Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
DURANTE LA REUNION DEL "GRUPO CONSULTIVO EN APOYO DE LA LUCHA CONTRA LAS DROGAS DEL GOBIERNO PERUANO"

10 de noviembre de 1998 - Bruselas, Bélgica


Antes de referirme a los asuntos que nos congregan, quiero ofrecer mis más profundas condolencias a los gobiernos y los pueblos de Centro América por las consecuencias del huracán Mitch, que ocasionó terribles pérdidas en vidas y devastaciones tremendas en la región. Quiero igualmente registrar con una enorme satisfacción la firma de la paz entre Perú y Ecuador, gracias al coraje y liderazgo de los presidentes Fujimory y Mahuad y el eficaz apoyo de los cuatro países garantes.

Es muy grato para mí como Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, dirigirme a todos ustedes en esta ocasión en la que estamos reunidos para celebrar el Grupo Consultivo en Apoyo de la Lucha contra las Drogas del Gobierno Peruano.

Antes que nada quisiera destacar la trascendental importancia que tiene esta reunión. Y no solamente por el inmenso significado que reviste la presencia de importantes países donantes, o porque se constituye en un privilegiado escenario de coordinación y cooperación entre entidades multilaterales y gobiernos, sino porque se trata de la primera vez que se realiza un grupo de Consulta para encarar un problema preciso de un país en un entorno de cooperación internacional: la lucha contra las drogas.

Quiero destacar la iniciativa y la presencia de la Unión Europea para que esta reunión nos convocara a todos, y del Comisionado Don Manuel Marín quien tanto interés y dedicación ha mostrado para que los asuntos latinoamericanos tuvieran una particular atención. Y a Don Enrique Iglesias cuya presencia tiene una gran significación porque refleja el compromiso del BID con los mandatos de nuestros Jefes de Estado y Gobierno, pero sobre todo su compromiso personal con encarar este problema en todas las dimensiones y con un amplio apoyo de la Comunidad internacional. Quiero además registrar la presencia del Programa de Control de Drogas de las Naciones Unidas, de la CICAD-OEA y, por supuesto, a Don Alberto Pandolfi y los altos funcionarios del gobierno del Perú que hoy nos acompañan. La comunidad internacional observa con atención y esperanza este importante paso que ha sido posible llevar adelante sumando los exitosos esfuerzos del Gobierno del Perú y la capacidad de convocatoria de la Unión Europea y del BID.

Señores asistentes de este grupo consultivo:

Nuestra Comisión Interamericana Contra el Abuso de las Drogas, CICAD, bajo la acertada conducción de David Beall, en su calidad de órgano hemisférico encargado de coordinar los esfuerzos de lucha contra el fenómeno de las drogas en todas sus manifestaciones, ha sido testigo en estos últimos años de la valiente y decidida acción del gobierno del Presidente Alberto Fujimori en su lucha frontal contra el narcotráfico. Las acciones de interdicción, la desarticulación de las redes del narcotráfico, el eficiente sistema de control de químicos, los muy significativos esfuerzos en desarrollo alternativo y los programas de prevención, configuran un conjunto de políticas que son plenamente coincidentes con los principios de la Estrategia Antidrogas del Hemisferio y que, sin duda, sirven de guía y ejemplo a otros países de nuestro hemisferio y de otros continentes también.

Hoy todos rendimos tributo de admiración por el sacrificio de los hermanos peruanos caídos en esta lucha y reconocemos en este país, con su Gobierno a la cabeza, liderazgo y compromiso sin par en la cruzada contra las drogas.

En América todos somos conscientes de que el problema de las drogas se ha convertido en uno de los más importantes retos que debemos enfrentar. Y en esa propósito el rol que la CICAD-OEA juega en este lucha es fundamental. Así lo reconocieron los Jefes de Estado y Gobierno durante la pasada Cumbre de Santiago de Chile en la que decidieron realizar una Alianza Hemisférica contra las Drogas. Y como parte de ese nuevo enfoque le encomendaron el establecimiento de un mecanismo de evaluación multilateral que permita dar seguimiento a los avances individuales y colectivos de la lucha anti-drogas de los países del continente americano. Este enfoque de seguro ofrece igualmente a la comunidad Internacional y a la sociedad civil y a los medios de comunicación una evaluación aceptada por todos de acuerdo a criterios objetivos.

