de los estados parte para encauzar situaciones que podrían haber ocasionado males mayores. Eso nos demuestra que la Carta no es un instrumento declarativo sino sobre todo preventivo.

La Carta dispone en su artículo primero que “la democracia es esencial para el desarrollo social, político, económico de los pueblos de las Américas”.

Pero quisiera resaltar muy especialmente el capítulo III de la Carta Democrática relativo a la Democracia, el Desarrollo Integral y el Combate a la Pobreza. (Observación: Leer Art. 11, 12, 13 y 14 de la Carta Democrática).

En perfecta consonancia con esos párrafos tenemos la Convención Interamericana de lucha contra la Corrupción, así como los planes de acción de las Cumbres de las Américas, elementos indiscutibles a los que debemos recurrir y efectivamente implementar para lograr una democracia de mayor calidad. Hacemos votos para que próximamente, el Comité de Expertos, revise su reglamento e introduzca la figura de la “simultaneidad en la producción de informes”, en forma similar a la utilizada por el Mecanismo de Evaluación Multilateral de la CICAD, cuyo modelo consideramos un orgullo para la Organización.

Señor Secretario General, quisiera sugerirle la posibilidad de explorar nuevos recursos con el objetivo de financiar un acercamiento más personalizado de las autoridades y funcionarios de estos Mecanismos de Evaluación con los Parlamentos, Magistrados y la Sociedad Civil de nuestros países de modo a que ellos como actores esenciales de la vida política local se involucren y tomen acabado conocimiento de los instrumentos y órganos con que cuenta nuestra Organización, un diálogo en ese sentido creo va a dar sus frutos en un corto plazo sobre todo en una doble vía, como aporte a la Democracia y como acceso de nuestros pueblos a la OEA. Lo que hemos ya propuesto en anteriores ocasiones, una OEA de la gente y para la gente.

Señoras y Señores:

La República del Paraguay mantiene su firme compromiso con la promoción y defensa de la democracia, la vigencia del Estado de Derecho, de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Consecuentemente con su adhesión a estos valores, sostenidos por la Organización desde sus orígenes, el Paraguay tuvo el honor de ser sede del XXVI período extraordinario de sesiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, celebrada en Asunción del 9 al 13 de mayo del presente año, respondiendo a la invitación del Gobierno Nacional cursada a su Presidente, el Doctor Sergio García Ramírez.

Esta visita, calificada de histórica por haber sido la primera vez que la Corte sesionó fuera de la sede de sus funciones, inaugura una nueva modalidad de promoción del funcionamiento y competencia de los órganos del sistema interamericano de protección de los derechos humanos, lo cual estamos seguros contribuirá al fortalecimiento del sistema en conjunto.

Las sesiones de la Corte en Asunción han sido igualmente muy valiosas para mi país, pues han contribuido indiscutiblemente a fortalecer el vínculo entre el sistema nacional de derechos humanos y el sistema interamericano, promoviendo por primera vez un encuentro entre el pleno de Alto Tribunal Interamericano y el pleno de la Corte Suprema de Justicia de mi país, lo que permitió la suscripción de acuerdos de cooperación entre ambas instancias jurisdiccionales, así como con el Consejo de la Magistratura y la Escuela Judicial.

Las audiencias públicas sobre casos contenciosos y medidas provisionales celebrados en Asunción igualmente contribuyeron a acercar a la Corte Interamericana a los beneficiarios del sistema, la ciudadanía en general, los operadores de justicia, los defensores de derechos humanos, quienes tuvieron la oportunidad de asistir a las citadas audiencias, e igualmente benefició al sector académico, a través de la firma de convenios de cooperación con las Universidades de Derecho y a través de conferencias magistrales llevadas a cabo por los Jueces del citado órgano sobre los desafíos del presente y futuro del sistema interamericano de protección y las contribuciones de la corte en el hemisferio a través de decisiones.

Queridos Colegas, Hermanos y Hermanas Americanos:

Hagamos un trato: Reivindiquemos la dimensión cotidiana de la democracia y la necesidad de revalidar día a día su legitimidad. El vínculo y el compromiso de todos y cada uno de nosotros con la democracia deben renovarse y ejercitarse diariamente en las pequeñas cosas de la vida.

Muchas gracias.