Discursos

EXCELENTÍSIMO LICENCIADO NORMAN JOSÉ CALDERA CARDENAL, MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE NICARAGUA
PALABRAS CON OCASIÓN DE LA VISITA A LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS

5 de abril de 2002 - Washington, DC


Señora Presidenta del Consejo Permanente de la OEA

Señor Secretario General

Señores Representantes Permanentes

Señoras y Señores

Habiendo sido, en 1980, consultor de la OEA en Información Comercial en Guatemala y tras haber recibido la eficiente colaboración de la Unidad de Comercio de la OEA cuando me tocó fungir como Presidente de la Mesa de Negociación de Comercio de Servicios en el ALCA en 1998-99, es un doble honor para mí, como Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, dirigirme al consejo permanente donde concurren representantes de gobiernos democráticamente electos que comparten los ideales que inspiran a todos los pueblos del hemisferio.



Este honor se realza por el hecho de corresponder a Nicaragua la Presidencia Pro-tempore del Sistema de la Integración Centroamericana, coincidentemente, mientras a nuestra hermana república de El Salvador, a través del liderazgo de su embajadora Margarita Escobar le recae la tarea de dirigir, durante los próximos tres meses este honorable Consejo Permanente.



El Presidente de Nicaragua, Ing. Enrique Bolaños Geyer tiene como objetivo lograr que todos los nicaragüenses vivamos con dignidad! Esa visión se basa en que el papel del Gobierno es impulsar el desarrollo humano integral concebido como el crecimiento económico sostenible, en un clima de gobernabilidad democrática en lo político, con equidad social para todos y todas las nicaragüenses.



Por eso reafirmamos nuestro compromiso con los principios de La Organización de los Estados Americanos concebida con la misión de promover y consolidar la democracia. Por eso el vínculo que une a los Estados parte de la OEA es el compromiso democrático y el deber de fortalecer sus Instituciones en beneficio de sus ciudadanos.



Esa visión quedó plasmada en la declaración de “Principios sobre Solidaridad y Cooperación Interamericanas” (Buenos Aires 1936). En la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, celebrada en México en 1945, en la “declaración de México” se recoge el principio que “el hombre americano no concibe vivir sin justicia” y “tampoco concibe vivir sin libertad”, principio que concilia la dimensión social de la democracia con su dimensión política.



Esa visión se reforzó en la novena conferencia Internacional Americana en Bogotá, 1948, culminó con la Carta de la Organización de los Estados Americanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la que fue reformada en Buenos Aires, Cartagena de Indias, Washington y Managua.

También son hitos importantes el “Compromiso de Santiago con la Democracia y la Renovación del Sistema Interamericano”; la resolución AG/RES.1080 sobre Democracia Representativa; la Declaración de NASSAU, la Declaración de Managua para la Promoción de la Democracia y el Desarrollo, así como los progresos alcanzados en materia de derechos humanos desde el Pacto de San José hasta el Protocolo de San Salvador en materia de derechos económicos, sociales y culturales.



Ser una Comunidad presupone conciencia de un destino común y, por lo tanto, eliminación de injustas asimetrías y garantía de oportunidades iguales para todos. Nunca debemos olvidar – para no repetir los errores de la historia – que La Democracia florece y se enriquece cuando los pueblos tienen garantizadas sus necesidades básicas y abiertas las posibilidades de acceder a los beneficios del desarrollo.



Quisiera recordar, también que en la Declaración de Managua para la Promoción de la Democracia y el Desarrollo expresamos el convencimiento de que la democracia, la paz y el desarrollo son partes inseparables e indivisible de una visión renovada e integral de la solidaridad americana.



Más aún, expresamos que la misión de la organización no se limita a la defensa de la democracia en los casos de quebrantamientos de sus valores y principios fundamentales, sino que requiere de un esfuerzo permanente para prevenir y anticipar las causas mismas de los problemas que afectan el Sistema Democrático de gobierno.



La OEA ha sido testigo y actor protagónico en la lucha que durante décadas enteras ha venido realizando Nicaragua para consolidar de manera definitiva la democracia, el Estado de Derecho y la tutela, defensa y promoción de todos los Derechos Humanos.



