Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
VISITA OFICIAL DEL PRESIDENTE DE MÉXICO, DR. ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN

10 de noviembre de 1995 - Washington, DC


" Señor Presidente, lo que mayor reconocimiento le confiere en el escenario internacional, es la decisión que usted tomó de no subordinar las transformaciones políticas al ajuste económico."

Es para mi y para la Organización de los Estados Americanos un honor recibir al Presidente de México, Doctor Ernesto Zedillo y a la honorable comitiva que lo acompaña. Bienvenidos, esta es su casa!

Créame que el terremoto que vivieron el día de ayer sus compatriotas, con el coraje que los caracteriza, nos duele profundamente y obliga la solidaridad de la comunidad interamericana. Por intermedio suyo hacemos llegar nuestras más sinceras condolencias a todo el pueblo de México y en especial a los familiares de las víctimas.

La presencia del Presidente Zedillo entre nosotros, es muestra fehaciente de su gran interés en un renovado multilateralismo. Su visita nos alienta y anima ya que pone de manifiesto que los esfuerzos que estamos haciendo por construir un sistema interamericano más fuerte y comprensivo y por acercar más a las naciones que lo conforman, van por buen camino.

Vivimos tiempos propicios para la acción colectiva, que debemos capitalizar. Las Américas y el Caribe conforman la mayor comunidad de naciones del mundo que vive en democracia. El fin de la Guerra Fría, la interdependencia como realidad inescapable y un mundo que se agrupa en bloques económicos, políticos y sociales, hace inminente que pongamos mayor énfasis y empeño en generar un ambiente de cooperación, imprescindible para la resolución de los problemas que nos aquejan.

En las Américas ha llegado la hora de apostarle al multilateralismo sustentado en un gran denominador común: la fe en la democracia y en las libertades individuales y colectivas que la alimentan, y la convicción de que es necesario seguir adelante con la profundización de las reformas económicas.

Nuestros problemas más acuciantes -la pobreza, la marginalidad, la falta de libertades y de oportunidades, la violación de los derechos humanos, la inseguridad pública en las grandes ciudades del hemisferios, el deterioro del medio ambiente, el flagelo de las drogas, y el terrorismo- requieren de soluciones comunes. Para alcanzarlas necesitamos promover la confianza, compartir la información, fortalecer el diálogo y fomentar el intercambio de experiencias.

Porque las agendas nacionales y la del hemisferio convergen en una sola, ha llegado el momento de la acción multilateral efectiva.

Debemos pues estar satisfechos de que en el continente entero se viven procesos tendientes a fortalecer las instituciones económicas y políticas de las naciones. Nuestras gentes ya no se conforman con el acto formal de ir a las urnas y que su voto sea respetado. Nuestros pueblos piden hoy una democracia en la que impere el equilibrio entre las ramas del poder público, en un escenario de colaboración armónica, responsable y eficiente. Asimismo, nuestros pueblos piden una democracia que garantice mayores oportunidades de participar en la toma de decisiones, más justicia y equidad, respeto a los derechos humanos, un sistema de partidos políticos responsable y vigoroso, nuevos y promisorios horizontes para sus jóvenes, la erradicación de la corrupción, y la seguridad de las personas y sus bienes.

Por todo lo anterior, es claro que el tema que demanda de nuestro mayor esfuerzo y creatividad es la profundización de las reformas políticas que ya han comenzado en la gran mayoría de los países de la región. Al hacerlo debemos tener presente que no existen recetas únicas y que la democracia que cada nación construya deberá corresponder a sus propias circunstancias y al fortalecimiento de su soberanía.

Esos son los temas que ocupan a la O.E.A. y es para mi un honor reconocer que México juega hoy un papel de primera importancia en la promoción de estos objetivos.

Por ello, Señor Presidente, en las Américas hemos seguido con gran interés su primer año de gobierno. Los resultados que hoy muestran los principales indicadores económicos de México, hablan del atinado manejo que hizo para salir adelante de las dificultades económicas que enfrenta desde diciembre del año pasado. Por ejemplo, la estabilización de los mercados financieros y cambiarios, la reducción de las tasas de interés y de la inflación, así como el ajuste y el superávit de la balanza comercial, reflejan que las medidas adoptadas por su Administración, no obstante difíciles, fueron las correctas.

Quisiera, también, expresar nuestro reconocimiento por las reformas que ha emprendido en el campo de la política y la justicia. La decisión presidencial de equilibrar los poderes, fortaleciendo al Legislativo y al Judicial, constituye un avance de la mayor envergadura en la vida democrática de su país.

Asimismo, Señor Presidente, el diálogo que ha promovido entre el Ejecutivo y todos los partidos políticos, es un claro ejemplo de su espíritu reconciliador, de su voluntad de cambio y de su vocación democrática.

En el campo de lo jurídico, estoy seguro de que la reforma Constitucional y demás medidas emprendidas por su presidencia fortalecerán el sistema judicial y mejorarán la administración de justicia.

Hace escasas seis semanas, en su mensaje ante el Congreso de México, con motivo de su Primer Informe de Gobierno, usted habló de la importancia de construir un nuevo federalismo y redistribuir recursos, autoridad y responsabilidades a todos los niveles de gobierno. Este importante compromiso es otro ejemplo de la magnitud de las reformas que su gobierno esta impulsando.

Pero sobre todo, Señor Presidente Ernesto Zedillo, lo que mayor reconocimiento le confiere, al menos en el escenario internacional, es la decisión que usted tomó de no subordinar las transformaciones políticas al ajuste económico.

Como podemos ver, hay una gran similitud entre los objetivos y reformas que su administración promueve y los nuevos derroteros que se ha impuesto la Organización de los Estados Americanos. En el continente tenemos la tarea de trabajar para que nuestras naciones se inserten en el círculo virtuoso de crecimiento, educación, productividad y mejores niveles de vida.

Presidente Zedillo, su visita a la O.E.A. se da en un momento crucial. Como usted bien sabe, los Estados miembros nos han conferido mandato para que, apoyados en una larga tradición, hagamos más eficiente el trabajo de la Organización y vigoricemos la acción multilateral como respuesta a los desafíos del siglo XXI.

Por ello, le reitero que su presencia nos alienta a los aquí reunidos a trabajar más unidos y con mayor decisión para promover los objetivos de esta Organización.

Antes de terminar, quisiera aprovechar su presencia para hacer un reconocimiento especial a la Embajadora Carmen Moreno Toscano, primera mujer mexicana en presidir el Consejo Permanente, y a toda la misión de México, por sus siempre constructivas posiciones que han enriquecido nuestra Nueva Visión de la Organización. La embajadora es fiel exponente y promotora de los principios que tradicionalmente han nutrido el carácter y la personalidad de la política exterior mexicana, y que ha sido ejemplo para el resto de la región.

Estimado Doctor Zedillo:

Hemos visto que ha tenido un primer año de gobierno lleno de retos y desafíos. Situaciones complejas y difíciles demandan de grandes líderes y de grandes proyectos para gobernar. La comunidad americana sabe que los mexicanos pueden estar tranquilos porque en usted tienen un líder fuerte y sereno, y un gobernante con un proyecto claro, que profundiza el cambio político y reafirma el rumbo en lo económico, elementos ambos fundamentales para el engrandecimiento del pueblo de México.

En la O.E.A., Señor Presidente, encontrará apoyo irrestricto en su empeño por conducir a México hacia destinos de bienestar, paz y democracia.