Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
CEREMONIA DE CONCLUSIÓN DE LABORES DE LA CIAV

15 de julio de 1997 - Managua, Nicaragua


En mi condición de Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, deseo expresarles con absoluta y total sinceridad, lo orgulloso y feliz que hoy me encuentro. Siento una gran emoción al constatar que Nicaragua deja atrás una larga y penosa etapa de su historia; etapa esta que fuera signada por la confrontación y el desencuentro.
En 1989, Nicaragua era un país desgarrado; los largos años del conflicto armado habían provocado un desmembramiento de su tejido social; la sociedad nicaragüense se encontraba polarizada ya que por largos años el conflicto político se dirimió por la vía de las armas, sus familias estaban divididas y la economía presentaba un cuadro alarmante.
A partir de esos días en medio de un cuadro en el que se entremezclaban el escepticismo de unos, la clara desconfianza de otros y un porfiado optimismo de los menos, se avanzó en un proceso mediante el cual el pueblo nicaragüense empezó a marchar hacia el reencuentro y la reconciliación de la sociedad. Se realizaron importantes avances en pos de la pacificación y la efectiva reconciliación; se logró eliminar la metodología del entrenamiento armado organizado, como mecanismo de resolución de los conflictos políticos; se produjo la reducción y profesionalización del Ejército y de la Policía Nacional; y se lograron avances significativos en la estabilización de la economía. Del mismo modo, y como hecho de enorme significación, se logró el traspaso del mando a otro gobierno legítimamente elegido y constituido.
Y este Gobierno, presidido por su excelencia el Dr. Arnoldo Alemán, ha empeñado su palabra y encaminado su accionar hacia la feliz culminación del proceso de reconciliación y pacificación del país. Deseo remarcar el loable esfuerzo realizado por el Gobierno, en pos de lograr los acuerdos de desarme con los grupos remanentes que operaban en el sector central y norte de Nicaragua, poniendo fin a un dilatado y complejo proceso de pacificación, y a la vez, sentar las bases pare lograr la efectiva reinserción de los ex combatientes a la vida civil.
Sin embargo, y reiterando los conceptos que expresara en ocasión de clausurar la Comisión Tripartita el 19 de octubre de 1996, esta es una jornada que recién comienza. Es mas, en cierta forma, pareciera que los desafíos que Nicaragua tiene hoy por delante son tan gigantescos como los de siete años atrás, como si en estos años lo único que se hubiera logrado es cambiar problemas viejos por problemas nuevos. Pero esa es la dinámica de la vida pública, y a usted Sr. Presidente Alemán le corresponde hacerle frente a la nueva agenda nicaragüense llena de tareas que adquieren a veces dimensiones titánicas. Y para cumplir esas elevadas responsabilidades, esperamos que usted pueda conseguir el concurso de todos los nicaragüenses.
Un ingrediente de optimismo que es importante tener presente, es que los desafíos que surgen en la Nicaragua de fines del siglo XX son similares a los que enfrentan otros piases de la región. La modernización del estado, la descentralización de sus atribuciones, la integración de nuestras economías a los mercados internacionales, la modernización de la administración de justicia, la necesidad de conciliar el crecimiento económico con el desarrollo social, la inclaudicable decisión de preservar nuestros recursos naturales, las políticas para hacerle frente a los problemas del narcotrafico, el terrorismo y la corrupción, son parte de la agenda común de las Américas y de manera creciente sobrepasan las fronteras geográficas de nuestras naciones.
Señor Presidente usted no estará solo; y si bien somos conscientes de que no existen procesos idénticos sino similares, las experiencias adquiridas por otros países del resto del hemisferio estarán a su plena disposición. Del mismo modo, y como ha venido ocurriendo en estos últimos 7 años, Nicaragua seguirá contando con el apoyo decidido y solidario de la Organización de los Estados Americanos y de todos sus países miembros.
Lo mencionado anteriormente me lleva a referirme a un segundo punto sobre el cual deseo compartir con ustedes algunas reflexiones. Decía al inicio de mis palabras que esta ocasión significaba pare mi un motivo de profundo orgullo; y ese orgullo se vincula directamente a la culminación de la misión CIAV en Nicaragua.
