Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
AL VIGESIMO SEGUNDO PERIODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA CONTRAL EL ABUSO DE LAS DROGAS (CICAD)

5 de noviembre de 1997 - Washington, DC


Es para mí muy placentero estar con ustedes -gracias a las comunicaciones por satélite- en esta sesión de trabajo de la vigésima segunda Reunión de la Comisión Interamericana contra el Abuso de las Drogas (CICAD). En nombre de la Organización de Estados Americanos, quiero saludar a todas las delegaciones y agradecer la presencia de cada uno de ustedes en esta reunión.

También, agradecer de manera especial el apoyo del Gobierno del Perú y la hospitalidad de la ciudad de Lima, gracias a los cuales es posible realizar estas deliberaciones en un escenario de condiciones inmejorables. Somos conscientes de que la organización de una reunión como esta requiere de un inmenso trabajo y esfuerzo previos que, unidos al constante apoyo del equipo coordinador del Perú, han hecho posible la realización de este evento. Gracias a todos por su empeño y dedicación y especialmente a David Beall, Secretario Ejecutivo de la CICAD, por su liderazgo y esfuerzo en la coordinación de este evento.

Quisiera comenzar recordando que para mí fue un privilegio haber podido acompañar a la CICAD en su Reunión número XX realizada en Buenos Aires, cuando los países de las Américas aprobaron la Estrategia Hemisférica contra las Drogas. Y a partir de ese momento, reconocer algo que hoy es claro para todos nosotros en la comunidad interamericana: el gran avance que ha significado la elaboración y puesta en marcha de esta Estrategia.

Una estrategia que tiene como fundamento la primacía de la cooperación sobre la recriminación; una estrategia equilibrada que busca que un grupo de países emprendan acciones conjuntas de manera sistemática y ordenada para enfrentar todas las manifestaciones del problema del tráfico y consumo de drogas. Por primera vez en la lucha que se libra actualmente en el mundo contra las multinacionales del crimen y el terrorismo, un continente se compromete con objetivos y metas comunes. Ahí radica su fuerza: en el estar construida a partir de un diagnóstico común del problema y del reconocimiento de que prácticamente ningún triunfo podrá alcanzarse, si no se cuenta para ello con el arma invaluable de la cooperación internacional y la adopción de políticas de orden multilateral.

Y esta concepción, esta aproximación al tipo de políticas que hoy y en el futuro habrán de aplicarse, sólo ha sido posible lograrla con el paso del tiempo y de la adquisición de valiosas experiencias, pero también después de sufrir amargas experiencias y duros reveses. En las puertas del nuevo siglo ya sabemos que dentro del escenario del crimen transnacional no existe otra alternativa posible. La adopción de este principio como piedra angular de la Estrategia Hemisférica contra las Drogas es, pues, una decisión fundamental que servirá de guía para posteriores acciones y quizás, también, de ejemplo para otras regiones del mundo que enfrentan, como nosotros, el desafío de las drogas.

Ustedes como representantes nacionales y, en muchos casos, como coordinadores de las políticas y los programas anti-drogas que se llevan a cabo en cada país, en unión con la CICAD que cumple su papel como organización especializada de orden hemisférico, tienen una gran responsabilidad, al igual que nosotros en la OEA. Por ello, me gustaría, brevemente, revisar los progresos del Plan de Acción desarrollado por la Estrategia.

En estos años pasados, no hay duda, la OEA ha realizado significativos avances, y no solamente en los aspectos tratados específicamente en la Estrategia, sino en ámbitos complementarios a ella.

Particularmente, me refiero a dos aspectos. En primer lugar, las naciones de la comunidad interamericana, conscientes de que el fenómeno de la corrupción es uno de los instrumentos utilizados por los grupos criminales para llevar a cabo sus planes, y preocupados por la existencia de estrechos vínculos entre la corrupción y los ingresos proveniente del tráfico ilícito de estupefacientes, han firmado, en 1996, una Convención contra la corrupción.

Dicho instrumento está orientado a que los Estados miembros desarrollen los mecanismos jurídicos necesarios para prevenir y sancionar actos de corrupción de personas en ejercicio de funciones públicas, así como a facilitar y regular la cooperación entre las naciones a fin de asegurar la eficacia de estas medidas. Por primera vez en un instrumento internacional de este tipo se establece la figura del "soborno transnacional", mostrando con ello la voluntad indeclinable de los gobiernos de la región por encontrar nuevos y más eficaces mecanismos judiciales contra quienes facilitan el crimen internacional o forman parte de la diabólica alianza entre la corrupción y el narcotráfico.

Y, en segundo lugar, hace pocos días dentro del marco de un Grupo de Trabajo de la OEA, los países miembros de la Organización llegaron a un acuerdo para el control de la producción y el tráfico ilícitos de armas de fuego, explosivos y materiales relacionados que en los próximos días será adoptada como Convención Interamericana. Una vez puesta en vigencia, será pionera en su tipo en el mundo y tiene todos los elementos para convertirse en un efectivo instrumento para hacerle frente a uno de los problemas más apremiantes de las sociedades occidentales de hoy, como lo es el de la criminalidad cotidiana que se nutre del inmenso mercado ilegal de armas que ha crecido de forma alarmante en los últimos años.

