Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA TERCERA REUNION ORDINARIA DEL COMITE CONSULTIVO DE LA CIFTA

2 de mayo de 2002 - Washington, DC


Es especialmente satisfactorio para mi tener la oportunidad de acompañarlos en esta tercera reunión ordinaria del Comité Consultivo de la Convención Interamericana contra la Producción y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Materiales Relacionados (CIFTA).

Y lo es por múltiples razones. La primera de ellas, porque el compromiso de las Américas de luchar contra un flagelo como el tráfico ilícito de armas, con graves consecuencias económicas y sociales en la región, pero en especial, por ser un factor acelerante del sufrimiento humano y del subdesarrollo, no se ha agotado en la Convención Interamericana de 1997. Nuestros países han avanzado significativamente en la confiscación, decomiso y expropiación de armas ilegales, en la implementación de estrategias de interdicción y en la cooperación entre estados, así como en la asistencia de la OEA a través de la CICAD, en el diseño del reglamento modelo.

La segunda razón es, a su vez, la causa de la primera. En justicia, el liderazgo, el empeño y la dedicación del Gobierno de México, y en especial de su Embajador Miguel Ruíz-Cabañas, ha creado la dinámica suficiente para que este tema sea prioritario el las agendas de todos los gobiernos y desde luego en la agenda de la OEA.

Adicionalmente, nunca como después del 11 de Septiembre del año pasado, el mundo ha tomado conciencia de los devastadores efectos del tráfico indiscriminado de armas, de su relación con el terrorismo, de su íntima convivencia con el tráfico de drogas, y con la necesidad de lograr consensos sobre los nuevos paradigmas de seguridad de nuestro hemisferio.

Ya nadie duda sobre el peligro que encarna el terrorismo para la supervivencia de las democracias. Y soy un convencido de los avances que hemos logrado en la OEA. La semana pasada presenciamos el informe del Presidente del CICTE al Consejo, donde pudimos observar avances significativos, por ejemplo, en cuanto a los controles financieros, entre las cuales vale la pena destacar las prioridades establecidas para la penalización del financiamiento del terrorismo; la asistencia del CICTE en la formulación de recomendaciones y ampliación de la definición de institución financiera a instituciones financieras no bancarias; el levantamiento de la reserva bancaria, cambiaria y tributaria; y la adopción en las legislaciones internas de las 40 recomendaciones y las 8 recomendaciones especiales del GAFI, así como las Convenciones Internacionales como el Convención Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo de 1999 y la Resolución del Consejo de Seguridad 1373 de ONU.

Con respecto a los Controles Fronterizos el CICTE viene diseñando las medidas para el control en las fronteras físicas; para mejorar la calidad de la identificación y los documentos de viaje; y en el diseño de mejores dispositivos de control aduanero y mecanismos expeditos de cooperación internacional.

Por último, a nivel jurídico, la OEA, también bajo la acertada, y como ustedes lo atestiguaron, paciente tarea del Embajador Ruíz-Cabañas, ha terminado la preparación de una Convención Interamericana contra el Terrorismo que será presentada en la Asamblea General de Barbados el mes próximo. Este será un instrumento pionero en el mundo, que señalará nuevamente el compromiso hemisférico en la lucha contra este flagelo y que servirá de referencia para protocolos similares en el resto de continentes.

Quiero también mencionar en forma breve la interrelación del tema del tráfico ilegal de armas de fuego con las nuevas realidades de la seguridad hemisférica. En buena medida, los avances de los últimos años en materia conceptual han estado relacionados con un enfoque preventivo de la seguridad. Nuestros países, en los fundamental, se han apropiado de las recomendaciones de las dos Conferencias Regionales sobre Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad celebradas en Santiago de Chile y San Salvador, las cuales giran alrededor de la confianza mutua, de la comunicación entre los cuerpos armados, de los principios de confianza recíproca, de la regulación de la capacidad militar, de la colaboración armónica, de la transparencia en las políticas de defensa y seguridad, así como de la predictibilidad de las acciones de todos los participantes. En San Salvador tambien se avanzo en la definición de las amenazas a la seguridad de los pequenos estados insulares.

Una de las medidas que definitivamente generarían señales claras de confianza y que reforzarían el tejido de la cooperación regional, es la adscripción y plena ejecución de las medidas establecidas en la Convención de 1997. Toda la literatura moderna de las medidas de confianza son compatibles con las obligaciones emanadas de la Convención, por ejemplo, cuando obliga a tipificar como delitos la fabricación y tráfico ilícitos de armas de fuego; cuando exige el marcaje de armas de fuego o la obligatoriedad de establecer sistemas eficaces de marcaje; o cuando promueve el intercambio de información y la asistencia legal mutua y la extradición de presuntos responsables.

De la misma forma, la CICAD, en colaboración con el Comité Consultivo, ha tomado un papel activo en la Convención, promoviendo la implementación de las disposiciones sobre las licencias de exportación, importación y tránsito, a través del Reglamento Modelo, mediante tres seminarios regionales realizados en los últimos diez meses cubriendo así a todos los países miembros de la OEA.

Aún consciente de las dificultades constitucionales, en la mayoría de casos, o políticas en unos pocos, es urgente hacer un llamado a todos los países que aún no lo han hecho, para avanzar en la firma, la ratificación y la adopción interna de la Convención. Hasta el 25 de enero de este año, 33 estados han firmado la Convención y 15 de ellos han depositado los respectivos instrumentos de ratificación y el Continente debe seguir siendo un ejemplo de su visión decidida contra el uso ilegítimo de las armas.

Señor Secretario Embajador Ruiz Cabañas, señoras y señores Observadores y Delegados:

La OEA viene respondiendo de manera eficaz a los retos que enfrentan nuestras democracias. Hemos creados los instrumentos jurídicos y operativos necesarios para combatir el terrorismo; contamos con instrumentos especializados y de gran respeto en la lucha contra las drogas. Y tenemos así mismo mecanismos o herramientas para enfrentar los desafios en materia de seguridad que enfrenta el hemisferio. Podemos decir hoy que hemos ido construyendo una agenda de seguridad hemisférica y al mismo tiempo además de las herramientas hemos avanzado en la definición de espacios apropiados para discutir y los temas y tomar decisiones colectivas. Son estos elementos parte importante de la base de la cual parte la Conferencia de Seguridad que se va a realizar posiblemente en el 2003 y que fue dispuesta por los Jefes de Estado y Gobierno en Québec.

Pero de la misma forma, tenemos que ser conscientes que mientras haya millones de armas ilegales, que alimentan el tráfico internacional y que llegan a manos de niños y niñas, manipulados para producir una espiral de violencia y anarquía, será muy difícil consolidar el imperio de la ley y de la autoridad legítima y democrática. Por eso vale la pena insistir hasta la saciedad en la urgencia de las ratificaciones. Y en darle pleno respaldo de la Secretaria General a la tarea del nuevo Secretario del Comité Consultivo, para abordar las tareas inmediatas de promover el intercambio de información y d experiencias en la lucha contra el tráfico ilícito de armas; en promover actividades de cooperación y de capacitación, así como en el acercamiento de las autoridades responsables de estas tareas en el Hemisferio.

Mis mejores deseos par el éxito en las jornadas por venir.



Muchas Gracias.