En virtud de este mandato, y con el respaldo de todos los países, en el seno de la CICAD se iniciaron desde el mes de mayo de este año las negociaciones para diseñar y poner en ejecución dicho mecanismo a partir de los principios acordados en la Estrategia Hemisférica, que ha sido diseñada partiendo del celoso respeto a los principios consagrados en la Carta de la OEA y, claro está, teniendo siempre presente los principios de la responsabilidad compartida, reciprocidad, equilibrio y consenso entre los estados. Se debe respetar la soberanía y la jurisdicción nacional de cada país lo mismo que su estructura legal.

Si los países logran poner en marcha un mecanismo eficaz, basado en sólidos elementos técnicos, como seguramente ocurrirá, el proceso va a tener una gran legitimidad y credibilidad. Además, nos dará la posibilidad de modificar totalmente el patrón de discusión política que ha prevalecido por muchos años respecto de la guerra que las naciones de América libran contra el fenómeno de las drogas, que ha estado caracterizado por las recriminaciones mutuas, para cambiarlo por una verdadera estrategia de cooperación.

Estoy convencido, y no exagero al decir esto, que una adecuada aplicación del mecanismo podría significar un verdadero replanteamiento en esta materia. ¿Por qué? Porque le va a dar a los países unos instrumentos que les permitirán ajustar, modificar o reforzar periódicamente sus políticas de lucha contra el fenómeno de las drogas, cotejar la eficacia de sus métodos de trabajo, sacar mejor provecho de sus aciertos y errores, y hacerlo en un escenario en el cual se tienen en cuenta todas sus manifestaciones, y en el que se puede ser más riguroso en los análisis, lo mismo que beneficiarse de la información y de las experiencias de otros países.

No se trata pues de crear ningún tribunal supranacional, ni está previsto el establecimiento de sanciones. El establecimiento y puesta en ejecución del mecanismo debe ser flexible, de manera que permita a cada estado ponerlo en práctica según su situación y necesidades. Debe observarse igualmente el principio de la transparencia que permita a los gobiernos disponer de un mecanismo que sea sencillo en su aplicación, efectivo y claro a los ojos de todos. La evaluación debe ser técnica y de carácter gubernamental. La ventaja consiste en que no partimos de cero, sino de una estrategia hemisférica que fue convenida por todos los países después de un largo proceso de negociación y de análisis. Si dicha estrategia representa los cimientos sobre los cuales construimos el edificio de nuestra cooperación, este mecanismo debe convertirse en su estructura.

Es bueno tener presente que la primera prueba del sistema será el público mismo, la gente. La lucha contra el tráfico de drogas no es sólo una política de gobiernos sino la directa preocupación de los ciudadanos, los padres de familia, los empresarios, los trabajadores, la comunidad médica, la sociedad en general. Por ello el que sus logros sean valorados públicamente es lo que le dará al mecanismo de evaluación multilateral su oportunidad real de funcionar.

Por otra parte, somos conscientes que los avances que se logren en la lucha contra las drogas tienen directa incidencia para la consecución de otros objetivos que han sido trazados por los gobiernos y Jefes de Estado del hemisferio americano. En efecto, los Presidentes reunidos en Santiago de Chile hicieron un llamado para que nos aproximemos al tema de la alianza multilateral contra las drogas a partir de una perspectiva integral, en la que por mirar la parte no olvidemos la existencia del todo.

Junto con ellos, pienso que la mejor forma de fortalecer nuestros esfuerzos multilaterales de lucha contra las drogas es integrándolos de manera amplia con aquellos objetivos sociales también delineados en la misma Cumbre. De hecho, nuestra Estrategia de reducción de la demanda y la oferta de drogas debe ser llevada a la práctica a partir de programas realizados en todos los niveles de la sociedad. Porque los efectos nocivos del abuso y el tráfico de drogas no sólo inciden sobre un grupo de países o unos sectores de la sociedad, sino que afectan a todas las naciones y sociedades. Y aquí es donde adquiere toda vigencia e importancia el esfuerzo que hoy nos convoca en este grupo consultivo, que de resultar exitoso se puede utilizar para apoyar a otras naciones.

Fenómenos como la violencia, el crimen, el terrorismo, el tráfico ilegal de armas, el deterioro ambiental o la corrupción, avivados todos por el narcotráfico, conducen a la descomposición de las sociedades en su conjunto. Por ello, se requiere un firme y constante compromiso de parte de los gobiernos, de la comunidad internacional, de la sociedad civil y aún de los actores individuales.

Pero también la lucha contra de las drogas tiene que ver con la búsqueda de alternativas económicas para quienes están involucrados en este negocio ilícito, asegurando que los ciudadanos cuenten con oportunidades para mejorar su nivel de vida y, al mismo tiempo, contribuir al progreso de sus comunidades y al fortalecimiento de la sociedad civil. Esta ha sido desde hace algunos años la política de la Unión Europea y del propio gobierno del Perú, y solo hasta tiempos recientes ha sido recogida por el resto de la comunidad internacional como un componente de una política exitosa en un país en donde la producción de hoja de coca es parte importante del problema.

