Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
SESION ESPECIAL DE LA COMISION DE ASUNTOS JURIDICOS Y POLITICOS CELEBRADA PARA EVALUAR, CON LA PARTICIPACION DE EXPERTOS GUBERNAMENTALES, EL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

2 de abril de 1997 - Washington, DC


Quisiera agradecer esta oportunidad que me ofrecen para dirigirme a ustedes en esta ocasión. Hoy estamos dando otro significativo paso en el camino que emprendimos a partir de la Cumbre de las Américas en 1994, cuando los Jefes de Estado nos encargaron específicamente una de las tareas más difíciles e importantes de su agenda: el fortalecimiento de nuestro sistema interamericano de protección y promoción de derechos humanos. Y cuando los Presidentes y Jefes de Gobierno nos encomendadaron esta tarea sabían a plenitud del invaluable servicio que este sistema ha jugado en la crucial empresa de hacer de este hemisferio uno en el que la semilla de la democracia y de las libertades públicas haya germinado en todo nuestros países.

Desde entonces, la actuación del sistema con respecto a ese mandato ha sido de continuo avance. Los propios órganos del sistema de derechos humanos han realizado una intensa tarea de reflexión, que culminó con el seminario de expertos no gubernamentales en derechos humanos que se realizó en el mes de diciembre. Simultáneamente en el marco de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente se creó un mecanismo formal de evaluación.

Hoy, ustedes los expertos continúan con ese proceso al reunirse aquí en la Casa de las Américas para examinar nuestro sistema regional y sus procedimientos, y para buscar e identificar sus problemas y oportunidades de fortalecimiento, tanto dentro del ámbito de la Convención Americana vigente, como examinando sus posibles cambios. Sin duda, nuestra obligación al acercarnos al nuevo milenio es que nuestro sistema de protección de los derechos humanos sea lo mejor posible dentro de las nuevas circunstancias de democracia que vive el hemisferio y cuente con la adhesión de todos nuestros países miembros.

Al finalizar sus deliberaciones esperamos entender mejor qué camino deberemos recorrer y si es necesario o conveniente considerar el tema en la Asamblea General de Lima. Igualmente será posible determinar hasta dónde el tema puede madurar para lograr unas ideas muy precisas que permitan a nuestros Jefes de Estado y de Gobierno pronunciarse en Santiago de Chile, en 1998.

La agenda que se ha convenido para el día de hoy es muy completa y sin duda dará lugar a una deliberación muy enriquecedora y fecunda. En lo que hace relación con la Secretaría tuve la oportunidad de compartir con las Misiones ante la Organización mis propias reflexiones, sugerencias y recomendaciones sobre eventuales mecanismos que servirían para fortalecer el sistema. Ellas están contenidas en el trabajo "Hacia una Nueva Visión del Sistema Interamericano de Derechos Humanos" que presenté al Consejo Permanente en noviembre de 1996.

No creo necesario repetirlas todas. Ellas tuvieron la virtud de tener un efecto catalizador, es decir, provocaron el debate y ampliaron la discusión para considerar soluciones que pueden existir mucho mas allá de los confines del sistema actual. Si me permiten, con el espíritu de contribuir en las deliberaciones, quisiera mencionar algunas de ellas dentro del contexto de esta agenda de trabajo. En todo caso los expertos aquí reunidos no sólo podrán encontrar en ellas ideas, sino también en muchas otras de los Estados Miembros. Además de recomendaciones específicas de los propios órganos, tendremos que prestar también particular atención a las palabras preliminares del Informe del Relator de la CIDH que son muy sólidas y bien fundamentadas.

El trabajo propone cambios en el sistema de casos, entre ellos reforzar y aclarar la admisibilidad y examinar las condiciones en las cuales el sistema hemisférico puede revisar las decisiones de los órganos nacionales; y sugiere crear una relación mas fluida entre la Corte y la Comisión, y modificar el papel que juega ésta en los casos que se presentan ante áquella.

