Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
VISITA DEL PRESIDENTE DE COLOMBIA, ALVARO URIBE VELEZ AL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA

25 de marzo de 2004 - Washington, DC


Señor Presidente Uribe:

Acepte, Señor Presidente, esta calurosa bienvenida como un homenaje de todos los americanos al dolor y al sacrificio del pueblo colombiano. Es un reconocimiento a su valentía para enfrentar a todas las fuerzas que intentan impedir su compromiso de devolverles la paz, la seguridad y la esperanza a nuestros compatriotas.

Sus credenciales y vocación democrática, su apego al estado de derecho, su liderazgo continental, su temple, su recio carácter, su vocación infatigable de trabajo, su dedicación a la solución de los problemas sociales, son reconocidos y admirados en el hemisferio americano.
Quiero destacar también la presencia de su Canciller, Carolina Barco, quien con seriedad y profesionalismo ha asumido la pesada y muchas veces incomprendida responsabilidad de mantener informada a la opinión internacional de la muy compleja situación colombiana. Ella ha ganado para la política internacional de Colombia espacios de comunicación y entendimiento, cooperación y solidaridad.

Quiero realzar la indiscutible labor desarrollada por el Embajador Horacio Serpa, su legitimo contradictor en la elección presidencial, quien ha logrado reforzar con sus convicciones sobre Colombia, su don de persuasión y sus habilidades políticas y diplomáticas, el apoyo, la solidaridad y los muchos gestos que hemos recibido de todos los gobiernos y pueblos de las Américas.

Merece especial mención la resolución aprobada hace un mes por nuestro Consejo Permanente, mediante la cual reitera su inequívoco apoyo a sus esfuerzos en procura de una paz firme y duradera en Colombia, en el marco del estado de derecho y de la plena vigencia de los derechos humanos.

Señor Presidente, nuestra presencia va a ayudar a proteger los derechos humanos como lo ha hecho la OEA en varias latitudes en América. Nos vamos a “untar de barro” para asegurarnos que así sea. Esperamos contribuir a lograr la paz con los grupos armados en cuanto accedan a suspender actos terroristas, se comprometan con un cese al fuego y de hostilidades y permitan una verificación internacional.

Desde esta perspectiva, hemos visto con admiración cómo ha rescatado usted la presencia de las autoridades de la república en todo el territorio. Con ello se ha fortalecido en poco tiempo el cumplimiento de las funciones de policía y seguridad del estado. Su política de seguridad democrática arroja datos alentadores con el descenso de los índices de homicidios, masacres y desplazamientos de ciudadanos colombianos. Confiamos en que nuestra misión podrá contribuir a la disminución del narcotráfico, de los actos terroristas y a restablecer la institucionalidad en amplias zonas del país.

Entendemos en la OEA que la paz en Colombia se va a hacer por partes, como un rompecabezas, como a pedazos, y no es justo, ni es realista, pretender apoyar a Colombia sólo cuando sea posible la paz con absolutamente todos los actores. Estos procesos, como todos lo sabemos, son muy complejos y difíciles. Siempre generan dudas, reservas o incertidumbres. Sin embargo, no por ello podemos eludir nuestras responsabilidades de cooperación con Colombia.

No hay negociaciones asépticas. Una paz que sea sostenible, cierta y duradera en el estado actual del conflicto colombiano, exige una presencia internacional que dé cuenta de tres principios básicos: transparencia, credibilidad y respeto por los derechos de nuestros ciudadanos. Ese es el compromiso de nuestra organización. Será mucha la sangre que podrá evitarse si la comunidad internacional comprende que su responsabilidad es aquí y ahora. En esta casa hay una gran confianza en Colombia, en su gobernante, en su estado de derecho, en sus instituciones de justicia. Los pasos que hemos dado surgen de que en Colombia hay además separación de poderes, control constitucional, libertad de prensa y expresión, y una vigorosa sociedad civil que vigilará en todo tiempo los actos del gobierno y sus fuerzas armadas.
Nosotros confiamos en que un buen número de los alzados en armas aún son capaces de recorrer el camino de la reconciliación que el mundo entero, y ya no sólo los colombianos, está invocando. El conflicto colombiano difícilmente puede resolverse aplicando únicamente los mecanismos tradicionales de justicia a través de coerción y penas. Si así fuese, no sería necesaria la negociación.
Vemos con confianza la manera cómo, de cara a la opinión pública, el gobierno y el Congreso discuten el esquema jurídico que va a prevalecer para los grupos armados que se acojan a la ley. Todos los actores, incluida la comunidad internacional, van a encontrar las salidas que permitan conciliar los distintos valores que se deben conciliar: justicia, verdad, sanción, reparación, reconciliación; respeto a nuestra constitución y al estado de derecho; respeto a los derechos humanos; y respeto al derecho internacional humanitario.