En los capítulos amargos de nuestra historia, la OEA ha estado presente, acompañando siempre al pueblo de Nicaragua en su lucha por consolidar un régimen de justicia y libertad.



Esa solidaridad americana nos enorgullece a los nicaragüenses y es testimonio que demuestra que la OEA puede ser – y ha sido - un baluarte importante para la defensa de la democracia en el continente, pasando por etapas críticas que tambien le ha tocado enfrentar y superar.



Hoy los nicaragüenses vivimos momentos de esperanzas y optimismo. El 4 de noviembre del año pasado -con la presencia de observadores de todos los países del mundo- incluida especialmente nuestra Organización, los nicaragüenses dimos al mundo un ejemplo de civismo y de nuestra ferrea voluntad de consolidar la democracia y sus instituciones. Más del 93 por ciento de nuestros ciudadanos acudió a las urnas electorales en un país donde no es obligatorio votar.



Este acto cívico sin precedentes, le dio al Presidente Enrique Bolaños un claro mandato democrático –con un margen mayor del 14 %- para edificar una Nueva Era en el país, sustentada en una refundación de las instituciones del Estado de Derecho, creando un clima propicio para el comercio y la inversión, librando una lucha sin cuartel contra la corrupción y la impunidad y llevando adelante nuestra Estrategia Reforzada de Crecimiento Económica y Reducción de la Pobreza.



Hacia el exterior nos hemos unido a esa gran alianza mundial contra el terrorismo, la delincuencia, la narcoactividad y los delitos conexos.



Pero este esfuerzo y sacrificio de Nicaragua no podemos realizarlo solos si queremos resultados concretos. Necesitamos demostrarle a nuestro pueblo –que ha confiado en las bondades del sistema democrático de gobierno- que somos capaces de darles respuesta a sus crecientes necesidades de empleo, salud, vivienda y educación. Ello requiere, junto a nuestros propios esfuerzos y decisiones, el respaldo de la comunidad interamericana .



El alivio de nuestra deuda externa en el marco de la iniciativa HICP, por ejemplo, es muy importante, pero no es suficiente. Necesitamos un respaldo decisivo para incrementar los recursos financieros y de asistencia técnica que nos permitan enfrentar el reto de una amenazante deuda interna consecuencia de los bonos de indemnización y de las crisis financieras resultantes de la quiebra de varias instituciones bancarias.



Durante estos primeros meses de gobierno, nos ha correspondido ejercer también la Presidencia Pro-tempore de un proyecto histórico, pero que no había dado todos los frutos que esperamos. Nicaragua está firmemente convencida de que solo una región Unida puede sobrevivir a tiempos de globalización, arquitecturas monumentales de libre mercado y alta tecnología y competitividad.



Me refiero al proceso de integración centroamericana, fundado a inicios de los años cincuenta con la antigua ODECA, que en el Siglo XXI no avanzó mucho –pese a sus innegables logros y progresos - hacia estadios superiores de integración regional.



Durante estos meses, creemos que hemos logrado –con visión y liderazgo- imprimirle un nuevo dinamismo al proceso integracionista, evidenciado por la realización de 6 Reuniones Cumbre de Presidentes Centroamericanos en menos de tres meses, dándoles un sentido práctico y útil.



Lo primero que hemos hecho, es ir –actuando con pragmatismo- a las causas mismas de los problemas. Por eso los Presidentes han aprobado un Plan Concreto dirigido a alcanzar la Unión Aduanera, con fechas y acciones a tomar, como un primer paso para desencadenar nuevas y superiores etapas que queremos ver culminar en una Unión Económica.



Tenemos ya un mecanismos alternativos de solución de controversias comerciales, los que nos permitirán dilucidar rápidamente nuestras diferencias dentro del àrea de libre comercio, la que vamos a perfeccionar para todos los productos en el 2003. Nuestros presidentes han signado ya un Convenio Centroamericano sobre la Inversión y el Comercio de Servicios, el que se enmarca en el GATS.



Vamos a continuar nuestras negociaciones comerciales y de un TLC con los Estados Unidos, Canadá, Panamá –posiblemente CARICOM- y aun dentro del ALCA y la OMC, desde la fuerza de una sola voz, con posiciones comunes y agenda consensuada. Estamos profundizando nuestra relación con antiguos socios como la Unión Europea donde buscamos una Asociación Económica Estratégica.



