Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN EL SEMINARIO "CHILE Y AMÉRICA LATINA EN EL ESCENARIO INTERNACIONAL DEL AÑO 2000"

4 de mayo de 1999 - Santiago de Chile


Quiero, en primer lugar, agradecer a Don Ricardo Lagos, a la Fundación Chile 21, al Interamerican Dialogue y al Instituto de Relaciones Exteriores Europeo-latinoamericanas, la invitación a este Foro para disertar sobre cómo se encuadran el nuevo multilateralismo y la integración hemisférica en el contexto de la globalización.

Hace poco más de doce meses tuve el honor de asistir en estos mismos salones a la Segunda Cumbre de las Américas. Las Cumbres de Miami y Santiago han permitido una notable expansión en temas e iniciativas de la Agenda Interamericana y no tanto por lo que allí ocurrió, que mucho tiene de rito, sino por el intenso trabajo preparatorio que ha terminado por internacionalizar casi todos los temas de las agendas domésticas. Hoy ya no existe problema o programa de esas agendas que no tenga una dimensión internacional, y aunque las acciones que se acometen no son siempre relevantes, en algunas áreas, los avances son de consideración. Tenemos así la primera importante característica de un nuevo multilateralismo.

Lo que ha permitido tan significativos cambios es el fin de la Guerra Fría. Hoy podemos ver con más claridad como se han clausurado décadas de aislacionismo, de confrontación y de desconfianza. Hemos logrado dejar atrás el lenguaje de pesimismo atávico que nos conducía a creer que había factores de naturaleza estructural que impedían nuestro desarrollo. Atrás han quedado

los tiempos en que sacrificamos nuestras democracias y la preservación de los derechos humanos por los imperativos de la política del miedo.

Le hemos dado un nuevo valor al mercado y avanzamos también hacia un nuevo consenso sobre las responsabilidades sociales del Estado. Hemos resurgido como un hemisferio unido por valores comunes en lo político, en lo económico y en lo social. Y hemos logrado, además, converger no solamente alrededor de los elementos básicos de la democracia, de como defenderla de los peligros que la acechan, sino también en la defensa de los derechos individuales y las libertades públicas. Asimismo compartimos la idea de que la paz, la prosperidad y la estabilidad regionales se construyen sobre el comercio abierto y no discriminatorio.

Somos conscientes de que nos esperan grandes desafíos y que remontarlos requiere una movilización de todas las energías de nuestras sociedades. En los cuatro ejes de la pasada Cumbre de Santiago, educación, democracia, integración y comercio, y lucha contra la pobreza, reside el que podamos darle de veras al proyecto de integración, el sentido político y social que es necesario para complementar el propósito económico que conlleva la creación de la zona de libre comercio hemisférica.

Es en ese contexto que deseo mencionarles algunas reflexiones que nos hacemos en la OEA sobre los temas de nuestra Agenda y que tuvieron particular importancia en la Cumbre de Santiago. La primera de ellas es cómo lograr que la educación sea la espina dorsal de nuestros propósitos de crecimiento. Para que nuestros ciudadanos tengan acceso a mejores sistemas educativos tenemos que resolver los problemas de recursos, de instituciones, de procesos educativos, de calidad de la enseñanza. En la OEA estamos cumpliendo con los mandatos de la Reunión de los Ministros de Educación en Brasil y hemos puesto en marcha los proyectos multinacionales por ellos dispuestos.

Lo esencial de este tema reside en poner en marcha las acciones que nos permitan hacerle frente al problema más grave que tenemos en este hemisferio y es el hecho de ser la región más inequitativa del mundo y, a pesar de algunos avances, con los peores índices de equidad y distribución del ingreso. Resulta una inaceptable paradoja que este hemisferio rico en recursos y posibilidades, haya dejado a millones de sus hijos atrapados en las garras de la miseria. Difícilmente vamos a avanzar en la creación de la zona de libre comercio si no empezamos a corregir esta situación.

