Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN OCASIÓN DE LA APERTURA DE LAS JORNADAS DE DERECHO INTERNACIONAL

18 de octubre de 1999 - Montevideo, Uruguay


Es un gran honor para mí poder hacer llegar este mensaje al tiempo de dar inicio a estas Jornadas de Derecho Internacional organizadas por el Gobierno uruguayo y la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Se reúnen hoy, aquí, en Montevideo, distinguidos juristas de la Américas y profesores con una vasta experiencia académica, con el fin de discutir la temática actual del derecho internacional, tanto público como privado, la metodología de su enseñanza, la revisión de los programas de estudio y los medios para fortalecer el intercambio de conocimientos. Al ser todos ustedes profesores en actividad, lo que aquí se discuta tendrá, estamos seguros, inmediata repercusión en otros colegas que no han tenido la oportunidad de asistir y, más importante aún, en las nuevas generaciones de profesionales a cuya formación dedican lo mejor de vuestros esfuerzos.

No es necesario reiterar ante tan distinguida audiencia el aporte que, desde sus orígenes, ha hecho el sistema interamericano al desarrollo del derecho internacional. Los tratados interamericanos han abierto rumbos seguidos luego en el plano universal en materias tan diversas como la solución pacífica de controversias, el uso de la fuerza, el derecho de los tratados, la regulación de las relaciones privadas de carácter internacional, y más recientemente, en el combate a la corrupción o en la lucha contra el tráfico ilícito de armas. Tampoco es preciso detallar la valiosa contribución que, desde 1906, ha venido realizando el Comité Jurídico Interamericano, ni la gran tarea de formación que cumple el Curso de Derecho Internacional que se celebra anualmente en Río de Janeiro. Todo ello es bien conocido por ustedes y muchos de ustedes han contribuido a ello, de una forma u otra.

Quiero si aprovechar esta reunión para resaltar una vez más mi particular preocupación por mantener la alta prioridad que para la Organización de los Estados Americanos tiene el desarrollo del Derecho Internacional. A poco de asumir mis funciones de Secretario General presenté un informe sobre "El Derecho en un nuevo orden interamericano". Estaba convencido entonces, y después en el transcurso de estos años al frente de la Secretaría General, no han hecho más que reforzar esta convicción, que los tiempos que vivimos hacen necesario profundizar el desarrollo del derecho en las Américas y que el derecho internacional que concibamos juntos y apliquemos efectivamente es una garantía mayor para construir un futuro común y consolidar una convivencia pacífica en beneficio de nuestros pueblos.

Así también lo han reafirmado nuestros países cuando, en ocasión de la Asamblea General de la OEA celebrada en 1996, adoptaron la "Declaración de Panamá sobre la Contribución Interamericana al Desarrollo y Codificación del Derecho Internacional", y un año después, en Lima, aprobaron el "Programa Interamericano para el Desarrollo del Derecho Internacional". De ellos nace, entre muchos otros pronunciamientos, la solicitud de nuestros países por celebrar estas Jornadas, retomando provechosas experiencias de la década de los setenta y los ochenta, de las cuales algunos de ustedes también participaron.

Los juristas de hoy y de mañana, a quienes ustedes están formando, tienen ante sí múltiples desafíos: por una parte un mundo cada vez más interdependiente que hace que el derecho internacional abarque campos hasta ahora sólo regulados por el derecho interno y, por otra parte, el fuerte desarrollo de procesos regionales que hace que el derecho que de ellos emane tenga a la vez que compatibilizarse con lo nacional y con lo internacional. Por ello es oportuna esta reunión. Las relaciones entre los planos nacionales, regionales y universales obligan a una revisión de los derechos que los rigen, a su relacionamiento en una intensidad antes desconocida, a su adaptación a nuevos retos que surgen y se extienden a una velocidad antes impensable. Y ello obliga a repensar la formación a dar a quienes tendrán la responsabilidad de la creación y aplicación de esta nueva normativa.

