Discursos

LUIGI R. EINAUDI, SECRETARIO GENERAL INTERINO DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN EL FORO HEMSIFERICO “HACER REALIDAD LOS BENEFICIOS DE LA DEMOCRACIA”

11 de abril de 2005 - Washington, DC


Señor Embajador John Maisto, Representante Permanente de los Estados Unidos ante la OEA

Señor Michael Magán, Director Adjunto de Administración de la Agencia de los Estados para el Desarrollo Internacional (USAID)

Señoras y señores Embajadores y Representantes Alternos de los Estados Miembros ante la OEA

Doctor Luis Alberto Rodríguez, Director de la Secretaría de Cumbres de las Américas de la OEA

Señoras y señores representantes de la sociedad civil:


Bienvenidos. Me complace ver muchas caras conocidas y otras nuevas que se incorporan a los trabajos que se enmarcan en la XXXV Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos.

La participación de la sociedad civil en las Asambleas Generales de la OEA es relativamente reciente. Hace unos 20 anos, las organizaciones que promueven la defensa de los derechos humanos abrieron un espacio de diálogo en la Asamblea General. Luego de la Cumbre de las Américas de 1994 y del positivo impacto en materia de participación ciudadana de la Cumbre de Desarrollo Sostenible celebrada en 1996, los cuerpos políticos de la OEA empezaron a discutir cómo ampliar la participación pública en los asuntos hemisféricos. En 1999 el Consejo Permanente adoptó las Directrices de Participación de la Sociedad Civil y la Cumbre de Québec contribuyó a recibir con menos recelo las opiniones de la sociedad civil. Hoy esa necesaria participación es aceptada como parte del engranaje del sistema.

En la Asamblea General de Santiago en 2003 se formalizó el Dialogo entre los Ministros de Relaciones Exteriores y la sociedad civil al aprobar la resolución CP/Res.840 “Estrategias para aumentar y fortalecer la participación de la sociedad civil.” La Asamblea General celebrada en Quito confirmó que sí es posible crear un espacio en el que todos los actores sociales sean representados en la búsqueda de consensos democraticos.

Las organizaciones de la sociedad civil participan regularmente en nuestras conferencias especializadas y en las reuniones ministeriales. Los debates sobre la Carta Democrática Interamericana, la Conferencia sobre Seguridad Hemisférica, las reuniones ministeriales de trabajo, educación, ciencia y tecnología, y de cultura, la Cumbre Extraordinaria de las Américas de Monterrey, y las actividades preparatorias de la Cuarta Cumbre de las Américas a celebrarse el próximo mes de noviembre en Mar de Plata, Argentina -- todos y todas han sido enriquecidas por la participación de la sociedad civil.

En este sentido, celebro que la Misión de los Estados Unidos de América y la Secretaría General hayan concertado este Foro Hemisférico con motivo de la XXXV Asamblea General de la OEA que se realizará en Fort Lauderdale el próximo mes de junio. “Hacer realidad los beneficios de la democracia” es el tema en que se centrará el diálogo entre los Ministros de Relaciones Exteriores. Las conclusiones que emanen de este foro serán la base para el diálogo entre los Jefes de Delegación de los Estados Miembros y los representantes de la sociedad civil en la Asamblea General.

Señoras y señores:

El Hemisferio americano es un hemisferio de contrastes y desafíos. Contrasta el hecho de tener una gran riqueza y también una estremecedora pobreza, instituciones democráticas muy antiguas pero muy vulnerables, un derecho interamericano muy avanzado pero aún persisten numerosos conflictos que amenazan nuestros esfuerzos de integración.

Si la democracia es la gloria de América, la injusticia es nuestro talón de Aquiles. La consolidación de la democracia se ve afectada por la marginación y la exclusión, por la pobreza, por la devastadora e inaceptable corrupción, por el debilitamiento de la independencia y equilibrio de los poderes públicos, por la impunidad, por la violación de las libertades básicas y los derechos humanos, por el terrorismo, el narcotráfico y la violencia.

La inestabilidad que tanto preocupa a los gobiernos, y que afecta con severidad a sus ciudadanos, surge de la falta de institucionalidad democratica. No sólo existen instituciones débiles sino que también se observa que sufren de una carencia de legitimidad frente a la sociedad como intermediadores de las demandas sociales.

