Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA SESIÓN ESPECIAL DEL COMITÉ INTERAMERICANO CONTRA EL TERRORISMO

15 de octubre de 2001 - Washington, DC


Nos reunimos en esta Casa de las Américas en tiempos particularmente difíciles y desafiantes para la comunidad hemisférica de naciones y para toda la humanidad. Y aquí no estamos por un accidente histórico sino porque nos guían los mismos valores, nos unen los mismos principios, nos hermanan las mismas causas de igualdad y justicia social; creemos en el pluralismo, en la diversidad, en el respeto por el disentimiento, en la igualdad de todos los ciudadanos del mundo sin discriminaciones, sin distingos de fe. Sin duda lo que se encuentra en peligro es nuestro derecho a vivir en paz, en democracia, en el respeto a las libertades públicas y los derechos humanos. Los actos terroristas representan el mas grave desafío a la seguridad colectiva que nos haya correspondido vivir desde que surgieron las instituciones interamericanas bajo las cuales hoy nos convocamos.

Una vez mas queremos elevar nuestras voces de indignación y de repudio contra los ataques criminales perpetrados recientemente en este país. Las Américas todas reiteran su solidaridad con el gobierno y el pueblo de los Estados Unidos y sienten como suyo el dolor de las víctimas y sus familias. De nuestras determinaciones depende que a partir de este inmenso reto seamos capaces de garantizar no solo un marco de cooperación eficaz, sino que podamos ser testigos de un gran fortalecimiento de los lazos democráticos y llevar una adecuado equilibrio entre seguridad y libertades. Como lo señalamos en la inauguración del periodo de sesiones de la CIDH, no podemos dejarnos condenar a que las libertades públicas de las que gozamos en América, se usen para destruir nuestras libertades que es lo que pretenden los terroristas. Tendremos que llenar los graves vacíos que se presentan en materia de seguridad interna y externa sin menoscabar nuestra voluntad de vivir en sociedades abiertas y, sin duda, la de Estados Unidos de América es la mas abierta del mundo.

El pasado 21 de septiembre, apenas unos días después del magnicidio, convocada y reunida la vigésimo tercera Reunión de Consulta y la de los miembros del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca, los Ministros de Relaciones Exteriores condenaron enérgicamente los ataques terroristas cometidos en los Estados Unidos de América, establecieron que esos ataques lo son contra todos los Estados Americanos, acordaron que se prestaran asistencia mutua y reafirmaron la decisión de acometer su defensa colectiva tanto en el marco de la Carta de la OEA como del Tratado.

También reafirmaron la voluntad indeclinable de adoptar medidas eficaces para impedir que los grupos terroristas tengan capacidad de operar en sus territorios; para reforzar la cooperación en los planos regional e internacional; para perseguir, capturar, enjuiciar y sancionar a los perpetradores, organizadores y patrocinadores de actos terroristas; para fortalecer la cooperación judicial recíproca y el intercambio oportuno de información; y para acometer acciones en el campo financiero y realizar la oportuna extradición de los terroristas.

De igual manera, los Ministros hicieron un llamado para que se convocara una reunión del Comité Interamericano contra el Terrorismo, para que éste identificara acciones urgentes dirigidas a fortalecer la cooperación interamericana y para comenzar la elaboración de un proyecto de Convención Interamericana contra el Terrorismo.

Antes de continuar quisiera reconocer el incesante trabajo de la Delegación de los Estados Unidos, encabezada por el Embajador Roger Noriega, quien ha demostrado su liderazgo y su responsabilidad al asumir la infatigable tarea de coordinación entre su Gobierno y todos los representaciones de los países del hemisferio. En la misma medida, quisiera también destacar la labor realizada por el Presidente interino del CICTE, Señor Steven Monblatt, quien nos ha enriquecido con su conocimiento y experiencia en materia antiterrorista.

Mirando en retrospectiva, el hemisferio americano ha vivido una importante trayectoria de condena contra el terrorismo y de búsqueda de acuerdos y mecanismos para combatirlo y prevenirlo. El principal instrumento interamericano disponible hasta la fecha, la Convención de Washington de 1971, fue en ese entonces novedosa en sus definiciones y tipificaciones, pero aún así, limitada en su alcance en cuanto al grupo humano que pretendía proteger, y tímida e ineficaz en el plano operativo.