Pero nos hemos referido a uno solo de los temas en los cuales los países han decidido realizar acciones colectivas. Aprovechando las ventajas comparativas de nuestra Organización hemos ido avanzando en el desarrollo de acciones que nos permitan atender las crecientes necesidades de multilateralismo que se presentan para atender una agenda tan diversa y amplia. En plena guerra fría era tan difícil trabajar que la OEA apenas si mantenía viva la llama del multilateralismo. Hoy es tal la necesidad y la vocación de trabajar colectivamente que podemos decir que hay más demanda de multilateralismo que instituciones para canalizarlo.

Cómo hacerle frente a esa demanda de multilateralismo? Este constituye hoy el principal desafío y para ello debemos aprovechar las áreas en las cuales la OEA tiene claras ventajas comparativas. La OEA es ante todo centro del diálogo hemisférico y hemos procurado que él se desenvuelva con la metodología y las reglas que hemos desarrollado a lo largo de estas décadas. Se trata de otorgar un marco apropiado para realizar un rico intercambio de experiencias, para desarrollar sistemas de información regionales, para acordar documentos de política, para llevar la memoria institucional del proceso de Cumbres, para dar apoyo técnico y secretarial a las reuniones de ministros y desarrollar proyectos de alcance hemisférico.

En estos años, y a manera de ejemplo, hemos acometido acciones para hacerle frente a muchos de los problemas que aquejan a nuestras democracias, hemos acordado la primera convención en el mundo para luchar contra la corrupción; hemos avanzado en desarrollar un plan de acción contra el terrorismo y en nuestra próxima Asamblea crearemos una Comisión de carácter permanente para coordinar las acciones en este frente. Tenemos en marcha un vigoroso proceso de medidas para asegurar la confianza y la seguridad entre los Estados, y estamos avanzando en la definición de una nueva agenda de seguridad hemisférica; estamos acordado una convención para impedir el tráfico ilegal de armas pequeñas y una estrategia hemisférica contra las drogas. En la actualidad avanzamos en el establecimiento en el seno de CICAD de un Mecanismo de Evaluación Multilateral y vamos a firmar en la próxima Asamblea una convención para darle transparencia a la compra de armas. Son estas una muestra de como se da ese nuevo multilateralismo que mucho tiene que ver con los nuevos problemas y retos que nos trae la globalización.

Tal vez donde se puede encontrar ese nuevo espíritu de valores comunes en lo político y en lo económico, de una manera más palpable, es en los avances que se han logrado para la creación de una zona de libre comercio a ser firmada en el 2005. A partir de las reformas económicas iniciadas hacia fines de los años ochenta y profundizadas en esta década, el proceso de integración económica y comercial en las Américas ha avanzado de manera considerable.

Datos recientes del Fondo Monetario Internacional muestran que las economías del hemisferio están crecientemente interrelacionadas y las cifras de comercio de que disponemos así lo indican. Las exportaciones totales de América latina y el Caribe crecieron de 130 billones de dólares en 1990 a 290 billones en 1997. El comercio al interior de esta subregión creció en el mismo período de 21 billones de dólares a 60 billones, mientras que las exportaciones de América Latina y el Caribe a los Estados Unidos pasaron de 50 billones de dólares a más de 140 billones.

Si miramos las cifras de los Estados Unidos es posible apreciar que entre 1995 y 1998 las exportaciones de este país al resto del hemisferio crecieron de 223 mil millones de dólares a cerca de 300 mil millones. Mientras las exportaciones de los Estados Unidos a América Latina y el Caribe crecían al 30%, las exportaciones de ese país a Europa crecieron un 21% y aquellas al Asia se contrajeron en un 5%. Aun en medio de la crisis financiera, en el último año las exportaciones de los Estados Unidos al resto de las Américas crecieron en un 4%, mientras que con el resto del mundo cayeron un 1%. De lo que se trata pues es de darle un marco jurídico estable a un proceso que las fuerzas del mercado han puesto en plena marcha.

No quiero subestimar el impacto que las crisis financieras del Asia y Rusia han tenido sobre las economías de nuestros países. Ha sido considerable la salida de capitales, la baja de los precios de los productos básicos, el alza de las tasas de interés y la disminución del crecimiento económico. Pero los gobiernos de la región han reaccionado con prontitud, claridad y firmeza, adoptaron medidas que les permitieron contener la crisis y asegurar la estabilidad macroeconómica. De cada crisis, el proceso de integración ha salido fortalecido.