La Comisión Internacional de Apoyo y Verificación de la Organización de los Estados Americanos, fue constituida por acuerdo suscrito en el encuentro de Presidentes Centroamericanos, que se realizara en Tela, Honduras, el 7 de agosto de 1989. El mandato inicial le confirió a esta Misión la tarea de apoyar la desmovilización, repatriación y reasentamiento voluntario de los miembros de la Resistencia Nicaragüense y sus familiares, y de asegurar el ejercicio pleno de sus derechos y libertades fundamentales.
Esta tarea de apoyo contempló la desmovilización de más de 22 mil combatientes de la Resistencia Nicaragüense; la repatriación de 18 mil familiares de los mismos; e implicó también la atención médica a 2 mil lisiados de guerra y la ayuda humanitaria -en términos de transporte a sus comunidades de origen, alimentación y vestimenta- para más de 120 mil personas.
Durante los primeros años del proceso de transición guerra - paz, los obstáculos que los nicaragüenses debieron afrontar fueron enormes; la dinámica de la pos guerra osciló entre los avances en materia de reinserción y reconciliación y el reencuentro de los excombatientes con sus familias, amigos y antiguos enemigos, y los subsecuentes estallidos de violencia producto de la animadversión política; de esta forma, se fue conformando un fenómeno amenazador para el proceso de pacificación. A fines de 1990, comenzaron a surgir reagrupamientos de ex combatientes de la Resistencia Nicaragüense, -denominados Recontras-, y el surgimiento en paralelo de los denominados Recompas, de distinta filiación política. En esa oportunidad, la CIAV/OEA participó como instancia mediadora hasta la efectiva firma de más de treinta acuerdos, los cuales dieron como resultado la desmovilización de más de veinte mil rearmados.
El 16 de Septiembre de 1992, la Presidencia de la República invitó a Su Eminencia Reverendísima, Cardenal Miguel Obando y Bravo y al Secretario General de la OEA, a integrar junto con representantes del gobierno la denominada Comisión Tripartita. Dicha comisión analizó 83 casos, elaborando 181 recomendaciones, las cuales, para su seguimiento, quedaron a cargo de las instancias de justicia nicaragüense. De igual forma, la mencionada comisión elaboró un documento que sirvió de base pare la reforma a la legislación penal militar, realizada por la Asamblea Nacional en 1995.
En junio de 1993, con motivo de celebrarse en Managua la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, los países miembros, a instancia del gobierno de Nicaragua, ampliaron el mandato de verificación de los derechos y garantías a todas las poblaciones afectadas por las secuelas del conflicto, independientemente del sector al que pertenecieran. Así mismo, se incluyó dentro de este nuevo mandato la participación de ClAV/OEA en los programas indicados por el gobierno nacional, tendientes al fortalecimiento institucional y a la continuación de los proyectos de reinserción social de las poblaciones de pos guerra.
En este marco, la CIAV/OEA conjuntamente con instancias del estado nacional, instituciones municipales y organismos no gubernamentales, apoyó la autoconstrucción de casi 3 mil viviendas de interés social y diversas obras de infraestructura social: escuelas, puestos de salud y acceso al agua potable en distintas comunidades. Igualmente se apoyó la producción de autosostenimienfo familiar, en miles de manzanas cultivadas con granos básicos y cultivos no tradicionales.
En el año 1994, la Misión CIAV de la OEA contribuyó con la mediación y posterior desmovilización y reinserción de 450 efectivos del grupo armado denominado Frente Norte 3-80; en ese proceso se apoyaron los esfuerzos de las instancias nicaragüenses para la ejecución de diversos proyectos de reinserción, localizados en el Departamento de Nueva Segovia. Es importante resaltar que a partir de estos esfuerzos realizados, los índices de conflictividad hoy en dicho Departamento disminuyeron en un 85%, comparados con los datos que se disponían hasta fines del año 1993.