Hace menos de dos semanas, Los Presidentes se reunieron con el Presidente Bush abordando, de manera franca y directa, las perspectivas muy optimistas de un Tratado de Libre Comercio y otros temas de interés común.



Vemos, entonces, una Centroamérica que desea acrecentar su peso y su participación en los nuevos escenarios internacionales y está desarrollando toda una Estrategia de Transformación y Modernización para el Siglo XXI cuyos proyectos están interconectados con la iniciativa del Plan Puebla –Panamá.



Estamos viendo una Centroamérica activa que presenta sus posiciones de manera concertada y que ha desarrollado ya un importante aporte regional en temas globales como la lucha contra el Terrorismo, la seguridad democrática, los temas de la Convención de Kyoto, la lucha contra la narcoactividad y los delitos conexos, el lavado de dinero y el desminado.



Todavía queda mucho más por hacer. Tenemos que ir un paso más adelante ampliando y profundizando nuestra cooperación y reconocer que existe un enemigo común. En este escenario no hay espacio para la neutralidad, y ese es el histórico reto que estamos llamados a asumir.



Deseo aprovechar la ocasión para felicitar los esfuerzos que han realizado en cumplimiento del mandato emanado de la reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores realizada el 21 de septiembre pasado, para que en la próxima Asamblea General en Barbados aprobemos la Convención Interamericana contra el Terrorismo.



Ese será un paso más que dará la comunidad de las Américas para sentar los fundamentos para hacer frente al terrorismo de manera eficaz, conjunta y permanente, con miras a consolidar la seguridad y la paz en nuestro hemisferio, cruelmente violentada el pasado 11 de septiembre, un día lleno de luto y de dolor que redobla nuestra voluntad de trabajar unidos..



Esos crímenes, han puesto de manifiesto que la paz hemisférica es una sola e indivisible y que cualquier atentado contra uno de nuestros países, termina por afectar nuestra propia seguridad, razòn por la cual todos debemos actuar de manera mancomunada y firme.



También existen amenazas de otra índole que atentan de manera real la estabilidad de nuestros países. Me refiero a la corrupción, la cual debemos combatir cultivando una cultura de “no tolerancia” de los actos de corrupción y asegurar que nadie esté por encima de la Ley.



Nuestro Hemisferio ha logrado ampliar y profundizar la calidad institucional de nuestros sistemas políticos y la democracia se ha extendido y se consolida gradualmente en todo el continente. Los derechos humanos son observados y respetados en forma cada vez más amplia en nuestros países. Sin embargo, su defensa y promoción debe tener una importancia especial en el continente.



En ese sentido, resulta impostergable que erradiquemos para siempre la tortura, la discriminación, la explotación de las personas, el maltrato y la discriminación a los indígenas y grupos vulnerables, a los migrantes y a cualquier forma de abuso de poder.



También es indispensable avanzar en el Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, tema que constituye un objetivo central en la agenda hemisférica de nuestra Organización.



Nicaragua apoya decididamente todas las iniciativas que refuercen su estructura institucional y promuevan vínculos estrechos con los sistemas nacionales y las entidades regionales de promoción y protección de los derechos humanos.



Nicaragua insta a todos los Estados miembros a ratifiquen los instrumentos del sistema.



Si bien es cierto que los órganos del Sistema de Derechos Humanos tienen la doble tarea de "promoción" y "aplicación", estamos conscientes que aún no está completamente desarrollado un mecanismo de seguimiento y evaluación del impacto alcanzado en este campo, mientras resulta evidente la existencia de una carga cada vez mayor de casos, que podría llevar a la consideración de un incremento razonable de sus recursos.



Nicaragua considera también, que los problemas relativos a la discriminación de los grupos vulnerables, entre ellos los trabajadores migrantes, las mujeres, los niños, los indígenas, deben constituir puntos neurálgicos en la nueva agenda hemisférica de los Derechos Humanos.