Preocupa que haya países en la región que registren niveles tan altos de pobreza, que en algunos casos supera el 50% de la población y que han mantenido esas cifras por décadas. Este nivel de pobreza unido a la debilidad de las instituciones democráticas afecta seriamente la integración social de sectores tradicionalmente excluidos y que sufren altos niveles de discriminación.

Si queremos evitar continuar yendo de crisis en crisis, tendremos necesariamente que ayudar a que se fortalezcan nuestras instituciones democráticas. No bastan elecciones por transparentes que sean. Sin sistemas educativos y de justicia capaces de servir a todos no se puede garantizar que los derechos fundamentales se respeten, se promuevan y se cumplan.

El tráfico de drogas ilícitas, el terrorismo, el tráfico de armas, la violencia, el crimen urbano, la inseguridad, los desastres naturales, la difícil situación de los refugiados, y las disputas fronterizas son todos elementos perturbadores de la seguridad de nuestros pueblos.

En la OEA estamos buscando mejorar nuestra capacidad de acción institucional frente a los desafíos de la región. En enero aprobé una Orden Ejecutiva que sintoniza la estructura de la Organización con las realidades de las Américas. La creación de un Departamento de Asuntos Políticos y Democráticos, otro de Seguridad Multidimensional, el fortalecimiento de la Secretaría de Desarrollo Integral donde el diseño de políticas está respaldado por proyectos de cooperación técnica, y el garantizar la independencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos – todo esto tiene el mismo objetivo, de mejor responder a las problemáticas que afectan a los pueblos de América.

La Secretaría de Cumbres depende directamente del Secretario General, con la autoridad y capacidad de coordinación para asegurar que todas las áreas técnicas de la Secretaría apoyen a los Estados Miembros en la implementación de las decisiones que los líderes de la región toman en las Cumbres de las Américas.

Quisiera referirme aquí a la falta de recursos que maniata la Organización.

La OEA, la misma Organización que hoy está estableciendo las pautas a nivel global en las áreas de democracia, derechos humanos y antiterrorismo, hoy tiene menos funcionarios que el Departamento de Relaciones Públicas de las Naciones Unidas. Sin un reajuste realista de cuotas de sus Estados Miembros, la OEA podría desaparecer justo cuando más la necesitamos.

Señoras y señores:

Los próximos meses van a ser cruciales para la Organización. Hoy se elige un nuevo Secretario General. En el mes de junio realizaremos la Asamblea General en Fort Lauderdale y en el mes de noviembre los jefes de estado y gobierno se reunirán la Cuarta Cumbre de las Américas. Sabemos que vamos a necesitar todo el apoyo de la sociedad civil y de los diferentes actores sociales, así como del sector privado, en el proceso de diseño y formulación de la agenda social hemisférica. Pero nuestra dependencia mutua tendrá forzosamente que extenderse a la realización de lo acordado.

Y tenemos que reconocer que tenemos mucho camino que recorrer. Hemos avanzado en la realización de consultas, pero aún nos falta el tiempo para discutir las resoluciones. No me cabe duda de la importancia que la Secretaría de Cumbres de las Américas le da a la participación ciudadana pero sí vamos a tener que trabajar todos juntos muy proactivamente en la consecución de recursos, en la constitución de redes y en la distribución de información – para poder garantizar que esa participación continúe y que podamos construir un mejor futuro para la región.

Señoras y señores:

Quiero hacer un reconocimiento especial a la Misión de los Estados Unidos ante la OEA, y a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos por su apoyo financiero para llevar a cabo este Foro Hemisférico. Quisiera agradecer a usted, Embajador Maisto, y a los señores Steve Liston y Steve Hendrix, a la señora María Barron. Un saludo especial a George Vickers del Open Society Institute por su apoyo, y naturalmente a los Estados Miembros y a todos ustedes.

Espero que los Estados miembros y la sociedad civil fortalecerán esta colaboración y hago votos para que podamos avanzar juntos en las tareas que nos hemos fijado.

Muchas gracias.