Estas dos iniciativas se constituyen en complementos, necesarios y fundamentales, de la lucha que los países libran contra el narcotráfico y el terrorismo y están directamente relacionadas con el trabajo de esta Comisión al ser pasos paralelos tomados de acuerdo con el contenido y el espíritu de la Estrategia.

En cuanto a los programas de acción, me complace saber que esta Comisión revisará el desarrollo de las actividades propuestas el año pasado por el Grupo de Expertos de la misma. En primer lugar, el Grupo de Expertos en Armas, Municiones y Explosivos, ha preparado un detallado procedimiento que ahorrará tiempo y esfuerzo en la documentación de cargamentos de armas, a través de la utilización de categorías de información común que podrán ser aplicadas en todo el Hemisferio. Este ha sido un logro tangible de la Comisión que se encuentra en armonía con la Convención. Igualmente exitosos se consideran los resultados del Grupo de Expertos en Precursores Químicos, que ha recomendado una serie de cambios a las listas I y II de control de químicos de la ONU, y cuyo propósito es dar a estas listas una expresión más moderna y realista.

Este trabajo coloca a la CICAD, sin duda, en una posición de liderazgo mundial.

En materia de Control al Lavado de Dinero, el Grupo de Expertos de la CICAD ha preparado propuestas de acción que dan forma y fuerza a la Declaración de Buenos Aires de diciembre de 1995, y responden a mandatos acordados por los Presidentes y los Jefes de Estado en la Cumbre de Miami de 1994.

Respecto a la preocupación central sobre la reducción de la demanda en el consumo de drogas, considerada por la Estrategia como una necesidad de igual importancia que la reducción de la oferta en términos de focalización de esfuerzos, el recientemente conformado Grupo de Expertos de la CICAD, ha actuado sin retardo para producir una serie de recomendaciones cuya implementación hará efectivos los propósitos de la Estrategia.

Espero que la discusión y consideración de todas estas iniciativas traiga como resultado respuestas más uniformes y efectivas para combatir los graves peligros del tráfico y consumo de drogas. No hay duda en cuanto a que la CICAD, a través del trabajo de su Grupo de Expertos, continuará preparando bases sólidas sobre las cuales los Estados miembros puedan apoyarse para hacer frente a estos retos de manera concertada. Esta es la clase de esfuerzo que con el paso del tiempo nos ayudará a construir las comunidades y la sociedad que estamos dispuestos a apoyar y defender.

Señores Delegados a este vigésimo segundo período de sesiones ordinarias de la CICAD:

La responsabilidad que tenemos delante de nosotros es inmensa. Nos enfrentamos a lo que constituye el fenómeno criminal más dinámico y cambiante de nuestro tiempo. Unos carteles de procesamiento, tráfico y distribución de las drogas que con sorprendente rapidez cambian de métodos, tecnologías, formas de actuar; todo ello para tratar de impedir la acción de las autoridades y buscar la impunidad para sus crímenes.

De ahí la necesidad de adecuar periódicamente las medidas logísticas y tácticas que adoptamos, para responder con igual o mayor rapidez a los nuevos desafíos de estos grupos. De ahí la necesidad de contar con un instrumento de cooperación claro en objetivos, pero flexible en métodos como el que tenemos. De ahí la importancia de reuniones como ésta que sirven para intercambiar experiencias, conocer las nuevas formas de camuflaje del enemigo, y para responder, en fin, con el mismo dinamismo a la amenaza de las drogas y para renovar nuestra indeclinable voluntad de infringirle los golpes más contundentes posibles a los carteles de las drogas y a todos sus aliados.

Y este es, ante todo, un compromiso con las generaciones futuras: con nuestros hijos y con los hijos de ellos. Un compromiso por buscar una sociedad sin la amenaza constante de las drogas que tanta violencia, tanto dolor y sufrimiento traen a diario a millones de familias en todas las naciones de América que conviven con esta penosa enfermedad, y que esperan de sus gobiernos y sus líderes soluciones efectivas y programas con resultados concretos.

Hoy más que nunca debemos renovar nuestro compromiso por fortalecer y hacer más efectiva nuestra Estrategia hemisférica contra las drogas y, por fortalecer también, el trabajo y los instrumentos de acción de la CICAD. Es claro para todos nosotros que los países se apoyan cada vez mas en esta entidad, y han depositado su confianza en esta política multilateral de lucha contra las drogas, que ha sido construida como ya lo señalamos sobre el principio de que la cooperación prevalece sobre la confrontación.

Les deseo lo mejor para este evento y me complacerá ver reflejados los frutos de ésta reunión en las agendas de todos los gobiernos de las Américas.

Muchas gracias.