En 1995, en la Asamblea General realizada en Haití, se incluyó la tarea de desarrollar un proceso de transferencia progresiva del mandato de la CIAV a las instancias gubernamentales y no gubernamentales de Nicaragua. Uno de los grandes dilemas que se plantearon en ese momento lo constituía el desafío de culminar el repliegue de una misión internacional, sin dejar vacíos institucionales, en virtud de que el escenario de la transferencia de funciones lo era para las zonas denominadas "de pos guerra" constituidas en general, por áreas geográficas alejadas, marginadas y conflictivas.
Se trabajó en el diseño de una estrategia de finalización de las actividades de CIAV/OEA, fortaleciendo entidades locales que permitiesen un repliegue ordenado que contribuyera con ello a sostener la estabilización y reconciliación. CIAV/OEA apoyó la creación de 96 comisiones de paz y justicia, que involucran a mas de tres mil quinientos promotores de derechos humanos en las zonas mencionadas.
En este proceso hemos contado con el invaluable aporte de la Iglesia Católica. Deseio expresar mi más sincero agradecimiento a Su Eminencia el Cardenal Miguel Obando y Bravo y a los Obispos de las diferentes Diócesis, por haber brindado a nuestra Organización todo el apoyo a la labor realizada.
La culminación de tareas de la Misión CIAV no significa la desvinculación del compromiso de la OEA con Nicaragua; en ese sentido, he manifestado al señor Presidente de la República nuestra firme voluntad y decisión de apoyar los esfuerzos que su Gobierno desarrolla en pro de la paz y de la democracia. Por tal motivo, me complace informar que a solicitud del Gobierno de Nicaragua, la Organización de los Estados Americanos iniciará un programa de apoyo técnico, que en un principio contará con la cooperación de los gobiernos sueco y norteamericano, que incluirá entre sus acciones los siguientes componentes:
- Asistencia técnica a las instancias nacionales en derechos humanos y resolución pacífica de conflictos.
- Asesoría y respaldo a los organismos del Estado Nacional y Municipal, en su accionar en las áreas rurales de la pos guerra.
- Apoyo y asistencia técnica a los programas de reinserción de las poblaciones afectadas por el conflicto.
- Educación para la democracia y la paz en Nicaragua.
Sr. Presidente, amigos todos;
No quiero culminar este acontecimiento sin agradecer profundamente al pueblo de Nicaragua; nuestra tarea se sustentó fundamentalmente sobre la base de su firme y decidida voluntad de pacificación.
A las autoridades nicaragüenses, por confiar en la Organización de los Estados Americanos, como instancia de apoyo a este proceso.
A la sociedad nicaragüense en su conjunto, y a sus partidos políticos, por su testimonio cotidiano de compromiso con la paz y con la democracia.
A los países miembros de la Organización, por haber depositado en nosotros su confianza, en especial, al gobierno de los EE.UU, que con su apoyo sostuvo todo el andamiaje operativo de la Misión.
A la cooperación internacional en general, y a la Unión Europea en particular, por haber contribuido en diversas ocasiones a que pudiésemos implementar programas y proyectos específicos.
Y un último reconocimiento a los integrantes de la Misión CIAV, tanto al personal nicaragüense como al internacional , simbolizados ambos en Don Santiago Murray, a quien correspondió realizar tareas pioneras, y a Don Sergio Caramagna, quien ha cumplido sus responsabilidades con particular celo y dedicación.
Señor Presidente, para finalizar, deseo expresarle una última reflexión: Seguramente con el paso de los años serán los nicaragüenses los encargados de juzgar nuestra tarea; ellos en definitiva determinarán, si la Misión CIAV estuvo a la altura de las circunstancias; si se supo dar respuesta al anhelo americano hecho mandato. Pero de algo sí estamos seguros, y es que en cada tarea, en cada misión, en cada una de nuestras acciones, se trabajó con sensibilidad y profesionalismo; con voluntad de apoyar y de servicio.
Tenemos también en la OEA la esperanza de que el camino por recorrer hacia una sociedad más próspera, justa y democrática aprenda de estas difíciles lecciones del pasado y pueda construirse a base de tolerancia, respeto mutuo y entendimiento de todos los protagonistas de la vida pública del país.