Se sugiere también que además de su estructura es importante modernizar la administración y la gerencia del sistema para poder responder a las demandas actuales. Parece imperativo alargar las sesiones de la Corte y de la Comisión. La Comisión y su Secretaría están actualmente presionadas para atender un gran volumen de casos, mientras que la demanda adicional en tareas de promoción y asistencia técnica a los países miembros es mayor que en cualquier otro momento del pasado.

Por eso es tan pertinente que los aspectos de promoción de derechos humanos del sistema interamericano hayan alcanzado un nivel tan importante en esta agenda. Creo que a nuestro sistema, al encontrarse obligado a priorizar en un ambiente de escasos recursos, se le ha dificultado enormemente atender una responsabilidad que implica una creciente atención. Me refiero a la asistencia que reclaman los países para el fortalecimiento de sus sistemas nacionales. En efecto, los tiempos en los cuales los países estaban siempre en una actitud defensiva y de confrontación con el sistema han quedado atrás.

Y los problemas que nos hemos encontrado para atender cabalmente esta esencial responsabilidad son de variada naturaleza. Como ya lo hemos visto, hay una creciente demanda de asesoría técnica para el fortalecimiento de los mecanismos de protección interna. Igualmente tenemos una Comisión que parcialmente cumple funciones judiciales de investigación en el sistema de casos, que cumple una función política en el sistema de reportes anuales, una mixta en las visitas in loco y que realiza unas actividades de promoción bastante parciales dada la limitación de recursos y la dualidad de sus funciones.

Será conveniente definir pronto hasta dónde la Comisión va a cumplir funciones judiciales en la instrucción de los procesos, realizando la verificación de los hechos y dejando a la Corte su función de atender las consideraciones de derecho. Y lo señalo porque en el caso de que esto ocurra será conveniente dejar las funciones de promoción quizás a una nueva dependencia de la Secretaria General como hemos sugerido anteriormente, a la Unidad para la Democracia, o en cabeza de un Alto Comisionado. También podría pensarse en crear un cuerpo que instruya procesos para la Corte y que la Comisión cumpliera funciones políticas y de promoción.

En todo caso la mayor limitación que existe en el momento para las tareas de promoción, mas que de naturaleza estructural, es de escasez de recursos. Será necesario evaluar si la OEA está en capacidad de proveer recursos para el fortalecimiento del Sistema y al mismo tiempo generar adicionales para cumplir labores de promoción. Es bueno reconocer que a pesar de los esfuerzos que hemos realizado recientemente, el sistema está crónicamente desnutrido de recursos financieros.

Quisiera igualmente mencionar que es necesario reconocer que el desarrollo de la protección de los derechos humanos en el hemisferio es hoy un asunto que depende mucho mas de los sistemas nacionales. Nuestros esfuerzos se deben dirigir mas hacia articular mejor el Sistema Interamericano con los Sistemas Nacionales y a crear mecanismos que nos permitan fortalecer esa tendencia y tal vez hacer del nuestro uno esencialmente subsidiario.

Fácilmente podríamos llegar a acuerdos sobre un objetivo de esta naturaleza; mas difícil es crear mecanismos que lo garanticen. Varias opciones se deberán considerar: que el sistema sea solo mecanismo de última instancia, que solo se puedan controvertir asuntos de derecho, que en el desenlace de casos nuestro sistema regional se pueda apoyar mas en autoridades judiciales nacionales (Fiscalías, ombusdmen, Procuradurías) para la verificación de los hechos. Aún mas allá de los casos, habría mucho que ganar con la creación de enlaces operacionales especiales con magistraturas nacionales, fiscalías y oficinas de ombusdman, y con estimular vínculos mas estrechos entre los órganos políticos de la OEA y el sistema de derechos humanos hemisférico.

El tercer y último punto de la agenda es, en mi opinión, el más complicado y el que requiere más imaginación y creatividad. Los desafíos que enfrentamos en el nuevo marco hemisférico demandan respuestas flexibles y rápidas. Los desafíos de hoy no son los mismos que enfrentamos en décadas pasadas, aunque no tengo duda de que nuestro sistema sigue dispuesto y preparado para enfrentar a esos viejos desafíos. Vale la pena señalar que de los 800 casos que tiene la CIDH en este momento, un 70% de ellos aún alegan amenazas directas contra el derecho a la vida.