Deseo retomar lo que ha sido el proceso desde Miami, el que permitió que los Jefes de Estado en Santiago pudieran dar por concluida la etapa de preparación y lanzar la negociación. E1 camino que recorrimos de Denver a Santiago ha representado un ejercicio de aprendizaje, comprensión y expresión de una permanente voluntad política. Los Viceministros de Comercio firmaron el epicentro del trabajo técnico que se realizó hasta llegar Santiago, dando un marco de acción preciso a los Grupos de Trabajo que funcionaron en la etapa de preparación y garantizaron la calidad de lo realizado tanto por ellos como por el Comité Tripartita (OEA, BID, CEPAL).

Los Grupos de Trabajo contribuyeron a crear un lenguaje común y una discusión técnica convergente de los principales temas que son objeto de la negociación, construyeron bases de datos e inventarios, recopilaron estadísticas y normas, realizaron comparaciones sistemáticas de los distintos acuerdos y condujeron estudios detallados en todos los aspectos de las políticas y las relaciones comerciales. Ayudaron, además, a identificar las áreas de convergencia y divergencia en los distintos componentes de la negociación. Con ello terminaron por garantizar una mayor transparencia en el financiamiento de los distintos regímenes comerciales y de inversión de los distintos países, y por asegurar el conocimiento cabal de estos regímenes, como paso previo al inicio de las negociaciones.

A lo largo de este período el ALCA ha contado con el apoyo del Comité Tripartita que ayudó a movilizar una buena cantidad de recursos financieros y técnicos para apoyar además de los Grupos de Trabajo, a sus Presidentes y Viceministros. Funcionarios de nuestras organizaciones han trabajado de cerca con los representantes nacionales para construir bases de conocimiento mutuo que informen mejor las decisiones críticas a ser tomadas. Hemos difundido entre el público un volumen de información sin precedentes, confiable para todos.

En la actualidad estamos apoyando con asistencia técnica a los países para los cuales la negociación del ALCA representa una tarea extremadamente difícil. En algunos casos los ministerios a cargo del comercio no tienen suficientes recursos humanos y financieros, como tampoco suficiente experiencia en negociaciones comerciales complejas, especialmente cuando ellas incluyen a países con la más amplia trayectoria en las negociaciones globales. Estamos trabajando en la formación y el entrenamiento de negociadores, en el acceso a la información y en el fortalecimiento institucional, especialmente en relación con las economías más pequeñas.

Después de la Cumbre de las Américas los Estados iniciaron rápidamente la implementación de los acuerdos propuestos por la reunión ministerial de San José de Costa Rica, que fueron respaldadas por los Presidentes y Primeros Ministros en Santiago. Se definieron los objetivos del proceso de negociación, los temas a tratar y la formación de lo s grupos pertinentes por áreas, así como la identificación de una estructura de gestión que apoye la totalidad del proceso. Este proceso se desarrolla actualmente en torno a nueve grupos de negociación que abarcan temas como barreras arancelarias y para-arancelarias, propiedad intelectual, asuntos agrícolas, política de competencia, inversión, y servicios, entre otros. Asimismo, se decidió que las negociaciones del ALCA sean por consenso, equilibradas y comprehensivas de las relaciones comerciales y de inversión, y completamente recíprocas y consistentes con el marco definido por la Organización Mundial de Comercio.

La formación de grupos de negociación en áreas que no han sido tratadas aún por la OMC, como son inversión, política de competencia y adquisiciones gubernamentales, es uno de los elementos de este proceso que cabe resaltar, además de la creación de un grupo consultivo para estudiar específicamente las necesidades y condiciones de las economías más pequeñas del hemisferio, asegurándoles una participación activa e igualitaria en el proceso. Esto resulta fundamental para un acuerdo en un hemisferio tan diverso como este, tanto por el tamaño de los países como por sus niveles de desarrollo económico.