Conscientes de la insuficiencia de la convención de 1971, los Estados miembros se encaminaron en la convocatoria de Conferencias Especializadas sobre Terrorismo. La Primera Conferencia realizada en Lima, en 1996, representó la transición de las ideas y mecanismos para la lucha contra el terrorismo. Fue durante esta reunión que los Estados americanos expresaron su más enérgica condena a todos los métodos y actos terroristas, sin excepción, dondequiera sean cometidos y cualesquiera sean sus agentes, modalidades y motivaciones con las que se pretenda justificarlos.

La Segunda Conferencia Especializada realizada en Mar del Plata, en 1998, propuso la creación de un marco institucional apropiado con el propósito de coordinar y orientar las decisiones adoptadas y, al mismo tiempo, fortalecer los vínculos de cooperación y trabajo mancomunado para prevenir y combatir el terrorismo en el hemisferio.

La Asamblea General resolvió crear el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE). El realizó su primera sesión ordinaria y adoptó un comprensivo Plan de Trabajo en Miami, en octubre de 1999. El nos apoya en el imperativo de avanzar en nuestros propósitos de encontrar una política americana que parta de unos principios comunes, identifique unos medios y nos lleve a una vigorosa acción colectiva.

Es por ello necesario que el CICTE continúe la evolución de su estructura operativa. El CICTE tiene que fortalecerse y crear mecanismos de coordinación de las labores antiterroristas, de los funcionarios judiciales, de policía, inteligencia e investigación, así como de los responsables en la formación de políticas públicas en este campo. El CITE deberá continuar avanzando en la elaboración de la red interamericana de recopilación y transmisión de datos, en la formulación y puesta en práctica de programas de asistencia técnica a los Estados que así lo soliciten y en el diseño y ejecución de mecanismos de cooperación. Al mismo tiempo, el Comité deberá explorar las mejores vías de comunicación y coordinación entre las autoridades competentes, para que el intercambio de información y la aplicación de medidas concretas se realice de la manera más segura y eficaz.

Paralelamente, el CICTE deberá funcionar en estrecha coordinación con otras entidades relevantes del sistema como son la CICAD en materia de drogas, el Comité Consultivo de la Convención Interamericana contra la producción y el tráfico ilícitos de armas de fuego y la Comisión de Seguridad Hemisférica. Las actuales circunstancias nos obligan a que las labores y prácticas de estos organismos interamericanos se enlacen para complementar y enriquecer una renovada agenda de seguridad en las Américas.

Es importante recordar también que las Cumbres de Presidentes de Miami, Chile y Québec en el 2001 han sido reiterativas en la búsqueda de una respuesta política y operativa unificada contra el terrorismo. El Plan de Acción de Quebec expresó su respaldo decidido a las labores del CICTE como el único foro de cooperación hemisférica para prevenir, combatir y eliminar todas las formas de terrorismo. Hizo también un llamado a firmar y ratificar los convenios internacionales relacionados con la lucha contra el terrorismo.

En lo que respecta al proyecto de Convención Interamericana contra el Terrorismo, coincido con las delegaciones permanentes que el proyecto de Convención preparado por el Comité Jurídico Interamericano es un buen punto de partida. El CICTE deberá brindar su apoyo y experiencia a las labores de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos y, así, avanzar simultáneamente en la redefinición de funciones del Comité y en el diseño de un instrumento interamericano que pueda responder efectivamente a las nuevas amenazas del hemisferio. En este mismo contexto, el CICTE ha de fortalecer su relación con las Naciones Unidas y con otros foros regionales del resto del mundo.

La OEA y todos sus Estados miembros tenemos el reto de actuar con unidad, solidaridad y eficacia. Tenemos que trabajar en todos los frentes: diplomático, económico, financiero, policivo, y militar. Ha llegado el momento de hacerle frente al terrorismo sin concesiones.

Señoras y señores:

Les deseo éxitos en sus trabajos en esta sesión especial del Comité Interamericano contra el Terrorismo. Los resultados de ésta y otras reuniones subsecuentes de este Comité nos permitirán reforzar los lazos de cooperación en el hemisferio y avanzar en forma decisiva en contra de tan infame flagelo. Será la expresión unánime de nuestra solidaridad con todos, hombres, mujeres y niños que fueron víctimas de crimen tan vil y cobarde en tierra americana. Será nuestra manera de testimoniar que su muerte no ha sido en vano, porque los ciudadanos de esta tierra americana no se amilanan sino que se crecen ante la adversidad, se alzan orgullosos y decididos en una oleada de patriotismo sin par, y ante este reto que les han impuesto un grupo perverso y malvado, responden con más seguridad, en democracia y en libertad.

Muchas gracias.