Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA REUNIÓN DEL GRUPO CONSULTIVO PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE AMÉRICA CENTRAL

10 de diciembre de 1998 - Washington, DC


Quiero, en primer lugar, agradecer a Don Enrique Iglesias su amable invitación para acompañarles en esta reunión en la que la Comunidad de naciones ofrece a América Central medios para su reconstrucción. Han pasado cinco semanas desde que el Huracán Mitch dejara a su paso destrucción y muerte. Hoy nos hemos congregado para hablar de reconstrucción, transformación y vida.

Desde el Mitch he estado dos veces en Centroamérica. Me uní a la vigorosa presencia de la comunidad internacional para expresar la solidaridad de todos los pueblos americanos con la tragedia. También recabé información sobre daños y logré establecer acciones de la OEA útiles en la reconstrucción y estrategias para reducir en el futuro los riesgos por desastres naturales.

Los daños que el huracán ha infligido a las economías y al tejido social de América Central son de tal magnitud que los desafíos de largo plazo y los costos de la reconstrucción superan la capacidad y las posibilidades de los países que han sido más afectados.

Para América Central el legado del huracán ha sido tan dramático como aquel que deja una guerra, tanto por la destrucción de su infraestructura, de los aparatos productivos y el daño al tejido social, como por el resurgimiento de amenazas al sistema democrático, todavía incipiente y frágil, si la comunidad internacional, mediante un esfuerzo excepcional, no encuentra cómo dar una respuesta tan oportuna como la que logró dar para la etapa humanitaria de la emergencia.

Al igual que el legado de una guerra, un desastre de esta magnitud inevitablemente trae consigo "imperativos de cambio" y presión sobre las estructuras políticas y sociales que reabren debates acerca de cuál es el camino que se debe seguir para cumplir los mandatos democráticos y para alcanzar el desarrollo sostenible de la región. A tales imperativos y a tales presiones habrá que estar siempre atentos para preservar lo que Centroamérica ha logrado después de décadas de padecimientos sin fin.

Quisiera expresar que la reacción de los cuatro países a la emergencia fue excepcionalmente positiva. Ningún gobierno, ninguna sociedad se dejó arredar por las dificultades. Con una prontitud y un vigor excepcionales los cuatro presidentes se pusieron a la cabeza de los programas de emergencia y consiguieron que tanto los recursos internacionales como los nacionales llegaran a los centenares de miles de damnificados, millones en realidad, con oportunidad, de manera equitativa, transparente y eficiente, y fue sorprendente ver como lograron preservar en la población un espíritu de lucha, de crecerse frente a la adversidad.

Ello ha sido posible en gran medida por la significativa presencia en estas tareas de la sociedad civil, la Iglesia y el sector privado. Le ha permitido, también, a los gobiernos hacerse presentes a la cabeza de sociedades preparadas para enfrentar las tareas de la reconstrucción y transformación imbuidas de una gran confianza en las posibilidades de progreso y prosperidad, si la región recibe los apoyos y los flujos de recursos indispensables.

Creo que es posible un acuerdo en cuanto a lo que podría ser una estrategia de largo plazo que tenga en cuenta para cada país esa mezcla de recursos y apoyos, que considere las características de cada economía y que ojalá incluya componentes de alivio de deuda y acceso a los mercados para los bienes y servicios provenientes del Itsmo Centroamericano.

Existe la voluntad política y la solidaridad para actuar en el nivel regional, de enfrentar el legado dejado por el huracán Mitch en forma colectiva, porque existe una enorme consciencia sobre la necesidad de preservar la estabilidad política y económica de toda la región para que las estrategias de cada país puedan surgir exitosas. Aun los países menos damnificados requieren para su evolución económica que toda la región preserve su estabilidad económica y surja airosa de este tremendo desafío.

La extrema vulnerabilidad que tiene Centroamérica a los desastres naturales demuestra a las claras la necesidad de un enfoque integrado para el desarrollo, particularmente en lo que se refiere a la administración de los recursos naturales y a la relación entre las políticas de medio ambiente y las políticas sociales.

En la OEA estamos en un proceso que incluye acciones de la Secretaría General trabajando con los gobiernos, los donantes del sector privado, la Fundación Panamericana para el Desarrollo y organizaciones no gubernamentales, para atender las tareas de carácter humanitario. Hemos procurado la asistencia financiera de nuestro Fondo para Emergencias (FONDEM). En cooperación con la FUPAD hemos desarrollado a través de la recolección de donaciones un significativo programa de ayuda humanitaria.

