Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
SESION INAUGURAL DEL 113° PERIODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

10 de octubre de 2001 - Washington, DC


Deseo iniciar este mensaje con el agradecimiento a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en particular a su Presidente Claudio Grossman, por esta oportunidad de celebrar el inicio de un nuevo período ordinario de sesiones que tiene lugar en tiempos excepcionalmente difíciles y desafiantes para la comunidad hemisférica de naciones y para toda la humanidad. Las libertades públicas han sido atacadas de una manera cruel e inhumana en una nación, los Estados Unidos de América, que como ninguna otra ha dedicado los mejores capítulos de su historia a hacer efectivos los derechos de sus ciudadanos.

Al finalizar el presente año, culminarán sus mandatos los comisionados Claudio Grossman, Peter Laurie y Hélio Bicudo. A todos quisiera extenderles el reconocimiento de la Organización y de todos nuestros gobiernos por la gran tarea que han cumplido al poner en alto sus elevadas responsabilidades. Ha sido un periodo en el cual si algo ha surgido destacado y claro a favor de la democracia ha sido la muy valiosa contribución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con su intenso y fructífero trabajo, con el estudio de muchos mas casos, con su significativa labor de promoción, con la reforma de su reglamento, con la mucho mas clara coordinación con la Corte Interamericana. Estoy seguro que la labor activa y militante de los comisionados jugó un papel fundamental en la decisión de los estados en aprobar y lanzar la Carta democrática de las América.

La Asamblea General eligió en junio de este año a los señores Diego García–Sayán, del Peru, José Zalaquett, de Chile, y la Sra. Clare K. Roberts de Antigua y Barbuda, todos ellos destacados juristas quienes sin duda darán continuidad a la muy fecunda tarea que viene cumpliendo la Comisión.

Quiero recordar en esta ocasión la trayectoria del Emb. Jorge E. Taiana al frente de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión. El cumplió sus funciones con excepcional dedicación y profesionalismo. El Embajador Taiana se ha retirado del cargo en agosto de este año para volver a Argentina, donde se dedica a sus actividades académicas y profesionales, siempre vinculadas a la protección y promoción de los derechos humanos.

Se dice que una vez que se toma contacto con nuestro sistema de derechos humanos, se hace parte de él por toda la vida. Esperamos que así sea con los comisionados y el Emb. Taiana, y confiamos verlos entre nosotros en un futuro cercano dando nuevas batallas para defender los derechos conculcados a todo lo ancho de las Americas.

Destaco igualmente la contribución que ha prestado a la OEA y a la Comisión Interamericana el Dr. David J. Padilla, quien se retiró de su cargo de Secretario Ejecutivo Adjunto después de más de 20 años de intensa labor.

Doy la bienvenida al nuevo Secretario Ejecutivo Dr. Santiago Canton, de quien puedo dar fe de sus excelentes capacidades, conocimientos y condiciones personales, como Relator Especial de la CIDH para la Libertad de Expresión y Director del Departamento de Información Pública de la OEA.



Señores Comisionados y Amigos todos.

Nos reunimos en un momento histórico de excepcionales desafíos. Los actos terroristas recientes representan un peligro para nuestros derechos y para nuestra seguridad colectiva.

Es por ello que, en una decisión excepcional, se reunieron días después de los ataques los cancilleres de los 34 estados que conforman la OEA, para invocar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y emitir una declaración de la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de todo el hemisferio. Con una sola voz expresaron al pueblo hermano de los EEUU nuestro pesar, nuestra indignación, nuestro dolor por la perdida de miles de vidas inocentes, y para contarles de nuestras oraciones por las victimas y sus familias. Los Ministros acordaron que los ataques contra los EU son contra todos los estados Americanos y ellos se prestarán asistencia mutua y tienen la decisión de acometer su defensa colectiva en el marco del tratado y la Carta de la OEA. Allí pudimos observar la unidad y la solidaridad de todos los Estados Miembros de la OEA al condenar esta agresión terrorista, al colaborar mutuamente para perseguir, capturar, extraditar, enjuiciar y castigar a los responsables, así como para prevenir futuros actos de esa naturaleza.

Este momento histórico también nos ha llevado a pensar en las obligaciones que nos corresponden, como individuos, países y como organización multilateral para enfrentar el desafió del terror y garantizar la seguridad de nuestros pueblos. Uno de los retos más importante, y en el cual contamos con sus acciones y recomendaciones, será el no perder de vista lo que nos separa de los arquitectos del terror. Es decir, es hora de centrarnos en el apego al estado de derecho, la aceptación al pluralismo de opiniones e intereses y la tolerancia en todas sus manifestaciones.

Y tal vez nuestra tarea más compleja no sea simplemente establecer un marco de cooperación eficaz, sino en encontrar un adecuado balance entre seguridad y libertades. No podemos dejarnos condenar a que las libertades se usen para destruir nuestras libertades que es lo que pretenden los terroristas. Tendremos que llenar los graves vacíos que se presentan en materia de seguridad interna y externa sin menoscabar nuestra voluntad de vivir en sociedades abiertas, y la de Estados Unidos de América es la mas abierta del mundo. También es importante realzar que si bien habrá limitaciones a los derechos ciudadanos, estas deben hacerse sin forma alguna de discriminación y sujeta a controles legales.