Con esa convicción y respondiendo a las nuevas realidades, Nicaragua creó la Procuraduría General de los Derechos Humanos y las Procuradurías Especiales de la Niñez y la Adolescencia; de la Mujer y de los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas, que con la Ley 201 de Promoción de los Derechos Humanos, favorece el establecimiento de un sistema de vigilancia y control de la actividad del Estado, y que en coordinación con la sociedad civil, promueve la defensa y vigencia de los derechos humanos y las libertades inherentes a la naturaleza y dignidad del individuo.



Nicaragua cree firmemente que el reconocimiento de los derechos y libertades de la persona, el respeto, promoción y tutela real y efectiva de los mismos y del principio de la seguridad jurídica en las relaciones entre el Estado y los individuos, y de éstos entre sí, deben ser fin primordial y razón de ser de un Estado Democrático. Esa seguridad jurídica se constituye igualmente en la garantía que buscan los inversionistas para considerar los países en sus planes de expansión.



Por eso el Gobierno de Nicaragua, Señora Presidenta, además de la lucha interna, desea patentizar su pleno apoyo al Grupo de Probidad y Etica Cívica que preside el Embajador Lombardo Martínez Cabezas y que busca asegurar el cumplimiento de las resoluciones 1784, 1785 y 1786 de la Asamblea Nacional en Costa Rica.



Los vínculos que unen a las naciones del hemisferio se han hecho cada vez más fuertes. Esa visión de futuro nos ha permitido impulsar con éxito el proceso de cumbres y la vocación de la OEA es apoyar el desarrollo de esa nueva agenda.



En este nuevo contexto Nicaragua está convencida que la OEA es la institución y el foro hemisférico apropiado para la implementación de la nueva agenda interamericana. Así lo testimonian no sólamente las Asambleas Generales de Santiago, Caracas, Guatemala y Windsor, sino también las últimas dos Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno.



Las Cumbres deben reforzar el diálogo hemisférico que se produce en el seno de la OEA e inspirarse en sus resultados, de manera que nuestra Organización conduzca el proceso y no sea únicamente su Secretaría. El diálogo político que se desarrolla en la OEA, debe orientar la Cumbre para que ésta sea complemento y no sustituto del foro político hemisférico.



Soy testigo personal del papel importante que ha jugado la OEA como miembro de la comisión tripartita BID-OEA-CEPAL en todo el proceso de negociación del ALCA, tarea que ha cumplido con eficiencia y neutralidad. Espero que sigamos apoyando esa labor hasta la consecución de un ALCA integral, que esté al servicio de todos los Estados parte y que tome en consideración las necesidades especiales de las economías mas pequeñas.



Para concluir, quiero dejar constancia de nuestro profundo reconocimiento al encomiable trabajo realizado por la OEA en Nicaragua desde la creación de la CIAV-OEA, las misiones de observación electoral, el apoyo al desminado y los programas de becas, hasta su actual participación en el proceso de establecimiento de medidas para el fomento de la confianza y de recomendaciones conducentes a eliminar tensiones y a prevenir actos que puedan afectar la paz hemisférica entre Honduras y Nicaragua en tanto se produce el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre la determinación de los espacios marítimos en el Mar Caribe.



En este contexto, ha sido factor decisivo para la realización de los objetivos de la Organización, el vigor y dedicación del Secretario General, Doctor César Gaviria y del Secretario General Adjunto, Embajador Luigi Einaudi, Representante Especial. Asimismo nuestro especial reconocimiento al apoyo que ha dado en el campo del desarrollo integral de Nicaragua el Sr. Ronald Scheman, Director General de la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo de nuestra Organización y por supuesto a los demás organismos de la OEA que han apoyado al Estado de Nicaragua en sus esfuerzos por ofrecer a sus ciudadanos un sistema de vida digno, libre y justo.



Estimadas amigas y amigos Representantes: Los retos están plantados: No hay democracia sin desarrollo ni solidaridad, piedras angulares del edificio hemisférico. De nosotros dependerá si nuestra Organización estará a tono con estos desafíos que demandan una OEA renovada, moderna y decidida.



Nicaragua actuará con firmeza y se asociará decididamente con todos aquellos que apuesten a esa nueva visión, en un mundo cuyos pueblos exigen acciones concretas y resultados tangibles desde hace ya muchas décadas.



Que Dios bendiga a los Estados Americanos.



Muchas Gracias