Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN EL VIGESIMO PERIODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA CICAD

15 de octubre de 1996 - Buenos Aires


Quiero iniciar agradeciéndo al Señor Presidente Carlos Menem por la hospitalidad que su gobierno y su país le han brindado a la Organización de Estados Americanos. Argentina ha demostrado una y otra vez su vocación hemisférica. En esta ocasión ese compromiso ha permitido que la CICAD encuentre aquí en Buenos Aires un ambiente propicio para avanzar de manera decisiva en la lucha colectiva y multilateral contra el fenómeno de las drogas ilícitas.

Y su presencia aquí, Señor Presidente Menem, ratifica una vez más algo de lo que he sido testigo personal. Usted ha sido uno de los líderes más comprometidos en la ofensiva contra el crimen organizado y contra la maldición de los narcóticos. Varios países, entre ellos el mío, recuerdan con aprecio sus expresiones de concreta solidaridad en los más álgidos momentos de la guerra contra las drogas.

No quiero tampoco dejar pasar esta ocasión sin hacer otro reconocimiento público. A ustedes, Señores Delegados porque les ha correspondido la ardua labor y la compleja responsabilidad de enfrentar día a día, muchas veces en las condiciones más adversas, la realidad tenebrosa y deprimente del narcotráfico y la drogadicción.

Muchos con un espíritu más débil ya hubieran abandonado la lucha ante la magnitud de los desafíos. Muchos que carecen de su sentido del deber ya hubieran renunciado a la misión encomendada abrumados por la desesperanza. Pero ustedes siguen adelante por que saben que el enemigo no toma un solo día de descanzo y que aprovecha cada oportunidad para expandirse sigilosamente como una plaga de langostas. Sea esta también la ocasión para agradecer a David Beall el papel que ha ejercido desde la Secretaria para coordinar su voluntad y la de los paises en la busqueda de este concenso de políticas.Gracias tambien a Julio Cesar Aráoz por la excelente gestion en la organización de esta conferencia.

Como testimonio vivo de que los pueblos de las Américas no van a rendirse jamás hasta que desaparezca la maldición de las drogas, estamos también celebrando el vigesimo aniversario de la CICAD. Son dos décadas de incuestionables logros en la promoción de un diagnóstico y un programa de acción colectiva que nos han permitido aprender y que han fortalecido la cooperación entre los países del continente.

Que mejor que esta efemérides para renovar el análisis del fenómeno y para imprimirle un renovado vigor a la acción multilateral contra los narcóticos. La adopción de la “Estrategia Antidrogas en el Hemisferio” en esta reunión es un hito en la lucha contra la droga e ilustra la disposición de los países miembros para trabajar mancomunadamente y adaptar una visión moderna capaz de darle respuesta a la cambiante faz del narcotráfico.

Y es que un enfoque más global, más actualizado, más integral, como el que contiene la Estrategia, es indispensable si queremos estar a la altura de los retos que hoy conlleva el fenómeno de las drogas.

El paradigma sobre el cual construímos en el pasado muchas de las políticas anti-narcóticos se ha ido agotando. Ya no hay respuestas fáciles o simples categorizaciones -tales como país consumidor o país productor- que sirvan de verdad para guiar la acción con eficacia. Cuando a veces nos sentimos cerca a la victoria, las drogas cambian de rostro y reaparecen incluso más amenazantes. La “Estrategia Antidrogas en el Hemisferio” es precisamente el comienzo de un nuevo paradigma, de un nuevo enfoque, que sin duda hará más ordenado, sistematico y contundente el esfuerzo comun.

Sea esta la ocasión para destacar que la Estrategia Antidrogas representa la voz unánime del continente. Por encima de todas las naturales diferencias que eventualmente podamos tener en la ejecución de nuestras politicas o en otras areas de acción colectiva, nos señala la ruta de como actuar frente al flagelo del narcotráfco y del abuso de drogas y, por supuesto, como harcer frente a todos sus delitos conexos.

No solo la filosofía de esta Estrategia es diferente de lo que hemos visto en el pasado, sino que su propia concepción política es tambien novedosa y en cierta forma más rigurosa. Ella es el producto de un sólido acuerdo que representa la expresión concreta de un sistema interamericano fortalecido y renovado, y que en gran medida se inspira en los propósitos contenidos en el documento "Una Nueva Visión de la OEA" adoptado por la Asamblea General reunida en Haití en 1995.

Hace poco más de dos años los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, reunidos en la Cumbre de Miami, en 1994, definieron el problema de las drogas ilícitas, el narcotráfico y los delitos conexos como una de las más serias amenazas a la democracia en el hemisferio. Abogaron por un enfoque integrado, equilibrado y coordinado, que al mismo tiempo que respetara plenamente la soberanía nacional, fuera capaz de enfrentar eficazmente todas las manifestaciones del problema de las drogas ilícitas.

La Estrategia que ustedes han diseñado está en total consonancia con estos propósitos y con las expectativas de nuestros pueblos. Es el producto de acuerdos y gestiones, que pasaron por encuentros bilaterales y multilaterales que, con un gran caudal de energía y de creatividad, logró incorporar una unidad de visión y de propósitos alrededor de una causa común, que es nacional en muchas de sus manifestaciones pero a la vez multilateral en su más amplio significado. Por fin tenemos un enfoque sin fronteras, que combina exitosamente los esfuerzos individuales con los compromisos colectivos.