Otros elementos a considerar en el proceso tienen que ver con la conformación de un comité especial para recibir y articular las opiniones de la sociedad civil, que serán luego transmitidas a los ministros; la definición como objetivo central para el año 1999 el identificar y acordar un paquete de medidas que faciliten los negocios; y la aprobación de una Secretaria Administrativa para apoyar la logística de las reuniones.

En ese marco se realizó la primera ronda de negociaciones en la ciudad de Miami, en la cual participaron cerca de 750 negociadores de 34 países. Adicionalmente, los Viceministros de Comercio agrupados en el Comité de Negociaciones Comerciales se han reunido en dos ocasiones pare avanzar en la identificación de un paquete de medidas de facilitación de negocios, que permitirá presentar avances concretos en la próxima reunión de ministros.

La segunda reunión, finalizada el miércoles pasado, logró definir un importante listado de iniciativas para la facilitación del comercio a que se comprometieron los Presidentes y los Ministros antes del año 2000, principalmente en el área aduanera. Entre las medidas que se proponen se incluye la elaboración de códigos de conducta para oficiales de aduanas; procedimientos expeditos para los embarques expresos o de bajo valor; la implementación de medidas de gestión de riesgo para ser puestas al servicio de los funcionarios de aduanas; y la adopción de medidas destinadas a fomentar la transparencia en los intercambios comerciales. Estas propuestas serán discutidas nuevamente en la próxima reunión de los viceministros a realizarse en Cochabamba, Bolivia el próximo mes de julio. El paquete final será entregado para la aprobación de los ministros de comercio cuando estos se reúnan en Canadá en noviembre de 1999.

Es oportuno destacar algunos factores que no obstante deben también ser considerados para hacer un buen balance del estado del proceso. Como ya lo hemos mencionado hemos observado hasta ahora un fuerte compromiso con el proceso de parte de todos los países, demostrado por el volumen de recursos humanos y técnicos que los gobiernos han destinado al proceso de negociaciones.

No deja de haber, sin embargo, factores que causan inquietud. Sin duda el asunto que mayor preocupación genera es la negativa del Congreso de los Estados Unidos a aprobar la autoridad de vía rápida o "fast track". La aprobación de esta legislación tiene un efecto simbólico y real sobre el proceso negociador. Aunque dicha autorización no es requerida hasta el año 2004 cuando se vaya a avanzar hacia el cierre de la negociación, su aprobación enviaría una fuerte señal en cuanto al grado de respaldo político existente en los Estados Unidos respecto del acuerdo y apoyaría las gestiones de los negociadores estadounidenses.

De otro lado, la OMC ha programado iniciar negociaciones a fines de 1999 en temas agrícolas, y a comienzos del 2000 en servicios. Junto a ello, un importante grupo de países desea ampliar la agenda y convocar a una "Ronda del Milenio". Una nueva ronda de la OMC puede dar ímpetu a las negociaciones del ALCA si sus reuniones avanzan lentamente. En caso contrario, una ronda de la OMC muy intensa puede reducir el incentivo pare la liberalización en el ámbito regional, además de concentrar los limitados recursos humanos que poseen muchos de nuestros países.

Asimismo, las negociaciones del ALCA estarán también influenciadas por las negociaciones subregionales y bilaterales que continúan realizándose en la región. Si éstas se realizan bajo principios y reglas consistentes con la OMC y el ALCA, estas iniciativas contribuirán a la convergencia de criterios y facilitarán la formación de un área de libre comercio hemisférico. En caso contrario, los acuerdos bilaterales y subregionales pueden complicar enormemente el proyecto del ALCA.

Las disputas eventuales que surjan entre países o subregiones, particularmente aquellas entre los Estados Unidos y el Mercosur o Brasil, podrían llegar a afectar el ambiente para las negociaciones del ALCA. Por ello resulta crucial que las disputes de este tipo sean tratadas como asuntos individuales y por ende manejadas por fuera del marco del ALCA.

