Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
REUNION DEL WORLD ECONOMIC FORUM DURANTE LA CUMBRE ECONOMICA DEL MERCOSUR, 1995.

18 de junio de 1995 - São Paulo


" Estoy convencido que la inserción de MERCOSUR en un mercado libre continental es perfectamente compatible con la liberación y expansión del comercio a escala mundial."

En menos de cinco años MERCOSUR se ha convertido en uno de los procesos de integración comercial más dinámicos, más acelerados y más grandes en el mundo. Un PIB superior a los 850 mil millones de dólares; un comercio exterior por valor de 120 mil millones de dólares aproximadamente; y la triplicación de la participación de las exportaciones intra-regionales en solo cuatro años, pasando de 4,1 % del total en 1990 a 12 % en 1994, hacen del MERCOSUR un eje ineludible en la discusión del futuro del libre comercio en el Hemisferio y en el mundo.

El World Economic Forum nos ha pedido que tratemos en esta sesión el tema de la vinculación del MERCOSUR a las Américas. Auncuando dicho grupo tiene uno de los comercios exteriores más diversificados en términos de socios comerciales (trading partners) existen elementos que hacen pensar que el MERCOSUR tendrá una siguiente fase primordialmente orientada a su integración con otros países y con otros acuerdos de integración en América Latina y el Hemisferio.

Esto se refleja, primero, en el compromiso adquirido por todos los países democráticos del continente, al establecer un claro horizonte político al tema del comercio. Existe un mandato emanado de la Cumbre de Miami para construir un Area de Libre Comercio de las Américas para el año 2005. Ese mandato ha desencadenado un conjunto importante de actividades políticas y técnicas que le han imprimido un acelerado dinamismo.

Entre ellas están la reunión de los Ministros de Comercio en Denver; la primera y segunda reunión de la Comisión de Comercio de la OEA; la conformación de un grupo técnico tripartita BID-CEPAl-OEA para apoyar las negociaciones; y la creación de la Unidad de Comercio en la Organización de Estados Americanos, para contribuir en la coordinación de los trabajos relacionados con este proceso. En todas esas instancias MERCOSUR y sus miembros han participado con entusiasmo.

Un segundo indicador que sugiere una creciente inclinación de MERCOSUR hacia la opción de la integración hemisférica es la voluntad expresada por sus miembros de iniciar conversaciones, y eventualmente negociaciones, con otros países o grupos de países en la región. Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela y el Grupo Andino ya han iniciado --bilateral o colectivamente-- acercamientos y diálogos con MERCOSUR.

Ante la posibilidad de que MERCOSUR se integre a un esquema de liberación a escala hemisférica han surgido algunos interrogantes en torno al efecto que ese proceso tendrá sobre el comercio entre el cono sur y otros socios comerciales extra-continentales. Varios observadores se han preguntado si dicha estrategia no podría conducir en la dirección de un comercio más restrictivo, a nuevas barreras o mayores aranceles que afecten a otras regiones. Europa, con quien MERCOSUR mantiene una estrecha y creciente relación comercial, ve con alguna ansiedad esa posibilidad.

Al respecto yo quisiera argumentar precisamente lo contrario. Estoy convencido que la inserción de MERCOSUR en un mercado libre continental es perfectamente compatible con la liberación y expansión del comercio a escala mundial.

Todos los procesos de liberación o de integración en las Américas, entre ellos MERCOSUR, se han orientado en la dirección de lo que se conoce como regionalismo abierto". Se trata de una liberación acelerada del comercio entre los países miembros, pero sin incrementar las barreras a la inversión o las restricciones administrativas frente a terceros, manteniéndose además la estructura arancelaria dentro de los compromisos adquiridos en la Ronda Uruguay.

Además, no hay que olvidar que todos los miembros de MERCOSUR tienen relaciones comerciales que son altamente diversificadas geográficamente. Ello implica que la presencia del MERCOSUR en el libre comercio hemisférico es un factor político que posiblemente contribuirá a promover el avance en la articulación de las Américas con otros esquemas de integración como la Unión Europea.

