Discursos

VICEMINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES, AREVALO MENDEZ ROMERO
ACTO DE CLAUSURA DE LA REUNION DE ALTO NIVEL SOBRE POBREZA, EQUIDAD E INCLUSION SOCIAL

10 de octubre de 2003 - Isla de Margarita, Venezuela


Señores

Es para mi un honor dirigirme a esta selecta audiencia para dar clausura a la Reunión de Alto Nivel sobre Pobreza, Equidad e Inclusión Social. Con mucha satisfacción podemos asegurar que se ha cumplido con la labor que el foro interamericano nos propuso. Labor cumplida porque ha funcionado el intercambio de ideas fluidamente, labor cumplida porque hemos dado firmes pasos en esta incesante búsqueda de concertación para la unión, y de la unión para la acción.

Era impostergable que nos reuniésemos para transmitirnos, por un lado, nuestras preocupaciones e incluso nuestros temores, acerca de esta agobiante situación de empobrecimiento galopante que taladra conciencias y presiona al futuro, el futuro de todos.

Las nuevas realidades demandan de todos, absolutamente de todos, más trabajo, más ideas y más decisiones valerosas para ir adelante en una agenda concreta y compartida que se convierta en poderosa herramienta de redención social. La miseria, el atraso y la falta de oportunidades para los más desposeídos ganan espacio y terminan convirtiéndose en estructuras sólidas y a la transformación profunda de esta realidad debemos dedicarnos.

Se impone entonces la creatividad para inventar opciones, el consenso para potenciar la construcción de sistemas eficientes y coraje para aceptar la corresponsabilidad, hoy en el diagnóstico, que para eso estamos y en el futuro inmediato para la construcción de posibilidades ciertas, que para eso actuamos.

En las diversas intervenciones hemos escuchado valiosas opiniones orientadas a convertirse en propuestas válidas que nos permita y direccione en el norte social correcto. El derecho primigenio a la dignidad y a la vida con calidad, bajo techo de la igualdad, supone como principio de acción, la inclusión de todos.

Es el momento, y en eso estamos de acuerdo, de pasar de las declaraciones a acciones concretas, destinadas a remontar las tendencias y el comportamiento histórico reciente, donde el crecimiento regional en el plazo inmediato no superaría el 3.1 % para los próximos dos años. Son ya seis los años perdidos en la región debido al estancamiento económico, lo que ha profundizado la brecha existente entre ricos y pobres que origina un incremento sostenido de personas excluidas. De allí la necesidad de identificar mecanismos para promover la cooperación para el desarrollo e intercambio de programas efectivos y eficientes de combate a la pobreza, y para ello nada mejor que el escenario de la Organización de los Estados Americanos.

Hemos dado, sin lugar a dudas, un renovado impulso a los temas sociales de la agenda interamericana y hemos acordado acciones muy concretas y novedosas que tendremos la responsabilidad de llevar adelante, en un ambiente de cooperación, solidaridad continental y sobre todo ante la convicción de que la pobreza y la exclusión social son amenazas generadoras de una lista innumerable de problemas y calamidades encadenados unos a los otros.

La Declaración de Margarita apunta hacia este objetivo. Ha resultado realmente un proceso interesante el poder conjugar las diversas ópticas que tienen nuestros pueblos y gobiernos frente a un mismo problema. Ese ha sido nuestro reto durante la reunión que nos ocupa.

Como acciones concretas acordadas en la Declaración encontramos, por ejemplo, la reactivación de la Comisión Interamericana de Desarrollo Social; el fortalecimiento del Programa Interamericano de Combate a la Pobreza y Discriminación y la posibilidad de realizar en el futuro encuentros periódicos entre Altas Autoridades gubernamentales responsables del área social.

Igualmente, resaltamos la inclusión en la Declaración de Margarita, la necesidad de profundizar los compromisos asumidos en la Carta de la Organización de los Estados Americanos y la Carta Democrática Interamericana, así como la posibilidad de crear un instrumento que consagre principios y postulados que contribuyan a enfrentar las desigualdades sociales en el hemisferio; instrumento que estructure, de manera coherente y lógica, los principios y mecanismos a través de los cuales encontraremos espacios y herramientas para enfrentar e ir adelante.

Venezuela, ustedes saben, ha mantenido una clara posición respecto a la necesidad de que se elabore un instrumento de esta naturaleza a fin de completar el equilibrio necesario que fortalezca la institucionalidad democrática, que exprese los derechos económicos, sociales y culturales de los pueblos del Continente y sirva de referencia a los Estados para asumir sus compromisos en esa materia. Para tener desarrollo social necesitamos ciudadanos que reclamen, conozcan y ejerzan sus derechos, asuman sus responsabilidades y tengan acceso a los recursos necesarios para hacerlos válidos.

Para alcanzar los fines de justicia social, paz, democracia y libertad, debemos actuar unidos, ya que sólo a través de una política de integración, que comience reconociendo al ser humano como centro de atención, pueden atacarse los problemas económicos y sociales de la región, los cuales constituyen una seria amenaza a la seguridad de los Estados y de la región y un factor perturbador y desestabilizador de nuestras democracias. Democracia con pobreza conduce a democracias débiles.

Por ello, los excluidos tienen derecho a luchar por su participación, en búsqueda de mejores niveles de vida. El pueblo tiene derecho a alcanzar su felicidad. Como ha reafirmado nuestro Presidente Chávez: "sólo dándole poder a los pobres, podrán nuestros pueblos superar la pobreza".

Señores delegados y participantes

En nombre del Gobierno Bolivariano de Venezuela, permítanme expresarles un profundo agradecimiento por su presencia, por sus importantes aportes y decirles que ha sido un gran placer recibirlos en esta Isla de Margarita.