Y también tiene que ver con la educación en el entendido de que ésta constituye un factor decisivo para el desarrollo de nuestras naciones. Por ello la educación para crear consciencia de la población sobre las consecuencias destructivas que tienen las drogas, es una parte fundamental de nuestra estrategia multilateral.

La lucha contra las drogas está también ligada con el sector de la salud. De hecho, nuestra Estrategia Hemisférica incluye el tratamiento y rehabilitación de los consumidores como una importante medida destinada a reducir la demanda. En este contexto, el propósito de mejorar los servicios básicos de salud y el acceso a ellos contenido en el plan de acción puede ser considerado como una iniciativa contra las drogas, y una oportunidad para explorar nuevas formas de abordar los temas de la prevención, del consumo y el tratamiento de adictos. Contando, además, con que son las enfermeras y médicos quienes frecuentemente informan y educan a sus pacientes sobre los potenciales efectos de las drogas.

De igual forma, el fortalecimiento de los sistemas judiciales de nuestros países es una pieza clave de la lucha contra las drogas. Cada uno de los Presidentes americanos reunidos en Santiago reafirmó su compromiso nacional para desarrollar mecanismos que permitan el fácil y oportuno acceso de todas las personas a la justicia; dar entrenamiento adecuado a jueces y magistrados; reforzar la lucha contra el crimen organizado y la delincuencia transnacional; y promover la cooperación jurídica y judicial entre los países del hemisferio. Todas las medidas que se tomen para el logro de estos objetivos redundarán directa y positivamente en la efectiva reducción de la oferta y el consumo de drogas.

Por estas razones, no dudamos en aceptar, en junio del año pasado, el pedido del gobierno del Perú para co-auspiciar la convocatoria a este primer grupo consultivo para apoyar su programas de Desarrollo Alternativo, Prevención y Rehabilitación del Gobierno del Perú. Creemos que la comunidad internacional tiene una responsabilidad histórica con esta nación y con los demás países que están enfrentando, a un elevado costo social y humano, el flagelo del narcotráfico. Las miles de familias campesinas de las zonas cocaleras peruanas que han visto disminuir sus ingresos dramáticamente por las acciones de control, se encuentran en una situación crítica que en caso de demora puede llegar a ser explosiva. Asimismo, el aumento del consumo de drogas dentro del Perú pone en peligro el recurso mas preciado de un país como son habitantes, su recurso humano, y especialmente los jóvenes.

Después de notables avances de este país en la reducción de los cultivos, se nos presenta ahora un conjunto de programas relevantes de Desarrollo Alternativo y Prevención en los cuales el gobierno del Perú sin duda puede mostrar resultados exitosos. Con ello, estoy seguro, se avanzará decididamente en ese enfoque de atacar integralmente el problema. La gran virtud de los programas propuestos para ser financiados por la comunidad donante es que tiene en cuenta la dimensión social y humana que representa para tantos países la tragedia de las drogas.

Señores asistentes a esta reunión, amigos todos:

Después de mucho camino recorrido, de muchos errores y aciertos en la lucha contra el fenómeno de las drogas, hemos comprendido que no será solamente a través de aproximaciones nacionales o bilaterales que solucionemos el problema. Así lo entendieron los gobiernos cuando establecieron, en la Estrategia Hemisférica, el principio de la responsabilidad compartida. A partir de entonces todos somos más conscientes del papel que a cada uno corresponde en esta lucha. Y hoy el principio de la responsabilidad compartida se ha convertido en la base del proceso que ahora se abre paso respecto del desarrollo alternativo y que ustedes van a analizar a lo largo de esta reunión.

Tenemos pues muchas razones para desear el mejor de los éxitos al Gobierno peruano en este ambicioso programa de desarrollo económico, agradecer a la Unión Europea por apoyar esta iniciativa de la manera vigorosa que lo ha hecho, al BID por el fundamental apoyo técnico y financiero, y le reiteramos el compromiso indeclinable de la OEA y de la CICAD de seguir apoyando sus esfuerzos mediante proyectos de interdicción, desarrollo alternativo, prevención y todos aquellos que juzguen necesarios.

A la comunidad de países donantes gracias anticipadas por sus contribuciones que serán un enorme gesto de solidaridad para con el pueblo peruano y una gran contribución para resolver algunos de los más acuciantes problemas de la comunidad de naciones. Muchas gracias