El tamaño de MERCOSUR y su acelerada liberación han convertido a dicho esquema en uno de los ineludibles centros de gravedad del proceso de integración de las Américas. Auncuando el TLC sigue siendo una opción estratégica para profundizar la liberación con los grandes mercados, la voluntad expresada por el MERCOSUR para negociar con sus vecinos ha ampliado la esfera de las posibilidades.

No se trata naturalmente de una opción excluyente del NAFTA u otros acuerdos, sino más bien de una ruta complementaria en el proceso hemisférico de articulación y convergencia. Ampliar el MERCOSUR a otros países de América, por ejemplo, aceleraría la convergencia entre los distintos acuerdos de comercio. Al hacer el esfuerzo de armonizar, compatibilizar y estandarizar esquemas distintos, se avanza por el camino de acentuar las similitudes y reducir las diferencias entre todos ellos.

Sin duda solo serán los países quienes en última instancia definan los caminos a seguir de acuerdo a sus criterios e intereses. Pero quisieramos reiterar aquí algunas de las ideas que conjuntamente el BID, la CEPAL y la Organización de Estados Americanos han puesto a consideración de los países miembros con el propósito de contribuir a la reflexión sobre estos asuntos.

La Organización de Estados Americanos ha desarrollado en corto tiempo una serie de instrumentos que sin duda podrán contribuir a apoyar con eficacia al proceso de construcción de un Area de Libre Comercio de las Américas. Me refiero en primer lugar a la Comisión Especial de Comercio, la cual ha tenido la inmensa virtud de revitalizar el diálogo político, jurídico y técnico sobre el tema del comercio en un escenario de alcance interamericano. Sin duda a partir de la reunión de Ministros de Comercio de Denver, la CEC asumirá un papel aún más significativo en el seguimiento y desarrollo de las decisiones de las máximas autoridades comerciales de los países miembros.

La Secretaría General de la OEA creó hace unos meses la Unidad de Comercio cuya misión es desarrollar los mandatos que recibió nuestra Organización en temas de comercio y además servir de apoyo para la coordinación con otras entidades y las secretarías de los distintos acuerdos y sistemas de integración. La estrecha colaboración inter-institucional que se ha establecido entre el BID, la CEPAL y la OEA, en temas de comercio, aseguran la solidez técnica y el aprovechamiento de las capacidades especializadas de cada institución.

Un primer aporte de ese esfuerzo colectivo, es el Compendio Analítico de los Acuerdos Comerciales en el Hemisferio, que se elabora bajo la coordinación de la Unidad, por iniciativa de la Comisión y por mandato de la Cumbre de las Américas. El valor de este trabajo radica en que por primera vez de manera sistemática, organizada y con una metodología común, se establece una descripción y una comparación de los acuerdos de libre comercio e integración en las Américas en todos sus componentes y disciplinas.

Al revisar dicho trabajo se obtienen importantes conclusiones en cuanto a los espacios de convergencia y de divergencia que crea el espectro de acuerdos ya existentes.

El hallázgo central de ese esfuerzo analítico es que al sopesar tanto las diferencias como las coincidencias --entre los distintos acuerdos de integración o liberación-- se detecta que, en su conjunto, poseen una inclinación que favorece marcadamente su evolución hacia una área de libre comercio de alcance hemisférico. Es decir, hay una vocación latente hacia la integración en los distintos acuerdos actualmente existentes en el continente.

En cuanto a la inquietud que han expresado algunos sobre la compatibilidad de estos acuerdos con el esquema multilateral global que heredamos de la Ronda Uruguay, las conclusiones también son alentadoras. Esto sin duda es importante por cuanto la construcción de una área hemisférica es impensable sin garantizar su compatibilidad con los compromisos multilaterales generales. La revisión de los acuerdos, y la voluntad expresada por prácticamente todos los países del Hemisferio de integrarse a la OMC, sugieren que ese dilema se podrá despejar con relativa facilidad.

Dichas estas cosas, y teniendo en cuenta que tenemos por delante el reto de la reunión de Ministros de Comercio en Denver, Estados Unidos, cabe preguntarse sobre la aproximación que habrá de llevarnos a un hemisferio con comercio libre.

En primer lugar, el Area de Libre Comercio se podría construir sobre dos pilares fundamentales. De una parte, las disciplinas multilaterales del sistema GATT/OMC; y de otra, los compromisos contenidos en varios de los acuerdos regionales o bilaterales ya existentes.