Señor Presidente, con su gobierno estamos trabajando para desarrollar un programa que apoye la destrucción de minas antipersonales y le haga frente al grave problema humanitario que se ha ido generando durante el conflicto. Edgar Moreno, ciclista destacado, víctima de una mina y quien perdió su pierna hace doce años, participará en los Juegos Paraolímpicos en Atenas con el logotipo de la OEA, gracias a la colaboración de algunos particulares y de la organización de las Mujeres de la OEA.

La OEA trabaja con el gobierno de Colombia en otros temas de seguridad. En el mecanismo de evaluación multilateral de las políticas contra las drogas que ha resultado ser objetivo, transparente, público y creíble, inspirado en el principio de la corresponsabilidad en la lucha contra este flagelo. Trabaja también en el Comité contra el Terrorismo, un asunto de la mayor prioridad para Colombia; así como también en la lucha contra el tráfico ilegal de armas. La reciente reunión de Bogota nos permitió realzar los logros de esta novedosa política hemisférica.

Señor Presidente Uribe:

El vigor y la eficacia de su política de seguridad han escondido internacionalmente los otros aspectos de su gobierno. Usted tiene una concepción contemporánea y muy acertada del estado, de su rol en una sociedad democrática y en un mundo globalizado. Tiene novedosas ideas que está poniendo en práctica con decisión para llevar a la universalidad la prestación de servicios públicos, como educación, salud y la protección de los más vulnerables.
Puedo de dar fe de que usted ha sido un vigoroso promotor de la descentralización y el poder local, de la participación pública, de una clara mejoría del poder regulatorio del estado, de cómo se estimula la rendición de cuentas y el control ciudadano, y cómo se evita la corrupción.

Usted ha hecho frente a un estado que tiene retos formidables. Trabajando hombro a hombro con usted cuando ejercía yo las funciones presidenciales, coincidimos en que las enormes fallas del estado en el cumplimiento de sus obligaciones sociales le estaban abriendo una brecha a las instituciones democráticas latinoamericanas y a su credibilidad.

Aprendimos juntos que sólo un estado fuerte, eficaz, prestigioso nos puede asegurar la defensa de nuestras democracias. Usted con ese carácter inquebrantable que posee está generando un estado democrático, respetuoso y garante de los derechos de todos, protector de los más vulnerables. Tiene en marcha una revolución educativa para luchar contra la desigualdad y para que Colombia pueda competir internacionalmente.

Al final de mi gobierno, desde el Senado de Colombia, usted asumió la excepcional responsabilidad de transformar la seguridad social al lado de nuestro amigo común Juan Luis Londoño. Y allí desafió a todos aquellos que nos decían que esos temas no se podían ventilar en épocas electorales. Con su actitud, con su excepcional dedicación, con su obstinación sin limites, con su acertado discernimiento de las necesidades del país, usted empezó a perfilarse como el líder indiscutible para hacer avanzar a Colombia en estos tempestuosos tiempos en que le ha correspondido gobernar.
Gracias a usted Colombia dio así un vigoroso paso adelante en la modernización de sus instituciones de política social. Y ahora, cabalgando sobre aquel logro, usted se ha empeñado en fortalecer los mecanismos de seguridad social y extender la cobertura de salud para convertirla en una de las más avanzadas en todo el mundo en desarrollo.

Hay expectativa por su iniciativa de oralizar los procedimientos judiciales, lo cual permitirá mucha más eficacia en lo laboral y lo civil. Esto representaría una preservación en su integridad de la tutela que tan eficaz ha resultado en la protección de los derechos de los Colombianos. Como conozco la valoración que usted tiene de la significativa contribución de la Constitución del 91 a la vida democrática de Colombia, estoy seguro que avanzaremos en la dirección de fortalecer sus instituciones judiciales.

No podría terminar sin mencionar cómo usted le ha devuelto a los empresarios colombianos y a cada ciudadano trabajador la fe de que las dificultades no nos desbordan, y que nuestros problemas de seguridad se pueden enfrentar con el éxito indiscutible que usted ha demostrado. A ello se suma la seriedad y ponderación con las cuales usted aborda el manejo de nuestra economía, lo cual ha dado una gran confianza a los mercados domésticos e internacionales. Usted ha devuelto a Colombia por el sendero del crecimiento y de una vigorosa inversión privada.

Señor Presidente Uribe, sus éxitos son triunfos para los hombres y mujeres amantes de las libertades a todo lo ancho de América. Que la sociedad con mayores desafíos los pueda sortear con el acierto con el cual usted lo ha logrado es bueno para todos los americanos. Es por eso que en esta casa lo recibimos con afecto y con un profundo sentimiento de reconocimiento y solidaridad.

Muchas Gracias.