Nuestra Organización dispone de recursos limitados, pero posee la capacidad técnica y la experiencia adquirida a través de los años en programas de cooperación tales como el CIAV/OEA en Nicaragua. Le agradecemos al Presidente Arnoldo Alemán la oportunidad que nos ha dado de reconstruir por sistemas comunitarios las primeras 1000 viviendas con recursos del gobierno de China Taiwan en uno de los sitios mas afectados, wiwili, como también la ejecución de un programa por 32 millones de Coronas, cerca de US 4 millones, para la recuperación integral de las comunidades de miskitos en las orillas del río Coco en el área nicaragüense.

La OEA se ha puesto a trabajar identificando las necesidades más urgentes, reorientando las prioridades de la cooperación, rediseñando algunos de los programas ya existentes y poniendo en marcha nuevos proyectos. Hace pocos días los Estados miembros acordaron que los cuatro países más afectados podrán utilizar los recursos hemisféricos de cooperación técnica no ejecutados en las actividades del presente año para financiar nuevos proyectos en apoyo a las tareas de reconstrucción. También los países podrán reprogramar todos los proyectos ya aprobados para el próximo año.

Uno de los elementos fundamentales que debe ser tenido en cuenta en el proceso de reconstrucción es que los países de la región deben ser dotados de una infraestructura económica y social que los haga menos vulnerables a los riesgos naturales, y avanzar hacia un uso más sostenible de los recursos naturales. La OEA puede brindar un aporte en este campo, pues posee una vasta experiencia y la capacidad para coordinar los esfuerzos en apoyo a los gobiernos de la región.

Tenemos en consulta con los cuatro países afectados un proyecto destinado a fortalecer la capacidad institucional de cada país para potenciar la gestión de reconstrucción en condiciones de menor vulnerabilidad, a través de la generación de instrumentos de planificación, tales como los mapas de riesgos naturales. Además se buscará fortalecer la capacidad de movilización, a través de la participación de la sociedad civil en la formulación de los planes de reconstrucción, teniendo en consideración los factores vulnerabilidad, riesgo y sustentabilidad ambiental.

Otra de las áreas en las que la OEA ha de contribuir a la recuperación de la región es en la remoción de las minas antipersonales que fueron sembradas durante los días de conflicto fratricida. En los últimos años, con la contribución de muchos de ustedes, la Organización, a través de la Junta Interamericana de Defensa, ha coordinado un extenso programa internacional para apoyar a los países centroamericanos en las labores de desminado.

Dichos esfuerzos, sin embargo, se han visto interrumpidos por el huracán Mitch. Las tormentas han desplazado un número aún indeterminado de minas de las laderas de las montañas y de las riberas de los ríos, agregando una gran cantidad de barro y escombros a las ya desafiantes tareas de detección y destrucción de las minas, lo cual representa una verdadera amenaza para la seguridad pública en la región. El huracán destruyó una parte de los equipos del programa de desminado, ha creado una demora en las operaciones y ha hecho necesario reiniciar las tareas en frentes múltiples.

La OEA está realizando una minuciosa reevaluación de dicho programa como consecuencia de los efectos devastadores causados por el huracán, con el fin de determinar el tipo de ayuda financiera, material y humana que se requieren para completar el desminado en la región. El problema es particularmente grave en Nicaragua y aun en Honduras, donde se estima que será necesario duplicar las operaciones coordinadas por la OEA. El Gobierno del Presidente Alemán ha creado en días recientes una Comisión Nacional con la cual esperamos redimensionar el proyecto, restablecer metas mas realistas para su conclusión y comprometer todos los elementos nacionales para las tareas de coordinación y apoyo, y solicitar a la Comunidad internacional respaldo de mediano plazo para su ejecución. Se estima que podríamos requerir unos 9 millones de dólares para los próximos dos años. Asimismo, será necesario que las naciones contribuyentes y que los Estados miembros de la OEA que han puesto a disposición del programa personal militar experto en desminado, proporcionen entre 20 y 30 supervisores más.

La Iniciativa Cascos Blancos también está llamada a desempeñar un papel importante. Con la colaboración del gobierno argentino esperamos reforzar y ampliar las actividades de asistencia para la reconstrucción y rehabilitación en Centroamérica en los sectores de salud, vivienda, educación y agricultura, que fueron seriamente afectados por el Huracán Mitch.

Señores Presidentes:

Pueden ustedes estar seguros que los esfuerzos que adelanta la OEA son un eslabón más en una larga cadena de solidaridad destinada a impedir que los pueblos centroamericanos pierdan el tren del progreso a que tienen derecho. Estamos comprometidos con todas nuestras energías en las labores de reconstrucción hasta la plena recuperación de América Central.

En medio de la devastación sin duda hemos visto tristeza, pero los pueblos de Centroamérica están en pie, con la frente en alto y llenos de esperanzas en que nuestra solidaridad haga de esta tragedia una oportunidad para continuar en la tarea de avanzar hacia una Centroamérica democrática, igualitaria y próspera.

Muchas gracias.