Ahora quisiera referirme brevemente a algunos aspectos de esta nueva estrategia. Primero, la definición que hace del fenómeno de las drogas ilícitas como una cuestión esencialmente transnacional. Todos los países enfrentamos y compartimos el problema del narcotráfico y el abuso de la droga, y únicamente unidos podremos superarlo.

La estrategia tambien define el problema de la droga como un asunto que demanda el concurso innovador de una multiplicidad de instituciones: centros académicos, instancias judiciales, personas e instituciones de salud pública, y autoridades que hacen cumplir la ley, son todos parte de la gama de especialidades que deben conjugar sus esfuerzos. Al lograr que nuestras principales instituciones actúen en forma preventiva y creativa, aquellos instrumentos de los cuales dependemos hoy podrán adaptarse más fácilmente a las cambiantes circunstancias tecnológicas y técnicas.

También se postula el principio de la responsabilidad compartida en la acción hemisférica. Ese principio por sí mismo, llevado a la práctica diaria, ampliará la solidaridad y la voluntad de cooperación que es indispensable para poder cumplir con las metas propuestas en la estrategia.

La parte central del documento esboza un panorama específico sobre el futuro. Al reconocer que el daño al individuo y a la sociedad es inherente al abuso de todos los estupefacientes y sustancias psicotrópicas, como al uso indebido de sustancias psicoactivas lícitas se está definiendo un universo basado en las consecuencias del fenómeno, ampliando así el alcance conceptual y real de las políticas. Esto hace a la estrategia más coherente y con proyección hacia el futuro, pues no se está limitada a considerar una u otra droga hoy día en auge, sino que ofrece un marco que es lo suficientemente flexible para adaptarse a las cambiantes e impredecibles circunstancias de las modificaciones en los hábitos o en las variaciones de los productos.

La estrategia, aunque multilateral en su esencia, considera también la importancia fundamental de las Comisiones Nacionales para el Control de Narcóticos u otras entidades nacionales de coordinación y ejecución de políticas internas, asi como la conexión práctica entre el apoyo político y la capacidad de ejecución de programas. De esta forma los escasos recursos a nivel nacional en actividades de cooperación pueden rendir al máximo para satisfacer las necesidades reales. En una forma lógica y a la vez necesaria, la estrategia promueve el equilibrio en las políticas, en los esfuerzos y en la ponderación de las medidas a adoptar. Es un equilibrio que se da entre la urgencia de lo inmediato y la importancia de lo duradero. Se esta reconociendo así que no existen fórmulas mágicas.

También muestra la estrategia un enfoque equilibrado en la lucha contra las diversas facetas del problema. Se ofrece un equilibrio entre el énfasis en la reducción de la demanda y la importancia de la disminución en la oferta. La estrategia refleja la complejidad de este reto que enfrentan nuestras sociedades y lo expresa en acciones puntuales, efectivas y simétricas contra la demanda y la oferta, las cuales solamente de manera conjunta pueden ofrecer un progreso sostenido y permanente.

El equilibrio tambien implica la presencia de otro factor clave de la estrategia y es la necesidad de adoptar un enfoque multidisciplinario. Al promover los esfuerzos mancomunados de los educadores, de un personal plenamente preparado a través del sistema de administración de justicia, de expertos en el campo de la psicología, de especialistas en los medios de difusión, agrónomos, economistas, legisladores y de los miembros de las fuerzas de seguridad, la estrategia constituye un gran aporte al esfuerzo que realizamos para sentar las bases de las medidas que contemplen cada aspecto y cada causa de los males asociados con el abuso y el tráfico de drogas.

También es necesario señalar el respeto demostrado por los autores y signatarios del documento por el orden jurídico interno y por los principios de respeto a la soberania nacional, a la integridad territorial y a la no intervención, tan caros a nuestra tradición de política internacional.

El respeto a esos principios y el espíritu de cooperación solidaria son como las dos caras de una misma moneda y constituyen la verdadera fortaleza de la estrategia. Al unirlas hemos creado el vehículo con el cual nuestros esfuerzos producirán más progreso y menos frustración, un avance que en sí mismo justificaría todo el trabajo que se ha realizado en la preparación del documento.

Al formular un diagnóstico hemisférico ustedes han ido más allá de las necesidades inmediatas del momento y han identificado los elementos básicos de una estrategia cuya aplicación a través del tiempo sin duda será exitosa.

Al incluir todos los componentes básicos de lo que generalmente es clasificado como la demanda y la oferta y abuso de drogas, hemos incluido los elementos necesarios para que nuestras políticas sean eficaces tanto en el presente como en el futuro. Al señalar la necesidad de fortalecer las medidas para controlar y vigilar la venta de armamentos, municiones y explosivos a fin de evitar su desvío, también hemos abordado aspectos que muy seguramente tendrán una gran importancia en el futuro.

Finalmente, el compromiso de trabajar con otros países y organizaciones que se encuentran fuera del hemisferio pero que están involucrados en la lucha contra el problema de las drogas completa la concepción de una estrategia capaz de hacernos avanzar en una escala global. La asociación de la CICAD con el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas como su complemento a nivel mundial, es acertada y necesaria.

Se ha logrado entonces, a traves de los mecanismos del sistema interamericano y, con un claro enfoque multilateral, un marco de acción unificado para el tratamiento del problema de las drogas. La lucha de las américas contra el narcotráfico debe servir para fortalacer nuestras relaciones de solidaridad y de cooperación. El enemigo es el crimen, la amenza son las dogras y el peligro son las organizaciones delictivas y esta nuestra manifestación colectiva de unidad para enfrentarlas.

Muchas gracias.