Hoy tienen mas vigencia que nunca las ideas que consagramos en Lima el fatídico 11 de Septiembre en la Carta Democrática Interamericana, pocas horas después de los hechos ocurridos en New York y Washington. Decidimos en ese momento, con la presencia del Secretario de Estado Colin Powell, que la mejor declaración de solidaridad para enfrentar semejante cobardía era el pronto y solidario acuerdo sobre la Carta Democrática. Nos guían los mismos valores, nos unen los mismos principios, nos hermana las mismas causas de igualdad y justicia social, creemos en el pluralismo, en la diversidad, en el respeto por el disentimiento, en la igualdad de todos los ciudadanos del mundo sin discriminaciones, sin distingos de fe.

Es por ello que al plasmar el espíritu optimista de nuestros lideres en la ciudad de Québec sobre lo que representa la democracia y lo que aspiramos de ella, cumplimos el mandato de los Presidentes y Jefes de Gobierno de preparar una Carta Democrática Interamericana. El articulado del documento comienza con la sencilla y poderosa afirmación: "Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla." La Carta dedica un capitulo entero al vinculo y la indivisibilidad del la democracia y los derechos humanos, afirma que el respeto a esos derechos constituye elemento esencial de la democracia representativa, y que la democracia es indispensable para el ejercicio efectivo de las libertades fundamentales y los derechos humanos.

Se consideran esenciales al concepto de democracia una serie de temas que representan en gran medida la labor reciente del Sistema Interamericano de protecion de los derechos: los que hemos llamado los nuevos derechos como son la eliminación de toda forma de discriminación e intolerancia, así como la promoción y protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas y de los migrantes y sus familias; el respeto a la diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas y la promocion de la participación ciudadana; el respeto a los derechos basicos de los trabajadores; y el respeto a la libertad de prensa y de expresión.

Finalmente, en su Artículo 8 la Carta explicitamente vincula nuestro sistema interamericano de promoción y protección de los derechos humanos con los instrumentos a nuestra dispocision para reforzar y profundizar la democracia. Los Estados Miembros, termina ese articulado, "reafirman su intención de fortalecer el sistema interamericano de protección de los derechos humanos para la consolidación de la democracia en el Hemisferio."

Soy un convencido de que la Carta Democrática Interamericana nos brindará más coherencia y consistencia en nuestros esfuerzos para promover y defender la democracia y nos otorgará más instrumentos para responder a las nuevas y poderosas amenazas en su contra y en el respeto a sus derechos. La Comisión Interamericana de Derechos debe obrar de principal Consejero de otros órganos del sistema para vigilar la protección de los derechos ciudadanos.

Y este ha sido un año de intensa actividad en el sistema interamericano de derechos humanos, en que se han echado a andar importantes procesos de reforma de los mecanismos de protección. La entrada en vigencia de los nuevos Reglamentos de la Comisión y la Corte Interamericanas, en mayo y junio de 2001, respectivamente, marcan hitos en tal sentido.

La Asamblea General de la Organización también ha prestado en su más reciente período de sesiones la mayor atención a temas de derechos humanos en el sistema interamericano. Entre otras, se adoptaron resoluciones sobre los derechos y la atención de las personas sometidas a cualquier forma de detención y reclusión, sobre los defensores de derechos humanos, sobre el apoyo a la labor del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, sobre derechos humanos y medio ambiente, sobre la protección de los refugiados, repatriados y desplazados internos en el continente y el Caribe. Dispuso además un estudio sobre el acceso de las personas a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y una evaluación del funcionamiento del sistema interamericano de protección y promoción de los derechos humanos.

Quisiera destacar particularmente la importancia de esta última Resolución, la 1828, sobre "evaluación del funcionamiento del sistema interamericano de protección y promoción de los derechos humanos para su perfeccionamiento y fortalecimiento". Los Estados miembros encomendaron al Consejo Permanente de la Organización que llevará a cabo acciones concretas con miras al incremento sustancial de los presupuestos de la Corte y de la Comisión, y pidieron elaborar un plan para que en un tiempo razonable los órganos del sistema puedan financiar sus crecientes actividades y responsabilidades, así como asegurar la eficiencia del sistema y del uso de los recursos asignados; determinaron igualmente la creación de un fondo específico para el fortalecimiento del sistema destinado a fomentar las contribuciones voluntarias e incrementar sus esfuerzos relacionados con la promoción y universalización del sistema.

Estas ideas surgen directamente de las directrices claras emanadas de la Cumbre de Québec. Las Asamblea General de Costa Rica hizo lo suyo, al enmarcar dentro del sistema de la OEA estas ideas y mandatos. Ahora nos toca a nosotros concretar esta labor. Tengo entendido que el Comité de Asuntos Jurídicos y Politicos, bajo la muy docta presidencia del Embajador Ricardes de Argentina, en estos días sé esta conformando para hacer frente a estos trabajos.

La Secretaría General, por su parte, queda a la disposición de los Representantes Permanentes y de los órganos del Sistema Interamericano de derechos humanos para llevar a la práctica esta clara manifestación de voluntad de los Estados miembros.

Formulo mis sinceros votos de que esta sea una fructífera sesión de la CIDH.



Muchas gracias.