El recoger como primera aproximación las disciplinas GATT tiene el valor de que evita la difícil tarea de la construcción de un sistema paralelo de compromisos que en muchos temas puede ser redundante. Además, esta decisión le daría la seguridad a nuestros socios extra-hemisféricos de que la liberación continental es un paso más en el objetivo global de la expansión del comercio mundial.

De aceptarse los estandares globales, las energías se podrán focalizar en la negociación de los temas que son más contenciosos, en las áreas que trasciendan el actual desarrollo de las disciplinas GATT y en aquellos temas que no están cubiertos por la sombrilla de la OMC, pero que son ineludibles en un contexto hemisférico.

También quisiera decir que en aquellos casos en que los componentes significativos de un eventual sistema hemisférico de libre comercio --como por ejemplo MERCOSUR-- hayan desarrollado y consolidado disciplinas en áreas críticas de negociación debemos aprovechar esa valiosa experiencia para ir adelante aun más rápidamente. No parecería eficiente tratar de avanzar haciendo retroceder a los que van más adelante.

La discusión contemporánea sobre comercio va más allá de los temas estrictamente relacionados con el intercambio de bienes. Es lo que algunos llaman los temas nuevos". Asuntos como la inversión, la propiedad intelectual, las compras oficiales, los servicios, los mercados financieros y de capitales, y la transferencia de tecnología van a desempeñar un papel determinante en la agenda de las negociaciones para la liberación del comercio en el Hemisferio.

Es evidente que para los países industrializados el problema del acceso a los mercados sigue siendo un asunto importante, pero el énfasis de sus aspiraciones se ha ido desplazando hacia los temas nuevos". Ello en gran medida por cuanto las restricciones a las exportaciones de los países industrializados, en el resto de América, ha disminuido considerablemente por decisión de los otros países de abrir unilateralmente sus economías sin contraprestaciones negociadas.

En contraste, los países con un grado de desarrollo medio tienen aun una larga lista de reclamos y de querellas pendientes en cuanto el acceso de sus productos a los mercados de mayores ingresos en las Américas. Esto es particularmente cierto en sectores considerados políticamente sensibles, como los productos agrícolas, las manufacturas ligeras y algunas industrias básicas. La mezcla de barreras administrativas, subsidios y altos aranceles hacen que el tema de acceso tenga una especial trascendencia para América Latina. Esto no quiere decir que los temas nuevos" no sean también trascendentales para América Latina. Por ejemplo, el acceso a la transferencia de tecnología es un tema nuevo" que tiene especial relevancia para esta región.

Aquí es importante entender que el éxito de la negociación dependerá de la simetría y el equilibrio con que se traten las aspiraciones que puedan tener los diferentes actores. Y si esta interpretación refleja la realidad, va a ser indispensable mirar la negociaciones de acceso y de los temas nuevos", como un proceso obligatoriamente articulado, donde el progreso en el campo de interés para los países industrializados, debe ser acompañado con sólidas concesiones y compromisos en materia de acceso.

Finalmente para concluir estos comentarios, que tienen solo el propósito de provocar la discusión, quiero resaltar la lección que nos ha dejado la reciente crisis en México. Los progresos en la liberación y la integración no solo tienen consecuencias en el frente comercial. También tenemos hoy una mayor interdepencencia macroeconómica. Esto quiere decir que la convergencia comercial se puede ver amenazada por una divergencia en las estrategias macroeconómicas.

Auncuando siempre hemos hablado de la urgencia de la coordinación de las política económicas para que tengan éxito los procesos de integración, ahora más que nunca es indispensable reafirmar el consenso sobre la necesidad de una estrategia basada en la prudencia fiscal y monetaria, la profundización de las reformas, y la estabilidad de los precios. Y por último una consideración de naturaleza política.

El catalizador político de los nuevos procesos de integración comercial ha sido ante todo el regreso a la democracia. La preservación y el fortalecimiento de las instituciones democráticas son un fundamento ineludible, un requisito, para que se pueda avanzar en todos los demás campos de la vida colectiva de las Américas. Sin democracia, ninguno de los sueños de integración será posible.