Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
INAUGURACION DE LA RESTAURACION DEL MURAL "HUELLAS DE PAZ" Y DE LA EXPOSICION DEL ARTISTA URUGUAYO CARLOS PAEZ VILARO

22 de junio de 2004 - Washington, DC


Hoy celebramos, una vez más, la restauración de uno de los muchas sueños hechos realidad por Carlos Páez Vilaró. Este trabajo mural comenzó como empiezan todas las actividades de este artista uruguayo, un soñador de sueños, un romántico hacedor de cosas, un trotador de mundos, un promotor de ideas, de tonos musicales, de modelos arquitectónicos, de modos de convivencia, de caminos de creación. Su personalidad sin límites y su libertad infinita, le han permitido nutrirse en cada rincón del mundo para proponernos una obra que abarca todos los frentes posibles de un hombre americano.

Y desde esta connotación de pertenencia, lo veo como un artista que ha recogido muchas huellas para la realización de sus murales, como lo hicieron los muralistas mexicanos en su búsqueda de identidad; o como la intención reveladora del brasilero Cándido Portinari en su interpretación del carnaval y pobreza. Páez Vilaró ha dejado estos testimonios generosamente por el mundo, como una consigna de unión y paz en su retórica de color cura el dolor.

En la pintura de caballete, Páez Vilaró retoma los temas que había planteado Pedro Figari: los mitos, rituales, bailes de las minorías uruguayas. Sin embargo, la estructura subyacente de sus pinturas sigue de cerca la geometría y el simbolismo de los planteamientos del universalismo constructivo de Joaquín Torres García.

Como si ello fuera poco, y más allá de las fronteras del continente, también se nutre de tendencias que hacen parte del testimonio del siglo XX. Pablo Picasso desde su descomposición de la forma y Ferdinand Leger desde la temática de la reivindicación obrera y los cambios rotundos de un paisaje industrializado. Como verán, es difícil sintetizar en pocas palabras el enorme abanico de búsquedas, tendencias y logros de este ávido artista que ha buscado en todos lados el sentido espiritual de lo humano.

El Mural que hoy nos congrega fue realizado hace 44 años y dejó en evidencia muchas de los objetivos de nuestra misión. En el enorme túnel que une el edificio principal con la sede administrativa, Páez Vilaró plasmó la representación del continente que en ese tiempo aglutinaba los 21 países de la Unión Panamericana y que buscaba, como el título bien lo dice, encontrar las huellas de la paz. Esa paz que tenía como componentes muchos de los ideales que hoy nos acompañan y que conservan su plena validez: la cooperación, la tolerancia, los ideales comunes, la preservación de las tradiciones, la erradicación de la ignorancia, el respeto a las libertades y a los derechos humanos.

Por otra parte, en su ejecución con estudiantes de arte de la ciudad de Washington, planteo la importancia del trabajo mancomunado. Este ideal de trabajo conjunto, que bien lo pregonó Joaquín Torres García en su Escuela del Sur, lo retoma Páez Vilaró y lo multiplica en los muchos proyectos culturales de cooperación comunitaria en los que ha estado involucrado.

El túnel, que me recuerda el alarido del Guemica de Picasso, es una muy buena demostración de el lenguaje artístico e innovador que ha sido parte del mundo creativo de Páez Vilaró. En una gran procesión de imágenes muy geométricas, nos deja las huellas de ese profundo sentido barroco americano que se une a la precariedad de medios. Está la preponderancia del dibujo sobre la pintura, la línea como motor de la continuidad y la utilización del color, en una dimensión abstracta, en los símbolos que lo han acompañado siempre.

En esta obra de dimensiones épica, el artista une la cosmogonía universal de los planetas y las estrellas con los mares y sus peces, que también representan la paz cristiana. De la misma manera, vemos girar las mil ruedas que le han dado velocidad a sus creaciones; la geometría que es el eje básico de su leyenda pictórica.

Este conjunto mural en su desenvolvimiento trasversal, es una epopeya. Congrega los himnos de Homero, reúne los objetivos de los dioses paganos en todas sus latitudes, reinterpreta la larga e interminable historia del arte y nos deja un generoso sentimiento humano que es el ideal de libertad.

Quiero finalmente invitarlos a recorrer el túnel y a mirar la maravillosa exposición que también nos ha traído e1 artista. Muchas gracias a la Embajada y a la Misión del Uruguay, así como a Raúl Sanguinetti y a todo su equipo por el entusiasmo con el que asumieron esta maravillosa tarea.

Muchas gracias.