La agenda jurídica de la Organización es un buen reflejo de ello, abordando en el marco interamericano temas que hasta hace poco hubiesen sido considerados de la estricta competencia interna de los Estados: la defensa de la democracia, la lucha contra la corrupción, el mejoramiento de los sistemas de administración de justicia, el combate al terrorismo y al narcotráfico. Aquí también cabe incluir algunos de los temas que conforman la agenda de la próxima Conferencia Especializada sobre Derecho Internacional Privado, así como los trabajos que se han venido realizando en materia de derecho de la integración. Ello, por supuesto, sin descuidar un solo instante los principios básicos que vertebran nuestro derecho interamericano en lo que tiene que ver con el respeto a la soberanía, al principio de no-intervención, a la solución pacífica de controversias, al papel de nuestra Organización en materia de seguridad y preservación de la paz.

En materia jurídica tenemos grandes desafios en el hemisferio. Para comenzar, es necesario avanzar en el perfeccionamiento del sistema jurídico interamericano a través del impulso a la ratificación, incorporación en el derecho interno y efectiva aplicación de las convenciones que lo integran.

De igual forma, deberíamos promover un proceso más sistemático de reflexión colectiva tanto sobre la agenda como sobre los instrumentos más idóneos para responder a los nuevos desafíos que tenemos en materia jurídica.

En este sentido, sería conveniente, por ejemplo, analizar con mayor detenimiento las ventajas que podría reportarle a los países, en el marco de la OEA, la posibilidad de acudir a otros instrumentos internacionales, diferentes a los tratados internacionales, para avanzar en los procesos de negociaciones sobre temas relevantes de la agenda interamericana. En especial, parecería de gran utilidad examinar la posibilidad de emplear para expresar nuestros acuerdos los instrumentos calificados por algunos sectores de la doctrina como "soft law" o ley cuasi-obligatoria, incluidos los mecanismos de seguimiento de la implementación de las medidas previstas en esos instrumentos, en aquellos casos que se estime conveniente. Las "recomendaciones" que hacen parte de este tipo de instrumentos han mostrado ser de gran utilidad en el marco de organizaciones internacionales como la OCDE y el Consejo de Europa para avanzar en acuerdos sobre temas de interés común de los países miembros, sin llegar a la negociación y adopción de tratados, o como una etapa previa a la discusión de éstos o, en fin, como un mecanismo complementario de los mismos.

Como parte del mismo proceso de reflexión sobre el perfeccionamiento del sistema jurídico interamericano, sería conveniente discutir y analizar con mayor detenimiento las ventajas comparativas y el "nicho" de acción propio del sistema jurídico interamericano, en primer lugar, frente al sistema jurídico universal que se desarrolla en el marco de las Naciones Unidas y, luego, frente a los diversos esquemas subregionales de integración que se han ido creando y consolidando en el Hemisferio.

Asimismo, deberíamos avanzar en el diálogo e intercambio de ideas sobre mecanismos que nos permitan hacer un seguimiento más sistemático y permanente de la vigencia y efectiva aplicación de los instrumentos jurídicos adoptados en el marco de la OEA.

Estoy seguro que los aportes de ustedes en estos y otros temas serán de gran utilidad.

Sólo me queda entonces agradecer al Gobierno y al pueblo del Uruguay por su hospitalidad y apoyo para que esas Jornadas sean de la mayor utilidad para la promoción y desarrollo del derecho internacional. Permítanme representar este agradecimiento en la persona de su Canciller, el doctor Didier Opertti, quien no sólo ha dado todo su respaldo para la realización de este evento sino que, por sobre todo, ha participado activa y permanentemente, desde las diversas altas posiciones políticas y académicas que ha ocupado, en el desarrollo de nuestro derecho internacional.

Para finalizar les reitero el compromiso de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos en dar toda su colaboración para el logro de las iniciativas que surjan de este importante y promisorio encuentro.



MUCHAS GRACIAS.