La participación de la sociedad civil es otro de los factores a tener en cuenta en el balance del proceso. Las negociaciones han contado con la celebración de un Foro Empresarial que se realiza de manera previa a la Reunión Ministerial. Sin duda, el foro ha sido una herramienta útil para diseminar información y para identificar fortalezas, problemas y divergencias, además de que los empresarios han encontrado numerosas oportunidades de comercio e inversión, y han ofrecido análisis técnico e información sobre las necesidades del sector privado. Sus recomendaciones han avanzado año tras año en grado de consenso y en precisión. Esperamos de igual manera y con el grupo que se ha previsto para escuchar a la sociedad civil, oír las inquietudes de las Organizaciones de trabajadores, de grupos ambientalistas y de otras organizaciones.

Mostrar resultados concretos en el año 2000 fue un mandato específico de los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Santiago. E1 proceso ganará en credibilidad si el sector privado puede empezar a cosechar los beneficios de una mayor integración. Hasta ahora hay consenso para que se den en el área aduanera.

Quiero además mencionar un enfoque que debe estar siempre presente en la negociación. La discusión contemporánea sobre comercio va más allá de los temas estrictamente relacionados con el intercambio de bienes. Fue lo que la ronda Uruguay conoció como los temas nuevos. Asuntos como la inversión, la propiedad intelectual, los servicios, las compras gubernamentales, los mercados financieros y de capitales, la transferencia de tecnología, las normas de competencia, entre otros, jugarán un papel determinante en la agenda de las negociaciones para la liberación del comercio en el hemisferio.

Es evidente que para los países industrializados del hemisferio el problema de acceso a los mercados sigue siendo un asunto importante, pero el énfasis de sus aspiraciones se ha ido desplazando a los temas nuevos. Ello en gran medida por cuanto la apertura unilateral de América Latina ha disminuido considerablemente las barreras a las exportaciones de los países industrializados. En contraste, los países con un grado de desarrollo medio tienen una larga lista de reclamos y de querellas pendientes en cuanto al acceso de sus productos a los mercados de los países industrializados. Esto es particularmente cierto en sectores considerados políticamente sensibles, como los productos agrícolas, los textiles y las manufactures ligeras. La mezcla de barreras administrativas, subsidios, y altos aranceles, hacen que el tema del acceso tenga una especial trascendencia para América Latina. Aquí es importante entender que el éxito de la negociación dependerá de la simetría y el equilibrio con que se traten las aspiraciones de ambos grupos de países.

Las energías desplegadas entre Miami y Santiago han generado ya una serie de resultados positivos. Lo que era una esperanza o un sueño de un hemisferio libre de aranceles aduaneros y de otras barreras al comercio de bienes y servicios e inversiones, es hoy una realidad mucho más cercana. Como lo dijera Enrique Iglesias durante la última reunión de ministros, en la etapa de preparación se ha ido mucho más lejos que en la etapa comparable de la Ronda Uruguay.

En este corto espacio de tiempo hemos visto los beneficios de una mayor expansión del comercio a partir de los acuerdos de comercio e integración vigentes. Hemos presenciado el nacimiento de nuevos acuerdos destinados a reunir no solo vecinos geográficos, que son contrapartes comerciales naturales, sino también a países diversos y geográficamente separados, como lo son la mayoría de los acuerdos de Chile. Hemos comprendido mejor el gran desafío que representan economías pequeñas de la región y nos hemos empeñado en un programa activo de asistencia a estos países para su pleno aprovechamiento de los beneficios de la integración.

No hay duda de que el ALCA será un acuerdo totalmente consistente con el ordenamiento de comercio global. No hay duda de que los países de la región quieren fortalecer y no debilitar la OMC; de los 34 países sólo hay uno que no es miembro de la OMC. No hay duda tampoco que el ALCA no levantará barreras a terceros y que se trata de un esfuerzo destinado a lograr un grado de liberalización que vaya más allá de los actuales estándares globales, lo cual es particularmente importante pare Chile. Algunos trabajos preliminares, como el del Grupo de Trabajo de Inversión, apuntan en esa dirección.

Quisiera concluir expresando mi profunda convicción en las bondades del proceso de integración en que estamos comprometidos, así como en el significativo respaldo político con que él cuenta y que nos ayudará a crear en las Américas un hemisferio más prospero, justo e igualitario.



Muchas gracias