Los nuevos desafíos se encuentran cada vez más en nuestras relaciones diarias y en el equilibrio social de nuestras sociedades: las condiciones de las cárceles, los derechos de los trabajadores migrantes del hemisferio, los derechos de las mujeres y niños, y los derechos y responsabilidades que se refieren a la seguridad de nuestros ciudadanos, en particular al crimen y a la violencia que hoy asociamos con nuestras ciudades.

Otro tema actual, el de los derechos de los pueblos indígenas, ha sido reconocido por la Cumbre de las Américas como prioridad en la agenda del fortalecimiento de la democracia, y hemos recibido un mandato específico para avanzar en una respuesta de carácter hemisférico. Tenemos frente a nosotros un proyecto de Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas elaborado por la CIDH después de una amplia consulta con el Instituto Indigenista Interamericano y otras entidades del sistema.

La CIDH recomienda que los Estados Miembros tomen en la Asamblea General de Lima las medidas necesarias para llegar a un consenso que permita su aprobación en 1998, en conmemoración del Cincuentenario de la Organización y de la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre. Esperamos que la Declaración se vuelva realidad para entonces, y sea un indicador mas de la vitalidad de nuestra lucha por fortalecer el respeto al multiculturalismo y a la plurietnicidad de muchas de nuestras naciones.

Señoras y Señores:

Es importante señalar también que las instituciones del sistema ya han iniciado un trabajo en la búsqueda de estos objetivos que he mencionado a lo largo de esta intervención. En su sesión de septiembre de 1996, la Corte ya había realizado cambios para modernizar su reglamento. En la última reunión de la CIDH realizada en Washington, el Presidente de la Comisión anunció mejoras importantes en el sistema de casos, entre las cuales se encuentran reforzar y aclarar el procedimiento de admisibilidad; revisar los criterios para presentar los casos ante la Corte; tomar medidas para fortalecer la jurisprudencia; aumentar el uso de las "medidas preventivas"; y establecer lineamientos para clarificar las políticas que rigen la publicación del informe anual.

La CIDH también auspició el Seminario de diciembre que tuvo características poco comunes en nuestro sistema interamericano. Se reunió un numeroso grupo de expertos en derechos humanos de todas partes del mundo, provenientes de sistemas, tradiciones y contextos diferentes. El objetivo fue intercambiar experiencias, examinar tendencias y compartir ideas a un nivel que nos permitiera apreciar el fundamento sobre el cual nuestro sistema de derechos humanos fue construido.

Como ya lo dije, el Informe del Relator del seminario es un documento muy valioso. Contiene actas de los debates, organizadas de tal manera que sirven de guía para los estudiantes de nuestro sistema. También incluye reflexiones de los propios miembros de la CIDH sobre el curso del proceso de fortalecimiento. El informe concluye con la afirmación de que "el sistema interamericano de promoción y de protección de los derechos humanos puede y debe perfeccionarse." De hecho, tenemos en el informe final una determinación mas precisa sobre las áreas de nuestro sistema que deberán mejorarse.

Quisiera concluir con una nota sobre este proceso de fortalecimiento de lo que la Cumbre de las Américas llamó los derechos de los ciudadanos menos influyentes de nuestro hemisferio. El anterior Presidente de la CIDH, el decano Claudio Grossman, reflexionando sobre este proceso en la última sesión de la Comisión, señaló: "El punto de partida y la perspectiva válida para la reforma del sistema debe ser que haya más protección después que antes; que haya más derechos humanos después que antes; que haya más democracia y libertad después que antes..." El Secretario General comparte totalmente esa orientación que es consustancial con nuestro objetivo de conseguir que América sea mas democrática, mas tolerante, mas respetuosa de la diversidad y por ende mas justa y pacifica.

Hay mucho en juego. Les deseo buena suerte.